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jueves, 24 de mayo de 2012

Diego Moreno: “Podría definirme como un emigrante de lujo”

Pese a que muchas veces siente estar empezando de nuevo, no puede negar que la diosa fortuna estuvo de su lado desde que puso sus pies en la Bella Italia. Han trascurrido 20 años, y el ítalo-argentino Diego Moreno puede decir con satisfacción que siempre vivió de la música y que no tuvo esperar mucho para ver sus sueños hechos realidad. Sin embargo, la nostalgia por su Mar del Plata siempre lo acompañó, y aunque su partida fue una elección suya, asegura con conocimiento de causa que: “La vida de alguien que deja su tierra por un motivo u otro casi nunca es simple”.
Conozcamos a este cantante, músico, compositor, productor, y además,  escritor que tiene el orgullo de ser el autor de la primera biografía de Carlos Gardel en lengua italiana.
Durante los primeros años de la juventud-período  en que se gesta lo que seremos en el futuro-, no todos saben qué ruta tomar en cuanto al aspecto profesional u ocupacional, usted ya lo sabía en el fondo de su corazón, pero no se decidía a dar el primer paso para abandonar la Facultad de Arquitectura y lanzarse de lleno a la música, ¿qué hecho o circunstancia le anunció que era el momento de hacerlo y cómo reaccionó su familia ante esta situación?

No sé bien si ya lo sabía, pero percibía que tenía que intentar otro camino. Claro hoy,  después de 20 años de carrera con mi música, parece que la elección fue acertada, pero en verdad muchas veces me da la impresión de volver a iniciar el camino desde el principio. La circunstancia fue que en octubre del 1989 hice el Teatro Colón (“A pesar de todo”, el título del espectáculo) con un show en el cual interpretaba el 50 por ciento de canciones de mi autoría y el 50 por ciento de clásicos de la música argentina (tango, baladas, etc.) de autores y artistas que admiraba como Fito Páez y Carlos Gardel, entre otros. El teatro se llenó y la crítica fue muy positiva.

Luego de su actuación en el Teatro Colón de Mar del Plata las puertas del mundo de la música se le abrieron de par en par, sin embargo, opta por emprender viaje a Europa ¿qué lo impulsó a dejar su tierra y plantear su carrera musical en otro sentido?

Intenté algunos encuentros en Buenos Aires. En Argentina se dice: “Dios está en todas partes, pero atiende en Baires”. En esa ocasión no me encontré probablemente con las personas justas,  así que evalué la idea de viajar no tanto por el hecho de emigrar sino para intentar vivir de la música. Tenía unos muy buenos amigos en Italia (en Sicilia) que me invitaron a pasar un tiempo con ellos y fue así que me decidí y emprendí el viaje.

Para alguien que procede de Latinoamérica la adaptación no siempre resulta fácil ni rápida, ¿cómo se efectuó en su caso? Y ¿la nostalgia? ¿Echó mucho de menos su Mar del Plata? ¿Cómo se las arregló para que no postergaran o paralizaran sus proyectos? ¿Sigue siendo dura la vida de un inmigrante artista?

Soy argentino, marplatense de alma, aunque de origen italiano (pero cabe destacar que mis abuelos eran marplatenses). La verdad es que la adaptación no fue trágica.  En su momento iba descubriendo las cosas con una “óptica muy romántica”. Tuve la fortuna de comenzar a trabajar con la música casi inmediatamente y eso me permitió planear cosas,  “soñar mucho” y de a pocos ir realizando sueños desde ya. Extrañé también y mucho. En alguna canción de entonces (que casi ni recuerdo) creo haber escrito: “tiempo de contar estrellas”. La vida de alguien que deja su tierra por un motivo u otro casi nunca es “simple”. Hoy por hoy no es “simple” ninguna vida y yo me siento afortunado. Podría definirme como un “emigrante de lujo”. Claro está que fue mía la elección de partir y eso lo tengo muy presente. Nadie me obligó a hacer este camino.

Es un artista que creyó en sus sueños
Establecido en Italia se vinculó al grupo TAWA y, según sus propias palabras, “revolucionó” su estilo en forma y fondo, cuéntele a los lectores, sobre los antecedentes, ¿cómo conoció a sus integrantes y cuál fue su aporte más significativo al grupo?

El encuentro fue realmente casual. Me encontré con Roberto Lagoa (músico argentino fundador del grupo, aerofonista de Jaime Torres y Mercedes Sosa) en el Correo Central de la ciudad de Nápoles. Fue  increíble pues esa mañana yo no tenía nada que hacer y en vez de enviar mis cartas (no era todavía la era de los emails) en el Correo de Pozzuoli (la pequeña ciudad donde yo vivía) me fui “de paseo” al Correo Central y ahí mismo de un modo muy casual me encontré a Roberto, que luego me llevó a su casa y me hizo conocer el resto del grupo. Desde entonces y hasta hoy con Roberto existe una amistad que perdura en el tiempo. En cuanto a mi aporte, creo que sobre todo,  fue incluir la “voz solista” y un “estilo” que mezclaba rock & reggae, pasando por el pop y la balada. Seguramente algo “diferente” a lo que ya proponía TAWA, que era sobre todo música andina instrumental.

Definitivamente, su presencia en TAWA le dio el impulso que le faltaba al grupo y pronto recorrieron todos los rincones de Italia, aparecieron los primeros discos y fueron habituales en los programas más importantes de la RAI (Radio Televisión Italiana), el panorama y el futuro no podían ser mejores, ¿no?

Como volumen de trabajo, fueron años impresionantes.  Llegábamos a hacer más de 110 show en un año, una cifra realmente notable. Así pasaron más de 7 años,  y luego, bueno, llega un momento (le sucede a muchos grupos) que algunos componentes (yo mismo) deciden caminar otros senderos musicales. Así llegamos al año 2000 y yo, con ganas de emprender un camino solista. En realidad en mi caso, de retomarlo,  pues en Argentina, si bien tuve varias bandas,  mi identidad a partir del 1997 era ya como Diego Lemmi solista.

Luego, se le presenta la oportunidad de estrenarse como compositor y arreglista, y lo hace para Fred Bongusto, un mito de la canción italiana. Trabajó para él, pero también surgió la amistad, ¿Qué le aportó ese período al lado de Bongusto?

Es un privilegio poder acercarse a un “Grande” y Fred lo es. Mi colaboración dura hasta el día de hoy. Seguramente he aprendido mucho gracias a su cercanía; experiencias que van desde la grabación con orquestas a,  por ejemplo,  varios Tours Live: Brasil, Uruguay y mi amada Argentina. En especial, tengo gratos recuerdos de un par  shows formidables: en el Teatro Coliseo de Buenos Aires, y en Punta del Este (Uruguay),  compartiendo escenario con Mercedes Sosa, Luis Miguel, Jaime Ross  y muchos de los Bigs del mundo. Decir que uno “colabora con Bongusto” en Italia es sinónimo de “clase y elegancia musical”. Grazie,  Mr. Fred.


A partir del 2001 con la aparición de su primer disco como solista, su carrera musical se tornó distinta y mejor para usted, sobre todo tras el rotundo éxito de su versión del tema “La vida es un carnaval” de la recordada Celia Cruz, ¿le pesó en algún momento la responsabilidad de grabar uno de los últimas canciones más representativas de una leyenda de la música latina?

Fue un pasaje importante, venía de TAWA (grupo/band) y pasé a ser Diego Moreno (solista). Me propusieron hacer la canción “La vida es un carnaval” y sumar un inédito: “Pacharán”, un tema que escribí en el País Vasco, durante un viaje de visita a un amigo fraterno argentino que vivía en San Sebastián. La versión que me habían hecho escuchar de “La vida es un carnaval” era la de un grupo desconocido que la interpretaba en el hall de un hotel de Cuba. Así que a decir verdad, no sentí el “peso”, pues hasta ese entonces la canción no había llegado a Italia. De hecho mi arreglo es totalmente diferente al de la gran Celia Cruz y eso me valió un reconocimiento como “Mejor versión Alternativa”. Para mí un orgullo.

Su inspiración depende de su estado anímico
Entre sus trabajos propios y sus colaboraciones el número sus discos son muchos, y todos tienen un espíritu y melodías muy particulares, ¿qué inspira a Diego Moreno y cómo se ve a sí mismo como cantante y compositor?

En mi caso, siendo prácticamente autodidacta, no hay una regla o un manual para componer. Trabajo sobre la melodía;  a veces “nace” otras no.  La inspiración, como imagino a muchos artistas, me la da sobre todo mi estado anímico. Compongo casi todos mis temas con la guitarra. Aunque ha sucedido que he escrito alguna canción en un piano…prestado (risas). Busco alguna frase para iniciar y desde ahí,  trato de escribir el texto. Otras veces (como ocurrió con “Pacharán”) sucede que escribo primero un texto, que luego modifico y acomodo a la melodía si es necesario. No puedo dar un juicio sobre mi obra, pero debo decir que algunas cosas me gustan más que otras. Probablemente si tuviera que elegir una canción, escogería “Vivir”. La pueden escuchar en mi página web www.diegomoreno.net o si quieren bajarla en iTunes. http://itunes.apple.com/us/album/italoargentino-modugno-es/id482863527

Los miles y miles de admiradores de Carlos Gardel recibieron con amor y gratitud su libro-CD “Cada día canta mejor il mio Don Carlos Gardel” (versión en Español “La voz del tango. Mi don Carlos Gardel”). Se lo dedicó a su padre don Héctor Lemmi, Fundador de la Sociedad de Admiradores de Carlos Gardel en Argentina, y es sin duda, uno de sus ambiciosos proyectos llevados a cabo, ¿cuánto tiempo de investigación le demandó recopilar los datos para su libro y qué le significó componer pensando en Gardel?

En realidad el libro-CD tiene dos ediciones porque nace en el 2006 como “Cada día canta mejor mi Don Carlos Gardel” (edición italiana “Sigma/Simone Editori” y la edición española es de la “Ramalama Music” de José Ramón Pardo). La nueva edición italiana “La voce del tango”(http://www.stampalternativa.it/libri/978-88-6222-155-9/diego-moreno/la-voce-del-tango.html) (Editori Stampa Alternativa) es del 2011, con nuevos capítulos, nuevas fotos y diagramación gráfica. Está de más  decir que me siento orgullo de poder ser el autor de la única biografía de Carlos Gardel en la lengua del “Dante”. Para contar de Gardel, se necesitarían muchas más páginas que las 150 de mi libro, pero yo llamo mi libro una “iniciación al universo gardeliano” y la verdad, ha tenido una aceptación más que óptima si solo consideramos que la primer edición vendió más de 3 mil ejemplares y la nueva va por muy buen camino. Más que componer “pensando a Gardel” he querido sumar al libro un CD en el cual interpreto y versiono algunas canciones del “Zorzal Criollo” y tres canciones mías, entre las cuales,  una milonga que se llama “Muñeca” y de la cual también hemos filmado un bellísimo “Vídeo clip” http://www.youtube.com/watch?v=QL08HZj_Ezw en el Barrio La Boca en Baires, prácticamente en “Caminito”. Como tú dices este libro está dedicado a mi padre (quien fue el “culpable” de haberme hecho amar Gardel desde pequeño).  Era lo mínimo que podía hacer.

En cada disco sorprende a sus seguidores, y un ejemplo de esto es el álbum “Venceremos” (2006), donde recopila las canciones revolucionarias más representativas a nivel latinoamericano, ¿qué ideas o sentimientos lo condujeron a abordar el tema político que en todo lugar, y no sólo en ese punto del planeta, crea enormes controversias sino conflictos armados? ¿Cómo emprender un proyecto de dicha naturaleza sin dejar de ser neutral?

Fue la propuesta  de un productor ítalo-inglés Roy Tarrant, con el cual habíamos producido un proyecto de 30 canciones “clásicas latinoamericanas”, (CD triple que llevaba el nombre de una canción mía “Ritmo Loco”, año 2005). Roy se había quedado muy contento con el resultado del álbum y es así que me propuso realizar, producir y dirigir otro “macro proyecto”: 40 canciones latinoamericanas representativas de las varias revoluciones y conflictos sociales de la historia contemporánea. Lo pensé un poco y acepté. La condición mía fue hacerlo como si fuera un “recorrido histórico musical”, es decir, con suma profesionalidad pero podría decir tranquilamente en modo “neutral”.  La verdad estoy muy contento del resultado. De hecho el CD ha tenido mucha aceptación. De todas formas no es un disco de Diego Moreno. Yo fui el Director artístico. Interpreto solo un par de temas y una versión de “Bella Ciao”,  canción emblemática de la “Resistencia Italiana” contra el nazismo.


Considera que estamos aprendiendo
a ser cuidadanos del mundo
Al respecto, ¿los artistas, y en su doble caso de cantante y compositor, deben exponer sus posturas políticas en su creaciones?


Cada uno es libre de hacerlo. Personalmente he escrito más al amor pero soy autor también de algunas canciones, como por ejemplo,  “A pesar de todo” que está en el CD “Venceremos”,  donde expreso lo que siento y que “no me va” de esta sociedad. Pero creo que si un valor tiene la música es el de poder ser un lenguaje transversal de unión. De todas maneras, me gustan muchas canciones llamadas “de protesta”, así como también, las “eternas melodías de amor”.  Si pudiera una canción ser fuente de “hermanamiento” y no de “enfrentamientos” sería un mundo mejor. Pienso a lo “Imagine” de Lennon.

¿Le gusta que lo definan como un cantante y compositor ítalo-argentino? Si es así, ¿en qué parte de su alma se ha instalado el italiano y dónde reside el argentino?

No me disgusta que me definan como ítalo-argentino (también nombre de mi nuevo trabajo discográfico distribuido a través de iTunes). Es en práctica mi vida y no solo musical. Hace 20 años que vivo en Italia y he pasado mis primeros 20 años de vida en Argentina. Me siento así pues, además que en mi lengua, he podido cantar y componer en italiano (en lengua napolitana CD “TangoScugnizzo”). He mezclado la música de mi tierra (el Tango) con la música clásica napolitana. Algo que ya Gardel en 1932 había experimentado (simplemente un Grande). Creo que no se puede amar el arte sin amar la Cultura Italiana. Son tantas las idas y vueltas entre Argentina e Italia y sus respectivas culturas que se reflejan de algún modo mi vida, sea privada o artística. Me parece justo me consideren ítalo-argentino. Pero ¡soy argentino, che! (risas).

Tenemos entendido que le gustaría editar un disco de boleros y baladas, ¿es un proyecto que se podría concretar a corto plazo?  ¿Qué canciones le gustaría incluir? ¿Habría algún tema de autoría?

Espero que sí. Dios dirá. Yo propongo. Bueno, me encantaría hacer algunas versiones de “capolavori” como “Cuenta Conmigo” de Chico Novarro o “Esta tarde vi llover” de Armando Manzanero. También algún tema de Fred Bongusto a “modo bolero”, como por ejemplo,  “Tre settimane”. Pero, sobre todo, sumar seis  o siete canciones que he escrito en estos últimos dos años; canciones muy íntimas pero que quisiera plasmar en un álbum. Quizá solo piano y voz. Ya les haré saber.

Como se habrán podido dar cuenta nuestros lectores, usted es un artista sumamente versátil y no hay ritmo que se le resista, pero nos cuentan que nunca dejará de ser un rockero, que es su esencia, ¿cuándo le soltará las amarras a ese espíritu rebelde?

Existe un CD (diría un buen demo) con siete canciones de corte fundamentalmente rock  que grabé en el 2003. No sé si tendré la oportunidad de editarlo, pero el alma sigue siendo rock. Si nos volvemos a encontrar recuérdamelo que seguramente te lo haré escuchar (risas)

¿La agenda de presentaciones que está programando incluye España o tendremos que esperar un poco más para verlo y escucharlo?

Amo España, y creo que mis proyectos podrían ser bien recibidos por el público español. He estado varias veces en Madrid y Barcelona, así como, en San Sebastián. Es increíble que aún estando relativamente cerca, no hayamos podido realizar grandes giras en la Península Ibérica. Siempre estoy dispuesto a viajar y a llevar mi música por doquiera que voy. Así que bienvenida sea una gira española. Y que sea pronto. ¡Vamos Sensi! (nombre de su representante en España)

Los que se fueron de su terruño siempre piensan en volver, muchos de visita o  algunos para quedarse, o quizá al revés, ¿se ve en un futuro residiendo en su Mar del Plata querida?

Retorno a Argentina una o dos veces por año. Claro no es lo mismo que “vivir”, pero he tenido la posibilidad de trabajar y volver con mi música. En estos dos últimos años he estado en mi país: durante la “Temporada de verano”, primero en el 2011 con un espectáculo que se llamaba “Modugno es Gardel” y este año con “’ÍtaloArgentino”. No solo nos ha ido muy bien sino que los dos espectáculos fueron “Nominados para el Premio Estrella de Mar”. Un reconocimiento importante. Otro orgullo para mí. En el futuro no descarto la posibilidad de retornar definitivamente. Mar del Plata es mi primer amor, y el tango dice: “Siempre se vuelve al primer amor”.

¿Cómo se da ánimos cuando no ha tenido un buen día? ¿Cuál es el motor que pone en marcha su vida?

Vivimos un momento histórico complejo, una “globalización” que nos deja seguido una especie de sinsabor, de angustia general. Estamos aprendiendo a ser “ciudadanos del mundo”. No puedo negar ser un privilegiado en el sentido de que amo y vivo de lo que es mi pasión: la música, pero así y todo, los días negativos existen. Trato de pasarlos como puedo. A veces pensando que después de la tormenta llega la calma. Los momentos “no” abren la puerta a momentos “sí”. Es un poco ley natural. Así como también lo es que la vida te da y te quita. Pero bueno,  hay que vivir. Siempre vale la pena vivir

Si desean saber más de Diego Moreno, su trabajo o adquirir
sus CDs pueden pinchar el siguiente enlace:
http://www.diegomoreno.net/biografia.htm

sábado, 19 de mayo de 2012

Alejandro Pérez Guillén: "La literatura como la vida está salpicada de blancos y negros"

Se define a sí mismo como un aprendiz del verso y manifiesta rotundo que escribe sólo cuando tiene algo que decir. Es que al escritor, y sobre todo, al poeta Alejandro Pérez Guillén las musas a veces lo pillan por sorpresa y  en esos casos no tiene más remedio que “secuestrar una servilleta” si es que se halla en un bar o, en otras circunstancias, quizá aprovechar la complicidad del móvil para teclear presuroso un mensaje poético que luego pide a gritos ser abierto.
Entorno a los prejuicios que suelen acompañar a la figura de un poeta expresa que parte de su poesía lucha por acabar con dichas ideas estereotipadas con las que no está de acuerdo. “No he sufrido ningún trauma infantil y, sin embargo, me encanta la poesía”, afirma.
Conozcamos a este autor que revela que comenzó a escribir retándose a crear poemas mucho más malos de los que se publicaban en ciertas revistas adolescentes de su época.
¿Un poeta para ser tal ha de poseer el alma de una esponja para absorber y concentrar emociones, y luego tener la habilidad de devolverlas al exterior con un aspecto más bello pero no menos triste, nostálgico o desesperado? ¿Se puede vivir así?  O debemos entender que el poeta es también un buen actor. O tal vez  un “fingidor” como expresa Fernando Pessoa en su poema “Autopsicografía”.
No creo que la palabra actor o fingidor sea la que defina la esencia de un poeta. Lo cierto es que la poesía suele venir de la memoria, del recuerdo, y es cierto que el trasvase del mundo de las ideas al de las palabras tiende a sufrir variaciones, de la misma forma que cuando uno se decide a traducir a un autor extranjero. La poesía es un paisaje de matices que va ganando o perdiendo color según la pericia del que escribe. Es una manera particular de recibir la realidad a través de un filtro tan poderoso como humano, la sensibilidad del poeta ante lo que percibe, la percepción del poeta ante lo que contempla.
La mayoría, en algún momento de su vida, se sintió inclinado a escribir poesía por diversos motivos: enamoramiento, soledad, vacío, etcétera, pero ¿cómo es que espíritu sensible se da cuenta que lo suyo no es producto de una momentánea alteración emocional  y realmente tiene un don y su camino es el de intérprete y vocero del sentir propio y ajeno?
Uno empieza a escribir simplemente porque necesita sacar hacia fuera, desatar el nudo de emociones que lo embarga, que le impide realizarse como persona, ser libre y actuar, en la medida de lo posible, de forma objetiva. Uno escribe porque la escritura es su forma de ser, de definirse y no llega a ser consciente de que se comporta como un poeta hasta mucho más tarde de serlo. De todas formas, yo me considero un aprendiz del verso que de vez en cuando llega a la gente. Para mí la poesía es comunicación y no llega a ser un producto acabado hasta que no recibe respuesta por parte del lector. Cuando este se identifica claramente con el poeta, con el poema, a pesar de no haber vivido la misma experiencia. Cuando el lector hace suyo aquel texto que lee. Entonces el libro se defiende por sí mismo y no hacen falta palabras que lo acompañen.
En su caso, por ejemplo, fue el  típico niño solitario y melancólico que no encontró mejor forma de entenderse y entender el mundo que expresando sus inquietudes y emociones a través de escritos poéticos, cuéntenos,  ¿en qué momento aparece en su vida el susurro de la poesía?
Desde que tengo uso de razón he sentido predilección por el verso sin saber muy bien por qué. Me imagino que la figura de mi padre, como profesor de lengua en primaria y luego como autor de letras de carnaval, ha desempeñado un papel capital en mi desarrollo literario. Yo he llevado a cabo una infancia feliz, normal. He tenido mis amistades y no he encontrado excesiva dificultad a la hora de relacionarme con las personas. Sin embargo, la timidez ha sido un rasgo que me ha marcado cuando era un niño, un traje que se ha ido quedando pequeño conforme he ido creciendo. Y no he tenido más remedio que colgarlo en el baúl de la memoria. Empecé a escribir por timidez y ahora lo hago por necesidad.
¿Por qué muchos generalizan y consideran que todos  los poetas son – o han sido- en mayor o menor grado introvertidos, marginales, pesimistas, adictos, conflictivos o suicidas? ¿Qué opina al respecto?
Yo no estoy muy de acuerdo con estas afirmaciones y gran parte de mi poesía radica en luchar contra los tópicos establecidos que no conducen a nada. Personalmente soy una persona que disfruta tanto con el deporte como con la literatura sin que ello deje de ser un rasgo extraño. Me considero una persona sociable y amable, que intenta estar cerca de sus lectores. No he sufrido ningún trauma infantil y, sin embargo, me encanta la poesía. En líneas generales soy una persona feliz, afortunada, que intenta vivir la vida sin querer hacerle daño a nadie. Quizás no sea una persona con demasiadas ambiciones. Me conformo con dos o tres ideas que son innegociables y el resto siempre se puede modificar.
Una de sus preocupaciones es el fomento
de la lectura infantil
 ¿Hubo quien se salvó de ser etiquetado y logró romper con el estereotipo? Y, algo más, ¿existe el poeta alegre y la poesía optimista en el mundo occidental? ¿Podría dar nombres?
Quien vive fuera de las etiquetas es un fuera de serie y yo sólo estoy aprendiendo a convivir con la poesía. Soy un poeta que puede cantar a la muerte, pero en la mayoría de los casos mis poemas suponen un canto a la esperanza, a un optimismo que nos debe acompañar siempre para seguir adelante, para afrontar los sinsabores de la existencia. Alberti era un poeta vitalista. La literatura como la vida está salpicada de blancos y negros, de días azules y días nublados. Debemos ser conscientes de la realidad y no empeñarnos en cambiarla.
Su vida gira entorno de los libros, escribe, publica, es bibliotecario,  da charlas, dicta talleres, pero también es promotor cultural y columnista en varios medios de comunicación impresos, ¿cómo un licenciado en Filología Hispánica llega eso e incluso a ser considerado “un escritor de la nueva hornada dentro de la literatura andaluza”? Imaginamos una enorme lucha previa para alcanzar esos logros, ¿estamos en lo cierto?
El hecho de que mi vida fluya en torno a la figura del libro no es nada descabellado, pues, desde que tengo uso de razón, la poesía se ha convertido en una compañera inseparable. Leía versos sin descanso, aunque he de confesar que el mayor impulso para que yo escribiera se lo debo a revistas adolescentes o juveniles como el “Vale” o “Súper Pop”. Un titular horrible que derrumbaría toda mi carrera literaria, que tiraría por los suelos mi escaso prestigio. Recuerdo que mis compañeras de clase no hacían otra cosa más que copiar en sus cuadernos unos poemas de dudosa calidad que aparecían en esas revistas y yo me propuse escribir poemas tan malos como esos. A fe que lo conseguí. Mis nuevos poemas de tres o cuatro versos eran mucho peores que los que desfilaban por las hojas de la revista con la diferencia de que ahora los escribía yo. Más tarde, empecé como todo principiante, a imitar a los maestros hasta que, sin darse cuenta, uno ha adquirido un propio estilo, un tono distinto que lo define como persona y como autor. Miles de lecturas y el bagaje de mi propia experiencia me han conducido al lugar en el que ahora me encuentro.
Pero también es crítico de libros, ¿de qué manera realiza su tarea teniendo en cuenta que también estará sometido al juicio de otros en cualquier momento?  ¿Cuál es el estilo de su crítica? Y, sobre lo mismo, ¿cómo le ha tratado la crítica a usted?
La función de crítico ha surgido de forma involuntaria. En primer lugar, cuando mi amigo Francisco Alberto y yo decidimos crear una revista llamada “Parthenón” o “Ruinas de la palabra”, abrimos una sección donde llevábamos a cabo reseñas de libros que nos gustaban. Posteriormente, el horizonte de la revista extendió sus alas hacia una serie de actividades culturales que giraban en torno a la literatura. Nos sirvió para traer a nuestro pueblo a escritores de cierto renombre y nosotros mismos nos encargábamos de presentarlos. Más tarde, empecé a trabajar en la biblioteca e iniciamos, gracias a la labor impagable del Centro Andaluz de las Letras, un ciclo denominado “Lecturas literarias”, con el objeto de que la mayoría de escritores andaluces deambularan por Benalup, leyendo sus poemas o presentando sus libros. También en Cádiz he tenido la fortuna de estar al lado de grandes personajes del mundo de las letras (Álvaro Pombo, Mercedes Abad, Miguel Ávila Cabezas, Eduardo Mendicutti, Félix Palma, Pilar Paz Pasamar, Juan José Téllez…). En mi web se pueden contabilizar más de 100 reseñas de libros. En cuanto a como se ha portado la crítica conmigo, sólo puedo decir que estoy satisfecho con lo que he leído. A nadie le disgusta que reseñen sus libros, aunque los mayores críticos son los lectores, quienes ponen en tela de juicio tus ideas y tus versos.
¿Cómo efectúa su trabajo poético? ¿Ha establecido un horario  y escogido un espacio determinado para entregarse a su labor?  O quizá su experiencia le indica que el llamado de las musas es caprichoso y no es necesario un ritual de trabajo diario, cuéntenos, por favor.
No tengo una manía definida a la hora de escribir, ni me circunscribo a un horario determinado, pues concibo la literatura como placer y sólo escribo cuando me apetece, cuando creo que tengo algo que decir. De todos modos, prefiero la noche para poner por escrito mis versos, fundamentalmente porque es el marco ideal donde la tranquilidad campa a sus anchas, donde las preocupaciones se han ido perdiendo por el sumidero del día y la paz reina en el escenario de mi casa. Eso no quiere decir que en ocasiones alce la pluma contra el papel durante la tarde o por la mañana. Generalmente esbozo el boceto de un poema y lo guardo en el cajón del olvido hasta que pasan los días suficientes como para analizarlo con objetivad, desde la distancia. Lo vuelvo a leer con la esperanza de que sobreviva al juicio cruel del tiempo y, si considero que merece la pena, empiezo el proceso de poda. Empiezo a darle forma definitiva. Eso sí, no me embarco en el proceso de creación hasta que no veo con nitidez el final. Pues el poema debe finalizar con un giro inesperado, una vuelta de tuerca más, un gesto de sorpresa impresa en los labios del lector.   
Son muchos los poetas que se resisten a usar el ordenador a la hora de escribir. Lo siguen haciendo a mano y no piensan pasarse a la modernidad, ¿es usted uno de ellos?
Suelo escribir los poemas a mano, en una servilleta de papel secuestrada en la mesa de un bar, en un folio en blanco que añora el llanto de tinta de mis palabras, en un mensaje al móvil que espera impaciente que lo abra, en el desván de la memoria cuando me encuentro conduciendo y lo que hago es repetir incesantemente el verso que ha brotado en la carretera, en una libreta que suele acompañarme allá donde voy o en lugares insólitos capaces de retener a las musas. Sin embargo, los cuentos o relatos acuden siempre al ritmo acompasado de las teclas de un ordenador.
Su primer libro de relatos
En sus inicios le fue complicado encontrar una editorial que le ayudara a cristalizar  su sueño de publicar, ¿cuál es su experiencia al respecto?
La verdad es que no he tenido problemas a la hora de publicar desde el principio. En ocasiones me han pedido un poemario antes incluso de haberlo acabado. Pero no nos engañemos, siempre en editoriales pequeñas. Las grandes editoriales exigen un bagaje impoluto o el reclamo de un premio. Y yo he sido siempre muy perezoso a la hora de mandar mis versos a pelearse en un concurso. Mi siguiente paso debe ir destinado a alcanzar este objetivo. Una editorial de prestigio que sea capaz de amparar mis poemas.
No le fue fiel a la poesía por mucho tiempo, pues tras varias exitosas publicaciones en dicho género, decidió probar otra forma de expresión y editar  un libro de relatos cortos titulado “La otra realidad” (Aladena, 2009), ¿por qué el cambio? ¿Qué le ofrecía la narrativa que no podía darle la poesía? Explíquenos
Es una historia muy sencilla y sin historia. Conocía a un amigo que llevaba un portal de Internet dedicado a las reseñas literarias que amplió sus horizontes hasta el punto de que llegó a formar una pequeña editorial. Fue muy claro conmigo. Me comentó que le gustaban mis poemas, pero que no pensaba publicar poesía. Es de esas personas que creen que la poesía no se vende. Me indicó que el original se le pasa a un grupo de 10 personas y, si a seis les gusta el proyecto, se publica. Durante unos meses me divertí mucho escribiendo relatos con una carga de humor considerable y se los entregué. El resultado no podía ser más esperanzador. A nueve personas le había encantado el libro y a una le había horrorizado. Ojalá ese porcentaje perdure para siempre cuando se analice mi obra.
¿Qué concordancias y diferencias detecta- al margen de las formas, claro está- entre su poesía y su narrativa? ¿Cómo se percibe en estos géneros? ¿Se refleja de algún modo el poeta en sus relatos?
Mi primer objetivo descansa en cuidar la forma al máximo. Puede que haya gente que no le guste mi estilo, pero procuro que no puedan decir que esté mal escrito. Mi prosa es una prosa que cada vez se aleja más de la poesía, aunque a veces es imposible, pues mi condición de aprendiz del verso subyace oculta entre determinadas palabras, entre la hojarasca de algunas frases. En líneas generales es un mismo estilo que se adecua cada vez con mayor claridad al género en el que se embarca.
Junto al destacado escritor
Álvaro Pombo
En los últimos tiempos ha estado sumamente solicitado en  diversos puntos de Andalucía  y creemos que de tanto recorrerla ya la conoce como la palma de su mano, infórmenos sobre las actividades que demandaron su atención en cada de uno de esos lugares.
Todos esos viajes han conformado el mapa sentimental de mis versos, se han centrado siempre en el afán de luchar a favor del fomento de la lectura, desde aquellos que posan sus ojos por primera vez en un libro hasta aquellos que no conciben la vida sin la literatura. Han dado sentido a mis poemarios, pues concibo la literatura como comunicación y en ese deambular por la geografía andaluza me he topado con mis lectores, mis poemas han vivido por fin un diálogo apasionado con aquellos que se encuentran al otro lado de la barrera y he aprendido muchísimo, me han enseñado mucho más de lo que yo les he dejado en la retina. Me he tropezado con un espejo en el que mirar mis defectos y mis virtudes y estaré eternamente agradecido.
En uno de esos compromisos, tuvo la oportunidad de presentar al escritor Álvaro Pombo en la Feria del Libro de Cádiz, ¿qué impresión le dejó el veterano autor?
Fue un honor compartir mesa con una figura de las letras españolas que, a diferencia de lo que uno pueda pensar, en ningún caso se comportó como un divo, sino como una persona accesible y encantadora, con una ternura infinita y un respeto mayúsculo hacia quienes se toman la molestia de adentrarse en sus escritos. Un seductor de la palabra que, con la varita mágica de su voz, cautivó a todos aquellos que asistieron al acto. Una imagen tan natural como la de cualquier ser humano. Una forma de acabar con el mito de que los escritores famosos viven en una burbuja impermeable a la realidad de la calle, un modo de demostrar que los escritores en principio son personas de carne y hueso, una manera de ganarse al público contándonos aspectos de su vida que la mayoría desconocía. Y un sentido del humor que ayuda a seguir hacia delante en unos tiempos que corren ajenos a la lírica.
Finalmente como en una historia de amor con reveses, usted vuelve con su novia de siempre: la poesía, y nos presenta una nueva obra “Matar a Narciso” (Editorial Alfar), ¿cuánto hay de autobiografía, de la vida ajena y de la imaginación en este nuevo poemario? 
“Matar a Narciso” es un poemario que encierra una de las máximas de mi poesía: acabar con los tópicos que de tanto repetirse parece que nadie quiere rebatirlos. Estoy cansado de la idea de que los poetas son unos narcisistas que no paran de mirarse el ombligo, cuando la función primordial del poeta radica en darse a los demás, en contemplar por medio de su sensibilidad el mundo exterior. “Matar a Narciso” representa la madurez del ser humano en tres etapas. En un primer momento, desfilan por el verso el viaje físico que toda persona realiza en su vida, los espacios que lo han definido. Esta fase es común para todos. En “arco iris en blanco y negro” pretendo hacer examen de conciencia y contemplar el pasado desde la distancia, como fotos que han ido perdiendo color en la memoria. Y finalmente, alcanzo la madurez a través de un viaje interior que se ha gestado en mí gracias al recorrido geográfico anterior y la reflexión sobre el paso del tiempo. Ahora soy libre de denunciar a mis fantasmas, de hacerles frente y censurar la parte de la realidad que nos desagrada. Toda mi poesía parte de una anécdota real o sentida que en el transcurso del poema se diluye y termina desapareciendo para crear un sentimiento universal.
Su más reciente poemario ha despertado mucho interés en sus lectores, sobre todo tras leer lo que dijo de usted,  la escritora Rosario Troncoso González: “Alejandro Pérez Guillén tiene la maestría suficiente para reinventarse, para reinventar su personalísima poética en cada ejercicio lírico”. Al respecto, ¿cuántas veces puede reinventarse una persona o un autor sin confundirse a sí mismo, confundir al resto o atentar contra su originalidad o su verdadero ser?
Uno mantiene la esencia intacta, pero odia repetirse. Por esa razón hago que Narciso nazca, crezca y se desarrolle en cada obra y lo dejo bien muerto y enterrado para que sea otro Narciso quien se eleve en el siguiente libro. En cada trabajo hay un Alejandro distinto, que, por eso, no deja de ser Alejandro.
La poesía seguirá aferrándose a la vida con uñas y dientes, al igual que los que persisten en hacer poesía, pero ¿hasta cuándo?  ¿Por qué y para qué resistir?
Quienes esbozan la poesía como un medio de subsistencia no pueden abandonarla nunca. No me refiero a ganar dividendos con ella, sino a convivir con un mundo y una sensibilidad acordes a la lírica. Quizás me convierta en un náufrago, pero podré llevarme a mi isla desierta las palabras. Ellas nunca me dejarán o, mejor dicho, yo no tendré fuerzas para dejarlas a la intemperie, sin un folio en el que cobijarlas.
Si desean saber más del autor o su obra
pueden pinchar en el siguiente
enlace:
http://alejandroperezguillen.es/



sábado, 12 de mayo de 2012

Marita Troiano: “Poner nervio y pasión en la escritura es fundamental”

Cuando niña quiso tener una lámpara mágica a la que pedirle saberlo todo, luego de más grandecita se propuso leer el diccionario en su integridad, pero no pasó de las primeras letras. Más tarde descubrió en el hogar de sus abuelos su camino más viable hacia el conocimiento: los libros. Sin embargo, a Marita Troiano, la protagonista de esta historia, le supo poco ser una mera depositaria la experiencia de otros, pues dentro ella  miles de ideas y sensaciones entrelazadas demandaban materializarse, pero también el exterior se abría ante sus ojos y no desoyó la voz que le imponía como misión ocuparse de la vida de sus semejantes. Fue entonces que nació la narradora sensible y comprometida con los temas sociales, y a la vez, y   sobre todo, la poeta de la emoción y el sentimiento traducidos en versos exentos de palabras sofisticadas y experimentos estilísticos.
Pero la vate chinchana (Ica, Perú) es además una artista de los audiovisuales y una infatigable comunicadora cuyo accionar abarca diversos campos en apariencia disímiles e imposibles de compatibilizar en la práctica.
Conozcamos, pues, a esta autora que escribe sus versos a mano, mantiene vivos sus fantasmas, no participa en concursos literarios y que se atrevió a publicar un poemario emulando el lenguaje y contenido de la poesía del Siglo de oro español.

Fue siempre una especie de heroína que se entregó por entero a la vida, los seres humanos y la literatura, y así su trabajo se plasma en proyectos a favor de la infancia, la mujer, el desarrollo urbano y pequeñas empresas, y claro está, no podemos dejar de lado su actividad poética que se refleja en notables e inolvidables poemarios como “Mortal in puribus” (Lluvia Editores, 1996), por ejemplo. Usted es la prueba viviente de que es posible hacer de la generosidad y la solidaridad un acto diario, sin que por ello, se vean afectadas nuestras actividades, necesidades u otras obligaciones. Por favor, detállenos su experiencia.

Nací y crecí en un hogar donde el agradecimiento y la generosidad no solo eran palabras que debían respetarse, sino acciones que debíamos poner en práctica cada día. Y cuando has aprehendido estos valores, no necesitas atarte un hilo al dedo para recordarlos, simplemente fluyen en tu accionar de cada día. Creo que la palabra escrita tiene un poder inconmensurable, por eso dirijo mi pluma hacia temas que considero fundamentales, como por ejemplo, luchar por los derechos de las mujeres y los derechos de la infancia, creando conciencia sobre esos temas urgentes y con hechos concretos, hacer cierta la solidaridad que necesita este mundo. Y si en ocasiones, he tenido que dejar de lado o postergar proyectos personales por alcanzar esas metas, no me arrepiento, pues  reconozco que son responsabilidades ineludibles, y que cuando las cumples, la dicha es indescriptible. Y después, para lo que deseemos a nivel personal, todo fluye.

Pocos saben en su país que, en mérito a su labor social y sus infatigables esfuerzos por difundir la literatura hecha por mujeres, fue galardonada como “La latina más destacada del 2006” en una cita que tuvo lugar en Nueva York, ¿alguna vez soñó con tal distinción? Porque debemos anotar que tuvo que enfrentarse a pesos pesados como presidentas de bancos, diseñadoras de arte, periodistas de renombre internacional, entre otras.

No esperaba un reconocimiento de esa naturaleza y la noticia me alegró muchísimo. No solo por lo que ese premio significaba, sino porque me lo otorgaban en una ciudad como Nueva York, la ciudad que más quiero después de mi tierra natal, Chincha. Con este galardón, se reconocía mi trabajo literario en favor de las mujeres y la infancia, el empeño puesto durante casi doce años, y fue compartido con otras destacadas mujeres latinas, pesos pesados como bien dices, ahí estaban Carolina Herrera, dos mujeres juezas, destacadas ejecutivas y periodistas que han cumplido con excelencia sus profesiones y oficios.

Concluimos que estamos frente a una mujer ávida de conocimiento, luego de revisar su amplia trayectoria profesional, no por nada es Licenciada en Sociología y Ciencias Políticas en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Pero no se contentó con esos títulos, pues además estudió para guionista de cine y televisión, también en la universidad anteriormente citada, y Fotografía artística en el Instituto Tolousse- Lautreac, díganos ¿ejerce todas esas carreras o tuvo que verse obligada a decantarse por una a dos?

Cuando era una niña, uno de los cuentos que más me gustaba era el de Ali Babá y los 40 ladrones, porque Aladino, el héroe del relato, tenía en su poder una lámpara de aceite que al frotarla, dejaba salir a un gigantesco mago, capaz de concederle todos sus deseos. Cada vez que llegaba a esa parte del cuento, imaginaba que también tenía mi lámpara mágica y entre los muchos deseos que pedía, era el de saberlo todo. Mi aventura en busca del conocimiento empieza leyendo el diccionario. Desde niña, me di cuenta que allí estaba todo lo que buscaba saber. Pero no llegué a pasar de la letra B o C, y cuando comprendí que no acabaría nunca, empecé a leer los libros de mi abuelo que más me atraían.
Después, estudié dos años de Economía, uno más de Letras, un ciclo de Artes Plásticas, y al final, me decidí por las Ciencias Sociales. Todo en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Luego, estudié Fotografía (aunque ya venía de autodidacta en ello), y Guión de cine y TV en el Centro de Teleducación de la Universidad Católica (CETUC). Como socióloga he trabajado en planificación urbana y en el diseño de proyectos de pequeña empresa para mujeres; como fotógrafa, no he dejado de trabajar en ello hasta la fecha, y como guionista, escribí algunos cortos para televisión y tres obras de teatro que espero poner escena pronto. Creo que nada es casual y  que todo aquello que aprendí, estudié o empecé a hacer de manera autodidacta, han sido los vectores que guiaron los rumbos de mi vida y mi escritura.

Una mujer sensible a lo que ocurre
en su entorno
Hemos dejado de lado su labor de editora hasta el momento, pero enseguida informaremos a los lectores que en 1996 fundó el sello editorial “Carpe Diem” (locución latina que significa: aprovecha el día). No hay duda que sigue al pie de la letra esta máxima, pero ¿qué razones la llevaron a abrir una casa editora propia?

Desde la escuela secundaria, me atrajo muchísimo el asunto editorial. En ese tiempo, participaba activamente en la edición de una revista escolar llamada “Alborada”, y años más tarde, cuando estudiaba en la universidad, elaboré un proyecto para publicar una revista para mujeres de clase media, que no prosperó pues no conseguí los fondos necesarios. Ya en 1997, un año después de la publicación de mi primer libro de poesía “Mortal in Puribus”, al organizar un recital por el Día Internacional de la Mujer en la Municipalidad de Miraflores, elaboré y publiqué una antología de poesía de mujeres, y allí nació “Carpe Diem”. Las razones para abrir una editorial propia, fue como verás, algo circunstancial, un poco producto del azar y la necesidad como dice Jaques Monod, y porque me di cuenta que conocía bien el proceso para editar y publicar un libro. Y así empecé y allí seguimos, tratando de hacer las cosas cada vez mejor, honrando cada libro con una correcta  edición.

Tenemos entendido que presta especial atención no sólo al contenido de los libros que decide publicar sino que además a la hora de editarlo busca que el exterior sea agradable a los sentidos. En otras palabras, atractivo. ¿Cree que muchos editores descuidan este aspecto por estar más preocupados por el texto?

No podría decir si lo descuidan o no. Hay muchas formas de trabajar la edición de un libro. En mi caso, considero que un editor (a), antes que nada, debe seleccionar la obra y luego aprehenderla. Es decir, ponerse en los zapatos del autor(a), sentirla suya, y después, en base a esta premisa, diseñar la edición cuidadosamente. Exagerando la atención a los detalles. Pero no hay que olvidar que un trabajo editorial serio, condensa un criterio justo, un buen conocimiento del lenguaje, experiencia en el diseño y diagramación y un acentuado sentido de la estética.

Declaró en alguna oportunidad que lleva su actividad de editora como un apostolado y que es muy cuidadosa a la hora de escoger a los autores a publicar, pero que cuando se halla frente a un texto que la conmueve, hace todo lo posible por abaratar los costos de edición aduciendo que  “un libro para que sea  bello no tiene que ser caro”. Lo suyo es un verdadero amor la literatura, ¿no es así?


Cuando digo que entiendo el trabajo de edición como un  apostolado, obviamente me refiero al realizado desde una editorial como la nuestra, es decir, una casa independiente, con mucha mística y sin ánimo de lucrar, una editora en la que se trabaja con tanta atención cada libro encomendado, que no medimos las horas de trabajo ni reparamos si el esfuerzo o los costos sobrepasan los cálculos iniciales.  Entiendo que editar un libro es prolongar el acto mismo de la escritura, de ahí la sensación de placer, derivada a la vez de un manifiesto amor a la literatura. Y es entonces, cuando aquello de  trabajar por amor al arte, se vuelve una grata realidad, y los beneficios que obtienes, alcanzan una dimensión mayor, que de hecho trasciende lo pecuniario.

E incluso leí por ahí que se da el trabajo de llamar a los autores de los manuscritos que le dejan para sugerirle ideas para mejorar en fondo y forma, sin duda actúa como especie de madre-asesora literaria. Hay pocas como usted en el mundo editorial.

Hacer eso no es ningún mérito, sino mi deber como editora. En un proceso tan delicado y exigente como es la edición de un libro, cuando se congregan tantos esfuerzos, es algo de vital importancia, establecer una abierta comunicación con el autor, vincularnos a través de su obra, caminar juntos durante el proceso de edición y por supuesto, como editora, sugerir y pautear lo necesario para lograr óptimos resultados. Por esa personalización en el trabajo, en “Carpe Diem” solo publicamos ocho o diez  libros al año para poder atender como merecen, a la obra y al autor.

Flanqueada por los escritores Washington Delgado
y Oswaldo Reynoso
La dejamos hace tiempo haciendo poesía y participando en recitales de esa índole por todos los rincones de Lima y provincias, y, hoy por hoy, al cabo de muchos años, vemos que ha seguido dándole a lo suyo. Se ha atrevido a publicar un poemario inspirándose en el lenguaje del Siglo de oro español. ¡Vaya tela!, como dicen por aquí.  ¿Cuánto tiempo le demandó dar a luz “Dando ansí por ty soy toda erranza” (Carpe Diem Editorial, 2010)?  Y, algo más, ¿qué la motivó a escribirlo?

A la fecha he publicado seis poemarios, en absoluta libertad creativa y consciente de la necesidad de crear nuevas formas de expresión, ajena al yugo academicista. Y precisamente, el poemario “Dando ansí por ty, soy toda erranza”, aunque recrea el lenguaje y los contenidos propios a la maravillosa poesía del Siglo de oro español, el libro en sí, es una propuesta hasta ahora inédita, los versos se han compuesto con una medición contemporánea y a través de una audaz arquitectura, conforman cada poema que consta de dos sextetos y un terceto (la terza italiana que usó Dante en “La Divina Comedia”), y un contrapunto cierra la obra. Yo siempre quise escribir un libro de esta naturaleza. Era un anhelo que tenía desde mi adolescencia, cuando Fray Luis de León, Góngora, Quevedo y Sor Juana Inés, eran la dorada puerta que nos permitía ingresar al universo de la poesía. E identificada con esa manera de versificar, escribía epigramas, sonetos y cuartetos persas.
Con esa misma espontaneidad, una noche, hace diez años, entró a mis sueños una mujer que dijo llamarse María Dolores de Piérola, que vivió en Cádiz en mil quinientos y tantos, y que sufría hondas penas de amor. Sus cuitas me las dio a conocer a través de algunos versos, que pude recordar al despertarme en medio de la noche y escribirlos de prisa, pues intuía lo que significaban. Estos versos fueron el sustento de los primeros poemas de este libro, que escribí apasionadamente durante ocho años y que sin duda ha sido el reto mayor en mi trayectoria como escritora.

Luego nos dimos con otra sorpresa: un libro para niños. “Las increíbles aventuras de Rafo, Mati, Nico y Esperanza” (Carpe Diem Editorial). Me conmueve el arranque de la historia: los niños protagonistas están convencidos de que nada ni nadie podrá cambiar este mundo. Un ataque frontal al optimismo de los pequeños lectores, ¿no le parece?

Escribir un libro en defensa de los derechos de la infancia, que difunda de manera entretenida y ágil dichos postulados entre los niños y niñas, sus maestros y padres, demandó de una investigación previa sobre el tema, para lo cual organicé tres talleres exploratorios  con niños y niñas de diversas edades, y así pude establecer la metodología precisa. Luego, a echar mano a la imaginación, al sentido del humor y a la fantasía, al crear personajes luminosos amigos de la igualdad y el respeto entre los seres humanos, a los otros, los malignos a quienes vencer, alterando los roles tradicionales adjudicados a niños y niñas (por raza, clase social u otros), orientando los textos al cuidado de la naturaleza y de los animales, a crear un Club de la Buena Onda, desde donde cuatro niños intentan poner al derecho este  mundo al revés. Es la primera novela que se ha escrito para niños y niñas acerca de sus derechos. 

Respecto a su poesía, ha manifestado más de una vez que no escribe pensando en los demás, sino en sí misma. Es una postura es muy liberadora y a prueba de estrés, ¿sus colegas escritores deberían imitarla?

Creo que tiene sentido escribir sin hipotecas con nada ni nadie, sino hacerlo en absoluta libertad. De modo que si resulta un buen consejo, pues que lo sigan. Si  dedicas gran parte de la única vida que tienes (en este mundo), a escribir, será porque tienes algo que decir. Y si tienes algo que decir, no creo saludable, escribirlo pensando en lo que dirán los demás. Puede ser pensando en los demás, en tanto se desee transmitir un mensaje, lo cual es legítimo, aunque no un sine qua non en la literatura, cuya razón principal es la de entretener.  Creo que el acto creativo es tan íntimo, sobre todo la poesía,  que no debe alterarse con este tipo de inquietudes. Al respecto, vamos a modificar un viejo refrán por el de: “Escribe bien y sin mirar a quien”.

Asimismo ha declarado que le gusta lo que escribe. Sin duda, es la energía que perciben sus lectores. De allí, que se enamoren de sus poemas y sigan su carrera.

Me gustan y quiero muchísimo cada uno de mis libros. Los publicados y los que están esperando ver la luz. Cada uno tiene una historia, cada obra representa un tiempo importante de mi vida, la expresión de una forma de vivir por y para la escritura. Mis libros son mis hijos bien amados. Y agradezco a mis lectores por sentir esa misma vibración cuando tienen mis libros consigo.

Uno de los poemas que le trajo muchas satisfacciones y que sus lectores recuerdan con pasión y le solicitan en sus recitales es, “Sólo un beso”. Cualquier cosa por un beso de tu boca/De esa tu boca que invento siendo mía/Con un beso húmedo/Entibiado/Un beso hirviendo/Un beso lento/Insomne/Apresurado/Irreverente/Sendas de perlas/llamando a viva voz la sangre con los labios/Un tormento de glándulas por excesiva adrenalina/Cualquier cosa por un beso de tu boca/ Puede decirnos ¿en qué estado emocional lo escribió o si le demandó unos minutos o varios días concebirlo?

… un beso halcón   beso paloma. Éste poema figura en “Poemas Urbanos” y lo escribí  en una sola noche. Imagino que muy enamorada.

Esperando su turno para dirigirse a sus lectores
Creo que también su poesía está disponible en audio y es posible descargarla de Internet gratuitamente. ¿Fue suya la idea?

He demorado bastante en entrar al circuito virtual. Sigo escribiendo a máquina y corrigiendo en la computadora  y en el caso de la poesía, todo escrito a mano. Que mi poesía figure en Internet – sea en textos o en audio-, es algo que agradezco pero no ha sido por iniciativa mía. Sin embargo, reitero que lo agradezco y me alegra que haya ocurrido pues me pueden leer en todas todas partes del mundo, y bueno, ya sabes, la gratificación que eso representa.

La poesía tiene muchos cultores y,  al parecer, un reducido número de adeptos. ¿La mía es una visión errada? ¿Cuál es su visión del tema como poeta?

La poesía cautiva a quienes tienen abiertas las puertas para recibir el mensaje del otro y reconocen ese mensaje como un acto de amor.
La poesía debe establecer un vínculo de comunicación entre los seres humanos. Así empezó, versificando asombros ante la magnificencia de la naturaleza. La poesía debe transmitir una emoción y que ésta sea compartida. Para eso, no deben “poetizarse” usando jeroglíficos verbales ni construcciones “exquisitas” que no llegan a comunicar absolutamente nada. Es una de las razones, sino la más importante, por la que la gente muchas veces dice: “No, poesía no, porque no la entiendo”. Y pueda que tengan razón, pues la poesía no es para entenderla sino para sentirla. Pero para sentirla, gozarla y sufrirla, el lenguaje es fundamental, buscar la belleza expresiva es fundamental, poner nervio y pasión en la escritura es fundamental y esa   burocratización del verso, la extrema sofisticación en el lenguaje y la creencia de que cuando menos entiendan tus versos mejor poeta eres, son las causas de este penoso alejamiento. Sin embargo considero que el mundo necesita de la poesía cada día más, y que sus adeptos crecen cada día, sea siguiendo la poesía por medios virtuales o  adquiriendo un libro alguna vez en las librerías.

Hace poco me confesó la responsable de distribuidora limeña que los libros de poesía no tienen salida y que, por eso, se lo piensa dos veces antes de aceptar publicaciones de esta naturaleza. Esto es ¿realmente cierto? Insisto en preguntar: ¿los lectores no gustan de los poemas? Como editora ¿cuál es su opinión?

La respuesta está contenida en lo dicho anteriormente. Por eso, reciben tan pocos ejemplares de poesía. Ocurre no solo en el Perú, sino en Santiago, México, Nueva York Madrid y otras etcéteras. Y poesía hay para todos los gustos.

El tema de la distribución es un verdadero dolor de cabeza para los escritores que no están respaldados por una gran editorial. Luego de pasada la euforia de ver, por vez primera, su obra publicada, se plantea la pregunta del millón: ¿Qué hago para ponerla al alcance del público?  Ocurre tanto aquí como en Perú. Y seguro que en otras partes del mundo también. ¿Cómo afrontar el problema?

Generalmente son las editoras independientes las que publican poesía. Y hasta donde sé, algunas, entre las que se cuenta a “Carpe Diem”, son responsables de la distribución de los libros en las librerías. Lo que no  garantiza que se luzcan una cantidad importante de esos libros en los estantes o una exitosa venta de los mismos. Así que, para compensar ese perderse el libro de uno entre tantos otros, aconsejo que en las presentaciones, procuren vender sus ejemplares promocionándolos por las redes sociales que tan buenos resultados dan.

Si bien posee su propia casa editora y contar con ella facilita la publicación de sus obras, ¿estaría dispuesta a firmar contrato con una gran editorial? 

Depende. Si les llevo una obra y les interesa publicarla, sí. Pero si me convocan para que escriba un libro con un tema predeterminado, generalmente en boga en ese momento, no. No escribo por encargo. Y esto es lo que muchas veces ocurre con las grandes editoras deseosas de lanzar libros con temas “de actualidad”, que de hecho reportan buenas utilidades. Y no las critico. Esas editoras funcionan como empresas comerciales.

¿Publicar con una editorial poderosa garantiza el éxito de un escritor?

Para mí, el éxito de una obra, radica primero, en tu propia satisfacción con el trabajo realizado, y luego, en que tu  libro sea apreciado en la justa medida, reconocido, leído y disfrutado por el mundo lector. Si eso ocurre, además de la satisfacción de haber ser sido publicado por una reconocida editorial, con todas las ventajas que ello significa, creo que sin falsas modestias, se puede hablar de éxito.

Uno de sus exitosos poemarios
Y si a un escritor se le cierran las puertas de una editorial de prestigio, su otro camino a seguir son los concursos. Simplemente le expongo lo que hace la mayoría en pos de darse a conocer y ver en papel su obra literaria. En ese sentido, ¿le tiene fe a los concursos literarios? ¿Gana siempre el mejor?

Si a un escritor le cierran las puertas de una editorial de prestigio que toque las puertas de otras. En cuanto a dirigir la mirada  hacia los concursos, no podría dar una opinión al respecto pues no participo en concursos literarios.

¿En su caso, las redes sociales han sido cruciales para difundir su trabajo editorial por el mundo? ¿Ha obtenido resultados beneficiosos en cuanto a ventas de su material literario y/o nuevos escritores con deseos de publicar?

Hemos difundido las obras de diversos autores publicados por “Carpe Diem”, pero nunca hemos vendido por esa vía. Sin embargo, de continuo nos visitan poetas y escritores nuevos deseosos de publicar con nuestra editorial. En lo que me toca, de hecho aparecer en diversas webs, blogs y otros canales virtuales, ayudan a promover y dar a conocer mis obras, y por ende, a que las adquieran.

¿Su obra ya se encuentra disponible en e-book?  ¿Considera que con los años matarán al libro tradicional o más bien, se avizora una coexistencia pacífica?

Me gustaría pensar que vienen mejores tiempos para el libro tradicional. El libro, el liber, como tal, jamás desaparecerá. Lo que me preocupa es que desaparezca el interés por la lectura, y allí, no hay libro clásico ni e- book que valga. En lo que se refiere al sistema de e-book, puede ser una buena alternativa para quienes están siempre junto a la computadora, pero a mí no me gusta. Necesito tener el libro en mis manos, sentir el olor del papel, escuchar el tenue sonido que produce el pasar una página, volver a la misma, tenerlo a mi lado físicamente. Definitivamente, tengo una visión conservadora de lo que debe ser un libro, tal vez, porque soy una romántica empedernida.

¿Qué opina de los escritores que no hacen literatura y que venden más y mejor que cualquier novelista o poeta  respetado? ¿De qué manera entender o tomar esto?

Me complace que vendan sus libros. Hay público para todos y todo. La literatura, como lo expresé antes,  finalmente cumple la misión de entretener. Ahora, si por ahí, surge una moraleja que sirva para elevarnos sobre la mediocridad y el desvarío mundano, tanto mejor.

Sostiene que nunca escribiría por encargo
“Un autor debe convertirse en ‘el producto’ a vender y, en segunda instancia, debe estar su obra”. Son palabras de una editora en su afán de que el nombre de ‘su escritor’ perdure en el tiempo y no se diluya al fenecer la promoción de su obra, ¿está de acuerdo?

Creo que primero es la obra que el nombre, ¿no? Y como vamos, aún los nombres de escritores y escritoras “consagrados”, estarán presentes a lo más, unos cincuenta años. El mundo contemporáneo, y tal vez fue el sistema capitalista, el que lo convirtió todo en descartable, reemplazable y es una pena, pues ¿quién podría negar su deseo de perdurar en el tiempo a través de sus obras? Contra eso, no puede hacer nada la mayor editorial del mundo, pues es el fatal signo de estos tiempos.

¿El escándalo se justifica si es a favor de la promoción de un libro?  Podemos a ampliar aquello de ‘en la guerra y en el amor todo se vale’ e incluir ‘y en la literatura, más aún’.

Cuando la obra, exceptuando su calidad, tiene que ser vendida, tal vez sea un recurso de mercadeo que funcione, pero que desde ningún punto de vista lo comparto.

Usted que es una ‘escritora hecha y derecha’ suponemos que hace rato envío a sus fantasmas al más allá, pero díganos ¿qué hay del alma sensible del escritor?  ¿Es algo que jamás podrá superar porque es parte de su esencia?

¿Para qué superar lo que nos mantiene vivos? Procuremos más bien mantener viva la llama de la inocencia  que nos guía a dicha sensibilidad, pues sin un  alma sensible no puede haber escritura, poesía, ni arte alguno, en tanto son manifestaciones de nuestra psique. Y en lo que toca a  mis fantasmas, los mandé bien lejos hace tiempo.

¿Qué espera Marita la mujer de Marita la poeta y viceversa?

Que siempre sigan juntas. Con fortalezas. Y con el mismo orgullo que siente una por la otra.
Si desen saber más sobre la autora o su obra pueden
pinchar los siguientes enlaces:
http://maritatroiano.blogspot.com.es/
http://www.palabravirtual.com/index.php?ir=critz.php&wid=593&show=poemas&p=Marita%20Troiano
http://www.artepoetica.net/Marita_troiano.htm