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miércoles, 1 de octubre de 2014

Joan Morales Alcúdia: “Saramago era un ser comprometido hasta la médula”

Su admiración por la obra de José Saramago le ha llevado a convertirse en uno de los principales difusores de la literatura del Nobel portugués, y es que no hay otro tan calificado como él, aparte de  Pilar del Río, claro está, para llevar a cabo esta misión. La  pasión del escritor catalán Joan Morales Alcúdia por los libros de Saramago se acrecentó cuando lo conoció y pudo tratarlo durante un seminario que el autor impartió en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander, en agosto del 2000.
Precisamente de esa experiencia y tras un arduo trabajado de 14 años, sale a la luz el libro Saramago por  José Saramago.
“Tenía un material muy valioso: las grabaciones del seminario al cuál asistí. Cuando las escuchaba en casa, o en compañía de algún conocido, pensaba: “Qué pena que no pueda compartir toda esta sabiduría”. Y de ahí arrancó todo: de esa conciencia”.

¿Cómo alguien con una formación totalmente ajena al mundo de la literatura llega a publicar libros tanto de narrativa como de poesía, e incluso a animarse a escribir uno que podría incluirse en el ámbito de la autoayuda?

Bueno, tampoco puede decirse que eso sea exactamente así. Si bien es cierto, que en lo que podríamos llamar como educación formal se refiere, he estudiado disciplinas que tienen más que ver con la economía y el marketing que con la literatura, siempre he sentido una enorme curiosidad por otros ámbitos del conocimiento. Y es precisamente de ahí, de esa curiosidad, de donde nace la necesidad de escribir libros que tienen bastante poco ver con mi formación universitaria.

Un libro de cuentos sobre las
relaciones humanas
¿En qué momento exactamente siente el llamado de la escritura y cómo lo recibió?  ¿Cuando la literatura toca a la puerta hay que abrirle siempre?

Resulta complicado ponerle una fecha concreta a cuando sentí ese supuesto llamamiento a escribir. Mi madre siempre dice que, ya de niño, y bien pequeño, yo prefería leer a jugar con los juguetes.  En ese sentido, coincido con Saramago en que la lectura es, y será siempre, un prerrequisito imprescindible para un día poder llegar a escribir algo. Es cierto también que en el colegio disfrutaba muchísimo inventando relatos para la revista de clase (un conjunto de folios fotocopiados y grapados). Y eso, como que se remonta a hace ya bastantes décadas.
En cuanto a tocar la puerta, la literatura, como cualquier otra disciplina, siempre estuvo abierta a que entrase en mi vida. Para mí leer y escribir constituyen dos auténticos placeres. El problema, en este caso, no estriba precisamente en abrirle la puerta, sino en que, una vez abierta, ya no es posible cerrarla.

¿Hubo algún tipo de preparación antes de decidirse a publicar o desde siempre se sintió listo para dar ese paso?

La preparación la hubo desde un punto de vista meramente autodidáctico. En este caso, creo que fue más cuestión de que yo tenía algo para contar que pensaba que valía la pena, y que, por el otro lado, en la otra parte, por así decirlo, hubo personas que vieron o pensaron que así era. Como en un rompecabezas, felizmente, encajaron las dos piezas.

¿Nació primero el poeta o el novelista? ¿Qué diferencias en cuanto a emociones y sentimientos hallamos en  Me enamoré de la Luna y Cenizas de recuerdos?  ¿Exige mayor esfuerzo escribir poesía que narrativa u ocurre al revés?

Nació primero el poeta. La poesía me permitió sentirme seguro para dar el paso posterior a la narrativa. Sin la poesía, hubiese sido incapaz de construir relatos con el ritmo y la cadencia que resultan necesarios para mantener tanto la tensión como  el hilo narrativo.
En cuanto a las diferencias que existen entre Me enamoré de la Luna y Cenizas de recuerdos, en el primero, que es un libro de cuentos sobre las relaciones humanas y el amor, podemos decir que la prosa poética me permitió expresar emociones que resultan universales. Como anécdota, he decir al respecto que en algunas presentaciones ha habido gente que se ha emocionado tanto con la lectura del libro que se me han puesto a llorar. En cambio, Cenizas de recuerdos es un libro de poesía que se estructura a partir de una experiencia más personal, individual, y por lo tanto, más intransferible. En cuanto a lo común, cabe decir que estamos ante dos libros escritos con el corazón y, en ambos casos, profundamente sinceros.

Otra obra escrita desde el corazón y
profundamente sincero, como define su autor
A usted le preocupa mucho el sistema educativo del país, de allí el origen de su libro de denuncia EDUKT, ¿cómo lo concibió y qué objetivos ha conseguido con su publicación?

Nuestro sistema educativo es un desastre. Y no lo digo yo, basta con ver los resultados que obtiene España año tras año en los informes PISA. Tras más de 20 años de docencia, me duele comprobar cómo en vez de avanzar, retrocedemos cada vez más en áreas fundamentales como el lenguaje o las matemáticas.
EDUKT es una especie de grito. De hecho, se trata de una novela escrita íntegramente en lenguaje SMS que busca precisamente eso: provocar. Es un libro denuncia, una novela que trata de hacer una llamada en ese gran desierto que es en general la comunidad educativa, para poner en solfa que, si lo que deseamos mejorar realmente es la calidad de la enseñanza, no sólo resulta necesario dotar de más recursos al sistema educativo. Que hay más: unos valores, unas ideas de fondo; aspectos sobre las cuales las diversas administraciones suelen pasar de puntillas.

¿Por qué España está en la cola en cuanto a educación se refiere? ¿Qué ha hecho mal?

Estamos ante una pregunta compleja. Cabe tener en cuenta que sobre la educación inciden múltiples factores. Los cambios sociales siempre tienen y han tenido sobre ella un papel fundamental. En general, en España, seguimos creyendo que la educación es un gasto y no una inversión. Opinando desde la primera línea de combate, y como docente, considero que el sistema está excesivamente burocratizado, y cada vez más orientado a la creación de especialistas. Gente que trabaje, poco o mucho, pero que no ponga en entredicho al sistema. Y si ese es el objetivo final, ¿a qué decir que lo estamos haciendo mal?

¿Un escritor es un inconformista permanente? ¿Qué papel debería asumir en los tiempos actuales?  ¿Su lugar se halla encabezando revoluciones de conciencia?

En su encuentro con el autor portugués
en aquel seminario de agosto del 2000
Un escritor es simplemente una persona que escribe. Que sea inconformista, o no, es una cuestión que  considero que tiene que ver más con una elección personal. Es cierto que, cuando la realidad que te rodea te molesta porque te parece injusta, existen más probabilidades de que acabes tomando partido. Pero no estamos hablando de que el escritor deba convertirse un Mesías, ni en un revolucionario de conciencias. No. Más bien, entiendo que el escritor ha de tratar de exponer su punto de vista acerca de un aspecto determinado de la realidad que le envuelve, que le preocupa, o que, simplemente,  por los motivos que sean, le interesa más explicar 

¿En qué haya motivación para seguir adelante un escritor que recién empieza o uno que ya lleva años y no logra ser conocido por los lectores?

En mi caso, no es el reconocimiento- o no- de los lectores lo que me impulsa a escribir. Se trata, más bien, de la necesidad que tengo de tratar de darle sentido a la realidad que me rodea. Y, particularmente, no encuentro mejor instrumento para ello que no sea el de la escritura.  

Su más reciente obra Saramago por José Saramago está dando mucho que hablar, ¿de dónde nace su deseo de difundir y compartir la obra del Nobel portugués?  ¿En qué momento se llega a prendar no solo de su producción literaria sino de su personalidad?

Desde que leí la primera obra de Saramago- Memorial del convento- sentí que estaba ante una novela especial. Y eso, como que resulta difícil transmitirlo a alguien que no haya leído todavía alguna de sus novelas. Tras leer el resto de su producción literaria, esa idea no ha hecho más que crecer y reafirmarse con el tiempo. Y ha sido esa pasión por compartir dicho sentimiento, lo que me ha llevado a difundir la obra de José Saramago a través del libro Saramago por José Saramago. Un libro, cuyo origen, se remonta a un seminario que el propio autor impartió en la Universidad Menéndez Pelayo en agosto del año 2000.
Por otra parte, y en lo que se refiere a su personalidad, considero que, en este caso, estamos ante un autor en el cual personalidad y producción literaria resultan inseparables: no se concibe al escritor sin su obra ni su producción literaria sin hacer referencia a su autor. Y ambos, obra y autor, unidos bajo un denominador común: la coherencia. 

Con Pilar del Río, quien le brindó todo su apoyo
desde el comienzo
Ese seminario en la Universidad Menéndez Pelayo marcó un antes y un después en su relación con la obra de Saramago, ¿no es así?

Indudablemente. Fue allí donde tuve la oportunidad de conocer personalmente a José Saramago.

¿En qué circunstancias se le ocurre pensar que el material recopilado debe ser compartido? ¿Cuándo se pone manos a la obra y cuánto tiempo le demandó el trabajo?

Tenía un material muy valioso: las grabaciones del seminario al cuál asistí. Cuando las escuchaba en casa, o en compañía de algún conocido, pensaba: “Qué pena que no pueda compartir toda esta sabiduría”. Y de ahí arrancó todo: de esa conciencia. Luego, recopilé durante cerca de 14 años el resto de material que consideraba necesario para que el libro saliera lo “más redondo” posible. Y, a partir de ahí, tardé aproximadamente un año en redactarlo y en darle la estructura definitiva. 

¿Saramago por Saramago está escrita para leerse en voz alta? ¿De esa manera podemos reconocer con más facilidad su esencia?

El diario El País tituló acertadamente la aparición del libro con el titular: “Leer la voz de Saramago”, una escueta frase que resume a la perfección la esencia del mismo.  En ese sentido, Saramago por José Saramago, es un libro lleno de matices, escrito y transcrito con el objetivo de recoger de la forma más fidedigna posible la voz del Nobel portugués. Personalmente, considero que leerlo en voz alta, es una buena forma de abordarlo.

La biblioteca de José Saramago en Tías (Lanzarote)
¿Qué papel jugó Pilar del Río, la viuda del escritor, en este proyecto?  ¿Supervisó el trabajo de cerca? ¿Le impuso pautas o le dejó entera libertad de hacer?

Pilar del Río ha sido fundamental para que este libro viera la luz. En todo momento se mostró respetuosa y me dejó entera libertad para redactarlo. Celebramos el nacimiento del libro en A Casa de Lanzarote. Presentar allí el libro, en el sillón preferido de José, fue algo que no tiene precio. Un sueño. Más allá del papel que jugó en el libro, siento una gran admiración hacia su persona. Como Presidenta de la Fundación José Saramago su labor resulta encomiable. Es una luchadora nata. Decir que es estupenda es apenas decir nada. La aprecio muchísimo. Nunca me cansaré de repetir que le estoy y le estaré siempre eternamente agradecido.

Usted que lo conoció y trató de cerca al escritor, ¿qué fue lo que más le impactó de él como ser humano?   ¿Qué es lo que más recuerda?

Hace unos meses escribí para la revista Blimunda de la Fundación José Saramago un artículo titulado: “Recuerdos de mi profesor José Saramago”. En él decía lo siguiente: “La primera imagen que me viene a la cabeza de Saramago en el rol de profesor en la UIMP de Santander, era su capacidad didáctica. Cómo era capaz de hilvanar un discurso coherente, lleno de matices, y en el que cabía casi todo: desde la más fina de las ironías, hasta la más sentida indignación. Un discurso, que no requería de nota alguna previa para aparecer en el aula con total naturalidad y que, como el mismo escritor nos confesó, construía en torno al hecho de “estar pensando en voz alta”.
Como ser humano, Saramago era un ser comprometido hasta la médula, un escritor con el don y la vocación irrefrenables de darse sin medida a los demás.  Irrepetible. Vital. Extraordinario. Único.

¿En qué aspecto radica la genialidad de Saramago? ¿Trascenderá los tiempos?

La casa que habitó José Saramago en Tías (Lanzarote)
En su bondad, en esa misma bondad por la cuál él deseaba ser siempre recordado. Era un genio de la literatura dotado de un gran talento y de una enorme sensibilidad.
En relación a la segunda cuestión, la de si trascenderá a los tiempos, tengo muy claro que tanto la obra como la personalidad de José Saramago son de largo recorrido. De ahí que no tenga la menor duda de que, tanto su legado literario, como su personalidad, perdurarán y lo harán aparecer como uno de los grandes clásicos de la Literatura del S.XX y principios del S.XXI. Ni faltan ni sobran ingredientes para que así sea.

Esa genialidad, bondad y sensibilidad nunca fue ‘entendida’ por sus colegas portugueses, a su parecer ¿qué era lo que más disgustaba a éstos de Saramago?

Si nos referimos estrictamente a sus colegas de profesión, no podemos hablar de que exista una unanimidad en cuanto a que su genialidad, bondad, o incluso, su sensibilidad, fuesen motivo de disgusto. Valter Hugo Mãe, José Luís Peixoto, o Gonzalo M. Tavares, representan en la actualidad unos de los puntales más sólidos de la narrativa portuguesa, en los cuáles, eso no es así. No cabe disgusto en ellos sino, más bien, una admiración compartida y recíproca con y hacia el Maestro.

Casi nadie ha descubierto al poeta Saramago, ¿qué nos puede decir de esa parte de su obra? ¿Qué tanto hay de poético en su narrativa?

Saramago se mostraba reacio a hablar de su poesía. Él mismo la consideraba como un género menor dentro de todo el conjunto de su obra. No obstante, es evidente que su narrativa está impregnada de poesía. No sólo en lo que a la presencia de ciertos elementos poéticos se refiere, que también, sino, en general, en esa musicalidad y en esa forma tan peculiar de narrar que lo hacen tan inconfundible.

El escritor catalán está muy
comprometido con la difusión
de la obra de Saramago
¿Cuál es el aporte más importante de Saramago a la literatura?

Saramago concibió una nueva forma de narrar en la literatura en la cual el narrador tenía una presencia omnisciente y omnipresente. Curiosamente, podemos decir con cierta ironía que, la figura del narrador en José Saramago, se asemeja bastante a la de ese Dios al que jamás se cansó de fustigar a través de la razón. 

¿Dónde es fácil hallar al Nobel portugués  si lo queremos encontrar en esta vida terrena y mortal?

En términos generales, Saramago vive y vivirá siempre en todas y cada una de sus obras. Tanto en las literarias como en las no literarias. En sus libros, en sus discursos, en sus cartas.
Más allá de eso, para aquellos que deseen profundizar en José Saramago, en A Casa, en Lanzarote, “una casa hecha de libros”, como él mismo bautizó, podremos encontrar pistas sobre su persona. Si buscamos en cambio al escritor, deberemos desplazarnos hasta la sede de Fundación José Saramago en Lisboa. En cambio, si lo que buscamos es el niño que fue, no nos quedará más remedio que ir hasta el Alentejo y visitar allí la sede donde se exponen algunos de los enseres más significativos que poblaron su niñez.

¿Cuándo los lectores de Latinoamérica y otras partes del mundo podrán adquirir Saramago por José Saramago?

Esa misma pregunta me la hicieron en directo desde una radio colombiana el mismo día en el que tuvo lugar la rueda de prensa de la presentación del libro en Sevilla. Por mi parte, estaría encantado de que el libro estuviese ya disponible en toda América Latina. Y más, sabiendo que en este caso no se trata de un libro más sobre la obra de José Saramago. Estamos hablando de un libro en el cuál el mismísimo Saramago nos va desgranando los motivos, los personajes, y las motivaciones que están presentes en cada una de sus obras. Soy consciente de la admiración y el cariño con el que siempre han tratado a José Saramago en toda Latinoamérica. Dicho esto, logísticamente, distribuir desde España, y más a través de una editorial con las dimensiones de El Paramo, resulta difícil, por no decir imposible. Así que, si alguna editorial latinoamericana se interesa y desea hacer una oferta, aprovecho aquí para mostrar mi disponibilidad al respecto.

Firmando su libro a uno de los amantes de la literatura  de
Saramago
El escritor portugués  dijo alguna vez “El triunfo nunca ha sido un objetivo para mí", ¿lo es para usted?

Bueno, eso depende ya de lo que cada uno considere como su triunfo personal.  Desde ese punto de vista, y por mucho reconocimiento social que exista detrás, considero que el triunfo es siempre una cuestión meramente personal.
En lo que a mí se refiere, mi triunfo cotidiano consiste en tener la suerte de poder estar vivo, de hacer en gran medida lo que me gusta, de saberme más o menos bien de salud,  de gestionar bastante en qué quiero gasta mi tiempo para poder comer cada día, tener la gran suerte de poder vivir en una de las escasas zonas libres de conflicto del Planeta, de disfrutar al máximo de la gente que me rodea y a los que tanto aprecio, y de tener una conciencia más o menos clara de que la sociedad de consumo actual no sirve para hacer feliz a las personas. Y, para acabar de rematarlo del todo, tener la suerte de poder plasmar todas esas ideas y sentimientos en todos y cada uno de mis libros, y que alguien se interese por ellos. Un gran triunfo, sin duda alguna (al menos, para mí).

Y por último, parafraseando su obra, le pregunto: ¿Sigue enamorado de la Luna?

Sí, no hay nada más hermoso, sólo, o en compañía, que una buena luna que te permita soñar.


Si quieren saber más del autor 
o de su obra 
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