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jueves, 29 de junio de 2023

Isabel Barceló: «De que la gente buena predomine depende el futuro de la humanidad y del planeta»

 


Isabel Barceló ha sorprendido a sus lectores con la publicación del libro de cuentos infantil Elena, Pipa y el dragón. Nos tenía acostumbrados a una literatura distinta como son los ensayos y novelas históricas, que jamás pensamos en la posibilidad de que escribiera una obra dedicada a los más pequeños. Sin embargo la escritora valenciana revela que lleva algún tiempo creando obras para niños y jóvenes, pero que no se animaba a publicarlas. Barceló considera que cada libro elige el momento adecuado para darse a conocer.

Has sorprendido a tus lectores con tu incursión en la literatura infantil, nadie se esperaba la publicación Elena, Pipa y el dragón, aunque tengo entendido que no es el primer cuento para niños que escribes, ¿no es verdad?

Estás en lo cierto. He escrito otras obras para niños y jóvenes, pero este es el primero que publico.

Elena y Pipa existen en la vida real, aunque sus nombres, en parte, han sido cambiados, ¿nos puedes desvelar sus identidades?

Por vez primera la autora publica una obra infantil 

Sí, sus nombres son Helena y Kima y se corresponden con mi nieta y su perrita foxterrier. Como es natural, tanto la historia como los caracteres de sus protagonistas son ficción, pero sí tienen algo en común con los reales: la naturalidad y la sinceridad con que se acercan al que es distinto, al que parece y es, socialmente, más débil. 

Tu cuento toca temas muy importantes, aunque a simple vista no lo parezca: la discriminación, los prejuicios y las etiquetas están presentes a la hora de contar esta historia, ¿había una intención clara en abordar estos aspectos en tu cuento?

Me gusta contar historias. En mi proceso creativo la historia es una chispa previa a pensar en los valores o los temas que se tocarán. Ellos vienen solos a medida que se desarrollan los acontecimientos, los impulsos y los sentimientos que mueven —o paralizan— a los protagonistas. En cierto modo, es una imitación de la vida. La realidad no tiene intenciones: somos nosotros, los seres humanos, quienes buscamos dar orden, sentido y valor a lo que acontece.  Así que la respuesta a tu pregunta es no, no me planteé previamente qué valores quería transmitir ni qué temas tocar.

Declaraste en la entrevista previa que, de una manera u otra, querías darle visibilidad al otro, por favor, cuéntanos más al respecto.

Con mucha frecuencia el otro, el que es diferente, nos es presentado como una amenaza o como un ser inferior por el hecho de tener características distintas a las que creemos más comunes: por el color de su piel, por su tamaño o su peso, por ser muy estudioso, por ser poco hábil en un deporte o una actividad, por haber nacido aquí o allá, en resumen, por cualquier cosa. Son prejuicios que, lamentablemente, con demasiada frecuencia nutren el acoso escolar. Los acosadores —y quienes agreden a los demás— no le reconocen a su víctima virtudes, ni sentimientos, ni ninguna cualidad humana, la «cosifican» y así pueden ejercer contra ella la violencia, a veces con extraordinaria crueldad. La empatía, en cambio, nos ayuda a ponernos en el lugar de otra persona/otro ser, a reconocer sus virtudes, sus singularidades, sin juzgarlas. El otro —y todos somos potencialmente el otro para los demás—, no es necesariamente un enemigo y merece respeto.

En esta historia Barceló hace hincapié 'en el otro'

En este cuento, el otro es el dragón, a quien la población considera dañino desde el principio y no le da la menor oportunidad de mostrar sus cualidades. El efecto es muy negativo para todos: para el dragón, apartado de toda relación social, se traduce en infelicidad y soledad; la sociedad que lo ha rechazado, por su parte, se ha privado a sí misma de la ayuda y la amistad de un ser muy valioso. El desarrollo del cuento pondrá fin a todo lo negativo.  

También abordas el mundo de las emociones y sentimientos, en este caso, te adentras en el tema valiéndote de Elena, tu protagonista, quien vive llamando la atención de su familia y sus amigos con actitudes y comportamientos caprichosos.

Todas las personas necesitamos aprender a identificar y a canalizar nuestras emociones, y no siempre es fácil. Si ya nos cuesta a veces, siendo adultos, aún es más complejo durante la infancia. Para que le presten atención, Elena, como muy bien señalas, se comporta de manera desconsiderada hacia los demás y obtiene un resultado contrario al que ella desea: no se siente más querida, sino más rechazada. Su experiencia de amistad con el dragón le mostrará que aquel no era el camino correcto. El otro, si nos acercarnos a él sin prejuicios, puede enseñarnos muchas cosas.

El encuentro de almas entre Elena y el dragón, es un instante de gran emoción, porque se dan cuenta de que ambos sufren carencia de amor e incomprensión por parte de su entorno  Se perciben hermanados de ese modo, ¿no te parece?

Sí, es un descubrimiento muy reconfortante para ambos, se reconocen el uno en la otra y viceversa. Ha sido precisamente la percepción de la debilidad del otro y el deseo de ayudarlo lo que les ha movido a entablar una relación sin dejarse influir por los prejuicios. Ayudarse mutuamente les proporciona un vínculo profundo que hace aflorar lo mejor de cada uno de ellos. El resultado es benéfico para ambos y para la sociedad en la que viven. Y, desde luego, para ellos es también muy divertido.

La escritora y la autora de la nota 

Otro momento revelador es cuando Elena le pregunta al dragón  por su nombre y él le contesta que 'Depende'. Ella se sorprende al descubrir que carece de uno. Aquí subrayas la importancia de poseer una identidad. El nombre es fundamental, Isabel.

Así es, Elga. El nombre es el primer regalo de bienvenida que nos ofrecen al nacer, nos identifica en la sociedad que nos acoge, nos singulariza; nos dirá a nosotros mismos y a los demás quienes somos. Sustituir el nombre por un número o por un mote despectivo es el primer paso para negar no solo la identidad, sino los propios atributos que caracterizan a un ser viviente, ya sea humano o animal. Lo que no se nombra, no existe. Si no tienes nombre, no eres nadie. Elena, que entiende esto de manera intuitiva, le da un nombre al dragón y, con él, le abre la puerta de entrada a la vida social, al reconocimiento, a los futuros afectos.

Destacas también la importancia de la solidaridad, la cooperación y, por supuesto, del amor. A pesar de todo, ¿la gente sigue siendo buena?

La naturaleza ha dotado a los seres vivientes de instintos y de mecanismos para preservar la especie. La singularidad de los seres humanos es que, a lo largo de los milenios, hemos desarrollado una potentísima cultura de cooperación que nos ha permitido llegar hasta aquí y no solo a causa de los imperativos de la naturaleza, sino de una manera consciente, voluntaria, ya sea movidos por el afecto, por el interés o por la razón.  Somos capaces de la mayor generosidad y de la mayor abyección y de todo el abanico que se abre entre un extremo y el otro. Es una responsabilidad nuestra, individual, familiar y social, educar a la gente menuda para que preserven y transmitan a su vez esas cualidades de cooperación, solidaridad, cuidado del planeta y conciencia social que hacen de nosotros seres benéficos. De que la gente buena predomine depende el futuro de la humanidad y del planeta.

 

Si quieren saber más sobre la autora y su obra
pueden pinchar
en el siguiente enlace:
http://mujeresderoma.blogspot.com/
http://editorialsargantana.com/?s=isabel+barcelo


 

 

 

 

 

 

 

4 comentarios:

  1. Muchas gracias por tu entrevista, querida Elga. Eres muy concienzuda preparando tus entrevistas y muy generosa al darnos a escritoras/es la oportunidad de hablar de nuestras obras. Un abrazo.

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    1. Querida Isabel: Gracias por concederme la entrevista. Ha sido un enorme placer dialogar contigo. Muchos éxitos con esta nueva incursión literaria. Un abrazo grande.

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  2. Admiro profundamente a esta escritora. Todavía sus ,"Mujeres de Roma" no han llegado a mis manos. No bajaré

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    1. Gracias por tus comentarios, Carmen. Coincidimos en nuestra admiración por Isabel Barceló. Es una gran escritora. Abrazos.

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