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jueves, 19 de julio de 2012

Miguel Muñoz Feliu: “Sin memoria una sociedad pierde su identidad”

Tuvo la buena fortuna de contar con unos padres que le brindaron una excelente educación y  con esas herramientas fue abriéndose camino solito.  Miguel Muñoz Feliu sabe lo que es quemarse las pestañas frente a los libros, y, hoy por hoy, no duda  en decirle a sus alumnos de la Universidad Politécnica de Valencia que “la formación es un bien que les durará toda la vida”.
Este docente universitario que además es  bibliotecólogo, investigador,  desde febrero de 2006 ostenta el cargo de Coordinador de la Unidad de Difusión de la Biblioteca Valenciana, y viene desempeñando una función notable.  Así en  lo que va de  su gestión ha alcanzado varios logros, entre ellos, conseguir que las visitas asciendan a 50 mil, de tan solo 5 mil que se registraban cada año, llevar a cabo exposiciones con fondos propios e incluso desplazando desde fuera piezas de gran valor para los  valencianos como el Llibre del Repartiment (2008) o las tres ediciones de 1490 del Tirant lo Blanch conservadas en el mundo (2010).
Adentrémonos en el mundo de este personaje al que no sólo le agrada estar rodeado de libros y archivos, pues nos ha confesado en un aparte que  le gusta viajar, la música pop española y europea, el cine y los juegos de cartas.

¿Cómo asume su vida cotidiana un hombre que ha sido número uno en los estudios y en los proyectos que por voluntad propia ha emprendido? Porque usted es uno de aquellos a los que todo les sale bien, para muestra dos botones: Licenciado en Documentación con el  primer puesto de su promoción por la Universidad Politécnica de Valencia y Técnico de Archivos y Bibliotecas de la Generalitat Valenciana por oposición ( examen),  consiguiendo el primer lugar  en el turno libre de la convocatoria 09/92. ¿Cree en el Destino, la suerte o el azar?  ¿Es de quienes creen que algunos nacen con estrella y otros estrellados?  ¿Los que luchan son siempre los que consiguen lo que quieren o prima siempre el karma que uno le ha tocado? 

No se puede negar que la suerte juega cierto papel en la vida. Yo la he tenido en forma de unos padres que se han sacrificado enormemente para que sus hijos estudiaran y tuvieran una vida mucho más fácil que la que ellos pasaron  en la posguerra española. Pero en el tema de los estudios, el esfuerzo, la determinación y la capacidad son los ingredientes de logros que exigen sacrificios y muchas horas de estudio y de formación.

Sus padres creyeron que los estudios facilitarían su
tránsito por la vida
Se licencia en Geografía e Historia, especialidad de Historia Moderna, por la Universidad de Valencia (1991), y luego obtiene otra licenciatura en Documentación, ¿en qué momento va desapareciendo su vocación primigenia y va emergiendo su interés por las bibliotecas?  ¿Qué le aporta el mundo de las bibliotecas que no le podía colmar la Historia o la Geografía?

Mi vocación por las Ciencias Sociales en general, y por la Historia en particular  fue muy temprana y, de hecho, estudié la primera licenciatura entre los 17 y los 22 años.  Cuando acabé en 1991, no había salidas profesionales en la docencia de Secundaria que era la ocupación habitual para esos estudios.  Como en los últimos años de la carrera me acerqué al mundo de los archivos, estudiando Paleografía y otras disciplinas afines, decidí preparar oposiciones de técnico de archivos y bibliotecas.  Después, toda mi trayectoria profesional siguió ese camino profesional, pero no he dejado nunca de estar interesado por la Historia y mi tesis doctoral, que espero acabar en breve, trata de historia de las bibliotecas.

En mi tierra se hizo famosa una frase “Papelito manda” ¿qué importancia capital puede tener en los tiempos que corren el valor de un documento? Teniendo cuenta que dichas pruebas pueden ser falsificadas o que “El papel aguanta todo” su importancia es sólo válida siempre y cuando va acompañada de un testimonio oral. Despeje nuestras dudas y diga: ¿qué fines prácticos tienen los archivos y la documentación?

Los documentos son la base del funcionamiento de cualquier sociedad. Recordemos el dicho latino: “verba volant; scripta manent”.  Se necesitan documentos como soporte de la actividad económica, de derechos y obligaciones o como forma de transmitir nuevos conocimientos. Antes eran en papel; ahora, pueden y deben ser electrónicos.  En ambos casos, hay formas de garantizar y verificar su autenticidad y validez: números de registro, sellos, firmas, hojas especiales, en los que tienen el papel como soporte; certificados digitales, en el caso de los electrónicos.  No es tan fácil falsificar un documento administrativo
En la cuestión de los fines prácticos de los archivos y de la documentación que planteas, la forma en que un Estado organice sus sistemas archivísticos y la forma de acceder a la documentación de los archivos por parte de los ciudadanos, nos dirá mucho tanto sobre la naturaleza de ese Estado y sobre el nivel democrático de una sociedad como sobre el respeto por su propio pasado.   Y para eso se necesitan archivos y archiveros al servicio, no del Poder, sino de toda la comunidad.  No es casualidad que las dictaduras ejerzan un control absoluto sobre los archivos; tampoco, que en los casos de corrupción como los que han aflorado en España, los expedientes ahora en los juzgados fueran inaccesibles a todos durante años por voluntad política.  Bien vale recordar aquí la frase de Benjamin Constant: “l’unique garantie des citoyens contre l’arbitraire, c’est la publicité”. También es penoso ver cómo la crisis se está cebando con instituciones culturales como el Archivo del Reino de Valencia o la Biblioteca Valenciana que guardan la memoria de todos los valencianos.  Y sin memoria una sociedad se desvanece, pierde su identidad, no se encuentra a sí misma, igual que una persona con Alzheimer avanzado, deja de ser quien es.

Trabajó también para una biblioteca que actuaba como Centro de Documentación de la Organización Mundial para la Salud (OMS)  en España, ¿qué información valiosa pasó por sus manos? ¿Estadísticas en cuanto a la aparición de nuevas enfermedades o tal vez nuevas formas tratarlas o combatirlas? En este aspecto, estos casos estos datos se convierten una documentación casi estratégica.

En efecto, Elga, la información en Salud Pública es fundamental para todo.  Afortunadamente, la OMS dispone de datos que permiten a cualquier gobierno nacional saber qué hacer antes cualquier eventualidad.  Sin esos datos estaríamos ciegos, sin posibilidad de reaccionar ante problemas que muchas veces no van a más porque se han tomado las medidas adecuadas.

Vista general del Monasterio San Miguel de los Reyes
(Sede de la Biblioteca Valenciana)
Es autor de diversas publicaciones en los ámbitos de la Archivística, Biblioteconomía y Documentación y ha sido ponente en varios congresos nacionales e internacionales, así como coordinador en las Jornadas sobre Bibliotecas Nacionales que se celebraron en el Monasterio de San Miguel de los Reyes en mayo de 2005, se puede pensar que alguien que trabaja en una biblioteca sólo está a gusto dentro de una, y es ‘alérgico’ a presentarse en público. ¿Qué le entusiasma de ponerse frente a un auditorio ajeno a los temas que maneja? ¿Cuáles son los temas que le interesa transmitir?  ¿Un ratón de biblioteca puede ser llegar a despertar  curiosidad y ser ameno compartiendo los contenidos que maneja con otros que no lo son?

Afortunadamente, los bibliotecarios y archiveros que trabajaban silenciosamente al servicio exclusivo de una selecta minoría de investigadores, sin preocuparse por la sociedad y por la difusión, son cosa del pasado. El archivero o bibliotecario del presente y del futuro debe ser un documentalista, un especialista en información que sepa recoger, tratar y canalizar la misma para provecho de la sociedad a la que sirve.  Y eso implica saber trasmitir a la sociedad esa nueva misión aprovechando además todo tipo de vías: organización de congresos, realización de visitas guiadas y jornadas de puertas abiertas, portales web,  redes sociales, etc., tareas todas ellas en la que estoy muy a gusto.

¿Qué conceptos cree que tiene la ciudadanía de lo que hacen quienes laboran en  una biblioteca?  ¿La relación que mantiene ésta y aquélla ha variado con el transcurrir de los años o es la misma? ¿Internet le ha quitado ese público o lectores que tenía en ese entonces? ¿Cuál es el futuro de las bibliotecas?

Pienso que, desgraciadamente, muchos ciudadanos siguen pensando en la biblioteca sólo como un lugar, una sala donde leer. Pero la biblioteca del siglo XXI es mucho más, es un centro de documentación que debe cubrir las necesidades informativas, formativas o incluso de ocio de sus usuarios. Debe organizar exposiciones, ayudar a promover la lectura o servir de soporte de la investigación, convirtiéndose en un centro vivo, un foro abierto a toda la comunidad.
En ese sentido, Internet es nuestro nuevo horizonte, un lugar donde las bibliotecas deben estar presentes.  Y ello exige adaptarnos. Por ejemplo, las bibliotecas públicas del siglo XIX cumplieron una misión fundamental en la lucha contra el analfabetismo; la biblioteca pública del siglo XXI debe cumplir una labor similar, pero frente al analfabetismo tecnológico, para que nadie por edad o falta de recursos se quede fuera de la nueva sociedad de la información.

Lamenta ver cómo la crisis se está cebando con las
instituciones culturales valencianas
Desde enero de 2001, es miembro de la Junta de Gobierno de l’Associació Valenciana d’Especialistes en Información (AVEI) donde ha sido vocal de formación y vocal de relaciones con los medios de comunicación, al respecto, ¿considera que a los periodistas les falta documentarse a la hora de presentar su reportajes o notas?  ¿Es la que la premura por dar a conocer la noticia hace que no vayan  a las fuentes, como, por ejemplo, cuando se trata de remitirse al pasado?

Has puesto el dedo en la llaga. Hay un abuso de la información de agencia de prensa y poco contraste de lo que se publica, hasta el punto que equivocan datos y contenidos fundamentales.  Seguramente la urgencia impide que las noticias salgan con un rigor mínimo.  Ello es especialmente grave en cuestiones culturales donde los errores abundan por doquier.

Desde febrero de 2006 es el Coordinador de la Unidad de Difusión de la Biblioteca Valenciana, ¿qué nuevas experiencias le ha brindado su nuevo cargo? ¿Cómo tiene organizado su área?  ¿Cuál es la mística que le ha impreso?

Básicamente, había que dar a conocer la Biblioteca Valenciana, su sede (el Monasterio de San Miguel de los Reyes), la riqueza de sus fondos y su labor en la conservación y tratamiento del patrimonio bibliográfico valenciano.  Desde que me hice cargo del puesto, nuestro principal objetivo ha sido acercarla a toda la sociedad, aprovechando al máximo las nuevas tecnologías y minimizando costes.  Ello implica realizar una multitud de tareas, desde organización de ciclos y jornadas, organizar exposiciones, impulsar un programa de visitas guiadas, gestionar los contenidos de la web y, desde hace menos tiempo, nuestros canales en Facebook y en Youtube.
Sólo exposiciones hemos realizado casi 30 desde el 2006, básicamente, a partir de fondos propios de la Biblioteca y trayendo, en casos extraordinarios, piezas de fuera de enorme carácter simbólico para los valencianos como el Llibre del Repartiment (2008) o las tres ediciones de 1490 del Tirant lo Blanch conservadas en el mundo (2010).  La coordinación técnica de una exposición combina un amplio abanico de tareas: seguros, transporte, panelería, pancartas, cartelas, libretos y catálogos, correos, adecuada instalación en sala, organización de la inauguración, etc., y es una de los productos más complejos que se realizan en  gestión cultural y de los que más he aprendido, pues se ha de coordinar a múltiples personas en una meta común: restauradores, iluminadores, comisarios, imprentas, diseñadores, etc.
También, estoy especialmente orgulloso del programa de visitas guiadas (casi 50.000 al año, cuando en 2005 no llegaban a las 5.000), y de haber impulsado desde el 2007 una Jornada de Puertas Abiertas el día de San Miguel que permite a los ciudadanos conocer las entrañas de su biblioteca nacional.

Sala de actos de Biblioteca Valenciana
Han logrado un equilibrio en la coexistencia de las lenguas valenciana y castellana (española), ¿con qué criterio decide entre ambas?  ¿Cuándo una actividad debe ser hecha en una u otra lengua?  ¿Es un defensor acérrimo del valenciano? ¿En qué ocasiones la usa?

El  valenciano es una de nuestras señas de identidad y una biblioteca como la Biblioteca Valenciana debe usarlo y protegerlo en la medida que pueda, pero sin menoscabo de los usuarios del castellano, y sin olvidar otras lenguas como  el inglés o el francés en algunas ocasiones.  Intentamos que la mayoría de nuestras actividades tengan versiones en ambos idiomas, castellano y valenciano.  Y ponemos nuestro granito de arena en favor del valenciano, dándole cierta preferencia (pero nunca exclusividad)  en  aquellos productos cuyo bilingüismo absoluto no es posible como son las pancartas exteriores donde se publicita la programación.

Personalmente, estoy tan cómodo en una como en otra lengua, pero intento adaptarme a la lengua de mi interlocutor.

Usted que se relaciona con frecuencia con narradores o poetas, ¿no ha pensado incursionar en la literatura escribiendo  una novela o un poemario? Tal vez como conoce tanto de Historia, y es un experto ella,  su obra podría ser una novela de dicha naturaleza.

Hoy por hoy, no me veo escribiendo.  En el pasado hice algunos poemas.  Quien sabe, quizás con el tiempo me lance por ese camino…

Nos consta que la Biblioteca  Valenciana es un espacio abierto para todos, ¿qué tiene que hacer, por ejemplo, un escritor para presentar su obra en dicho marco? Exponga los requisitos, por favor.

Basta con presentar una solicitud a la dirección del centro, junto con un ejemplar de la obra que se quiere presentar.  Si el salón de actos está libre en la fecha pedida y la petición se cursa con tiempo suficiente, se suele autorizar sin problemas.

Sala capitular de exposiciones
(Biblioteca Valenciana)
Sabemos que además, se desempeña como profesor asociado en la Universidad Politécnica de Valencia en el área de Biblioteconomía y Documentación, ¿qué les dice a sus alumnos cuando nota en ellos dudas, aburrimiento o ganas de tirar la toalla?

En el caso de las dudas, intento resolverlas sin tardanza.  Para el aburrimiento, mi receta es hacer clases participativas con enfoques interesantes en que ellos tengan un papel esencial.  Más difícil es la cuestión de los ánimos en tiempos como los que corren; ahí insisto en que la formación es el mejor bien que tendrán, un bien que los acompañará el resto de su vida.

¿A qué retos se enfrenta alguien como usted  dentro de una sociedad no sólo en crisis a nivel económico sino humano?

Todos debemos ayudar a hacer un mundo mejor.  A veces, es difícil actuar en los grandes temas, pero estoy seguro que podemos hacer mucho en nuestro entorno más cercano. Con humildad, pero con cariño y buenos sentimientos se pueden hacer muchas cosas, y facilitar a quienes nos rodean una vida mejor.

Una de sus frases favoritas es: “La gloria de los hombres debe medirse siempre por los medios que se emplearon para adquirirla”. (François de Rochefoucauld). En otras palabras, “el fin no justifica los medios”.

Nunca los justifica.  Especialmente, si para ello se ha de pisotear la dignidad de las personas y sus derechos. 
Si desean saber más de nuestro
invitado pueden visitar su página:
http://www.miguelcarlos.com/
Y si también quieren informarse
sobre las actividades de la Biblioteca
Valenciana los invitamos a pinchar en:
http://bv.gva.es/screens/biblioteca_val.html