Sabe muy bien de qué habla porque
ha sido testigo privilegiado no solo de la evolución de la sociedad peruana,
sino de los cambios que ha experimentado el periodismo en los últimos tiempos.
Es un muchachón, pese a que pinta canas, pero su experiencia como hombre de
prensa especializado en política vale su peso en oro. Les invito a conocer a Javier Alejandro Ramos, periodista limeño, o
mejor dicho barranquino, que ha sabido encajar bien las innovaciones en su
quehacer informativo, se sirve de las ventajas que ofrece Internet para sus
negocios vinculados con la comunicación, pero no por ello, deja de sentir nostalgia
por las máquinas de escribir y todo aquello que se vivía en las salas de redacción
hace algunas décadas atrás.
Nacer
y crecer en un distrito tradicional y
romántico, como lo es Barranco (Lima, Perú), que además está bañado con las
aguas del océano Pacífico, ¿condiciona la manera de ser y la vida de alguien
que se vislumbra como periodista? ¿Qué te ha aportado como persona y
profesional tu hábitat costero?
Desde pequeño tuvo clara su vocación |
Me agrada que la primera
pregunta sea sobre Barranco, Elga. Es para quienes nacimos aquí, la “sucursal
del cielo”, por sus calles tranquilas, su brisa y olor a jazmines, su mar
sosegado que invita a la reflexión y la inspiración, su gente bondadosa y
amable, tocada por la tradición y amante de la cultura. Si, condiciona a
quienes tenemos predisposición por las letras. ¿Cómo no sentir en cada paseo el
estar transitando por donde lo hicieron también José María Eguren, Martín Adán,
Chabuca Granda, César Calvo, Amador Rivera Navarrete, Juan Parra del Riego,
Estuardo Nuñez, Jorge Montoro, el Reverendo Padre Wiesse, Abelardo Vásquez?.
Grandes escritores, poetas, periodistas de distintas generaciones, políticos,
cultores de nuestra música, han vivido y viven aún en nuestro rincón.
Muchos
construyen su carrera periodística, a partir de su vocación por la escritura,
¿lo tuviste claro desde el comienzo? ¿Qué te atrajo del periodismo? ¿Qué
condiciones reconociste en tu carácter para emprender esta profesión?
Yo aprendí a leer a los tres
años, aún antes de ir al colegio, “Transición” como se llamaba antes al Primer
Grado. Tenía esa edad y meses cuando iba al “nido” que es como se denominaba al
Jardín de Infancia, y mi abuelo era asiduo lector de La Prensa, un diario que
desapareció años después, pero que era la competencia de El Comercio, el decano
de los periódicos nacionales. Ya le fallaba la vista y me enseñó a leer con los
titulares del excelente producto de la llamada “Cueva de Baquíjano” de Pedro
Beltrán, donde estaban los mejores periodistas del medio, con muchos de los
cuales me siento honrado de haber trabajado luego en otros medios, de haber
aprendido de ellos, de poder llamarnos colegas y amigos.
Recuerdo que a los 5 o 6
años mi “juego” era imitar a los locutores de los noticieros que aparecieron en
los entonces jóvenes programas de televisión. Hablo de los ’60, y me refiero a
Humberto Martínez Morosini (con quien hoy soy amigo, ¡imagínate!, Arturo Pomar,
Ernesto García Calderón….Cogía un periódico pasado y ante un telepromter
imaginario (aún no se inventaban) leía las noticias, modulaba, me preocupaba de
la dicción y pronunciación.
Un año antes de terminar la
secundaria, llegó de México un Test Vocacional que duró meses por la cantidad
de preguntas que tenía de todo tipo. Al año siguiente, antes de nuestra fiesta
de promoción, llegaron los resultados. En el 99% de mi percentil decía
“Periodista, Comunicador”. Yo ya lo tenía decidido, esto sólo lo confirmó. Esa
sería mi vocación.
Siempre estuvo rodeado de grandes periodistas (Humberto Castillo Anselmi y Fernando Barrantes-Larraín) |
Te
formaste en las aulas universitarias, ¿en dónde crees que aprendiste más, en la
calle, escuchando clase o en los bares
conversando con los colegas? A
propósito, ¿el periodismo y los periodistas siguen siendo bebedores
empedernidos y bohemios infatigables?
Jajajajajajaja. Que buena
pregunta. ¿Tú que crees? Me acuerdo haberte visto hace años en alguno de esos
bares con el gran J. L. Díaz, un maestro, y estoy seguro que aprendiste más ahí
que en muchas sesudas clases teóricas, jajajajaja.
Fuera de bromas, es
indudable que la formación profesional que te dan las aulas es importantísima,
aprendes a discernir entre fuentes y géneros, a reconocer valores éticos y de
los otros, todo antes de enfrentarte a la realidad. En mi caso por supuesto que
sirvió, pero yo ya andaba por el segundo año de estudios y comencé a practicar
y a ganarme mi sueldo en los medios, y
aprendí muchísimo más en la calle, en la sala de redacción, viendo trabajar a
grandes periodistas, que se movían como pez en el agua en cualquier
circunstancia.
Bebedores empedernidos y
bohemios infatigables no han sido todos, pero muchos de los buenos sí. Una
tertulia después del cierre con los colegas ante unos vasos, nos relajaba, nos
permitía intercambiar puntos de vista personales, al margen de la “línea” que
debíamos seguir en nuestras respectivas empresas periodísticas. Claro que esta “sana”
costumbre arruinó muchos matrimonios, jajajaja, aunque algunos decimos que fue
al revés, que el matrimonio ha arruinado a muchos buenos periodistas,
jajajajaja.
Tu
generación se codeó con los grandes del periodismo peruano, aparte de su
talento para tratar la noticia, ¿qué reconoces y destacas en ellos? ¿Podrías
citar nombres y decirnos sus virtudes?
Hay (y hubo) tantos y tan
buenos. Por su don de gentes y su docencia Alfredo “Pío” Fernández Cano, por su
virtuosísimo arte para elaborar una crónica de miles de palabras habiendo
anotado apenas una docena de ellas, Humberto “el Chivo” Castillo, por su
bonhomía y gran responsabilidad aun estando enfermos, los desaparecidos Armando
Campos, Ismael León, César Terán, Hernán Zegarra. Odiaban las computadoras,
siempre le tuvieron afecto a las máquinas de escribir, y eran maestros (aun lo
son) en ellas: Pablo Truel, Eduardo Deza, Alberto Aquino, Nelvar Carreteros. He
trabajado o competido con otros grandes que aún todavía dan cátedra como Luis
Alberto Guerrero, Eloy Jaúregui, César Campos, Jorge Saldaña, Adolfo Huirse,
Gilberto Miranda. Admiro el talento para emocionar que tienen Félix “el flaco”
Delgado y Octavio Huachani, lo precisa que es Maritza Espinoza, lo directa y
expresiva que es Ana Teresa Molina, la pulcritud en el idioma que siempre han
tenido Justo Linares, Luis Eduardo Podestá, Domingo Tamariz, las amenas columnas
de Roberto Salinas, lo conciso y puntilloso que es José Luis “Piolín” Vargas
Sifuentes. En fin, hay tantos.
Le gusta prestar su colaboración a diversos medios periodísticos |
Hiciste
prensa en un momento en que se peleaba por la primicia, hoy que el panorama ha
cambiado y todos informan lo mismo, y
son repetitivos en las noticias, ¿no sientes que el periodismo ha perdido el
gusto y la calidad? ¿Cuándo y por qué hemos llegado a esto?
La inmediatez de la radio y
la televisión fue una de las causas. Antes uno se pensaba lo que iba a redactar
y cómo lo iba a redactar, pues se leería al día siguiente. Sólo las agencias
noticiosas escribían ganándole al reloj, competían porque uno de sus despachos
llegara primero a las redacciones. Al aparecer los reporteros de radio y TV,
las transmisiones en directo, las microondas, la noticia se convirtió en
producto veloz y perecible en minutos. Algo que pasaba a las 10 de la mañana, a
las tres de la tarde ya era “periódico de ayer” como dice una popular canción
de Héctor Lavoe. Esto hizo que muchos llegaran con lo mismo que los demás, porque
no podían perdérselo, y se fue apagando la lid por la primicia, que quedó a
cargo de las llamadas Unidades de Investigación, que se formaron en periódicos
y canales de televisión.
Tú
que fuiste periodista en los 80 y 90,
¿cómo te afectó el paso de las máquinas de escribir a los ordenadores (computadoras)?
¿Existe nostalgia entre los viejos hombres y mujeres de prensa?
Era fabuloso llegar a la
redacción y ser recibido por el ruidoso traqueteo con que los colegas escribían
sus notas en las entrañables máquinas de escribir. Uno elegía sus carillas,
ponía entre ellas papel copia carbón, y se lanzaba a pergeñar su nota,
incentivado por el sonido de otras cientos de teclas disparando palabras a
nuestro alrededor. Equivocarse era arrancar la hoja y empezar de nuevo, no
había liquid paper ni un botón para retroceder y editar lo ya escrito. Existe
nostalgia, por supuesto. Uno ve una vieja máquina de escribir en algún sitio y
tiene ganas de sentarse ante ella como en los viejos tiempos, a generar esa tan
querida bulla.
Para algunos la transición
fue relativamente cómoda y rutinaria, para otros fue difícil. Había que
aprender sobre la marcha muchas cosas nuevas, códigos, funciones, estrategias,
herramientas. En mi caso, llegamos un día al diario y ya no estaban las máquinas,
había computadoras y un tipo que tenía dos horas y media para enseñarnos a
sacar el periódico del día siguiente usándolas. Hubo que aprender sí o sí.
Recorriendo las calles de Lima junto a su colega y amigo Juan Silva Vidaurre |
Existe la secular costumbre
de matar al mensajero que te trae malas noticias pues. En tiempos remotos, lo
decapitaban. La función del periodista es informar. Obviamente también
comentamos, opinamos, y al hacerlo de alguna manera influenciamos.
Es cierto que quienes trabajan
para una empresa periodística se deben ceñir a una línea dispuesta por sus
jefes. Transgredirla puede ser causal de despido. Es decir, si el
periódico tiene como accionista a un político, o la principal fuente de
financiamiento es una compañía que pone avisos, y nadie los toca en forma
negativa ahí, sería suicida hacerlo ¿no? Es ahí cuando salen a relucir los
llamados “conflictos de intereses”. Yo he tenido algunos en mi trayectoria, y
gracias a Dios había siempre una puerta abierta esperándome, por lo que en esos
casos opté por mi conciencia. Al trabajar en forma independiente ahora, vía
webs y mis blogs, soy mi propio jefe, y en las redes sociales tengo absoluta
libertad para expresar mi punto de vista guste o no.
Casi
siempre lo tuyo fue el periodismo político, sin embargo, supiste mantener tus
convicciones o inclinaciones políticas al margen de tu labor periodística, ¿es
complicado ser objetivo al momento de contar la noticia? ¿Qué opinas de los
periodistas que abiertamente muestran sus preferencias partidaristas?
Entrevistando a Marco Núñez Melgar Maguiña, Cónsul del Perú en Argentina |
Durante
el ejercicio de tu carrera viste ocupar palacio de gobierno a varios
presidentes y salir y entrar a muchos legisladores en el congreso, ¿en qué
momento la calidad moral de estos personajes fue mermando? ¿Es cierto que todo
está podrido en la política?
No todo está podrido, pero
mucho sí. Esto se debe a que la población siempre aguantó y los políticos
siempre se creyeron iluminados y únicos salvadores, cada uno desde su
particular visión para entender nuestra realidad. Es una pena que todos
nuestros expresidentes vivos estén con un pie en la cárcel y haya uno ya en
prisión. Esto revela el grado de descomposición al que hemos llegado, como la
corrupción ha sentado sus reales en la política, asociada al narcotráfico e
incluso a la delincuencia común.
Junto a Edwin Sarmiento, compañero de numerosas aventuras periodísticas |
Siempre digo eso, pero es
una broma. El ministro con el que me tocó servir es un buen tipo, no estuvo
ligado jamás a ningún acto de corrupción, no fue investigado ni fue acusado por
ningún fiscal, nunca pasó ni un día preso. Tuvo su momento, hizo algunas cosas
buenas, otras regulares, se desgastó, y se fue. Casi nadie lo recuerda porque
no hizo nada extraordinario, ni tampoco su nombre engalanó las páginas de las
secciones policiales. Cumplió su papel y ya. En muchos que he visto, y alguno
de los recientes y actuales sí hay mucha soberbia y el llamado “figuretismo”.
Tú lo has retratado perfectamente en tu novela “El Santo Cura”.
Has
sido profesor de redacción periodística y de otras asignaturas similares en
diversos centros de enseñanza, ¿qué buscan en el periodismo las nuevas
generaciones?
Espero que busquen ser las
piezas de recambio de nosotros en lo que a informar con veracidad y buen estilo
se refiere. Si sólo buscan la fama mediática o la plata, estamos fritos
pescaditos como decía una caricatura del genial Crose, y ellos también, pues
tendrán que dedicarse a otra cosa. La fama es efímera, la plata también.
Cierto.
Muchos periodistas jóvenes han olvidado que ellos no son la noticia. Todos
quieren ser el centro de atención. Ser famosos.
La fama dura un cuarto de hora. Todos nos
sentimos satisfechos si vemos nuestro crédito en un diario, una revista, o en
un reportaje de televisión. Pero somos un vehículo, eso debe ser entendido,
para que la población esté bien informada. Ese es nuestro objetivo, esa nuestra
misión principal. A eso se le llama vocación.
No se cansa de repetir que la misión del periodista es la de informar |
Fue una experiencia
interesante. Barranco es chiquito, 3 kilómetros cuadrados, y todos nos
conocemos, así que sentarse en un Concejo Municipal con regidores de otras
bancadas es sólo una reunión de vecinos más, cada uno representando una opción
en ese momento. Con la mayoría de mis colegas de esas épocas en el municipio
era amigo de antes, y ahora que han pasado más de veinte años, lo seguimos
siendo. Fui concejal de oposición, así que quien tenía que cumplir sus promesas
era el alcalde. Me encargué que no las olvidara, y mantuvimos una cordial
relación pese a mis persistentes críticas en temas que no me parecían
correctos. Me encargó tareas que desempeñé y sí, puedo salir a la calle y
recibir el trato amable de siempre de mis vecinos. Edito, además, regularmente
un informativo que analiza la marcha de los sucesivos gobiernos municipales.
Tu
negocio actual es la creación de portales web, pero no has dejado tus columnas
políticas en diarios, revistas y blogs, así como los reportajes sobre cine en websites y otros medios digitales, ¿el
cine te ayuda a evadirte de la cruda realidad, como sostienen muchos? ¿Eres de
los que extrañan la calidad de las películas
clásicas y vuelve a ellas o de los que igual disfrutan con las
producciones contemporáneas?
Gracias a mi paso por www.peru.com como Jefe de Prensa descubrí la importancia
de una web. Si bien el internet ya se usaba como herramienta de consulta,
valiosísima, la aplicación comercial de los sitios web como vehículo para
promover productos y servicios me llamó la atención, me involucré en ese mundo,
analizándolo y capacitándome por casi dos años antes de formar mi propia
compañía dedicada a brindar soluciones informáticas a empresas que las
requieran.
Respecto del cine, es una
afición desde muy joven. Veo muchas películas, disfruto analizándolas,
comentándolas, redescubriendo mensajes en ellas al deshilvanarlas con personas
que también las aprecian. Mi colección se acerca a los 3 mil títulos, y hay mucho
cine clásico, como también actual, de muchos países, de todos los géneros, de
todos los años, remontándonos incluso al cine mudo.
Se enorgullece de tener muy buenas amistades dentro del medio de prensa. (Justo Linares y José Luis Vargas Sifuentes) |
Se van cumpliendo
felizmente, gracias a que hemos formado con los otros directivos un equipo de
amigos que queremos al Club. Es un honor ser parte de la Junta Directiva en el
año de las Bodas de Plata. Seguimos editando nuestra revista mensual, hacemos
una reunión de camaradería cada mes y medio, estamos trabajando en la edición
de un libro que recogerá testimonios de muchos periodistas sobre los últimos 50
años de la prensa en el país, y nos aprestamos a recomponer el tema de la
inscripción legal de la institución ante los Registros Públicos, para volver a obtener
personería jurídica que nos permita establecer convenios con otras
organizaciones.
Eres
Secretario Técnico del Colectivo por una TV con Valores, que lucha porque los
medios ofrezcan una programación con contenidos saludables y de calidad y no
llenos de violencia, morbo y banalidades faranduleras, ¿podemos ser optimistas
al respecto? ¿Los medios llegarán a
tomar conciencia de su papel? Y, por su
parte, ¿los televidentes aprenderán a ser críticos o selectivos con lo que
consumen?
Esa es la gran tarea que
hemos asumido en el Colectivo. Promover una televisión de calidad, que los
medios respeten la Ley de Protección al Menor en lo referente a horarios de
programas con contenidos que pudieran ser una influencia alienante, llamar la
atención sobre las conductas negativas que niños y jóvenes imitan en personajes
mediáticos que endiosa falsamente la prensa amarilla, a través de diarios,
revistas y canales de TV, invocar a los anunciantes a promover programas
positivos, y no broncas y romances armados para el rating, o concursos que
desnudan la pésima cultura de los participantes como si fuera una gracia. En
una palabra, combatir los contenidos basura, que intoxican a las nuevas
generaciones y adormecen la capacidad de crítica formativa de sus padres.
Y a los colegas que trabajan en los
medios decirles que, al interior de los mismos, traten de hacer docencia
también, porque abrir un noticiero con un “ampay” (cámara escondida) de
infidelidad, o que la primera noticia de la portada de un diario sea un pleito
de vedettes revela que algo no anda bien en nuestra sociedad, y que debemos
corregirlo.
Oficiando de presentador en uno de los actos del prestigioso Club de Periodistas del Perú |
Sí, y de “Página Central”, que es el
periódico físico que pongo en los kioskos de Barranco regularmente. “Los Puntos
sobre las Jotas” es un blog de análisis político que está alojado en Word Press
bajo la denominación www.javieralejandroramos.wordpress.com
. Tiene buena cantidad de vistas. ¿Por qué se llama así? Es un homenaje a un
escritor humorístico a quien siempre admiré en el Perú, Luis Felipe Angell
“Sofocleto”. Él decía que no era posible recortar el inalienable derecho que
tenían las “jotas” a llevar también su puntito, y que era una marginación
reconocer esa condición sólo a las “íes”. Como el blog enfatiza en la crítica
política, que es el trasfondo de esa divertida afirmación, se me ocurrió como
lo más adecuado.
“Comunicando” es un blog más mundano.
Está en plataforma Blogger de Google en
la dirección www.comunicando-jaramos.blogspot.com
. Está dedicado a la literatura, el cine, temas más de entretenimiento y
cultura. Hay mucho ahí de mi crítica cinematográfica o análisis de películas, y
cuando participo en algunos concursos literarios, me sirve para difundir mis
pequeñas creaciones. Lo que me parece más leíble de ambos se publica en
plataformas más virales como La Mula, y se comparte a través de mis cuentas en
Facebook y Twitter. Uno no escribe para sí mismo, sino para que lo lean,
después de todo.
Durante su visita al Centro Cultural Borges |
Uyyy jajajajaja. No me quita
el sueño ser un burócrata ni marcarle tarjeta a nadie como jefe. Me gusta mi
independencia en el trabajo. Tengo muy claro, y siempre lo he dicho, que un
alcalde, concejal, presidente regional, parlamentario, ministro y hasta el
Presidente, son servidores públicos. Es decir, la población los contrata a
través del mecanismo del voto para que cumplan una función de representación de
ellos, les paga con sus impuestos, y tiene derecho a exigirles cuentas de sus
actos, y hasta a despedirlos si incumplen.
Yo he presentado una
propuesta legislativa en ese sentido ante la población a través de diversas
plataformas virales de recolección de firmas. Que si un parlamentario delinque
o es encontrado responsable de participar en actos ilícitos, de corrupción,
lavado de dinero, protección del narcotráfico, o cualquier delito común como el
homicidio o la falsificación de documentos, y es desaforado por eso, es decir, retirada
su inmunidad y puesto a disposición de fiscales y jueces, el castigo no sea
sólo para él sino también para el grupo político que nos lo endilgó en una
lista, o sea, que no se llame al que le sigue para juramentarlo como su
reemplazo.
Con la autora de la nota |
Lamentablemente, algunos
legisladores han tenido a bien hacerse de esta idea, escribirla con uno que
otro cambio como suya, y presentarla a debate. Ha sido aprobado un proyecto al
respecto en la Comisión de Constitución del Congreso, y un dictamen está listo
para ser aprobado por la totalidad de parlamentarios, esperándose una
iniciativa parecida que es obra de la actual Presidenta del Congreso, para
unificar todo el tema en una sola ley. Bueno, lo que importa es que se apruebe.
Si para ellos el crédito como autores de la ley es importante, qué puedo hacer.
Lo bueno es que están cumpliendo con su trabajo proponiendo algo que muchos
queremos, aunque nos “clonen” las ideas ¿no?
No sé si se apruebe. Hace
falta una gran dosis de decencia y de desprendimiento para aprobar una ley que
puede terminar perjudicándolos a ellos mismos o a los partidos políticos a los
que representan. Ojalá se logre. Ahora dime, ¿Crees que alguien que defiende
algo tan impopular para los partidos como eso, o como que se sancione a los
anunciantes que financian contenidos televisivos que aletargan a la población
para que se idiotice con ellos y no sea un factor crítico del statu quo, sería
llamado para que llegue a un cargo en el que pueda aplicar cosas así? Lo dudo
mucho. Así que esa posibilidad es remotísima, y como te digo, no es prioritaria
para mí.
Si desean saber más de mi invitado
pueden pinchar
los siguientes
enlaces: