La
exigencia de sus estudios lo condujeron aislarse y en esa soledad obligada halló
compañía en los libros. Leía sin parar.
Sin orientación u consejo. Solo guiado por su intuición adolescente. La poesía
enamoró, desde el primer instante, a José Vicente Bayarri, y la incorporó a su
ser y a sus expresiones artísticas. Por esa razón no concibe la pintura exenta
de un lenguaje poético. Es un creador que expresa lirismo en su labor pictórica,
de ida y de vuelta como pintor y poeta, en un diálogo abierto que se nutre y
retroalimenta por igual.
Por estos días, el autor se prepara para anunciar la publicación de su libro 56 poemas del amor consumado, la segunda entrega de su trilogía poética que se inició con la obra titulada 32 poemas del amor breve (Olé Libros).
De una u otra forma desde siempre has estado vinculado a la poesía, y se observa con nitidez en tu
labor pictórica y todo lo que la rodea, ¿existe una diferencia sustancial entre
el poeta presente en tus pinturas y el que escribe poemas?
La identidad del poeta pintor y del poeta escritor es la misma, en
esencia y en sustancia es la misma pero la imagen que proporciona es
absolutamente diferente. Medios de expresión diferentes, metodologías
diferentes, resultados diferentes.
Como pintor, poseo una trayectoria larga, la poesía está en mi pintura primero de una manera inconsciente, después de una forma conceptual, y más tarde formando parte de mi poética plástica con absoluta voluntariedad y consciencia, sobre todo en la inversión de planos y objetivos entre lo representado y su representante.
El autor durante la presentación de su primer poemario |
Remontándonos a los primeros recuerdos me contemplo como estudiante de
aquel Bachillerato de 6 cursos, que iniciábamos a los 10-11años, una formación
decimonónica, académica y disciplinada.
Recuerdo que eran estudios de gran exigencia, al menos para mí. Debía
aprobar el curso y sacar una media superior a 7 para obtener una beca que nos
permitía continuar. Los profesores no te regalaban nada pero, aun sin medios,
observaban gran dedicación y entusiasmo en la transmisión de sus materias.
Desde casa, estaba absolutamente concienciado para el sacrificio, ello
suponía muchas horas de estudio, reducir las relaciones con los amigos e
iniciar una etapa de progresivo aislamiento del entorno.
Soy consciente que en otros compañeros de clase la situación era
diferente y sin embargo eran tan o más brillantes que yo en los estudios.
El aislamiento que en principio fue un imperativo del estudio, más
tarde se convirtió en una actitud vocacional. En los libros encontré mentes
privilegiadas que tenían algo que decir, sus palabras y pensamientos eran el escaparate
a través del cual no sólo veía el mundo sino que hacía, experimentaba mundo,
viajaba en el espacio y en el tiempo, pensaba, leía, leía, leía. El mundo
estaba en los libros y disfrutaba pensando en la grandeza de aquellas mentes
que me dejaban lo mejor de su vida en papel impreso.
No disponía de un gran criterio selectivo de lecturas, pero sí sé que me entusiasmaba casi todo. Me impresionó sobremanera cuando Ulises le responde a Polifemo que se llamaba “Nadie”. En el suceso encontré marcado para siempre y para la historia una de las raíces de lo que yo denomino el nihilismo ontológico. Cuando lo recuerdo hoy, aún me emociona y, cuando lo descontextualizo, me pregunto ¿de qué forma ha marcado mi existencia?
Creo que a los 13-14 años comencé a escribir poesía. Mala, mala, mala, posteriormente mejoró un poquito y en 6º de Bachillerato gané el primer premio de poesía del Instituto Benlliure. Algunos compañeros empezaron a llamarme “el poeta de la clase” pero esto no siempre me sonaba bien.
Su primer libro pictórico con aroma poético |
Tengo que indicar primero que en la década de los 80, con dos
licenciaturas en B.B.A.A. (Bellas Artes) unas oposiciones ganadas como profesor de Dibujo en
Institutos de Bachillerato y conseguidos algunos primeros premios en certámenes
y bienales de Pintura a nivel Nacional, es la década en la que tomo decisiones
determinantes en mi trayectoria como pintor. El trabajo me llevó a estudiar y
replantearme la historia de la pintura y su relación con el lenguaje plástico,
los istmos de las vanguardias históricas y el alcance de sus propuestas,
estudiar su lenguaje en profundidad y sus manifiestos y, cuando en la década de
los 90 abrumado por la dispersión de propuestas vuelvo sobre mi individualidad,
repliego mi ego, y me digo “basta ya”. A partir de entonces empieza a
surgir la poesía en la pintura y como pintura, y la pintura empiezo a ser “yo”,
y tomo conciencia de ese hecho.
En mi catálogo de pintura de la exposición “Flores de la Modernidad
nostálgica” aparecen 10 poemas conceptuales, Poemas-manifiesto. 1998.
En 1999, en el catálogo de la exposición “Flores de perfil esquivo”
aparece bajo del título “pinturas y palabras” Los 10 poemas no son tan
conceptuales como los del catálogo anterior y, aunque acompañen a las pinturas,
tienen un grado mayor de autonomía estética y de dicción.
En 2003, aparece mi primer libro de pintura Caras y más-caras de Laura. Mis pinturas en la bisagra de la Modernidad/Posmodernidad. Versa sobre tres momentos de mi pintura, posee unas colaboraciones teóricas por parte del Catedrático de Estética y posterior presidente de la Real Academia de B.B.A.A. de san Carlos D. Román de la Calle, así como del pintor D. Joaquín Michavila y 17 poemas propios de un capitulo denominado Sueños. Fue presentado en la Galería de Arte CC22 “Claudio Coello 22” de Madrid, pero no supuso la aparición formal de ningún poeta. Creo.
Tres años después aparece el libro 20 pinturas de amor y una flor desesperada con poemas de Pablo Neruda y tres de tu autoría, ¿buscaste inspiración en el vate chileno para pintar y escribir o fue al revés?
Aquí el original de uno de sus poemas |
A la sazón, yo estaba pintando y pensando en ¿qué sucedía con la
individualidad cuando se tropezaba con el amor? ¿Qué pasa a partir de ese
momento con las dos individualidades que se aman?
El poemario de Pablo Neruda
entraba de lleno en esa misma temática y, además, poseía el mar de fondo, de
ahí decidí acompañar sus poemas con mis pinturas.
Los tres poemas míos incluidos son de corte Nerudiano, muy afectados
por su influencia.
Hay dos cosas a destacar, por
primera vez este poemario, uno de los más famosos del mundo, lleva una obra
pictórica desarrollada alrededor de su temática
(no son ilustraciones), y el libro con una edición única de mil
ejemplares numerados y firmados a mano por el autor se plantea como si fuera un
objeto artístico.
En 2018 publicas 32 poemas del amor breve (Olé Libros),
poemario que abre tu trilogía, ¿el número de poemas posee algún significado?
¿Tu tema favorito es el amor para escribir poesía?
Sí, el tres es el de la trilogía, y el dos son los dos libros que
faltan para completarla. El uno, no está porque supuestamente seria el libro
publicado.
El amor en la historia de la poesía no es un monotema, abarca también
su contrario, el desamor, y es enamoramiento. Y el amor muchas veces no es
amor, es deseo, es pasión, es querer, es compañía, es soledad, es ausencia, es
un péndulo oscilante, es una actitud, es un tiempo, etc.
El amor así, en toda su amplitud, es el tema en el que estoy inmerso.
Al amor se llega de rebote, en el origen está el tema de la identidad,
de la conciencia de que existes, pero esa existencia está sometida al paso del
tiempo, existencia entre pautas y sobre las pautas. Luego a la identidad le
sobreviene un arrebato, el enamoramiento, el “no ser sin el otro”, la
autonegación como identidad porque tu alma no está en ti, está poseída.
Pero estamos viviendo la Modernidad en la Posmodernidad, todas las
cosas presentan fecha de caducidad en el envase, los intereses mutan
velozmente. ¿Qué es la fugacidad del color sino una ausencia de lustre de los
valores?
Estamos atrapados en una encrucijada, en un laberinto del que no
tenemos muy claro cómo salir. Solo cuando el pensamiento tiene una visión
panorámica y cenital empieza a sopesar realmente su situación porque sabe
determinar con coordenadas el lugar donde se encuentra cultural y socialmente.
El enamoramiento es un cataclismo, un maravilloso y necesario cataclismo y el enamoramiento llevado al unísono entre dos personas es el paraíso, lo más próximo al paraíso. Y de vez en cuando se alcanza, se toca la utopía.
En breve saldrá a la
luz la segunda entrega de tu trilogía, ¿qué vamos a hallar en el libro? ¿Es cierto que esta saga abarca las fases del amor?
¿Esta, quizá, sea la del apogeo amoroso?
El poeta valenciano dando detalles sobre su libro |
Tal es el tránsito hacia el apogeo amoroso, para mí no es llegar a la cumbre, sino transitar en la cumbre, discurrir en ella, consumarse, consumirse en la cúspide o, al menos en el altiplano. Por ahí andarían los poemas de la segunda entrega.
Hace muy poco declaraste que “El paso del tiempo, como factor determinante, va marcando las pautas”, ¿de qué manera lo has vivido en tu labor artística y literaria?
El paso del tiempo es el que nos hace superar la infancia, el que nos
lleva a la pubertad, el que nos hace alcanzar la madurez y el que,
irremediablemente, nos arrastra al declive.
En la historia del arte, para mí, existe una obra que expresa de forma
magistral el paso del tiempo, lo que sucede es que no lo hace de forma
explícita, es el tema de Las tres Gracias.
Tema desarrollado por bastantes pintores y escultores.
Concebir los tres libros de poemas sobre el amor como una trilogía es como una especie de homenaje al “paso del tiempo” contenido en Las tres Gracias.
Manifiestas que ahora las pinturas acompañan a los poemas, ¿cómo se dio
este cambio de papeles? ¿Fue algo que ocurrió espontáneamente o hubo una
decisión expresa?
“Los poemas ocurren cuando ocurren y se escriben cuando se dejan" como decía el poeta José Hierro, pero una vez escritos, corregidos, sentados, etc.
el autor decide orden y clasificación.
Cuando los poemarios estuvieron hechos, elegí unas pinturas para que
acompañaran a los poemas, quería hacer presente la estética de la pintura con la
poesía, razón por la cual se incluyen ojos en la parte superior de cada poema
con caracteres de imprenta y se acompaña con el poema manuscrito. Es decir,
pensar el libro como pequeña obra de arte,
Sin embargo yo no hablaría de cambio de papeles sino que la faceta de escritor del pintor va ganando peso y autonomía. Si desde hace más de 30 años mi pintura tiene deudas con la poesía, el crecimiento de aquella está también mediatizado por aquella. Pintura y poesía discurren en paralelo, con conexiones pero con expresiones y decires autónomos.
Convertiste el
lenguaje plástico pictórico también en poético, ¿cómo lo logras? Y, ¿qué haces
para que el otro, el lector, lo perciba?
Bayarri afirma que estamos en una encrucijada en este instante |
Para mí, es impensable pintura sin poética. Incluso en el todo vale,
todo no vale. En poesía me pasa lo mismo, todo no me vale.
El lector de una pintura no tiene por qué ser el mismo que el lector de un poema. Su lectura no acciona los mismos mecanismos perceptivos, en algunos casos pueden complementarse. Pueden tener buen maridaje como la danza y la música pero la calidad va por separado.
Sé que te aferras a un principio
que denominas ‘ecología del pensamiento’, ¿en qué consiste? ¿Cómo llegaste a
él? ¿De qué manera se halla en tu trabajo poético?
En estos tiempos la ecología debe presidir toda acción humana y a
nivel planetario, de nada nos sirve reciclar mil toneladas de basura y ensuciar el planeta
con cien mil toneladas de contaminantes o arrasar las zonas verdes del planeta.
La intoxicación llega a las noticias a los mass media, no podemos poner parches, nuestro pensamiento tiene que
ser global, tiene que operar en una dirección y no en su contra.
Es imposible sobrevivir a la implosión a la que está sometido el ser
humano si no es capaz de abstraerse y situarse en un plano superior que le dé
la perspectiva adecuada de lo que le sucede, de lo contrario está a merced de
multitud de mininoticias y relatos que lo marean, lo tergiversan y lo rebasan.
Se llega a la ecología del pensamiento cuando uno toma
conciencia de los múltiples planos en los que está siendo acosado. Los
filósofos actuales diagnostican pero no resuelven.
La ecología del pensamiento es lo
que me permite poseer una visión personal del mundo y de la existencia,
colectiva e individual. Es lo que me permite moverme en la axiología de una ética
razonable, y de ello se benefician indirectamente y, en pequeños detalles, mis
actividades plásticas y escritas.
Primero fue, como ya hemos visto, la poesía en tus pinturas, pero ¿cómo
crees que se percibe y siente tus poemas de forma individual, al margen de sus
compañeras?
No lo sé, es pronto para saberlo, cuando la trilogía esté publicada,
quizás tenga alguna referencia más valiosa.
No tengo objetivos ambiciosos, me gustaría que mi poesía alcanzara a alguien y me dijera que el libro ha estado algún tiempo en su mesilla de noche o que determinados versos los ha leído más de una vez. Quizá eso ya sea muy ambicioso. Solo las personas que leen pueden ser influenciables. Mis pinturas y mis poemas no tratan de crear más problemas, ya tenemos suficientes.
¿Es posible aislar al
poeta del pintor?
Bayarri afirma que es imposible la pintura sin poética |
¿Suele hacer José
Vicente Bayarri autocrítica de sus poemas?
Por supuesto, la crítica tiene
que formar parte del proceso de elaboración, y cuando se vuelve a leer un poema,
pasados unos días, debes acudir con un cedazo más fino. No me gusta la
brutalidad. En ninguno de sus órdenes.
¿A qué dedica su tiempo José Vicente Bayarri cuando no está en su
taller de pintura o escribiendo?
Me gustaría decir que a mi casa y a mi familia en primer lugar, pero
ahí soy muy deficiente.
Me gusta dibujar con carboncillo y con grafito, cosas pequeñas.
Me gusta leer a poetas que me tocan las emociones y me gusta
expresárselo. Con algunos/as tengo conexión directa y llegan a ser mis amigos
como Magda Villa, Greta Solís, Mar Bravo, Teresa Espasa, Blanca Villanueva,
Blas Muñoz, etc. Otros también lo son, pero no saben que existo como Rafael Soler,
Julio Llamazares, Dulce María Loynaz, etc. Son como mi segunda familia.
Me gusta el ajedrez, escuchar música, la de Montserrat Caballé, María Callas, Lucía Pop, Luciano Pavarotti, Alfredo
Kraus y más.
Me gusta estudiar chino y hacer caligrafía china, y viajar a China, y
no entenderles, y observar cómo se esfuerzan por entenderme.
Y me gusta pasear solo, y pensar, me gusta pensar aunque no escriba.
Y me gusta pensar que pienso porque tengo manos.
Si desean saber más del poeta y artista plástico pueden pinchar los siguientes enlaces: https://www.facebook.com/jose.v.bayarri https://olelibros.com/autores/artistas-plasticos,coleccion-imaginal,poesia/vicente-bayarry-de-la-paz/ |