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jueves, 28 de septiembre de 2017

Lilián Pallares: "Estoy viva y tomo lo que llega"

Supe de su trabajo literario y artístico a través de las redes. Me impresionó apreciar tanto derroche de talento en un solo ser y sus variadas formas de expresarlo. Cuando le escribí para solicitarle una entrevista, me respondió así: "Practico la vagancia productiva, el caribeñismo poético y el sensualismo existencial". Al instante me di cuenta que tenía mucho que contar y que su historia no solo podría servir de inspiración en quienes se hallan perdidos o no saben por dónde ir  sino también a aquellos que conocen sus demandas internas, pero dudan de sus posibilidades. Les invito a descubrir a Lilián Pallares, una poeta, narradora y artista en toda la extensión de la palabra, que un día se despidió de su alegre Barranquilla para emprender viaje a Madrid con la idea de crecer como persona y desarrollar aún más su creatividad. 
Su entorno familiar alimentó el talento que ya tenía dentro
Eres una fuente inagotable de creación y tus dones son numerosos y variados. Te expresas con la palabra escrita y con tu cuerpo a través del baile. Eso en resumen, sin embargo, declaras que también posees talento para no hacer nada y que es difícil,  ¿cómo descubriste cada una de tus facetas? ¿Recuerdas cuál fue tu primer medio de expresión?
Desde muy pequeña me gustó bailar, vengo de Barranquilla, una ciudad donde uno nace bailando. Recuerdo que no había fiesta, carnaval, concurso de baile, desfile, reinado en el que mis pies se quedaran quietos, además tenía un vecino que se llamaba el señor Rodolfo, un gran coleccionista de música tropical, que todos los domingos ponía el picó (enormes altavoces que suenan a todo volumen) en la puerta de su casa. Yo desde muy temprano esperaba con ansias a que lo encendiera para ponerme a bailar. Por otro lado, mi padre Romelías Pallares era un apasionado de las rancheras y muchas veces yo era su DJ y acompañante en sus noches de nostalgia. Al escuchar esas letras tan desgarradoras y sentidas, y ver el sentimiento con el que mi papá las escuchaba y tarareaba se despertó en mí una fascinación por la lírica. A partir de allí me entraron ganas de escribir mis propias canciones, que a la vez interpretaba sola frente al espejo con un cepillo de peinar el pelo como micrófono, maquillada y vestida con la ropa de mi mamá Rocío Campo, de quien secretamente heredé el talento interpretativo y el gusto por la belleza. Yo misma me hacía el styling y creaba el escenario. También las Barbies fueron decisivas, ya que solo tenía cinco y un Ken hawaiano, y como era la época de las telenovelas, sobretodo venezolanas y mexicanas, me di cuenta de que también podía crear mis propias historias de amor. Con ellas desarrollé toda una pasión por la narrativa, sumado a las historias  que escuchaba en boca de mi abuelo Antonio Campo, un narrador natural que le gustaba ir al mercado a contar cuentos.
¿Cómo hallaste tu voz poética y  qué caminos a seguir  te sugirió tu instinto? Hablas de caribeñismo poético y  sensualismo existencial, ¿de qué manera los podemos percibir en tus libros?
El caribeñismo póetico está presente en toda su obra
Mi voz poética siempre estuvo, digamos que es una voz curiosa e inocente que desde muy pequeña me hablaba e incitaba a crear, se manifestó de manera natural. La escuchaba a través del juego, el baile y la música. Nació conmigo. El camino se fue dibujando solo, sin pretensiones, y yo intuitivamente la fui siguiendo hasta llegar a España. Esa misma voz era la que por las noches me decía: “Vete allí, hazlo” y mi amor por la palabra es tan fuerte que decidí dejarlo todo. Esa fue una dura prueba para mí y mi familia. Sin riesgo no hay vida. En ese sentido el caribeñismo poético me aporta la frescura, la alegría de vivir,  la sonrisa y  la cheveridad,  ya que ante todo somos color, ritmo y sabor, puro sensualismo existencial que por supuesto está presente en mi obra.
Barranquilla es tierra de artistas por excelencia y dicen que cuando sus hijos nacen con talento llegan lejos, ¿asumiste tu talento como un destino trazado o barajaste otras opciones? ¿Se puede desoír el llamado del espíritu? ¿Existe esa opción?
Barranquilla es una ciudad ardiente. El talento brota por las esquinas, se respira sensualismo, una locura saludable que incita a la creatividad, hay demasiada originalidad y la gente aunque es apasionada y explosiva, vive en una nota optimista, en el presente, sin tanto drama y no porque no haya problemas. Ni el sistema ni la crisis ha podido tumbar la alegría del barranquillero. En eso somos artistas. Yo lo asumí desde pequeña, supe que había nacido para esto, no es casual que haya crecido en una ciudad como la mía. Todo lo que he hecho ha estado relacionado con mi talento. Estudié comunicación social y producción audiovisual, pero siempre supe que no quería ser periodista ni trabajar en un noticiero y mucho menos escribir noticias, me parecía demasiado monótono y a mí lo que me gusta es la aventura. De hecho, la carrera ha sido una gran complemento. En Madrid tuve una época difícil, ya que durante tres años trabajé de cajera en una tienda de piercings y tatuajes, y veía que me estaba quedando allí, acomodada, y que lo que realmente quería hacer había pasado a un segundo plano. Una noche cuadrando la caja al final de la jornada mi voz me dijo: ¿“Tú qué haces aquí contando billetes cuando lo que quieres es contar historias?”  Entonces le hice caso y renuncié. Desde ese instante me liberé del trabajo y el sueldo seguro. Ahora vivo para mis creaciones confiando en lo que la vida me de.
Escuchó su voz interna en un momento crucial de su vida
¿Diseñaste tu camino como escritora y artista? ¿Hubo una estrategia a llevar a cabo o fuiste improvisando según se te daban las cosas? 
Simplemente lo deseé y me puse en marcha, el resto fluyó. Cuando uno sigue su camino y escucha su intuición tarde o temprano las cosas se dan. No todo se puede planear, vivir tiene mucho de improvisación.
¿Dejar Colombia supuso un primer paso para crecer como artista? ¿Cómo te recibió España?  ¿Te fue complicado hallar tu espacio y lanzar tus propuestas?
Todos han sido pasos hacia mi destino como artista y ser humano, hago el ejercicio de hilar mi vida y me doy cuenta de que así es. La renuncias son parte de quien soy. Dejar Colombia y lo bien que vivía a cambio de nada certero no ha sido fácil, pero vital para mi crecimiento. España me ha recibido con el mismo cariño que yo a ella, me siento muy afortunada y agradecida con todo lo bueno y no tan bueno que me ha sucedido, es parte del aprendizaje. Ahora me siento una mujer con la garra suficiente para sortear la incertidumbre. El espacio lo luché y lo encontré, y lo sigo luchando, tiene que ver con lo dispuesto que estás a ello, el tiempo que le dediques y por supuesto, el talento. Pienso que mi espíritu barranquillero, el legado Pallares Campo y mi propia fuerza interior han ayudado a que mi propuesta artística viera la luz en este país.
¿Qué tipo de poeta es Lilián? ¿Lo es a tiempo completo? ¿Crees que el mundo de los poetas es distinto al del común de los mortales? ¿De qué se ocupan los poetas?
Soy poeta desde que me levanto hasta que me acuesto. Estoy entregada a la causa y vivo para ella. No puedo afirmar que el mundo de los poetas es distinto al resto de los mortales, no conozco a todos los poetas ni a todos los mortales, y  tampoco sé de que se ocupan los poetas. Lo que sí puedo decir con plena certeza es que la poesía es inevitable.
Su primera obra 
Tu primera obra Ciudad sonámbula, un libro de crónicas y relatos que tiene como escenario Madrid y que concitó la atención de la crítica, ¿qué quisiste compartir con los lectores? ¿Cuál fue la intención que te planteaste al publicarla?
Ciudad sonámbula nació de la necesidad de contar como inmigrante la Madrid apasionante y multicultural que estaba descubriendo. Sentí que era importante una literatura hecha por nosotros, desde alguien que haya vivido la inmigración en sus propias carnes. Estás crónicas y relatos, contados a viva voz desde un espíritu detectivesco de barrio popular, narran historias de personajes cotidianos y anónimos que encontré en mis andares por la ciudad. Ha sido el resultado de leer, recorrer, observar, vivir y escribir las calles.
Luego  vino Voces mudas, celebrado poemario donde no te callaste nada y sentaste las bases del prestigio del cual gozas en la actualidad, ¿conectaste de inmediato con la sensibilidad de los lectores? ¿Cuál crees fue el ingrediente fundamental de tu poesía que les hizo empatizar contigo?
Voces mudas es un libro muy especial, el título nació de una canción heavy metal que mi hermana Margarita y yo escribimos en plena adolescencia. Yo recuerdo que le dije: “Ese será el nombre de mi libro”, y así fue. Para mí es un homenaje a nuestra conexión creativa en ese entonces. Los poemas que lo componen fueron naciendo poco a poco, desde que estaba en la universidad hasta el 2010 cuando fue publicado. Yo no tenía ni idea del rumbo que tomarían, pero estaban llenos de autenticidad y frescura, y creo que esa ha sido la clave para conectar con los lectores. Son las voces que me habitan y me hablan desde niña. Decidí complementar el libro con un CD con mis poemas musicalizados a ritmo de tambor, porque siempre la música ha hecho parte de mi creación.
Con Pájaro, vértigo, escritores de la talla de Carmen Posadas, Plinio Apuleyo y Santiago Roncagliolo se rindieron a tus pies al igual que lectores poco habituados a la poesía. Muchos han llegado a afirmar que has creado una nueva estética poética en España, sin duda un enorme elogio, Lilián.
La crítica y afamados escritores
elogiaron su segundo libro 
Estoy muy contenta con el resultado y la acogida que ha tenido. Pájaro, vértigo es un canto a la libertad, al deseo. Es el peligro que supone el vuelo ante la posibilidad de la caída. Mi intención nunca ha sido crear una nueva estética, pienso que son cosas que se van dando. Lo que realmente me importa es que la expresión de mi verdad favorezca a otros.
Eres una escritora acostumbrada a los premios y reconocimientos, los recibiste en tu tierra y, aquí en España, sin embargo creo que  hay dos a los cuales les tienes especial cariño: haber sido seleccionada entre los diez mejores escritores jóvenes de Latinoamérica por About.com (New York, 2011) y la XIV distinción ‘Poetas de otros mundos’ concedida por el Fondo Poético Internacional en reconocimiento a la alta calidad de tu poesía, obtenido este año, ¿a qué atribuyes tanto éxito? ¿Haber estado en el  momento y lugar adecuados o al trabajo puro y duro?
Para mí un momento decisivo fue cuando gané el certamen de poesía inédita en la Universidad del Norte en Barranquilla. Allí reconfirmé que escribir era lo mío. Ni siquiera mi familia sabía de mi inclinación por las letras,  ya que mas bien fue un acto solitario que mantuve casi en secreto, solo lo sabían mi hermana y amigos muy cercanos. Cuando fui seleccionada por About.com en Nueva York casi me da algo, no podía creer que mi trabajo estuviera teniendo tal repercusión. Te juro que me dieron ganas de llorar, rebobiné el casete y se me vino a la cabeza mi familia, mis amigos, el estar lejos de mis raíces; entonces respiré hondo y sentí una enorme gratitud. Y con la distinción Poetas de otros mundos, que también recibió mi esposo el artista y poeta neozelandés Charles Olsen, fue doblemente maravilloso, ya que es el reconocimiento a un camino juntos y por separado. Solo puedo decir que la tenacidad te hace estar en el lugar y momento indicado.
Entregada a la danza en Afrolyrics
Tu pasión por la palabra no conoce límites  y eso se ve reflejado también en tus estudios de Periodismo y  Producción Audiovisual, medios que te han servido para mostrar quién eres y comunicar tu verdad, ¿qué temas atraen tu atención y cómo los trabajas al momento de darlos a conocer? ¿Cómo trabajas la poesía teniendo como elementos las imágenes sonoras y visuales?
Mis estudios son imprescindibles para hacer lo que hago, de hecho están al servicio de mi poética. Hay una labor periodística cuando escribo, una indagación profunda de la realidad, un seguimiento de las circunstancias y de la gente que me rodea; es vivir en contacto con la fuente, donde emana mi inspiración, entrar en mí y perderme, lo que llamo el goce del misterio. Los temas son todos, no tengo preferencias, estoy viva y tomo lo que llega. Me gusta la sorpresa, el estado no mental. Luego me  pongo a escribir y lo dejo salir todo hasta dejarlo en reposo. Los enamoramientos son peligrosos. Cuando llega el momento de corregir soy muy perfeccionista, no te imaginas cuanto, los leo y los releo en voz alta hasta encontrarles su propio ritmo. En cuanto a las imágenes, procuro no excederme, prefiero la potencia de una buena imagen y la sencillez de la palabra alrededor. Allí encuentro una gran vitalidad.
Actualmente codiriges con el poeta y artista neozelandés Charles Olsen la productora audiovisual artística y literaria Antenablue, ¿cómo nació este proyecto? ¿Cuál es su público objetivo? ¿Qué tipo de proyectos acogen?
Lilián confiesa que el encuentro con sus raíces ha sido
un proceso que se dio en España
Como siempre he dicho, yo soy la antena y Charles el blue, juntos somos un equipo amoroso y creativo, nos apasiona el lenguaje audiovisual, la música y la poesía. Ambos vinimos a España en busca de nuestros sueños, somos inquietos, arriesgados y nos fascina crear. Nuestro primer video (a los veinte días de conocernos) Llanto congelado surgió una mañana en la cocina de su casa, decidimos coger los elementos que allí estaban e inventar una historia de animación con su cámara de fotos. No teníamos guión ni nada preconcebido, simplemente ganas de volar con nuestra imaginación. Así nació nuestra productora, como un juego de niños. Llevamos ocho años y la creatividad y el amor nos une. Hacemos video poemas, book trailers, video arte, videos musicales, documental, visuales para espectáculos, todo dentro del lenguaje artístico. Nuestro público es todo aquel que se atreva a sentir.
Tu genuino amor por tus raíces afro te condujo a crear el espectáculo escénico, Afrolyrics,  una historia de amor y tambor. Sé que en él  fusionas tu poesía con la narración oral, la danza y los tambores afrocolombianos, es una manera de rendir tributo a tus ancestros y dar a conocer a la Colombia negra, ¿no es así?
Mi encuentro con mis raíces ha sido un proceso. En Colombia no la había explorado ni vivido totalmente, pero cuando llegué a España y comencé a bailar en un grupo de danzas afrocolombianas- con el que estuve diez años- sentí la fuerza del tambor y su llamado. Entonces me di cuenta de que mi poesía tenía ese ritmo que corría por mi sangre negra heredada de mi padre y fue cuando decidí crear Afrolyrics como una manera de expresar el sentir de mis ancestros,  el latido de la tierra. Ahora somos una compañía y también una familia. En este camino me acompañan los percusionistas Álvaro Llerena Martínez y Shango Dely,  Denisse Ariza en la percusión menor y Daniel Aguirre en la dirección y dramaturgia. En estos años hemos crecido hasta llegar a lo que hoy es nuestro espectáculo escénico Afrolyrics una historia de amor y tambor donde la poesía, la narración oral, los tambores y la danza se entretejen en un ritual ancestral donde el espectador participa con su imaginación.
Con sus compañeros de Tan tan poético
También tienes un espectáculo dedicado a los niños que lleva por título Tan tan  poético, donde les conectas con la música de la Madre Tierra y la Naturaleza, e incluso les propones escuchar el ritmo de sus cuerpos, ¿cómo se te ocurrió esta propuesta tan original que tiene mucho de espiritual y de conexión con lo que somos y fuimos?
Tan Tan poético la historia del pequeño tambor que quería ser piano surgió porque sentimos que los niños, independientemente del lugar donde nazcan o vivan, necesitan conectar con su origen, con ese poder original ligado al espíritu. Al igual que yo descubrí mi propio ritmo quiero que ellos encuentren el suyo.  Este espectáculo que hace parte de la compañía Afrolyrics aboga por la búsqueda de la identidad y nuestras raíces.
Concibes la vida como un baile y tu cuerpo sigue los sonidos del tambor, ¿será que todos estamos hechos de música? ¿Es verdad que el baile es una forma de escritura?
Por supuesto, la vida es un baile que se baila de muchas maneras, el cuerpo es un instrumento y hay que ponerlo a sonar. En mi caso el tambor es lo que me sacude. Desde hace dos años estoy asistiendo a clases de danza africana tradicional con la bailarina guineana Marisa Camara como parte de una investigación artística y personal que me hace conectar y ahondar en mi raíz. Yo cuando bailo siento que escribo desde otro estado de conciencia, las ideas se remueven, la mente se aquieta y las palabras se liberan de su jaula y bailan conmigo.
Te apasiona además barrer la casa, comer frutas, coquetear, hablar con la gente en la calle,  las ciencias ocultas y  el psicoanálisis, ¿cómo entender a Lilián si es todo eso? ¿Dónde hallarla realmente?
Barrer me relaja, la fruta me seduce, coquetear me arrebata, hablar con la gente me enviaja, las ciencias ocultas y el psicoanálisis me enloquecen. Entenderme no sé si sea fácil, pero fijo me encuentran en lo que escribo.

Si desean saber más de la escritora y artista
pueden pinchar
los siguientes enlaces:
http://www.lilianpallares.com/
http://www.antenablue.com/
https://www.facebook.com/lilianpallarespoeta
https://twitter.com/lilianauta?lang=es
https://vimeo.com/149825891
https://vimeo.com/95678813
https://vimeo.com/105277554
https://vimeo.com/7639789
https://vimeo.com/168997007
https://www.youtube.com/watch?v=zJdfOD9Jjbc

lunes, 4 de septiembre de 2017

Joan Machirant: “El artista si sabe mirar siempre descubre en el ser humano los planetas más dispares”



Hay artistas que sí pueden dialogar con el alma de las personas  o  tocar la esencia de las cosas y quedarse impregnados de esa fragancia única para luego intentar recrearlos en sus particulares interpretaciones sea en música, literatura o pintura. Tal  es el caso de Joan Machirant, que es un artista que no solo ve mediante sus ojos, especialmente dotados para percibir formas y colores, sino que es capaz de captar las emociones y reproducirlas con empatía en sus cuadros.  Yo diría que Joan Machirant es el pintor de la psicología humana, el que retrata el alma.
Tu primer contacto con el dibujo fue cuando tu familia se mudó a la casa de la calle de Cuba. Te viste fascinado por el cemento y no dudaste en pintarrajear el suelo, ¿qué sensación te dio el hacerlo?
Trabajó muy duro para sacar adelante a su familia  
Fue en una mal obrada planta baja de la Calle dos de abril (Barrio de Ruzafa) donde con tres, o cuatro años, dibujé en el suelo de aquel corral el número ocho.  Corral con parra de uvas negras que trepando llegaba a cubrir y dar sombra a la terraza. Instante en el que al trazar ese signo, empecé a comunicarme con los que me rodeaban, con algo tan aparentemente sencillo, como dibujar un lazo.
Naciste artista y tu padre lo supo desde siempre, por eso en la medida de sus posibilidades apoyó tu preparación. Sin embargo, tuviste que repartir tus estudios de Bellas Artes como el trabajo. Contabas con 11 o 12 años por entonces, ¿no es así?
El hambre hacía estragos. La necesidad era mucha y como otros, dejé de estudiar para de aprendiz, aportar algo al hogar.  Destinado, pero no resignado sufría a la espera, de que algo me librara, de ser uno más en aquella  oscura imprenta, y he aquí, que ese soplo llamado casualidad movió la vela y lo que parecía un naufragio, se convirtió en esperanza salvadora, gracias, a que uno de los jefes del taller le preguntó a mi padre: “Batiste ¿Quién ha pintado eso que está puesto en el tablero de contar las resmas?” “Mi hijo”, respondió. “¡Ah! Pues mañana mismo lo llevo a que el mejor dibujante comercial de Valencia le haga una prueba”.
Te gustaba pintar a tu abuela. La hacías posar por largas horas. Ella solía decirte que lo mejor te salía eran los ojos. ¿Estás de acuerdo?

Admite que nunca sabe a cierta lo que va a salir cuando pinta 
Mi abuela, mi padre y hermanas eran mis modelos, pero mamá no posaba, porque la pobre no paraba ni un momento.  Josefa, mi abuela, había tenido una parada de aves y conejos en el Mercado central, pero cuando acabó la guerra se la expropiaron, y en cuanto llegamos a Valencia, se vino a vivir con nosotros. Le encantaba verme dibujar y en su amor por mí, me decía, que lo que mejor pintaba eran los ojos. Posaba un ratito y al poco se levantaba para ver lo que había hecho y si le gustaba, me dejaba solo para que pintara  los surcos de su rostro con las acuarelas, que alguien había dejado en uno de los cajones de la vieja cómoda.
Tu alma por naturaleza es sensible y dada a observar, por eso ves una historia en cada momento. Sabes capturar un momento, primero con la vista y emoción, luego con tu arte. ¿Qué me puedes decir de la escena donde las mujeres  aprovechan para contarse sus cosas  mientras  remiendan los calcetines en la puerta de sus viviendas?  O de aquella muchacha que introduciendo sus piernas en una palangana se depila las piernas en medio de su patio.
De mis vecinas solo diré, que para nada les incomodaba que yo las mirara. La mayor, de pelo negro y brillante cual zafiro pulido, era la dueña de unas piernas blancas que ya depiladas, se tornaban rosadas de rodillas y de talones,  como nalgas de melocotones.
Sí, y era siempre al terminar la fregada, cuando las mujeres a refugio de pared en ruinas, se sentaban  a charlar si la tarde era soleada. Charlaban de sus cosas  a la vez que remendaban  medias y calcetines  poniendo un huevo de madera dentro de ellos. 
Una de sus últimas creaciones 
Don Manuel Sigüenza, tu profesor  en  la Escuela de Artes y Oficios de Artesanos de Valencia te ayudó a descubrir tu vocación, y fue él quién te recomendó  ingresar a la Escuela de Bellas Artes de San Carlos de Valencia al percibir tu potencial. ¿Qué recuerdas de sus enseñanzas? ¿Cómo era como maestro y ser humano?
Don Manuel Sigüenza, profesor de barbas blancas y figura de espíritu levitado, era un hombre bueno y callado. Miraba con atención lo que hacía y solo al terminar el dibujo me decía, con voz que parecía salir de detrás de una espesa cortina: “Joan tienes que ir a San Carlos”.Visité su estudio dos veces, y en su caballete lo que a medio pintar se veía, era la cabeza de un caballo. 
Entiendo que ingresaste como aprendiz en un taller para adquirir experiencia. No te daban ni un centavo, pero aprendías.  Y rápido. Eso hizo que te encargaran trabajos y comenzaras a ganar algún dinero.  ¿Le pusiste toda la voluntad del mundo a tu labor?  Eras un niño y tenías responsabilidades de adulto.
Decorar la vitola de una sedalina fue el  primer encargo que me hicieron. No era voluntad, era el placer de huir del oscuro taller. Empezaba a ser querido y valorado por los clientes que conseguía.  Me trataban de usted y les encantaba cambiar impresiones con aquel jovencísimo dibujante al que igual se le pedía que diseñara originales para el testero de una caja de naranjas, un paquete de medias de señora, etiquetas para toda clase de botes de conservas, o dibujos para un catálogo de joyas, o bisutería fina.  No había tope, cualquier encargo que entraba  por la puerta de aquel modesto estudio se creaba. Era la modernidad, arte que en el mundo del consumismo se llamará ‘arte intemporal de uso útil’.
¿Crees que te perdiste algo teniendo que salir a trabajar a temprana edad para aportar en casa?
Cuenta que vendió todas la obras de su primera exposición horas antes de
inaugurar
El hecho de tener obligaciones de persona formada no me quitó espacio, ni distrajo mis ganas de divertirme.  Al contrario, disponía de dinero y cuando salía con los amigos, lo gozaba de firme.
El amor hace que te centres y retomes tu camino primigenio. Preparas exposiciones y comienza tu andadura por las principales capitales europeas.  ¿Supiste en qué momento dar marcha atrás? Tu corazón fue tu guía, ¿no es verdad?
Un día, alguien entendido me dijo: “Tienes que hacer una exposición”  Llené de obras la galería y antes de inaugurar ya estaba todo vendido. Suerte, claro, pero los que adquirieron aquellas primeras obras, y a los que ahora les sigue interesando mi trabajo, ni son de mi familia, ni amigos, ni nadie a quien de antemano conociera. Sigo en mi estudio y digo, que por desgracia hay galeristas que entienden de arte, lo que yo de esquilar borregos.
 La figura humana es lo que despierta mayor interés en ti, ¿por qué?
El artista si sabe mirar siempre descubre en el ser humano los planetas más dispares. Unos nacen y al poco desaparecen,  otros se quedan pero apenas se ven, los hay para soñar y hasta como dispuestos a eliminar a quien se ponga por medio. No hay panorámica en el universo que no esté dentro, o fuera, de nuestro cuerpo. Somos como la manzana que invadida por gusanos, aún sirve  para dar  vida, gracias  a sus semillas.
Afirma que pintar es un diálogo con la vida 
Has dicho que pintar para ti es un diálogo con la vida, pero sin respuestas definitivas. ¿Cómo se entiende esto?
Contradicciones y libertades todas, pero sin pedantería, vanidad o soberbia  ¿o es qué acaso, no es en el campo de las contradicciones donde a veces la voz de la verdad se deja oír?
¿Dejarás de pintar alguna vez? ¿En tus planes está esa jubilación?

Pintar, escribir, componer o tocar música nos engrandece  y hasta es bueno que de las alas de la paloma se desprenda alguna de sus más bellas plumas, si esto le ayuda a volar mejor y ser más libre. Manos y mente, que mientras no tiemblen darán fruto, porque jubilarse, ni es quedarse ciego, ni impedido.  Hoy la forma de vivir de un artista, nada tiene que ver con  los tiempos románticos y en cierto modo desdichados de Van Gogh, Modigliani, Gris y hasta de Picasso, que tuvo el valor de decir cuando ya era muy rico, que él era un bufón, si se comparaba con los grandes de la pintura.  Ahora todo es comercial. Hay que pagar multitud de recibos, declarar el IVA trimestralmente, autónomos, rentas y más,  que dejan el romanticismo y la bohemia solo para los que, pasan de tener compañera, hijos, casa, coche, vacaciones, tecnología  y demás cosas de la vida moderna.  Le debo tan buenos momentos a mi plena dedicación al arte del dibujo y la pintura, que si volviera a nacer, haría lo mismo. Me aliaría a la tecnología como una herramienta más priorizando siempre ese humanismo, que tanta belleza y espiritualidad nos aporta.



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Y si quieren contactar con él
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