Si desean saber sobre mi faceta de escritora, por favor, ingresen a https://elgareategui.com/ Asimismo pueden hallar información sobre mi actividad como periodista literaria y promotora cultural en La ardilla literaria ( https://laardillaliteraria.com/)

lunes, 6 de noviembre de 2023

Nieves Vargas: «La familia es única sin importar en qué nivel de clase social se ubique»

 

Nieves Vargas es una creadora nata. Su necesidad de comunicar y conectar con la gente la condujo a expresarse de diversas formas. Y una de ellas es la escritura. Lleva años publicando poemarios y novelas, con el objetivo claro de contar una historia que conmueva y conduzca a la reflexión. Hasta hace poco solo había escrito para adultos, sin embargo, hoy nos presenta  El mundo de Lucía, que si bien es cierto, está orientado al público infantil, no excluye a los más grandes de la casa, pues es un libro con el cual podremos volver a mirar nuestro entorno con ojos de inocente sorpresa.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                      Declaraste, hace algún tiempo, que en todos tus libros, hayan sido en prosa o verso,  e incluso en tu rol de actriz, te ha gustado contar una historia, y tu última creación no podía ser distinta.

En primer lugar, déjame agradecerte por permitirme dar a  conocer mi trabajo literario,  y, en segundo término, saludar a tus seguidores que son parte fundamental de los trabajos de todo escritor/escritora. Efectivamente, un trabajo literario, en gran parte, son experiencias vividas, historias que dejan enseñanzas positivas y El mundo de Lucía no es ajeno en sus objetivos. Los niños son pequeñas esponjas que absorben todo lo que se les da, por ello, nosotros, los adultos, debemos darles las herramientas necesarias para ser felices y enfrentar con valentía las adversidades futuras.

En El mundo de Lucía pones de manifiesto el papel de la familia en la crianza de los niños. La pequeña protagonista descubre su entorno de la mano  no solo de sus padres sino también de sus abuelos.

La también actriz destaca la importancia
de los abuelos en la vida de sus nietos. 

La familia juega un papel fundamental para hacer de sus hijos buenos ciudadanos, la enseñanza de buenos valores, desde el ejemplo con amor y comprensión. Como bien sabemos  la familia no solo son el padre y la madre, también están los abuelos, ellos por supuesto con su infinita ternura y comprensión son los pilares sólidos llenos de bondad.

Asimismo, aunque parezca obvio, destacas la enorme importancia que la dedicación y el amor que los padres deben prodigar a sus hijos, teniendo en cuenta que serán los ciudadanos -que en un futuro- tomarán el timón de este mundo.

Desde mi punto de vista, las bases principales están: en enseñar la solidaridad, la gratitud, la valentía, la confianza en sí mismos para enfrentar y lograr solucionar los posibles problemas que surjan.

Has aclarado que debido al rango de edades, al que está dirigido tu libro, no existe la intención de invitar a la reflexión, sin embargo, evidencia una mirada amorosa, alegre e inocente de la vida,  ¿consideras que se les está arrebatando el mundo de la fantasía y ternura que se merecen  nuestros niños?

Desde luego que sí, vivimos rodeado de toda clase de adelantos que están al alcance de todos, y, en muchos casos, no dejan que vuele la imaginación creadora de los pequeños. Y por otro lado, es bien sabido que el capitalismo nos domina. Hoy en día trabajan el padre y la madre, por tanto,  su tiempo es más limitado. Es ahí donde los abuelos juegan un papel fundamental en la vida de sus nietos.

Tengo entendido que para desarrollar el entorno familiar de Lucía no pensaste en una ubicación precisa, sólo te interesó que fuese un hogar común y corriente, ¿cuáles fueron tus razones?

A Vargas le preocupa el futuro 
de la niñez. 

Porque la familia es única, sin importar en qué nivel de clase social se ubique, cuando se habla de ella. La sociedad juega un papel importante también.

El mundo de Lucía también se ha traducido al inglés, ¿qué me puedes contar de esta experiencia?

Efectivamente, así es. El uso de una lengua adicional será importante para ayudar en el desarrollo de los niños. La experiencia de ir creciendo al ritmo de Lucía, con quien aprenderemos a descubrir un mundo lleno de amor e ilusión.

  que imaginaste a tu protagonista Lucía en su adultez, y pensabas en el tipo de ser humano en que se convertiría, ¿crees que seguiría conservando los valores que le inculcaron?

Los niños con valores siempre tendrán las herramientas morales para salir a delante, pero aún así, se avizoran tiempos difíciles y, quizá muchos eventos serán ajenos a la voluntad humana. El cambio climático y la falta de agua alteran la vida de los seres y, no sabes cómo me gustaría tener una bolita mágica que me permitiera ver el nuevo mundo de Lucía; el coraje y la valentía de esa futura sociedad.

Si desean saber más
 de la autora y su obra 
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viernes, 6 de octubre de 2023

Lluïsa Lladó: «Es fundamental que las mujeres se unan en la promoción de la sororidad»

 


Lluïsa Lladó es una poeta que habla fuerte y practica lo que evidencia en sus libros. Le preocupa la superficialidad en la poesía y ha efectuado denodados esfuerzos para que sus libros sean un legado para sus hijas y el resto de féminas: un testimonio honesto  de las vivencias de las ancestras, el presente la generación femenina actual e incluso se atreve a visualizar los cambios que podrían  lograr las mujeres  aplicando una sincera sororidad.

En Etiqueta roja, Lladó  reflexiona enérgica sobre los cánones de belleza, el culto a la juventud y la menstruación, que también tiene mucho que ver con el título de la obra.

El silencio es un tema muy presente en tu poemario, hay mucho por decir por parte de las mujeres, sin embargo, se da una especie de autocensura que juega en contra.  ¿Los miedos siguen siendo igual de fuertes que nos paralizan a la hora de manifestarnos? ¿Qué nos detiene?

El miedo al rechazo y a la crítica puede ser un factor importante. Las mujeres pueden preocuparse por cómo serán percibidas por los demás, especialmente en entornos en línea donde los comentarios negativos pueden ser virales.

A lo largo de la historia, las mujeres han sido educadas para ser "calladas" o "modestas". Las expectativas sociales y las normas tradicionales pueden influir en que las mujeres se sientan incómodas o reacias a expresar sus opiniones y experiencias de manera abierta.

La denominada sororidad aún está en ciernes, ¿opinas lo mismo? No es raro observar la  crítica devastadora de una mujer contra otra, sobre todo cuando proviene de una jovencita hacia una fémina madura.  La gente joven cree que jamás va a envejecer.

Algunas personas jóvenes pueden no tener una comprensión completa de las luchas y desafíos que enfrentan las mujeres más maduras. Esto puede contribuir a la falta de empatía y críticas injustas.
La poeta es consecuente con sus ideas

Sin embargo, es importante destacar que la sororidad es un ideal que muchas personas están trabajando activamente para promover. La educación, la conciencia y el diálogo son herramientas importantes para fomentar la comprensión y el apoyo mutuo entre mujeres de diferentes edades.

Es fundamental que las mujeres, independientemente de su edad, se unan en la promoción de la sororidad y se esfuercen por comprender y apoyar las experiencias y desafíos de las demás. A medida que más personas tomen conciencia de la importancia de la cooperación, es posible que veamos un aumento en la solidaridad y el apoyo en todas las etapas de la vida.

Otras ideas que desarrollas -con absoluta crudeza y honestidad-  son las  de la edad y el paso del tiempo, hablas del uso del esparadrapo en el cuello de nuestras mayores para alisarlo y aparentar ser todavía joven, hoy en día son los filtros y Photoshop los que obran  verdaderos milagros de juventud y belleza, tanto que las mujeres se crean apariencias que contrastan con sus realidades. ¿Exigencias del libreto social?

Los medios de comunicación y las redes sociales a menudo promueven estándares de belleza poco realistas que son difíciles de alcanzar para la mayoría de las personas. Esto puede llevar a la presión para "parecer perfecta", lo que a su vez puede crear una brecha entre la apariencia en línea y la realidad.

La regla desde que aparece en nuestras vidas nos condiciona (o nos ha condicionado), sea cual fuere la sociedad en que hemos nacido o criado, los prejuicios y los condicionamientos son semejantes, en el poema homónimo te refieres a ella con una interrogante. ¿Has descubierto el por qué del dichoso nombre?

Apuesta por la poesía como terapia

El término "la regla" se utiliza comúnmente para referirse a la menstruación, pero también puede evocar una serie de asociaciones culturales y sociales relacionadas con la feminidad y el control del cuerpo de las mujeres.

El origen etimológico de la palabra "regla" proviene del latín y se asociaba a la presencia regular y puntual de un fenómeno orgánico, que no necesariamente está presente ni es periódico en todas las mujeres. Por otro lado, la palabra "menstruación", también de etimología latina, se derivaba de la sinergia de los ciclos lunares con el periodo, y curiosamente solo se mantiene en el calendario de gestación en algunas culturas o entre matronas.

La palabra regla, que es polisémica,  tiene una gran connotación social porque se asocia a la norma o a la imposición de un precepto, y en este poema he querido precisamente enfatizar este significado.

¿Qué objetivo personal has cumplido con la creación y la salida a luz de este poemario?

Mi meta es invitar a la reflexión no solo desde una perspectiva femenina, sino humana en general. Mi objetivo es poner palabras a sentimientos y situaciones que algunas personas pueden no atreverse o no tener la oportunidad de verbalizar. Aspiro a que mi poesía tenga una finalidad terapéutica, pero también social y cultural.

Deseo que el arte, en este caso la poesía, no se limite a la superficialidad del 'Carpe Diem', sino que fomente valores internos como la lectura, el estudio y la revaloración del pensamiento. Quiero que mi obra sea un testimonio y un consejo que he extrapolado a las nuevas generaciones, y en particular, a mis propias hijas. Quiero que conozcan el legado femenino asociado a la menstruación y sus prejuicios, y que no basen su fuerza únicamente en lo efímero.

Si desean saber más
sobre la autora y sus obras
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lunes, 11 de septiembre de 2023

Desirée Ruiz: «Los secretos familiares son el eje fundamental de mis novelas»

 


La escritora Desirée Ruiz retorna a la publicación con una novela que narra la historia de una familia marcada por la misteriosa muerte de una mujer  y el empeño de una de sus descendientes por conocer la verdad. 

En  la novela Villa Melania podremos apreciar con nitidez cuán complejos somos de modo individual, así como cuando socializamos. No es fácil interactuar con el otro, sea cual sea el papel que nos ha tocado desempeñar, más aún, cuando albergamos inseguridades, traumas o baja autoestima.

Desde su inicios, Ruiz nos ha planteado desvelar secretos de familia, sin embargo, esta nueva propuesta de lectura nos invita a ser empáticos y tolerantes con aquel que falla, es malvado o egoísta.

Como bien apunta la autora: «…los monstruos no lo son tanto si los miramos con compasión». 

Los secretos familiares se preservan con mucho celo por muchos motivos, en tu novela Villa Melania, encierran la trama central de la historia, ¿crees, en este caso, que Cloe quedó satisfecha con su descubrimiento? ¿Qué realmente valió la pena?

Los secretos familiares son el eje fundamental de mis novelas; Villa Melania no es una excepción. Sin embargo, en este caso hay secretos del pasado que ninguno de los personajes llegará a conocer y que tan solo se desvelarán a los lectores.

Me preguntas en concreto por Cloe: indaga en la figura oculta de Melania y creo que lo que descubre es importante para ella, le da una visión nueva de su historia familiar e incluso le proporciona un vínculo estrecho con la villa.

Las enfermedades mentales, pese a que se les pretende dar visibilidad y quitarles el estigma que arrastran, aún no se ha conseguido, ¿por qué existe esa resistencia a afrontar dicha situación cuando el afectado es un ser querido? Tal como se observa en tu novela.

Muchos de los secretos de la historia sólo
 lo descubrirán los lectores

Es un tema muy complejo, supongo que múltiples factores explican esta resistencia. Desafortunadamente, como tú bien dices, a pesar de la tendencia a visibilizar las enfermedades mentales, se siguen callando y a menudo se ocultan cuando se dan en el ámbito familiar. Puede que exista el temor al estigma social y a la incomprensión, muchas veces acentuado por el desconocimiento o por una visión distorsionada de este tipo de enfermedades.

Otro aspecto a destacar en Villa Melania es el de las familias recicladas, cuando la nueva pareja se niega a aceptar a la criatura del compromiso anterior de la pareja y se desentiende de ella. En lo que respecta a la novela, hay muchas Camila padeciendo el rechazo de sus madrastras. Se eterniza el genio y figura de este arquetipo malvado, ¿no es así?

En este caso me temo que sí. Paloma es el prototipo de “madrastra malvada”, aunque esa sería una lectura superficial del personaje. En realidad, no sólo es mala madrastra, también es mala madre, es alguien destruido por unos celos exacerbados, con una autoestima enferma. Entiendo que resulte un personaje tremendamente antipático, pero también es digno de lástima.

En tu novela están representados casi la totalidad de tipos de madre: desde las disfuncionales hasta las, más o menos, entregadas, por tanto, podemos observar el resultado de su desempeño. Sin duda, existe mucha carencia de amor maternal en esos hijos de tu Villa Melania. ¿Que nos puedes contar, Desirée?

La relación materno-filial es una de las más importantes de la vida de una persona; la figura de la madre, su amor, su apoyo, resulta determinante en muchos aspectos. Sin embargo, no podemos olvidar que las madres son mujeres con sus limitaciones, sus miedos, imperfecciones y errores. Salvo en un caso del que no me gustaría hablar para no desvelar demasiado, yo no creo que haya carencia de amor maternal en Villa Melania, aunque sí madres obsesivas o egoístas, que no son capaces de soportar la frustración o de interactuar con sus hijas de un modo adecuado o de demostrarles su cariño.

Existe una frontera muy delgada entre la admiración y la envidia, y en función de lo que nos haga esa persona en cuestión, nuestras emociones o afectos pueden cambiar, como le pasó a Cecilia. ¿Estás de acuerdo?

La autora admite que se puede pasar de la admiración
a la envidia, y caer en el sufrimiento. 

Sin duda. Las personas somos seres muy complejos y nuestras emociones también lo son. A veces hablamos de envidia sana refiriéndonos a admiración, aunque son sentimientos muy distintos; sin embargo, igual que se puede pasar del amor al odio, se puede pasar de la admiración a la envidia, y caer en una espiral de sufrimiento y de emociones negativas.

Un personaje que destaca por su resiliencia es Lucas. No es nada fácil reponerse a una perdida tan grande y decidir un cambio radical en su forma de vivir.

Lucas es un personaje maravilloso, pero al mismo tiempo su forma de actuar puede resultar extraña para alguien de su edad. Lo que le ocurrió en el pasado explica esa decisión de vivir de un modo determinado, de disfrutar de cada uno de los momentos que la vida le brinda, pero con serenidad, mirando hacia lo alto cuando pasea, despacio…

Otro punto a destacar es el tema de la autoestima, la importancia de que las personas aprendan a quererse (y a valorarse), a pesar de su familia y sus circunstancias. Cloe logra salvarse de una forma casi intuitiva, ¿no crees?

Los celos y la envidia están muy presentes en Villa Melania y en la vida de casi todos los personajes que transitan por ella. Pero no de todos; uno de los que se libran de este tipo de emociones es precisamente Cloe. Ella, la más joven, es una persona luminosa, clara, el personaje que sirve de contrapunto a la oscuridad de la historia. Y esa forma de afrontar la vida resulta sanadora, superando todo lo externo, incluso la relación con su madre.

Los diarios casi no se estilan en la actualidad (o quizá me equivoque y solo hayan cambiado de formato), pero en Villa Melania cobran una vital importancia para que las personas arriben a descubrimientos relevantes.

Los diarios le parecen un recurso literario fantástico

Soy una gran amante de los diarios. Comencé muy pequeña a escribirlos y los fui guardando en un baúl hasta que fueron más de veinte. Continúo con esa costumbre, aunque con anotaciones más breves, más anecdóticas quizá, pero siempre en papel. Creo que es una terapia magnífica, se la recomiendo a todo el mundo. Ahora se habla mucho de los diarios de gratitud: sea como sea, ayudarte de la escritura (y si puede ser a mano, mejor) para detenerte, centrarte en el momento presente y dedicar un tiempo a trabajar tu interior y tus emociones resulta muy gratificante.

Como recurso literario los diarios me parecen un elemento fantástico. Me encanta todo aquello que permite desempolvar relaciones o historias familiares que de otro modo caerían en el olvido: diarios, cartas manuscritas, notas ocultas en escritorios antiguos o en desvanes polvorientos, pequeñas llaves que abren compartimentos secretos. Son enlaces entre los tiempos y poseen en halo romántico y antiguo fascinante. Además, cómo bien dices, en Villa Melania resultan decisivos para desvelar parte de los secretos silenciados.

Melania fue víctima y, a la vez, victimaria, sin duda un niño roto puede convertirse en un monstruo para su entorno.

No me gustaría desvelar demasiado del personaje de Melania. De todos modos, sin duda  lo que vivimos va configurando nuestra forma de ser, y que en ciertos casos los monstruos no lo son tanto si los miramos con compasión.

Si quieren saber más sobre la autora y su obra 
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en los siguientes enlaces. 
https://www.hanska.es/es/autores/desiree-ruiz/



 

 

 

 

jueves, 29 de junio de 2023

Isabel Barceló: «De que la gente buena predomine depende el futuro de la humanidad y del planeta»

 


Isabel Barceló ha sorprendido a sus lectores con la publicación del libro de cuentos infantil Elena, Pipa y el dragón. Nos tenía acostumbrados a una literatura distinta como son los ensayos y novelas históricas, que jamás pensamos en la posibilidad de que escribiera una obra dedicada a los más pequeños. Sin embargo la escritora valenciana revela que lleva algún tiempo creando obras para niños y jóvenes, pero que no se animaba a publicarlas. Barceló considera que cada libro elige el momento adecuado para darse a conocer.

Has sorprendido a tus lectores con tu incursión en la literatura infantil, nadie se esperaba la publicación Elena, Pipa y el dragón, aunque tengo entendido que no es el primer cuento para niños que escribes, ¿no es verdad?

Estás en lo cierto. He escrito otras obras para niños y jóvenes, pero este es el primero que publico.

Elena y Pipa existen en la vida real, aunque sus nombres, en parte, han sido cambiados, ¿nos puedes desvelar sus identidades?

Por vez primera la autora publica una obra infantil 

Sí, sus nombres son Helena y Kima y se corresponden con mi nieta y su perrita foxterrier. Como es natural, tanto la historia como los caracteres de sus protagonistas son ficción, pero sí tienen algo en común con los reales: la naturalidad y la sinceridad con que se acercan al que es distinto, al que parece y es, socialmente, más débil. 

Tu cuento toca temas muy importantes, aunque a simple vista no lo parezca: la discriminación, los prejuicios y las etiquetas están presentes a la hora de contar esta historia, ¿había una intención clara en abordar estos aspectos en tu cuento?

Me gusta contar historias. En mi proceso creativo la historia es una chispa previa a pensar en los valores o los temas que se tocarán. Ellos vienen solos a medida que se desarrollan los acontecimientos, los impulsos y los sentimientos que mueven —o paralizan— a los protagonistas. En cierto modo, es una imitación de la vida. La realidad no tiene intenciones: somos nosotros, los seres humanos, quienes buscamos dar orden, sentido y valor a lo que acontece.  Así que la respuesta a tu pregunta es no, no me planteé previamente qué valores quería transmitir ni qué temas tocar.

Declaraste en la entrevista previa que, de una manera u otra, querías darle visibilidad al otro, por favor, cuéntanos más al respecto.

Con mucha frecuencia el otro, el que es diferente, nos es presentado como una amenaza o como un ser inferior por el hecho de tener características distintas a las que creemos más comunes: por el color de su piel, por su tamaño o su peso, por ser muy estudioso, por ser poco hábil en un deporte o una actividad, por haber nacido aquí o allá, en resumen, por cualquier cosa. Son prejuicios que, lamentablemente, con demasiada frecuencia nutren el acoso escolar. Los acosadores —y quienes agreden a los demás— no le reconocen a su víctima virtudes, ni sentimientos, ni ninguna cualidad humana, la «cosifican» y así pueden ejercer contra ella la violencia, a veces con extraordinaria crueldad. La empatía, en cambio, nos ayuda a ponernos en el lugar de otra persona/otro ser, a reconocer sus virtudes, sus singularidades, sin juzgarlas. El otro —y todos somos potencialmente el otro para los demás—, no es necesariamente un enemigo y merece respeto.

En esta historia Barceló hace hincapié 'en el otro'

En este cuento, el otro es el dragón, a quien la población considera dañino desde el principio y no le da la menor oportunidad de mostrar sus cualidades. El efecto es muy negativo para todos: para el dragón, apartado de toda relación social, se traduce en infelicidad y soledad; la sociedad que lo ha rechazado, por su parte, se ha privado a sí misma de la ayuda y la amistad de un ser muy valioso. El desarrollo del cuento pondrá fin a todo lo negativo.  

También abordas el mundo de las emociones y sentimientos, en este caso, te adentras en el tema valiéndote de Elena, tu protagonista, quien vive llamando la atención de su familia y sus amigos con actitudes y comportamientos caprichosos.

Todas las personas necesitamos aprender a identificar y a canalizar nuestras emociones, y no siempre es fácil. Si ya nos cuesta a veces, siendo adultos, aún es más complejo durante la infancia. Para que le presten atención, Elena, como muy bien señalas, se comporta de manera desconsiderada hacia los demás y obtiene un resultado contrario al que ella desea: no se siente más querida, sino más rechazada. Su experiencia de amistad con el dragón le mostrará que aquel no era el camino correcto. El otro, si nos acercarnos a él sin prejuicios, puede enseñarnos muchas cosas.

El encuentro de almas entre Elena y el dragón, es un instante de gran emoción, porque se dan cuenta de que ambos sufren carencia de amor e incomprensión por parte de su entorno  Se perciben hermanados de ese modo, ¿no te parece?

Sí, es un descubrimiento muy reconfortante para ambos, se reconocen el uno en la otra y viceversa. Ha sido precisamente la percepción de la debilidad del otro y el deseo de ayudarlo lo que les ha movido a entablar una relación sin dejarse influir por los prejuicios. Ayudarse mutuamente les proporciona un vínculo profundo que hace aflorar lo mejor de cada uno de ellos. El resultado es benéfico para ambos y para la sociedad en la que viven. Y, desde luego, para ellos es también muy divertido.

La escritora y la autora de la nota 

Otro momento revelador es cuando Elena le pregunta al dragón  por su nombre y él le contesta que 'Depende'. Ella se sorprende al descubrir que carece de uno. Aquí subrayas la importancia de poseer una identidad. El nombre es fundamental, Isabel.

Así es, Elga. El nombre es el primer regalo de bienvenida que nos ofrecen al nacer, nos identifica en la sociedad que nos acoge, nos singulariza; nos dirá a nosotros mismos y a los demás quienes somos. Sustituir el nombre por un número o por un mote despectivo es el primer paso para negar no solo la identidad, sino los propios atributos que caracterizan a un ser viviente, ya sea humano o animal. Lo que no se nombra, no existe. Si no tienes nombre, no eres nadie. Elena, que entiende esto de manera intuitiva, le da un nombre al dragón y, con él, le abre la puerta de entrada a la vida social, al reconocimiento, a los futuros afectos.

Destacas también la importancia de la solidaridad, la cooperación y, por supuesto, del amor. A pesar de todo, ¿la gente sigue siendo buena?

La naturaleza ha dotado a los seres vivientes de instintos y de mecanismos para preservar la especie. La singularidad de los seres humanos es que, a lo largo de los milenios, hemos desarrollado una potentísima cultura de cooperación que nos ha permitido llegar hasta aquí y no solo a causa de los imperativos de la naturaleza, sino de una manera consciente, voluntaria, ya sea movidos por el afecto, por el interés o por la razón.  Somos capaces de la mayor generosidad y de la mayor abyección y de todo el abanico que se abre entre un extremo y el otro. Es una responsabilidad nuestra, individual, familiar y social, educar a la gente menuda para que preserven y transmitan a su vez esas cualidades de cooperación, solidaridad, cuidado del planeta y conciencia social que hacen de nosotros seres benéficos. De que la gente buena predomine depende el futuro de la humanidad y del planeta.

 

Si quieren saber más sobre la autora y su obra
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http://mujeresderoma.blogspot.com/
http://editorialsargantana.com/?s=isabel+barcelo


 

 

 

 

 

 

 

sábado, 10 de junio de 2023

Miriam Alonso: «Supongo que el cambio está estrechamente relacionado con soplar velas»

 

El confinamiento por la pandemia de la Covid-19 obligó a muchos autores a mirar hacia  su interior o a descubrir cosas que antes no había visto en su entorno, o las dos cosas, como le sucedió  a Miriam Alonso, quien tuvo que transitar la experiencia de la epidemia global desde su casita enclavada en un pueblo ubicado en El Bierzo.  Allí se dio el tiempo para reunir recuerdos pasados, experiencias recientes y mezclarlos con una buena dosis de fantasía para crear la novela Blackbird, una historia  que  también se refiere y reivindica a la gente gris. Ya sabrán por qué. 

En algunas ocasiones las novelas tienen mucho que ver con aspectos de nuestra personalidad, la manera de entender la vida o las circunstancias que estamos atravesando, ¿hubo algún imperativo interno que te condujo a escribir Blackbird?

Hubo unos cuantos. Para empezar, esta novela lleva la etiqueta “novela pandémica” porque nació, precisamente, durante el confinamiento. Cuando he hablado de ese periodo con compañeros, todos coincidimos en que los trabajos de entonces están más relacionados con la supervivencia del propio escritor que con el arte en sí. Creo que es el caso de Blackbird. Aquellos atardeceres en el norte (copa de vino D.O. Mencía en mano, sentada en el escalón de entrada a la casa), aquellos encuentros con un pájaro negro que se posaba, al amanecer y al ocaso, en el poste frente a mi puerta para reafirmar al mundo que él continuaba… La vista desde mi ventana, la colina, las viñas… Todo eso motivó la escritura de la novela.

La novela aborda una serie de temas que merecen tocarse de manera individual, por ejemplo: la relación entre padres e hijos, en este caso, el apego tóxico de Ariadne, la protagonista, con su padre, un hombre irresponsable, mentiroso y abusivo. Las Ariadne abundan en la vida real, Miriam.

Desde luego. Muchas veces se nos viene impuesto el querer y queremos ciegamente a aquellos que tenemos más cerca, a pesar del daño que puedan hacer. Es una lástima, pero sucede.

La vista desde su ventana motivó la escritura
de su novela.

Otro tipo de apego tóxico, porque no se puede llamar amor, es el de Francis por Natalia. Él sabe que no la ama, pero aún así está dispuesto a hacer lo que sea por ella. Algo que también vemos a diario entre parejas.

Francis no quiere ver, solo sueña. Creo que todos hemos sido Francis en algún momento.

Cierto es que los personajes de tu novela piensan y actúan manejados por su ego, tanto en su afán de ser queridos como en su idea de éxito. Podemos apreciar eso no solo en el abuelo de Ariadna sino en Fernando Cuervo, padre de Valentín, ¿no lo crees así?

Lo cierto es que todos los personajes de Blackbird tienen motivaciones muy marcadas. Fernando Cuervo es un tiburón, un hombre hecho por y para el mundo empresarial. No critico esta postura siempre que no perjudique al resto, que conste.

Los secretos de familia son algo que los interesados pretenden llevar a la tumba, pero terminan siendo descubiertos, por más empeño que pusieron en ocultarlos.  A la larga, como dice una canción, «todo se termina sabiendo», sobre todo cuando los escritos exponen o delatan a sus autores, Miriam.

Sí… Y qué suerte tenemos de que así sea. En la novela, las cartas y diarios son fundamentales para comprender una parte del pasado de la protagonista y de tantos personajes relacionados que, desde luego, nunca se habría descubierto si no fuera por la curiosidad de Ari, por su paciencia… Creo que nos perdemos muchas cosas escudándonos en la prisa.

Los pueblos reproducen, en pequeño, todas las miserias y bondades de los habitantes de las ciudades, sin embargo, la ventaja de la vida rural es el contacto con la naturaleza. Lo expones muy bien en tu novela cuando narras la relación que tiene Violeta, la bruja del pueblo, con los cuervos y el resto de animales que componen su entorno.

La autora sucumbió a la magia del paisaje
Es que me fascina el regreso al origen. Nunca fui consciente de ello hasta que me embarqué en una aventura rural y descubrí que los lugares que veía de pasada, un par de semanas al año, eran absurdamente nuevos para mí el resto de los meses. Te pongo un ejemplo. Tengo una casita de pueblo en Portugal, al norte. Siempre la visité en verano, zona de secano, las temperaturas pasan de los cuarenta grados y solo se está bien de noche (si tienes la suerte de que no se cuele un mosquito en el dormitorio). Mi relación con la casa no era buena: yo venía del bochorno valenciano, no quería más calor, solo ansiaba bosque y fresco. Durante esa vuelta al origen que experimenté, conocí mi casita arropada por la primavera, llena de flores; la vi nevada, con la chimenea encendida; estuve en ella durante el otoño, cuando las hojas secas y las calabazas se amontonaban en el porche… No solo eso. Al quedar lejano el verano, y los veraneantes también, pude observar la fauna, fijarme en el entorno sin encontrarme con algún simpático senderista en el monte. Vi zorros, vi nacer corderitos, vi polluelos, caballos… Se me erizó el vello al escuchar, de noche, el aullido del lobo (mi casa queda cerca de la Sierra de la Culebra). Es tan fascinante, Elga. Tan mágico que ¿cómo resistirse a llenar un libro de ello?

Yo hasta antes de leer tu libro no tenía idea de lo que era un filandón. Tengo entendido que es algo muy propio de León, según he averiguado, pero tú ampliaste el concepto. ¿Hay reuniones del tipo que describes en tu novela?

De hecho, las reuniones que describo en mi novela son los filandones contemporáneos. Aquel encuentro entre hilanderas y hombres que echaban el rato hablando de novedades y cuentos tras la cena, ahora son parecidos a los que muestro, solo que sin cata de vinos. Y son fundamentales para que la memoria y la tradición no se pierda. Fíjate, en uno de los últimos a los que asistí fue también, un grupo de señores muy mayores (de esos que llevan bastón y son un peligro al volante). Se pusieron a contar anécdotas de cuando eran niños, sobre engaños, personajes memorables del pueblo, madres y travesuras que tenían por objetivo a sus vecinos. En una docena de esas anécdotas mencionaron a mi padre. ¡Imagínate! Yo, que casi no lo pude disfrutar, conociendo nuevas facetas suyas, conociéndolo a sus ocho años mientras jugaba con sus amigos, le tomaba el pelo al cura, o se metía en líos con burros y campanas que rompían el silencio de la noche para escarnio popular… Salí de allí llorando. Nunca habría sabido esas historias sin un filandón: si esa gente no se molestara en acudir al encuentro para no dejar morir la tradición oral y el recuerdo. Soy pro filandones.

Las leyendas y mitos del medio rural, que dan cuenta de seres fantásticos como las xanas, son otros de los componentes de tu obra. Es una forma de adentrarse en la psicología de los pueblos, ¿estás de acuerdo conmigo?

Representación de la xana.
Por supuesto. Además, cuando te paras a pensar en el sentido mismo del mito, te vuela la cabeza. Quiero decir, si evocamos al pensamiento simbólico, ¿qué objetivo tenían las xanas, por ejemplo? ¿Para qué las inventaron? ¿Quizá para dar explicación a la voz dulce que parece tener el agua en determinado punto, cuando baja de la montaña, o las crearon para otorgarles la función de alejar a los incautos del río y sus peligros?... Claro que a lo mejor existen de verdad y estoy yo aquí haciendo conjeturas… Jeje.

Hablas de la gente gris dentro de tu novela, de su ventaja frente a los negros y blancos. Destacas su humanidad y la ventaja de serlo, ¿eres de ese color?

Sí, aunque como soy bastante impulsiva me vuelvo blanca o negra unos instantes dependiendo de la situación, pero la mayor parte del tiempo suelo mantenerme en el gris. Ahora le tengo cierto aprecio, antes me parecía ofensivo. Supongo que el cambio está estrechamente relacionado con soplar velas.

Cierras tu obra afirmando que has conocido muchos Blackbird a lo largo de tu vida. ¿Qué es un Blackbird? ¿Y dónde los podemos encontrar?

Un Blackbird es un ser que no inspira ni confianza, ni cosas amables, porque el folclore y la tradición le han hecho flaco favor. El Blackbird debería ser valorado en el aquí, en el ahora, pero qué fácil es entrar al recuerdo, al juicio y a todas esas cosas que desdibujan su figura, que no invitan a superar la barrera de oscuridad que les envuelve para explorar su interior. No es fácil asumirlos, porque seguirán cantando en el punto más alto al atardecer y al anochecer, pese a quien pese. Seguirán reclamando su libertad y su fuerza, aunque luego, durante el resto del día, casi ni se les oiga. No les voy a contar más. Que sigan descubriéndolo ellos.

Si desean saber más de la autora y su obra
pueden pinchar
en este enlace:
https://miriamalonsoblog.wordpress.com/


 

 

 

 

miércoles, 12 de abril de 2023

Dennis Álvaro: «El divorcio no era la mejor opción para las mujeres en el virreinato»

 


Dennis Álvaro hace mucho que bucea en las aguas de la investigación periodística y se dice de él que posee un gran olfato para dar con noticia y 'levantarla' como debe ser. Cerca de 30 años metido de lleno en el oficio de reportero, sin duda,  lo capacita con creces para que hoy se dedique a explorar en el origen del Perú mestizo en busca de respuestas que le permitan entender la particular idiosincrasia de sus compatriotas e, incluso, colocarse en el rol de chamán visionario para hacerse una idea del futuro que se construyen. El amor en la guerra de la independencia, su más reciente obra, es un conjunto de crónicas que nos muestra escenas de la vida cotidiana de ese grupo humano tan dispar y controvertido que habitó el Virreinato del Perú en sus postrimerías y que fue testigo de las primeras acciones emancipadoras. Las historias tienen como protagonistas a las mujeres y dan cuenta del papel que desempeñaron a lo largo de esas épocas convulsas. 

Te planteaste escribir un libro sobre el papel que jugaron las mujeres durante  el virreinato y el proceso independentista a partir de la figura de Ángela Zevallos, esposa del penúltimo virrey del Perú, Joaquín de la Pezuela. ¿Qué te impactó de ella?

Primero me llamó la atención que ella fuera el blanco de las críticas a su esposo, precisamente en la etapa crucial de la guerra de la independencia, cuando San Martín está por desembarcar en Pisco con el Ejército Libertador. Se le cuestionaba a ella por su fuerte carácter y tener injerencia en asuntos del gobierno, mientras a Pezuela se le presentaba dubitativo. Incluso ella lo representaba en algunos eventos, como cuando se presentó a un acto a bordo de un buque inglés en el Callao. Según Palma, la animadversión de la aristocracia limeña contra doña Ángela se inició desde el matrimonio de su hija, Joaquina, con el reconquistador de Chile, el brigadier Mariano Osorio. Palma dice que doña Ángela, tras culminar la ceremonia nupcial, se puso a rezar el rosario en voz alta y los sorprendidos invitados debieron seguirla. Terminada la oración ella dio por terminada la relación cuando los aristócratas e invitados esperaban una larga reunión con el virrey.

Demuestras en El amor en la guerra de la independencia que, sin importar su raza o condición social, ellas se atrevieron a denunciar malos tratos siendo esclavas o adulterio cuando libres, echando mano de las escasas herramientas legales que tenían a su alcance.

El adulterio y las relaciones de pareja sin matrimonio, definidas como amancebamiento, eran condenadas y perseguidas por la Inquisición. Los sacerdotes, en sus sermones y alocuciones, alentaban a los feligreses a denunciar estos hechos y, en el peor de los casos, a auto denunciarse si caían en la tentación. Gracias al Archivo Arzobispal presento varios de estos casos, entre ellos el de un moreno comprometido en matrimonio, pero que también tuvo relaciones carnales con la futura suegra. Para estar bien con su conciencia, se denunció a sí mismo y fue perdonado.

Álvaro se inspiró en la esposa del Virrey  de la Pezuela
para escribir su obra.
En el caso de las esclavas, raras veces  las denuncias que interponían a sus amos eran escuchadas, sin embargo, las españolas y criollas corrían con mejor suerte cuando pedían el divorcio por violencia o sevicia, ¿no es así?

El divorcio no era la mejor opción para las mujeres en el virreinato. Tampoco era una demanda muy extendida. Era mal visto y por eso había una casa de divorciadas, donde eran recluidas junto con mujeres abandonadas e indigentes. Lo que si eran frecuentes eran las denuncias por violencia y sevicia por parte de las esclavas contra sus amos, pero este tampoco era un proceso muy alentador para ellas porque tenían que presentar pruebas palpables y testigos, y no siempre eran atendidas.

El Concilio de Trento prohibió el divorcio, sin embargo, la situación en las colonias no cambió mucho. Ni el Tribunal Eclesiástico ni la Santa  Inquisición intervinieron  para sancionar a los adúlteros.  Hacían la vista gorda, sobre todo cuando los infieles eran autoridades 'respetables’ o eran de la aristocracia.

La vista gorda fue permanente en especial para los prelados, que eran terribles durante todo el virreinato. En la sierra era común encontrar sacerdotes con mujer e hijos. En el último capítulo recojo los casos groseros de dos inquisidores, dos miembros de la cúpula de la Santa Inquisición, que tenían amantes y relaciones con sus esclavas. El primero es de mediados del siglo XVI y el otro es de 1820, en las postrimerías del virreinato. El adulterio, condenado y perseguido, era algo común y su resultado eran los hijos ilegítimos. Algunos eran reconocidos por los padres y tenían derecho a una ínfima parte de la herencia, si es que había. El vizconde de San Donás, fusilado por Bolívar en 1826, en su testamento confiesa tener dos hijos fuera del matrimonio. Otro caso notable fue el de un oidor de la Audiencia -nada menos- que tuvo dos hijos con una marquesa a la que le llevaba más de 20 años de edad, dejando a un lado a su esposa española y tres hijas. Este oidor vivió 95 años y su tumba la hallé en el cementerio Presbítero Maestro de Lima. Por su larga existencia, enterró a la marquesa y sus dos vástagos con ella.

A propósito, en tu libro mencionas el caso de una mujer que era bígama, la cual con todo desparpajo sale a responder a las denuncias de su marido, un militar galardonado. Cuéntanos.

En 1778 el botánico ya se refería al Perú como 
"el país de todos los colores".

Imagen Cortesía Blog Fernando R. Quesada Rettschlag

Este es un caso con trasfondo, el cual se conoce con el desarrollo del proceso ante el tribunal eclesiástico. El esposo -un granadero del ejército virreinal- denuncia a su esposa de ser una adúltera incorregible, hasta en su propia casa y con su cuñado. Admite que, por descubrirla varias veces con sujetos de toda condición -entre ellos un negro y un español-solicita al tribunal deshaga su mal matrimonio. La mujer, una comerciante indígena, no se queda callada y revela que cometió el error de casarse dos veces, en Huamanga y Lima. Denuncia que, a golpes, fue obligada a casarse con su segundo marido, el soldado, que también sería indígena por ser del Cusco. Las pesquisas confirman que el primer y legítimo marido vive sano y bueno en Huamanga, lo que automáticamente dejaría sin efecto su matrimonio en Lima, que ella también repudia. El soldado habría inventado todas las acusaciones porque al final confiesa que, su objetivo, era casarse con otra mujer y necesitaba que se anule su primer matrimonio y se envíe a su esposa a Huamanga, a vivir con su marido. 

Muchas mujeres aceptaban vivir en concubinato por un tiempo, pero luego pedían a sus parejas el cumplimiento de sus promesas de matrimonio. Por lo visto cuando había amor o pasión no importaba vivir en pecado, ¿no?

Claro, y muchas veces no importaba si la pareja era un prelado o miembro de la iglesia, impedido de casarse. De los archivos arzobispales rescate el caso de una criolla -posiblemente pobre- que tuvo un hijo con un clérigo, el cual le había prometido matrimonio, evidentemente ocultándole su condición de religioso. El engaño se mantuvo porque la mujer recién abrió los ojos cuando estaba nuevamente embarazada y el prelado quería seguir con la relación, pero mezquinándole ingresos para mantener a los hijos.

El periodista afirma  que durante el virreinato era normal
y tolerado entregar en matrimonio a niñas entre 13 y 14 años.
Lo triste era cuando su pareja se negaba a pasar por el altar. Ellas consideraban esta respuesta como un atentado a su imagen social debido a que, en aquella época, la virginidad estaba asociada a su valor como mujer.  Quedaban en una situación de desventaja cuando ya no eran puras.

Se debe precisar que la palabra de matrimonio era un compromiso muy serio y formal, por el cual las familias, desde que se daba por consentida la relación, le abrían las puertas al novio y futuro esposo. Como hoy es habitual, muchos no cumplían su palabra y las mujeres burladas -sus padres- podían demandarlos ante el tribunal eclesiástico. La pena consistía en casarse para mantener el honor de la mujer y su familia.

Muchos hombres fueron denunciados por faltar a su palabra, en particular, cuando hubo descendencia de por medio. Las perjudicadas en su honor pedían un dinero para mantener a sus hijos. ¿Se podría decir que solicitaban una pensión de alimentos?

Sí, el caso mencionado es elocuente porque la criolla embarazada dos veces por un prelado, le exigía un pago mensual para alimentar a sus hijitos porque ella confiesa no tener recursos. Sin embargo, aunque parezca exagerado decirlo, pero durante el virreinato se permitía a los padres que, en defensa de su honor, no reconozcan a sus hijos de relaciones adúlteras o ilegítimas. Un caso paradigmático fue el del acuarelista “Pancho” Fierro, que nació de las relaciones de un criollo rico, de primera generación, con la esclava de la casa, una desciende de africana también de primera generación. Las hermanas del padre se hicieron cargo del niño y, en su testamento, Nicolás del Fierro ni siquiera menciona la existencia de su hijo Francisco.

Los matrimonios eran pactados por los padres, pero no pocos hijos se negaron a acatar y fueron desheredados. Y, justamente para frenar esos casamientos inconvenientes los progenitores hacían uso de la Real Pragmática.

Las rabonas, mujeres fuertes y aguerridas que acompañaban
 a los ejércitos, que el autor reivindica en su libro. 
Pintura "Soldado de infantería y su rabona" por E. Vidal 
Imagen cortesía Blog Pintores peruanos de la república

Los padres tenían mucho poder sobre sus hijas, a las que podían concertarle el matrimonio. Esta era una práctica común a todos los estratos. El virrey Abascal, por ejemplo, casó a su única hija, de 17 años, con un brigadier español que era mayor por 20 años. Este caso, que lo narro en detalle, pinta de cuerpo entero el poder de los padres. El brigadier Pereira llegó a Lima por primera vez el 22 de setiembre y, el 27, Abascal solicitaba la presencia del arzobispo en el Palacio Virreinal para el matrimonio que se realizó el 1 de octubre de 1815. Ramoncita -que según todos los testimonios era rubia y muy encantadora- aceptó este matrimonio exprés sin chistar. Entonces las mujeres eran menores de edad hasta los 25 años y se independizaban del padre con el matrimonio, pero quedaban sujetas al esposo. Por la Real Pragmática, los padres españoles y criollos podían oponerse al matrimonio de sus hijos si consideraban que la pareja no era de alcurnia, no tenía “pureza de sangre” ni era católica.

Luego otras etnias apelaron a la Real Pragmática para impedir que sus vástagos contrajeran nupcias con gente que no fuera de su sangre. Lo documentas muy bien en tu obra.

La Real Pragmática se extendió a todos los sectores y, en los archivos, hay denuncias de padres indígenas que se oponen básicamente a que sus hijas se casen con mulatos, zambos o descendientes de africanos, así sean libertos. Para oponerse, expresaban que no había igualdad de sangre. Era el mismo argumento que usaban mestizos y criollos pobres para impedir la unión de hijas con hijos o descendientes de esclavos. Los afroperuanos libres, por su parte, rechazaban casar a sus hijas con esclavos, la última rueda en la sociedad virreinal

Es probable que el virrey de la Pezuela y su esposa hayan hecho uso de esta potestad con su hija María del Carmen, quien estaba a punto de pasar la barrera de los 25 años y a la fecha seguía siendo soltera. La gente comenzaba a murmurar, por tanto, debieron tomar cartas en el asunto. Lo normal era casar a las niñas entre los 13 y 14 años, ¿no es verdad?

El investigador peruano afirma que Lima
fue el centro del proceso de mestizaje. 
Así es, era común y tolerado que menores de 13 y 14 años fueran entregadas en matrimonio. El coronel Osorio, en 1812, llegó soltero y con 37 años a Lima,  y conoció a Joaquina, la hija de Pezuela y su futura esposa, cuando ella tenía 12 años. Cuando fue enviado a reconquistar Chile en 1814, hay evidencias que ya estaba comprometido con Joaquina por una carta que Pezuela le envió a su esposa doña Ángela, donde la recomienda hablar solo con Osorio sobre los temas más importantes de la familia. La primera hija, María del Carmen, llegó a Lima siendo una niña y debieron sobrarle pretendientes en Lima por la alta posición militar de su padre. Ella se casó con un primo español, que llegó a Lima como parte de una infausta expedición militar que fue emboscada y diezmada en Chile. Ese fue el último matrimonio en el viejo palacio de los virreyes, el 25 de diciembre de 1819.

El mestizaje es la herencia fundamental que  dejó la conquista española en Perú, así lo apuntas y destacas, y esa mezcla la comenzó a distinguir el botánico español Hipólito Ruíz cuando se refirió a un país 'de todos los colores' durante su  visita al país en 1778. Cuéntanos más.

En realidad, el mestizaje empezó desde que los españoles pisaron el imperio de los incas. Los soldados que capturaron a Atahualpa en Cajamarca, por ejemplo, tuvieron concubinas entregadas por el mismo inca y Pizarro tuvo descendencia en dos hijas de Huayna Cápac, hermanas de Huáscar y Atahualpa. Al mestizaje español-andino, se sumo el componente africano, que llegó junto con el conquistador hispano. De ahí que el virrey Amat y Juniet, en 1770, envió a Madrid 20 cuadros con los biotipos de matrimonios e hijos resultantes de la miscegenación entre españoles, andinos y africanos. Lima, por ser la capital y la ciudad más poblada del Perú virreinal, fue el centro de este proceso de mestizaje.

Afirmas que las mujeres más visibles del siglo XIX fueron Las Rabonas, ¿quiénes fueron y cuál  fue el papel tan trascendental que desempeñaron?

Flora Tristán describió con dureza a Las rabonas en su 
libro Peregrinaciones de una paria.
Imagen cortesía historiaperuana.pe

Hablar de rabonas es hablar de mujeres andinas, indígenas, quienes siguieron a sus esposos, novios, hijos o parientes que fueron enrolados casi siempre a la fuerza para servir en el ejército. Según los testimonios que he recogido, las rabonas aparecen como tales desde 1809, con el reclutamiento de indígenas en Arequipa, Cusco y Puno para luchar en el Alto Perú. Ellas eran mujeres humildes que le prestaban un enorme apoyo logístico al ejército virreinal porque se encargaban de buscar y preparar los alimentos de la tropa, ayudaban en el tratado de pertrechos y curaban a los heridos. Las rabonas no eran mujeres preparadas para combatir. Sin embargo, hubo un excepción que la relata en sus memorias el propio virrey Abascal cuando destaca el papel en la lucha que ellas cumplieron en la decisiva batalla de Umachiri, en que fue derrotado el cacique Pumacahua, en 1814. Lamentablemente, en los partes militares de la independencia, ni realistas ni independentistas, las mencionan ni reconocen su aporte.

Flora Tristán, por su parte, tiene un concepto muy distinto sobre Las Rabonas. La escritora francesa con ascendencia peruana manifiesta que no son casadas, no pertenecen a nadie y que ellas deciden con quienes estar.  ¿Crees que fue injusta con ellas?

En su libro Peregrinaciones de una paria, Flora Tristán revela sus duras impresiones sobre las rabonas que vio en el ejército del general San Román, en las afueras de Arequipa, en 1832. Ella no conoció a las rabonas que participaron en la guerra de la independencia, vio a las que seguían a los ejércitos de los caudillos que luchaban por apoderarse del poder en el Perú. La visión que ofrece es descarnada pero no aporta ninguna prueba documental ni ningún ejemplo directo de lo que afirma sobre la liberalidad de las rabonas. Flora fue una feminista de avanzada para su época, pero creo que las confundió con las francesitas de aquel entonces.

¿Es posible que en estas mujeres, más que un  incipiente patriotismo o apego a sus parejas, habría por el contrario, una enorme necesidad de  protección o búsqueda de seguridad teniendo en cuenta el futuro negro que les esperaba -quedándose en sus hogares- si sus figuras masculinas morían en combate?

Evidentemente, ser rabona era aferrarse a una esperanza, a un modo de vida al lado de su ser querido. Hay en todo caso desprendimiento y bastante inocencia. No creo que entonces hayan tenido un espíritu patriótico incipiente. En 1822, por ejemplo, unas rabonas vestidas como hombres se metieron en un convoy naval que iba a Guayaquil. Ellas seguían a sus parejas, que eran destinados como reemplazantes de soldados colombianos muertos o perdidos en el Perú. Esos soldados, según las leyes militares de la época, ya no eran peruanos, eran colombianos y su retorno era más que incierto. Sin duda, las rabonas que los seguían no sabían lo que les esperaba, solo seguían a sus seres queridos en su destino.

El periodista reveló que tiene material suficiente para un
para de libros más sobre este tema. 

Los militares españoles quedaron impactados con esta peculiaridad de los ejércitos (también los que reclutaban indígenas para la Expedición Libertadora), de ir a la guerra con sus mujeres e incluso hijos, algunas veces. Nunca antes habían visto algo semejante.

Los jefes españoles que llegaron a reforzar el ejército realista venían orgullosos de haber luchado y vencido a las tropas napoleónicas. La guerra en Europa enfrentaba a ejércitos profesionales mientras que, en América del Sur, y el Perú en particular, los ejércitos se formaban a duras penas, con soldados reclutados a la fuerza o con engaños, generalmente indígenas y mestizos pobres. El general La Serna se escandalizó al ver mujeres y niños alrededor de las tropas y el historiador español Torrente afirma que, más que un ejército, parecía una población pobre y errante. Sin embargo, esos hombres, hasta que llegó La Serna, habían logrado contener hasta por tres veces a las fuerzas independentistas enviadas desde Buenos Aires y que penetraron por el Alto Perú rumbo a Lima. La respuesta de La Serna fue modificar la estructura del ejército ahora bajo su mando, pero no pudo suprimir a las rabonas porque entonces los soldados desertaban, un problema que fue constante desde 1809.

Tengo entendido que has acumulado muchísimo material sobre la historia de otras mujeres que te gustaría compartir. ¿Para cuándo tienes prevista la publicación de tus nuevas obras?

Hay material para uno o dos libros más sobre el amor en la guerra de la independencia. Solo los amoríos de Bolívar, San Martín y O’Higgins son un filón, pero hay las historias de otros protagonistas, peruanos, europeos y americanos que llegaron al Perú a luchar por su independencia y quedaron atados por el amor. Las historias de los oficiales españoles también son otro material porque muchos, y de muy alta graduación, se fueron a la península con sus esposas peruanas.

¿Qué has descubierto sobre la gestación de la actual sociedad peruana con tus   investigaciones para este libro?  ¿Te explicas algo en concreto sobre ella?

Lo más saltante es confirmar que todos o casi todos nuestros problemas actuales estaban presentes en el siglo XVIII. La corrupción generalizada (y tolerada) en el estado; la justicia comprometida e inclinada al lado de los pudientes; una capital de espaldas al país y alejada de los indígenas (su población mayoritaria); el arribismo social, de todos los estratos y a cualquier costo; tampoco hubo, en 300 años, una visión de estado nacional y propio porque, a fin de cuentas, los gobernantes venían de España y pensaban más en España que en el Perú. Los virreyes si podían decir que Lima era el Perú. De los casi cuarenta virreyes, no más de media docena murieron y fueron enterrados en la capital. Sus hijos y descendientes se fueron y nunca volvieron. Algo nos dice que, en tres centurias, sólo una peruana llegó a ser virreina. Lamentablemente no tuvo hijos. Esa es también una historia de mi libro

Si desean saber más del autor y su obra
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