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martes, 30 de mayo de 2017

Elena Casero:“Jamás pensé que podría llegar a considerarme escritora”



Empezó su andadura como escritora sin proponérselo. Ponía sobre el papel todo lo que fluía por su mente. Como una terapia, sin otra intención.  Escribió a mano una novela. En varios blocs. Cuando estuvo lista, la tipeó en su vieja  máquina de escribir y de allí,  la pasó al ordenador. Se animó a llamar a las puertas de una editorial. La respuesta no tardó en llegar, se la publicaban. Esta es  la historia de Elena Casero y su debut en la literatura con Tango sin memoria (1996).  Ha sucumbido a la seducción del microrrelato, que hoy cultiva con pasión, dejando atrás la novela. En esta entrevista, la autora nos cuenta sobre eso y más. 
La escritura está ligada a tu vida desde siempre, pero confiesas que recién lo admitiste tras cumplir los 30 años, ¿por qué esa resistencia a aceptar algo tan evidente? ¿Cómo era tu relación con tu vocación de escritora por ese entonces?
En realidad, yo jamás pensé que podría llegar a considerarme escritora. Todavía sido sin creérmelo. Las historias se quedaban en mi cabeza. Generalmente, no llegaban a tomar forma sobre el papel. Lo primero que escribí en serio fue un cuento infantil para mi hija mayor. Después, seguí con ellos sin intención de que los leyera nadie, excepto ellas. De hecho, siguen dentro de una carpeta en el ordenador.
Te costó aceptar tu condición de escritora y sabes el momento exacto en que ocurrió, pero qué me puedes decir sobre tu primer encuentro con la escritura, ¿fue algo que afloró de pronto o un descubrimiento que se presentó de a pocos?
Al comienzo le costó asumirse como escritora 
La escritura suponía una especie de terapia. Una manera de ordenar lo que fluía en mi cabeza, entre los pensamientos, las sensaciones, los deseos y las frustraciones. Poco a poco fui comenzando a escribir relatos con ese lenguaje rimbombante de los principiantes. Hasta que llegó el momento en que decidí abordar la escritura de una novela. Una idea que se había ido gestando lentamente. La escribí a mano, en varios blocs. Después la pasé al ordenador, en la oficina, ya que estamos hablando del año 1996 y yo todavía no tenía en casa más que una máquina de escribir. Mi sorpresa fue grande cuando una editorial me dijo que me la publicaba. Y este fue el verdadero inicio de mi aceptación como escritora.
Tu producción literaria ha ido a la inversa, empezaste escribiendo novelas, le siguieron los cuentos y hoy centras tu atención en los microrrelatos, ¿cómo se dio este cambio de sentido? ¿Por qué lo hiciste? ¿Qué buscabas, por ejemplo, en los relatos breves?
Empecé con los cuentos, como ya he comentado, aunque fue la novela lo primero que me publicaron. Los relatos breves me gustan por el riesgo que conlleva su escritura. Por lo que te obligan a centrarte en la búsqueda del término apropiado para cada momento. Por la concentración que necesitas para decir mucho en poco espacio. Para sombrear situaciones más que iluminarlas, para dejar que sea el lector el que ponga la imagen en los párrafos donde se insinúa más que se dice. Llegar al microrrelato ha sido por curiosidad. Empecé en el blog, leyendo lo que escribían otros escritores. Poco a poco fui iniciándome, buscando la técnica de un género tan pequeño, leyendo en otros blogs de escritores que ya practicaban el micro con normalidad. La gente me comentaba en el blog y empecé a enviar algunos a los concursos. En unos cuantos quedé finalista, en otros gané y me enganché a ellos.
Tus lectores destacan tu versatilidad como narradora y ese punto de fina ironía que imprimes en tus historias, ¿cómo escoges tus temas? ¿Le das mucha vueltas a las ideas?  Y, ¿tienes claro el tono que le vas a dar a la composición de tu texto?
Su primera novela 
Tengo la sensación de que los temas acuden a mí. No busco ninguno en concreto, aunque es cierto que siempre hay asuntos recurrentes. En mi caso son la soledad, la muerte, la incomprensión y las relaciones humanas. Todo ello sin perder el sentido del humor, la ironía, la retranca. Exactamente igual que intento hacer en mi vida. El tono suele salir solo dependiendo del tema. En algunas ocasiones me cuesta encontrarlo. Entonces sí que le doy vueltas hasta que me encuentro cómoda y considero que es el adecuado.
Todos tienen claro el estilo de Elena Casero, y entiendo que se fue gestando a través de innumerables lecturas y a fuerza de darle a la tecla, ¿tuviste otros maestros a parte de los libros? ¿Asististe a algún taller de escritura?
Soy lectora desde pequeña, desde que leía los libros de mi hermana a escondidas. Esas lecturas me hicieron descubrir los mundos que habitan en la imaginación y en la realidad. Nunca he hecho un taller de escritura de novela, por ejemplo. Las cuatro que tengo publicadas son fruto del trabajo y de la ayuda de algunos amigos para su corrección antes de enviarlas a una editorial. Hice un taller de escritura cuando me decidí a sacar los cuentos del cajón. Me apunté a uno virtual con el escritor Fernando Clemot para que me ayudara a corregir unos cuantos de ellos y para saber qué orden debía establecer, si el libro tenía lo que llaman hilo conductor o no era necesario. En resumen, para estar segura de que lo que quería hacer tenía sentido. De ese taller y ese trabajo salió mi libro Discordancias. En cuanto a los microrrelatos actué de igual manera. Siempre me he sentido más segura escribiendo las novelas que los relatos. Probablemente, porque la dificultad mayor para mí está en la distancia corta. El mejor taller que he hecho ha sido con Patricia Esteban Erlés, una gran escritora de cuentos.
¿Eres una escritora de días, horas y lugares establecidos o cualquier lugar, momento y circunstancia es el adecuado para dar rienda suelta a los impulsos creativos?
Me temo que soy muy anárquica. Cualquier momento es bueno si siento la necesidad de escribir. Excepto por la noche. Entonces solo leo. O, en todo caso, apunto en una libreta o en el móvil lo que me viene a la mente.
¿Manejas tiempos estimados en la redacción de tus historias? ¿Le pones fechas de término a tus novelas? ¿Cómo es o se comporta Elena Casero novelista?
Revela que siempre ha tenido claro lo que va a escribir 
Nunca escribo con la presión del tiempo. No tengo ninguna necesidad. Solo podría decir que me pongo esa presión cuando estoy al final de una novela. Cuando veo que la historia se está terminando. Mientras tanto, disfruto de la escritura, de inventar, de recopilar información, de modificar cosas sobre la marcha, incluso de corregir la totalidad del libro, que es lo más arduo.
 ¿Tus microrrelatos están listos a la primera? ¿O no paras de corregir y nunca estás satisfecha con el producto final?
Los microrrelatos rara vez están listos a la primera. En pocas ocasiones me han salido de un tirón. Suelo dejarlos, si no voy a presentarlos a ningún concurso, unos días para que reposen. Después, corrijo las veces necesarias hasta que quedan listos. Más de uno se ha quedado por el camino.
¿Qué historias son las propicias de contar en una novela, un relato o microrrelato?  ¿Has vuelto atrás en la redacción de alguno por estar dentro del género que lo estabas trabajando?
Hasta ahora siempre he tenido claro lo que he querido escribir y el género en el que podía estar incluido. El microrrelato, por ejemplo, no necesita de varios personajes. Es fácil tener la idea concreta. Puedo tener más dudas en cuanto a la novela o el cuento. Pero suelo ver la distancia que puedo alcanzar en la escritura. Si la historia da para muchas páginas o pocas. Si una idea se puede alargar hasta convertirla en un relato o en una novela.
¿Ciertos personajes o situaciones de tu entorno te han servido de inspiración para alguna de tus historias? ¿Alguna gente se puede reconocer en ellas?
Al lado de la escritura Ana Añón durante una de sus presentaciones
Me temo que sí. Que en algunas ocasiones he recurrido a los que me rodean para formarme una idea del personaje. Excepto la primera novela que estaba basada en un par de vecinas de mi finca, ya fallecidas, el resto han sido ficticias. En la que estoy escribiendo es seguro que se van a reconocer porque va sobre algunas mujeres de mi familia, con la salvedad de que habrá mezcla de ficción y realidad.
El microrrelato es el género al que estás abocada actualmente, ¿te llevas el ritmo a la hora de redactar?  ¿Hay música en su estructura?  ¿Cuándo sabes que ya está terminado?
Intento que los microrrelatos contengan musicalidad. Eso se nota cuando los lees en voz alta. Que no haya discordancias que chirríen al oído. Sé que está terminado cuando siento que lo he escrito tal como yo imaginaba. Cuando quedo satisfecha del resultado.
¿Qué cultores del microrrelato valenciano te han impresionado más? ¿Sigues a alguno?
Yo prefiero incluir el microrrelato dentro del género del relato. La diferencia sería la longitud de lo escrito. Entre los escritores valencianos que cultivan el relato, en cualquier longitud, yo destacaría a Pepe Cervera, Miguel Sanfeliu, Marian Torrejón, Raúl Ariza y Ginés S. Cutillas. Desde luego, los sigo a todos. Me parecen muy buenos escritores, dignos de ser leídos en cualquier momento.
¿Has considerado incursionar en la poesía? ¿Cómo te llevas con este género?
Entregada a la música 
No. No me atrevo. Me quedo en la opción de la lectura. Prefiero disfrutarla de esa manera. Tengo mucho respeto por este género.
En tu vida coexiste una trilogía que amas: la escritura, la música y el deporte. Hasta hace poco practicabas atletismo, y al igual que te sucedió con la literatura te animaste a  incursionar en la música al arribar a la madurez, como dices ‘peinando canas’. Te inscribiste en el conservatorio, aprendiste a tocar el oboe, el más complicado de los instrumentos, conseguiste formar parte de dos bandas, y hoy asistes a clases de piano. Pero cuéntame todo esto al detalle.
El atletismo fue lo primero que comencé. Si no recuerdo mal a los trece años, más o menos. Siempre me ha apasionado correr. Quería ser como uno de mis ídolos. No lo alcancé, lógicamente, pero he disfrutado del placer de correr durante muchos años hasta que mis rodillas se han quejado. Ahora me limito a andar deprisa, todo lo que puedo. Si es a través del campo o del monte, muchísimo mejor.
La música forma parte de mi ADN. Uno de mis recuerdos de infancia es la radio. Los domingos por la mañana. El sol entraba con fuerza a través de la galería de mi casa, sobre la mesa el tazón de chocolate con leche, pan cortado y, cuando podía ser, algo de mantequilla. Y, siempre, de fondo, la música. En ese momento recuerdo la zarzuela. Y también siempre la voz de mi madre cantando romanzas, coplas o lo que se le ocurriera en cada momento. Cuando mis hijas eran pequeñas las apuntamos a una coral. De ahí, la mayor comenzó a tocar el piano y después el saxofón. A la pequeña
Los seres que habitan su huerto hablan de de paz, vida y naturaleza, afirma
la apuntamos también a una banda de música donde emprendió el estudio de trompeta. Yo nunca he querido quedarme con ganas de hacer alguna cosa que me apasione. Por esa razón, decidí lanzarme a estudiar solfeo. Durante unos años tocábamos todos juntos. Mi marido tocaba el bombo de oído. Ha sido una de las mejores decisiones de mi vida. La música me llena totalmente, a pesar de su dificultad. Me gusta ir a clase y me gustan los retos que motivan en intelecto. Y es un nexo de unión muy fuerte con mis hijas y mi marido.
Por lo que veo eres una mujer que consigue todo lo que se propone y dueña de un espíritu creativo. Tú que conoces el lenguaje de la escritura y la música, ¿de qué te hablan los seres que habitan tu huerto? ¿Se pueden hallar historias entre flores, hortalizas y frutos?
Yo intento conseguir lo que me propongo. Tengo muy claro los límites. Es decir, que no me propongo nada que no sepa de antemano que puedo lograr. Lo medito mucho antes de embarcarme en aventuras inútiles. Como alguien me dijo: Hay que tener los pies sobre la tierra y la cabeza en las nubes. Proponerte hacer algo imposible conduce a la frustración. Los seres que habitan mi huerto me hablan de paz, de vida, de naturaleza. Yo creo que las historias se encuentran en cualquier lugar. Cuando estoy en la huerta, que está en medio del monte, entre pinos, la mente se relaja y se me ocurren cosas
que luego intento llevar al papel. Unas veces lo consigo, otras no. La mayoría de las veces la mente se queda en blanco, se me pasan las horas volando, casi sin sentir. Es una sensación muy agradable.
¿Cómo sería tu historia en un microrrelato?

Nací pequeña y con frío
En un enero recién estrenado
Una tía dijo que en mi cara no cabía ni un beso
Hija de representante de comercio
Que llenaba la casa de cacerolas y cosas de ferretería
Y en Navidades de polvorones de la Estepa sevillana.
Quise tener familia original
A fuerza de ser tan normal, empecé a inventar
Mi primer recuerdo es acústico.
Un orinal rodando y mi abuela tras él
De sonrisa fácil e ironía latente
Aficionada a los sueños que no se roncan
Por verlos cumplidos sueño.


Si desean saber más de la autora o sus libros
pueden pinchar
los siguientes enlaces:
http://librosylecturasdeelena.blogspot.com.es/
http://lalbosa.blogspot.com.es/




miércoles, 3 de mayo de 2017

Mar Barbosa: “Aspiro a ser libre de mis ataduras mentales”



En medio de una crisis personal salió en busca de herramientas que le hicieran sentirse mejor. Ha superado en gran parte sus problemas, pero admite que sigue aprendiendo a estar en paz en todo momento, que le cuesta y tiene recaídas donde se ve quejándose y formulando críticas. Esta es la abreviada historia de Mar Barbosa, una mujer que dejó su carrera de diseñadora para convertirse en escritora, conferencista  y coach de vida.  
Formas parte de ese numeroso grupo de gente que, en un momento dado, decidió  tomar las riendas de su vida dejando atrás una existencia llena de culpa, miedo, odio, inseguridad y por si fuera poco, escaso o nulo amor así mismo, ¿por qué la gran mayoría tiene que aprender mediante el dolor y solo ve la luz al final del túnel cuando han tocado fondo?  ¿Tiene que ser siempre así?
Tuvo a su cargo un programa radiofónico, pero sigue muy
ligada a los medios de comunicación 
No tiene que ser siempre así, sin embargo para la gran mayoría de las personas  funciona de esa manera, necesitamos rebasar nuestro umbral del dolor, que para muchos es muy alto, para detenernos y empezar a cuestionarnos si es que existe otra manera de vivir. Afortunadamente, como diría el Curso de Milagros, todos tenemos un límite. Tener que tocar fondo obedece a que nuestra mente subconsciente está ‘programada’ para protegernos del dolor, por lo cual activa mecanismos de defensa que nos llevan a ‘archivar’ los recuerdos dolorosos a través de la negación, evasión, proyección etc., pero no significa que los mismos se hayan sanado. El ejemplo que siempre comparto es que si tienes una herida en la piel y está infectada, puedes cubrirla con gasas, con una férula, en casos extremos incluso con una armadura,  buscando no sentirla, no verla y que no te duela, pero la herida seguirá ahí hasta que duela tanto, que no te quede opción más que probar una manera diferente de tratamiento para curarla. Lo mismo sucede con nuestra mente y nuestras heridas emocionales, llega un momento en que el dolor mismo te lleva a buscar un nuevo camino. Habrá quien no requiera llegar a este punto, son pocos en mi experiencia los que aprenden de la experiencia ajena, pero como diría Shakespeare: “Dulce es el fruto de la adversidad”, y el sufrimiento posee en sí mismo la sabiduría para llevarte a sanar, cuando así lo eliges.
Superaste una serie de dificultades gracias a tu búsqueda espiritual: lecturas, cursos y maestros, pero quisiste compartir lo aprendido, darle a los demás un camino más práctico y sencillo de lo que hacer cuando se está  envuelto en problemas y dificultades, ¿las ideas que propones en tus libros, conferencias y consultas privadas le pueden funcionar a cualquiera? Hablas de aplicar menos el intelecto, ¿cómo es eso?
Su exitosa primera obra 
Desde el inicio de mi labor como escritora y conferencista, mi intención fue compartir todo aquello que me ha servido personalmente en mi proceso de sanación, de una manera accesible, sin terminología compleja pero sin dejar a un lado la profundidad y el compromiso de la responsabilidad acerca de lo que comparto. Esta intención obedecía precisamente al interés de que efectivamente le pueda funcionar a cualquiera, pues sé que todos, sin excepción, estamos librando una batalla interna, aunque a veces no seamos conscientes de ello. Sin embargo, me queda claro también que quien llega a mis consultas privadas, mis libros o conferencias, es porque ‘está listo’ para ello, pues como sabes, mucho de lo que afirmo en mis escritos y presentaciones, pide que llevemos a cabo cambios de paradigmas profundamente arraigados en nuestra mente. Pero, parafraseando a Einstein, si queremos ver resultados distintos, tendremos que hacer cosas distintas. En este caso, si queremos sanar verdaderamente nuestro interior –llámese alma, esencia, espíritu, corazón- necesitamos cambiar nuestra manera de pensar y ver el mundo. Y dentro de estos paradigmas a los que me refiero, está precisamente el intelecto y su función. Llevamos toda la vida pensando que sabemos cómo hacer las cosas, que sabemos lo que es mejor para nosotros y queriendo defender nuestro punto de vista a capa y espada. Cuando nos abrimos al ‘no saber’, entonces estamos dando paso a que la verdadera Sabiduría que habita en cada uno de nosotros, se muestre y nos guíe hacia lo verdaderamente útil para nuestro camino y sanación. A eso me refiero con dejar de hacerle caso al intelecto, para empezar a actuar desde la inspiración.
En tu primera obra Ámate y vive, siete pasos para cambiar tu historia te refieres a la autoaceptación, empoderamiento y libertad de ser, entre otros puntos, ¿cómo lo logramos teniendo en cuenta las pautas erróneas de crianza que hemos tenido, las inseguridades que nos atenazan y los mensajes tóxicos de la gente que dice amarnos y desear lo mejor para nosotros?
Confiesa que siempre habla desde su experiencia
Lo logramos con una pequeña dosis de buena voluntad y una gran dosis de compromiso y constancia. Efectivamente, como mencionas, tenemos pautas establecidas desde la más temprana infancia sobre cómo actuar, cómo responder y cómo pensar, con la finalidad de ser aceptados en la sociedad, y más a fondo, con la intención inconsciente de ser amados. Todos, invariablemente, hacemos lo que hacemos porque estamos buscando el amor. Sin embargo, cuando llega un punto en que a pesar de todos nuestros esfuerzos, seguimos sintiéndonos vacíos, es cuando estamos listos para cambiar nuestra historia, lo cual no significa que no requerirá de tenacidad y un propósito claro de qué es lo que realmente queremos para nosotros, pues de no ser así, abandonaremos el camino a la primera dificultad, ya sea un contratiempo, la crítica de un familiar, el rechazo social etc. De esos ‘contratiempos’ se encarga el famoso ‘ego’ que es esa parte de tu mente que odia los cambios, que no quiere salirse de la zona cómoda pero que te hace sentir culpable por lo mismo, generando resistencia al cambio de mil maneras reflejadas en nuestras relaciones o situaciones. Cabe aclarar que un nuevo y relevante paradigma, demostrado ya científicamente, es que nuestros pensamientos van creando nuestra realidad, así que si en mi mente tengo miedo, habrá afuera circunstancias que me muestren ese miedo. Es ahí donde habrá que reforzar el compromiso con nosotros mismos.
Sanar interiormente no es un suceso, es un proceso, y como te decía, requiere de tener muy claro qué es lo que realmente es importante en nuestro camino. Si tu propósito verdadero es amarte y estar en paz, cada decisión que tomes –o que permitas que sea tomada por ti por esa Sabiduría superior- estará alineada a ese propósito. Y los resultados del cambio interno se irán observando en tu mundo externo sin lugar a dudas. Quisiera agregar que cuando desde el fondo de nuestro corazón y con toda la humildad posible pedimos que se nos muestre el camino, el Universo siempre responde. Siempre, así que no hay nada que temer.
Aseguras en una página de la parte Conciencia que todo los que nos inquieta, hace sufrir, preocupa, no es real, no existe, por tanto, no existe una verdadera razón para sentirnos así, ¿acaso nos lo inventamos? ¿De dónde viene ‘eso’ que sentimos?
Se preocupa porque sus clases se den en grupos pequeños e individualizados
Así es, no es real, ha sido creado por mi mente, específicamente por el ‘ego’ o la parte de mi mente que cree en el miedo y que me lleva a generar en mi vida situaciones que corresponden a esos pensamientos de temor. Y esto se comprueba cuando al cambiar nuestros pensamientos sobre determinada situación, dicha situación cambia, y no a la inversa. En este punto se hace necesario comentar que en esencia, todos aquellos pensamientos que no sean amor, perfección, claridad y plenitud, no son verdaderos puesto que fuimos creados a semejanza del Amor. Esto es algo que el intelecto puede cuestionar, pero que nuestra esencia lo sabe sin lugar a dudas. Entonces, cada vez que sentimos ira, desesperación, miedo o culpa, es en realidad el ego actuando, el problema, diría Tolle, viene de la identificación de nosotros con ese “yo” empequeñecido, iracundo, víctima o victimario. El proceso para sanar nuestra mente, inicia en hacernos conscientes de que ‘no somos eso’ que siempre creímos ser. Que somos mucho más grandes de lo que habíamos imaginado, que la perfección es nuestra esencia y que lo que hace falta es identificarnos con ella. Nuevamente, hablamos de cambios de paradigmas, de cuestionar y traer a la consciencia aquello que mucho tiempo ha estado oculto.
También te refieres a la necesidad de aprobación, que muchas veces tiene que ver con el niño interior herido, que aún no sana, y nos pasamos la vida tratando de quedar bien con todos para que nos acepten y quieran.  Al respecto manifiestas que jamás lograremos colmar las expectativas de la gente, que eso no es posible en su totalidad, y que por lo tanto, nos desgastamos por gusto. ¿Qué hacemos para remediarlo o por lo menos, por dónde empezamos a corregirlo?
Dice que no hace planes y deja que la sorprenda la vida
Hay una maravillosa oración del famoso terapeuta Fritz Perls, donde inicia diciendo “no he venido a este mundo a cubrir tus expectativas, no has venido a este mundo a cumplir mis expectativas…” y es así. Cuando buscamos que alguien cubra nuestras expectativas, en realidad estamos buscando que nos ‘complete’ porque nos sentimos carentes, inadecuados o que no somos suficientemente buenos. De ahí el origen de todas las relaciones de codependencia emocional tan de moda hoy en día. Para iniciar el proceso de corrección de esta manera de vivir, es necesario darnos cuenta de que lo estamos sufriendo, que hacemos lo que hacemos buscando agradar a otros o que exigimos que los otros hagan lo que yo deseo para que entonces pueda amarlos y aceptarlos. Hay que reconocer que es un círculo vicioso y una batalla perdida, pues si nos ponemos a pensar, nunca hemos logrado realmente que el otro haga lo que yo quiero, o no por voluntad por lo menos, y más allá de ello, el hecho de que la otra persona haga lo que yo quiero, tal vez me dará una pequeña satisfacción momentánea, pero bastarán un par de horas o días para que vuelva a sentirme insatisfecho y exija ahora una nueva demanda. Volvemos al punto del propósito que mencioné anteriormente: si tengo claro lo que realmente es importante para mí, preferiré mil veces estar en paz a tener razón. Con esto en mente, cada vez será más fácil elegir amarme y dejar de exigir al otro lo que yo necesito hacer por mí mismo y para mí mismo.
La religión cristiana nos ha enseñado que sentir rabia, odio, sentimiento de revancha o venganza es malo, por tanto, tratamos de negarlos, ocultarlos o disfrazarlos, y cuando no podemos nos llenamos de culpa y vergüenza, sin embargo, tú manifiestas que son perfectamente humanos y que todos en algún momento los hemos experimentado y que siempre estarán presentes en nuestras vidas, ¿cómo los enfrentamos? ¿Qué hacemos con ellos?
Durante la presentación de su segunda obra  Elige el amor
Siempre estarán presentes mientras no sanemos los pensamientos que las causan, y en un plano más grande, para eso estamos aquí, para sanar nuestra mente o evolucionar. El Curso de Milagros nos habla del verdadero perdón, que se refiere a quitarle realidad a las faltas, en lugar de maquillarlas u ocultarlas. Al darnos cuenta de que lo que verdaderamente nos daña y nos hace sentir rabia, odio, resentimientos, etc.  es nuestra interpretación de los hechos más que los hechos mismos, empezamos a dejar de ver aquello como verdadero y al cuestionarlo iniciamos su proceso de sanación y perdón. Se trata, una vez más, de elegir la paz en lugar de tener la razón. Y si aplicamos esta misma visión a nuestra propia culpa y elegimos perdonarnos sabiendo que hemos hecho lo mejor que podemos y que nuestra verdadera esencia sigue intacta, entonces iremos más ligeros por la vida y ya no necesitaremos recurrir a esos sentimientos de odio o venganza para “saldar” las deudas. Recordemos que estamos buscando vivir mejor, estamos buscando amarnos y soltar los lastres del resentimiento. Con esto en mente, será más fácil el camino y los cambios de pensamiento que éste requiere de nosotros.
Por otro lado, también postulas que la gente no tiene el poder de hacer sentir mal o sufrir, que solo nosotros somos responsables de cómo nos sentimos. Esto abarca la forma en que nos afecta  la crisis económica, el estado del tiempo, el malhumor de mi jefe, el desamor de mi pareja o la indiferencia de mis padres o hijos. ¿Es que ellos no tienen la culpa de nada?
Con los participantes de uno de sus talleres de Ho'oponopono  en México
Así es, no hay culpables, sólo responsables. Esto quiere decir que es mi responsabilidad cómo interpreto lo que veo y lo que experimento, y es solo en esa interpretación donde yo puedo hacer cambios. No puedo forzar a que mi pareja me ame, a que mi jefe esté de buen humor, a que el gobierno haga algo para mejorar la economía, pero sí puedo cambiar la manera en que eso me afecta, poniendo mi paz interior como prioridad. Si vamos por la vida buscando culpables, seguiremos delegándoles el poder de nuestro bienestar, seguiremos sintiéndonos víctimas del mundo y seguiremos queriendo cambiar la ‘pantalla’ donde la película se proyecta en lugar de cambiar la ‘película’ misma.
¿Es verdad que los grandes cambios en nuestra existencia se dan cuando comenzamos a cuestionarnos a nosotros mismos más que al mundo que nos rodea?  Cuando elegimos cambiar también vemos cambios en nuestro entorno, ¿es eso cierto?
Como diría Mahatma Gandhi: “Se tú el cambio que quieres ver en el mundo.” Poco a poco se ha ido extendiendo más este conocimiento acerca del poder de creación y manifestación de nuestros propios pensamientos que todos poseemos. En otras palabras, nosotros creamos nuestra realidad. La física cuántica estudia estos procesos, en los que se afirma que todo lo que vemos es una proyección, un holograma que se modifica a través de la vibración y la energía de los pensamientos. Es importante tomar esto en cuenta para reconsiderar nuestros hábitos mentales, reconocer aquellos pensamientos recurrentes sobre aquellas cosas que nos dan miedo, que nos duelen, puesto que si nuestra atención está ahí, estamos dándole cabida en nuestra experiencia. Efectivamente, los grandes cambios empiezan cuando nos cuestionamos a nosotros mismos, puesto que es ahí donde en realidad puedo llevarlos a cabo.
Revisando sus apuntes antes de ser entrevistada 
Para escribir tu segunda obra Elige el amor, ho’oponopono, sincronía y milagros, investigaste y llevaste estudios profundos sobre espiritualidad, en especial, plasmaste tu experiencia con esa antigua técnica de resolución de problemas de nombre Ho’oponopono, lo aprendido como alumna de un Curso de Milagros y tu conocimiento de la obra de Eckart Tolle y Anthony de  Mello, ¿qué te animó a hacerlo y cómo planteaste su contenido? ¿Qué de nuevo o beneficioso puede hallar un lector acostumbrado a libros de esta naturaleza? ¿El Ho’oponopono les puede  servir a todos?
Escribir es mi manera de sentirme útil, es lo que le da sentido a todo lo que vivo pues creo firmemente que es necesario compartirse, que venimos a extender el amor. Mis libros son la reseña de mi camino de vida, así que en mi proceso personal, la espiritualidad se volvió fundamental, es ahí donde encontré respuestas profundas que me dieron certeza y confianza, y quise compartirlo en un nuevo libro. De ahí nace Elige el Amor, Ho’oponopono, sincronía y milagros. Es un libro que sigue con la línea de una redacción sin intelectualismos, basada en mi inspiración y experiencia y sustentada con argumentos de los autores o fuentes que mencionas. Ofrece al lector asiduo de estos temas, un acercamiento amoroso y alentador con respecto al mundo que ve y a su experiencia. En otras palabras, Elige el Amor nos dice que es posible vivir diferente, que aunque el mundo parezca estar en contra, realmente estamos protegidos y a salvo, sólo es cuestión de eliminar la ‘interferencia’ de nuestras interpretaciones basadas en el miedo. El Ho’oponopono es una herramienta ancestral de sanación hawaiana, que se ha extendido por el mundo por su sencillez y efectividad, por lo cual está al alcance de todos, pues no requiere nada más que estar dispuesto, sin embargo, nos pide que soltemos y confiemos en ese Poder Superior de manera incondicional, eso es lo que a la mayoría de los que practican la técnica les parece más difícil, dejar de controlar, dejar de pensar y fluir con la vida. Mi aportación en mi libro, es vincular el proceso de limpieza del subconsciente que aborda el Ho’oponopono a través de la repetición de palabras, con el concepto de perdón que ofrece Un Curso de Milagros, lo cual nos lleva a ver de frente nuestros miedos para poder entregarlos a la Divinidad para que sean sanados. Es ir un paso más profundo en el trabajo de consciencia, reconociendo lo que de verdad nos duele, para que una vez visto, pueda ser sanado en nuestra mente por ese Poder Creador.
Tiene un canal en Youtube donde comparte sus experiencias
Postulas que debes acercarte al Ho’oponopono sin expectativas. Que si vas a pedirle a la Divinidad que las cosas salgan como tú quieres, vas por mal camino. Que te dará solo lo que es mejor para ti.  ¿Eso quiere decir que jamás podremos contar con su ayuda para conseguir las cosas que deseamos?  Que alcanzar nuestros sueños puede quizá no ser lo mejor que nos pueda suceder, ¿es así?
El intelecto asesorado por el ego, cree saber lo que es mejor para uno mismo. Sin embargo, si nos atenemos a los resultados, veremos que cada vez que pensamos que sabíamos lo que sería mejor, a la larga nos enfrentamos con varias situaciones, la primera es que rara vez las cosas suceden como lo planeamos, la segunda es que una vez obtenido lo que deseábamos, el vacío y la insatisfacción volvieron a tomar su lugar en nuestro interior. Nunca nos sentimos satisfechos. El proceso de soltar y confiar de Ho’oponopono y de Un Curso de Milagros, es reconocer que no sabemos lo que es mejor para nosotros, que no tenemos acceso a toda la información que se requiere para poder determinar qué es lo que más nos conviene. Asumiendo esto, nos damos cuenta de que necesitamos confiar en que un Poder más grande si sabe lo que es mejor, así que se lo dejamos a Él. Esto es algo que no estamos acostumbrados a hacer, pero que cuando lo probamos, los resultados son maravillosos. La clave está en dejar de temer el supuesto castigo divino, saber que la Divinidad, que es únicamente Amor, sólo busca nuestro verdadero bien y entonces permitir que lo que tenga que suceder, suceda. Nuestros sueños son las motivaciones que nos incitan a dar cada paso, y soltar no significa que no tengamos que hacer nada o que tengamos que abandonarlos, lo importante es no aferrarnos a ese futuro para ser felices, a que solo si logro mis sueños estaré bien, pues la felicidad se encuentra en este momento, en el aquí y el ahora, pero podemos hacer lo que queremos hacer guiados por una Inteligencia Superior, que nos llevará al lugar donde de verdad podamos ser felices y plenos.
Recomienda a todos aprender a fluir en la vida 
Nos aconsejas soltar, rendirnos, dejar de controlar, que lo único seguro es el cambio, ¿pides demasiado? ¿Podremos conseguirlo algún día?
Sugiero ampliamente que nuestro trabajo interior esté enfocado a soltar, dejar de controlar y fluir. Sé, por experiencia propia, que no es tarea fácil, que el ego es aguerrido y no cederá al primer intento, sin embargo, también se que es posible experimentar la paz y la confianza que te ofrece la rendición. Mientras estemos en este mundo, seguiremos teniendo que elegir a cada momento soltar o controlar, pero cuando empezamos a saborear los frutos del fluir, esa elección se presenta cada vez más fácil de realizar. Elegir el Amor es eso, es dejar que ese Poder actúe en y a través de ti. Creo realmente que no es pedir demasiado, el ego piensa que tiene que sacrificar algo, pero cuando experimentas en ti mismo la facilidad de la vida al soltar, te das cuenta, como dice el Curso de Milagros, que en realidad “se te está pidiendo nada a cambio de todo.”
Dices que estar en paz es el único propósito, ¿cómo lo conseguimos en un mundo imperfecto, con tantos problemas, dolor y gente mala? Nos hablan de karma, mala suerte, del valle de dolor, de castigos y premios impartidos por Dios…Somos seres indefensos, expuestos al caos, ¿está en nuestras manos realmente alcanzar nuestra paz?
Está en nuestras manos cuando reconocemos nuestra verdadera identidad. Mientras sigamos identificados con nuestro pequeño ‘yo’, seguiremos a expensas de lo que nuestros pensamientos de miedo vayan manifestando en nuestra vida, y hablaremos de karma, mala suerte y castigos divinos como parte de la ‘realidad’ que vivimos. Si realmente quieres vivir de otra manera, si realmente quieres dejar de sentirte vacío y dejar de sufrir por períodos cada vez más prolongados, habrá que reconocer profundamente quiénes verdaderamente somos, y reconocer que siempre estamos protegidos por Aquél que nos creó. En mi experiencia, es el único camino.
A lo largo de su carrera ha ido cosechando una serie de reconocimientos 
Algunos sostienen que no esperar nada de la gente ni de la vida es lo ideal, te evitas la decepción y el sufrimiento, y no es una postura pesimista ni resentida, es una medida de protección, ¿qué opinas al respecto?
Efectivamente algunos sostienen que es una manera de protegerse, de resguardar “su corazón”, sin embargo, cada vez que nosotros pensamos que tenemos que protegernos de algo o alguien, estamos inmersos en el mundo del miedo y siempre alertas a atacar o defendernos de cualquier forma. No estamos en paz. De lo que se trata este camino espiritual y de reconocimientos, es de darnos cuenta de que en realidad no hay nada que defender, dicen las Escrituras: “La Verdad no necesita defensa.” Es preciso darnos cuenta de que nuestro verdadero Ser no es vulnerable, que podemos ser nosotros mismos sin miedo, que no necesitamos que nadie nos complete, que si seguimos teniendo expectativas es porque seguimos buscando afuera lo que solo vamos a encontrar dentro de nosotros. No busques que te aprueben y te amen, apruébate y ámate tú primero y los demás lo harán, y si no, no dependerás de ello para ser feliz.
La gente que nos hace daño o martiriza la vida se dice que son nuestros mayores maestros, cuando estas relaciones se tornan en extremo tóxicas o corre riesgo nuestra integridad física o  vida, ¿lo mejor es cortar y alejarse o debemos estar hasta aprender la lección? ¿Cuál debería ser nuestra actitud o comportamiento?
Disfruta cuando comparte lo que cree
El reconocer que nuestros “villanos” son nuestros maestros (lo cual considero cierto), no implica que tengamos que quedarnos ahí y permitir abusos y maltratos. Tal vez la lección que ese maestro viene a enseñarte, es precisamente aprender  a poner límites y amarte a ti mismo, por poner un ejemplo. Lo más importante, es abrir nuestra mente para reconocer la enseñanza y con base en el amor a uno mismo preguntarse ¿qué debo aprender de esto? ¿Para qué está sucediendo esto en mi vida? ¿Qué haría alguien que se ama en esta situación?  Las respuestas que surgen son profundamente esclarecedoras. Y posteriormente, dejarte guiar, permitir que la Divinidad tome el mando de tus pensamientos para saber qué hacer. Sabemos que el maestro llega cuando el alumno está listo, pero también es cierto que el maestro se va cuando la lección ha sido aprendida. Si la situación no cesa, es que aún hay algo que aprender de ella.
Manifiestas has que aprendido a dejarte guiar por la Divinidad, has alejado las expectativas, disfrutas el presente, meditas y sabes que siempre llegará lo que será mejor para ti, ¿eres inmune al ego? ¿No tienes recaídas? ¿No te enfadas o entristeces alguna vez cuando no te sale algún proyecto o trabajo?
¡Me encantaría que fuera así! Pero no, como todos, tengo recaídas, como todos, me enfado, me desespero, me sorprendo a mí misma preocupándome o sintiéndome víctima. Creo que la diferencia radica en que ahora me observo constantemente, me mantengo alerta de esas ‘caídas’ y se que ese no es mi estado natural, que solo cuando elijo soltar y confiar en la vida, es cuando me siento bien. Mi tolerancia al sufrimiento ha disminuido notablemente, no me conformo con sentirme ‘medio bien’, así que cada vez que me percibo en las ‘garras’ del ego, busco por todos los medios, hurgando en mi aprendizaje todo aquello que me permita regresar a mi paz. Lo importante es aprender a dejar de emitir juicios de autocrítica por ello, de eso se trata el amor a uno mismo, no condenarse por volver a sentir miedo o enojo, sino aceptar esa parte nuestra que aún no ha sanado y a pesar de ello seguir amándose. De esta manera, en mi experiencia, me resulta más fácil regresar al estado de no expectativas y total aceptación de lo que es.
La gente concibe la meditación de muchas formas, y algunos admiten ser incapaces de poner en blanco la mente o concentrarse en la respiración, ¿repetir el mantra lo siento, perdón, te amo, gracias del Ho’oponopono es válido?  ¿Qué beneficios obtienes entonándolo sea en la mente o repitiendo en voz alta?
Su vida dio un vuelco tremendo cuando conoció Ho'oponopono
Desde mi mirada, la meditación no requiere poner como tal la mente en blanco, sino llegar al punto de observar tus pensamientos sin juicios, sin opiniones sobre ellos;  no definirlos es no darles realidad y de esta manera, no interfieren en tus emociones. La meditación podría ser más fácil de lo que parece si nos diéramos cuenta de que podemos dejar de resistirnos y por ende, dejar de forzarnos a hacer las cosas ‘como deben de ser’. Así, de manera natural, el objetivo de la meditación, que es traerte al momento presente y adentrarte en tu interior para comunicarte con esa Sabiduría intrínseca, se dará sin esfuerzo ni sacrificio de tu parte. La meta sería que tu vida entera fuera una meditación. El Ho’oponopono, a través de la repetición de palabras, logra eso. Te trae de vuelta al ahora, detiene el juicio sobre tus pensamientos, te libera de interpretaciones y opiniones sobre lo que está sucediendo y permite que la Divinidad tome el mando. Funciona tanto si lo haces en voz alta como si lo repites en tu mente, y al dejar de darle el poder a nuestros pensamientos, la paz retorna y el entorno se acomoda para bien.
¿Cómo preparar nuestra mente y emociones para el día a día? ¿De qué manera pensar para no aferrarnos a las expectativas? ¿Con qué ojos aprendemos a mirar el mundo que nos rodea?
Cada vez termina de realizar una conferencia se siente fortalecida y contenta
Con los ojos de un niño. Un niño no cree que lo sabe todo, deja que se le muestre. Un niño no tiene juicios sobre las cosas, las observa siempre con novedad y asombro. De los niños y los que son como ellos, es el Reino de los Cielos. De manera práctica, utilizar el Ho’oponopono como sustituto de tus pensamientos y preocupaciones diarias, te lleva a ir cambiando tus emociones en el día a día. Practica que tus primeras palabras al despertar sean “gracias, gracias, gracias, gracias…” mientras te lavas los dientes, mientras preparas el desayuno, en lugar de hacer la tortuosa lista de pendientes del día y las probabilidades de que algo no salga bien. Es cuestión de voluntad y compromiso, decía con anterioridad, y así es. Se trata de volverlo un hábito nuevo, que con la constancia te llevará a vivir en el eterno presente libre del peso de tus interpretaciones basadas en el miedo.
¿A qué aspira Mar Barbosa, una mujer que dejó su carrera de diseñadora, para convertirse una coach de vida?
Hace un tiempo que dejé de planear, de hacer estrategias de cómo quiero que sean las cosas. Ahora voy fluyendo con mayor facilidad y me permito sorprenderme y asombrarme por lo que la Vida va colocando en mi camino, y créeme que esto de aburrido no tiene nada. Sin embargo, sí te puedo decir lo que me gustaría que sucediera a nivel profesional, independientemente de que estoy abierta y agradecida a lo que sea que suceda, confiando en que es para bien siempre. Me gustaría seguir escribiendo y compartiendo, considero que lo hago bien pero sobre todo, lo disfruto muy profundamente. Cada vez que termino de dar una charla o una sesión personal, me siento renovada y llena de dicha y energía. Escribir es como volcar mi alma y plasmar en papel lo que yo necesito recordar. Me encantaría seguir haciendo esto que amo, y que en ese camino cada vez se sumaran más personas a través de viajes por el mundo dando conferencias y más libros publicados. En última instancia, como meta última, aspiro a ser libre de mis ataduras mentales, a ser libre de esa idea errónea de mi pequeñez que todavía se hace presente en muchos momentos de mi vida y que no le sirve al mundo, y por último, aspiro a poder, a través de mi propia sanación interior, reconocer mi luz para alumbrar un tramo del camino de quien así lo requiera, recordando siempre que no estamos separados, que somos uno y que si yo sano, el mundo sana también. 

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