Es un hombre que ha nacido para vivir consagrado a la escritura y todas las facetas que ésta comprende. Se dedica a la creación literaria, la redacción periodística y la tarea editorial dejando a sus colegas sorprendidos por su capacidad de efectuar tantas cosas a la vez. Sin embargo, la crítica no tarda en llegar, pues muchos lo califican de indeciso por no centrarse en una actividad en concreto. “Sé que es una tarea un tanto dispersa y heterogénea, pero quizá sea porque ya me convertí en un verdadero ornitorrinco”, responde el escritor haciendo alusión al nombre de su casa editora.
Ricardo Ayllón, el poeta que se mueve con soltura entre el cuento, novela, crónica y el periodismo cultural, posee además un espíritu inquieto que le obliga a abandonar su oficina y sus faenas de escritorio cada cierto tiempo para convertirse en promotor cultural y vendedor ambulante de los libros que produce.
Aunque la editorial Ornitorrinco deje de existir este 2012, tal como lo anuncia en esta entrevista, estamos seguros pronto veremos a Ricardo Ayllón metido en otros proyectos dirigidos a la promoción y difusión de la literatura y la cultura.
Conozcamos más de este personaje nacido en Chimbote (Ancash-Perú), que adolece de insomnio y que afirma le falta mucho por aprender como narrador.
Es usted un escritor-editor que no sólo recorre el Perú difundiendo su trabajo sino también el de los autores que publican bajo su sello editorial. Al respecto ¿se puede decir que Ornitorrinco es la casa editora de los escritores provincianos por excelencia?
No, no es así. Sólo he seguido la ruta de algunas de las editoriales donde trabajé y aprendí esta tarea antes de fundar Ornitorrinco, como el sello Arteidea por ejemplo. Creo que Arteidea sí califica como la editorial de los escritores provincianos ya que tiene 15 años publicando a escritores del interior.
Ornitorrinco es una editorial joven y muy conocida, por cierto, ¿por qué le puso ese nombre tan particular? ¿Podría responder, tal vez, a algún tipo de superstición?
Se debe a que hay una frase muy conocida que relaciona a este animalito tan simpático, el ornitorrinco, que es una mezcla de mamífero y ave, con algunos géneros literarios que son híbridos, es decir, que tienen tanto de narrativa como de poesía. Partiendo de esta idea, como en la editorial pensaba editar tanto a narradores como a poetas, elegí al ornitorrinco.
Almacén de invierno vio la luz, al igual que usted, en Chimbote (ciudad al norte de Lima), pero lo hizo tras volver de un período de estudios universitarios en la capital. ¿Cuál fue el motivo de tal decisión teniendo en cuenta que la mayoría escritores –salvo contados casos– prefiere publicar su obra primero en Lima?
El único motivo es que quería seguir personalmente el proceso de producción de mi libro para que no aparezcan errores en la edición. Y hacer eso de una ciudad a otra, iba a resultar difícil.
El poeta en el muelle de Chimbote |
Estudió Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos; sin embargo, la poesía lo sedujo y lo mantiene atrapado entre sus redes hasta el día de hoy. ¿En qué momento decide ser poeta? ¿Recuerda ese momento?
Empecé a escribir poesía a los 15 años más o menos, creo recordar casi con exactitud la tarde en que plasmé mi primer poema en una hoja de block escolar, fue en mi habitación, a escondidas de mis padres y hermanos. Por supuesto que aquello no convierte a nadie en poeta; sin embargo, luego de esa experiencia no paré de escribir y leer poesía hasta el día de hoy.
El estilo de su poesía es inconfundible y ya se ha ganado un lugar entre los cultores de ese delicado y exquisito género; sin embargo, respecto a su prosa declaró alguna vez que todavía está en proceso de consolidación. ¿Es complicado moverse entre esas dos aguas? ¿Cuándo siente el llamado de una u otra?
La verdad que cuando mencionas “prosa” debo decir que este término involucra también a mi poesía, debido a que ésta está escrita generalmente en prosa y muy poco en verso. Pero si al decir prosa te refieres a mi narrativa, digo que está en proceso de consolidación porque siento que aún tengo problemas en perfeccionar ciertas técnicas o en mantener un hilo conductor que no se caiga en el intento. Esto se debe a que siempre surge en mí el poeta que llevo dentro, que se preocupa más por la belleza del lenguaje y la metáfora exacta. Se trata sin embargo de un escollo del cual tengo plena consciencia y sé que salvaré en algún momento.
Escribir y preparar su poemario Un poco de aire en una boca impura le ocupó 10 años de su vida, y tras publicarlo expresó que “se había quedado vacío”. ¿Es esto posible?
Sí, me quedé vacío. Y estaba asustado con esta situación. Menos mal que no fue por mucho tiempo pues la vida es una renovación constante, y conforme pasan los días surgen nuevas inquietudes y con ello nuevos temas para escribir. Así que ahora estoy encaminado en un nuevo libro.
Su poema sobre el insomnio conmovió mucho a sus lectores y a la crítica por su tremenda carga emocional. Está basado en una experiencia personal, ¿no es así?
Sí, es el resultado de un problema de depresión que tuve durante meses, de una depresión que me causó largos períodos de insomnio y que de todas maneras dejó cierta secuela pues ahora tengo un trastorno de sueño que me devuelve al insomnio eventualmente. Una cosa que ya no tiene solución creo yo.
Llegando a Piura a realizar tareas de promoción |
La obra Des/Nudos (1998) constituye una joya en su producción literaria, pues escribió inspirándose en los trazos del artista plástico Víctor Barrionuevo, ¿cómo se gestó esta particular dupla de trabajo?
En realidad no fue ninguna dupla. Lo que ocurrió fue que Víctor Barrionuevo, un excelente artista que vive en Chimbote, me regaló una vez cinco dibujos, cinco aguadas o acuarelas de tema erótico muy buenas que, de tanto mirarlas, provocaron en mí la fantasía de que cada una de ellas representaba un sentimiento humano puro y conmovedor, y, en conjunto, guardaban una unidad, una idea integral. Sobre esa base, les concedí personalidad lírica y trabajé aquellos poemas sin que Barrionuevo se enterara de que los escribía. Fue recién cuando el poemario estuvo impreso que él se enteró de todo.
A principios del año 2000, el escritor Antonio Sarmiento y usted remecieron el ambiente literario con el manifiesto A los poetas que vendrán. Su protesta estaba enfilada contra el elitismo cultural existente en el Perú. Al cumplirse doce años de ese hecho, ¿han conseguido algo? ¿Se podría decir que han mejorado las condiciones para quienes escriben y quieren difundir su obra? Me parece que conseguimos algo, principalmente, durante los días en que el manifiesto salió publicado. De todas maneras fue muy comentado. Por ejemplo, un poeta del importante movimiento Hora Zero como es Tulio Mora, se tomó la molestia de dedicar una página completa del diario Cambio intentando rebatir nuestra posición. En suma, el resultado fue coyuntural y algunos críticos y poetas de nuestra generación tomaron consciencia de que teníamos razón en varios de los puntos planteados, algunos de los cuales (como el centralismo cultural, la influencia mediática y el consiguiente reconocimiento inmerecido a algunos poetas) nadie se atrevía a demandar públicamente. Luego de eso todo volvió a su cauce anterior porque el Perú, culturalmente, sigue comportándose en muchos aspectos como un país colonizado.
Ornitorrinco va a celebrar su quinto añito y pese a su escaso tiempo de vida, lleva más de 30 títulos publicados. Quizá para lectores de otros confines no signifique algo digno de resaltar, pero sí lo es para una casa editora pequeña que tiene que luchar contra viento y marea para llevar a cabo su labor. No todos pueden enorgullecerse de ese resultado dada la complicada realidad editorial en el Perú, ¿estamos en lo cierto?
Valgan verdades, acabamos de rebasar los 50 títulos. Pero mi sentimiento al respecto es ambiguo, me siento orgulloso del trabajo realizado y de haber hecho conocido el trabajo de los escritores de nuestras regiones; sin embargo, los resultados económicos no han sido favorables. Soy un mal administrador, nunca me preparé para un reto de este tipo y he perjudicado económicamente a mi familia con esta aventura. Quizá el 2012 sea el último año de Ornitorrinco Editores.
¿Cuál es el escritor top de su editorial? ¿Todos le han sido fieles o hubo alguno que cambió de casa?
Todos los escritores que han pasado por Ornitorrinco han sido importantes para mí, pues cada quién ha llegado con mucho entusiasmo y la mayoría ha dado mucho de sí en la tarea de apoyar en la difusión y promoción de su libro. Así que por ese lado no me quejo de ninguno. Pero si hablamos de uno de los escritores más populares o publicitados que haya llegado a la editorial, este es Óscar Colchado Lucio, quien, pese a tener contratos con sellos grandes como Santillana (Alfaguara) o el grupo editorial SM, nos confió un libro de cuentos. Respecto a la fidelidad, la verdad es un asunto que no sé si por ingenuidad o descuido jamás he tenido en cuenta; lo cierto es que algunos de los que publicaron con Ornitorrinco cambiaron de casa, y no para quedarse en otra editorial sino para abandonar también esta otra e irse a una nueva, y luego a otra, y a otra…
Con usted pasa algo curioso: tiene una editorial que es de su propiedad, sin embargo no se autopublica. ¿Se rige por algún sistema ético particular?
Sí, definitivamente es por una cuestión de ética. Autopublicarse es como si uno se convirtiera en juez y parte, lo cual no me parece correcto. Pese a esto, una vez cedí y llegué a editar un libro propio con mi sello, el volumen de cuentos infantiles Imberbes. Ahora estoy tratando de que la edición se agote para que otro sello se encargue de él. Por lo pronto, Ediciones Altazor ya se comprometió a tenerlo entre sus títulos.
Usted se califica de “muy serio en su trabajo editorial”, pues su objetivo no es el lucro y lo que más desea es publicar obras de calidad. ¿Son muchos los que descalifican? ¿Qué argumento usa cuando la respuesta es un no? ¿Ha habido alguno que se ha resentido o protestado al ser desestimado?
El argumento que uso cuando rechazo un texto es siempre el de la sinceridad, una sinceridad –obviamente– que se dice con mucho tino, sin ánimo de herir ni de lapidar al autor y a su obra. Es necesario usar las palabras apropiadas para que el autor tome real conciencia de que aún no está listo para publicar y, lejos de desanimarse, emprender un trabajo de perfeccionamiento. Dichas las cosas de este modo, no creo haber producido resentimiento en nadie.
Por otro lado, ¿cómo responde el público frente a la oferta literaria de los nuevos escritores? ¿Establece alguna diferencia entre los lectores capitalinos y de provincia? ¿Quiénes compran o leen más?
Tengo la satisfacción de haber editado por primera vez muy buenos libros. Un poemario como La vestimenta de los días de César Olivares, por ejemplo, ha recibido y sigue recibiendo elogiosos comentarios a nivel nacional pese a haber aparecido hace ya tres años; y varias ediciones han tenido una respuesta favorable del público en la región de donde es originario el autor. Asimismo, antologías temáticas hechas expresamente para colegios, tuvieron buena acogida entre estudiantes de colegio. Pero como tú misma dijiste al principio, estos libros en su mayoría son de escritores de provincias y el éxito de éstos es también a un nivel regional. En Lima sólo cumplo con dejar ejemplares en librerías y medios de comunicación, pero la verdadera difusión y lectura se hace en el ámbito regional. Otro hecho que hace que las cosas sean así es la participación de la editorial en diversas ferias de libros a las que nos invitan desde el interior del país. Es con esta labor de viandante, de canillita interprovincial, que nuestros libros adquieren valor en las regiones.
A propósito, se habla de rivalidades entre los escritores limeños y de provincia. ¿Fue usted, en alguna ocasión, discriminado o atacado?
Creo que no. Pero sí he sido un seguidor atento del problema, inclusive alguna vez llegué a escribir al respecto pues se trató de un tema que llegó hasta las aulas universitarias. Mientras me encontraba estudiando la maestría de Literatura en San Marcos, la polémica andinos-criollos estuvo en debate por varias semanas, y cada quién tomó una posición al respecto.
Junto al escritor Oswaldo Reynoso |
Sea visionario y dígame, ¿qué escritores peruanos –de los jóvenes o nuevos– podrían alcanzar un sitial importante en la literatura mundial?
Uy, qué difícil pregunta. La respuesta a esta pregunta deviene de muchos factores, pues un sitial no solo se alcanza por la calidad literaria, se sabe de muchos excelentes escritores que han preferido quedarse en su provincia trabajando por la salud cultural de su pueblo en lugar de buscar el estrellato y la fama. Quién sabe qué caminos tomarán en adelante los narradores y poetas que surgen en estos tiempos. Pero, sin duda, aquellos que alcanzan un “sitial mundial” son siempre los que se animan a salir del país y, a partir de mucho trabajo, buenas relaciones y algo de olfato financiero, logran hacer una carrera. El problema es que más de uno termina vendiendo su arte al mejor postor, y eso los convierte en obreros de las editoriales que se preocupan por publicar sólo temas comerciales y no aquellos que tienen un real valor ideológico, reflexivo o artístico. Confío más en los escritores que creen en el sitial que otorga el tiempo y la historia, que se mantienen firmes en sus convicciones ideológicas y no cambian de rumbo según las modas dictadas por el mercado editorial.
¿Qué critican o resaltan sus adeptos o detractores en usted?
Los que critican, me dicen que mucho abarco y poco aprieto; es decir, que me dedico a muchos aspectos de la escritura, como la creación literaria, la redacción periodística y la tarea editorial, y eso me distrae y hace que me vea como un indeciso. Y quienes resaltan mi tarea literaria, me piden que me concentre más en la poesía y la redacción de crónicas porque, según ellos, es lo que mejor sé hacer. En fin, todas estas sugerencias las tomo de buen grado y pienso en ellas cada vez que tengo un tiempito libre mientras escribo cuentos, poemas, crónicas y me dedico a corregir y diagramar los libros de mi editorial.
¿Cuál es su sueño o idea motor?
Mi sueño es jamás dejar de hacer lo que me gusta: vivir para la literatura. Y movido por este sueño, ingresar en todos los estamentos a la que aquella me permita: hacer poesía, cuento, novela, crónica, periodismo cultural, labor editorial, etc. Sé que es una tarea un tanto dispersa y heterogénea, pero quizá sea porque ya me convertí en un verdadero ornitorrinco, que no termina por definir a qué especie pertenece.
Si quieren saber más del autor, su obra u obtener información sobre sus servicios editoriales pueden visitar su blog:
Quiero felicitar en primer lugar a Elga por esta labor sin descanso de traer a nosotros a escritores y artistas en general. Y a continuación, mi felicitación es para Ricardo Ayllón, más que felicitación es mi deseo de que su editorial no desaparezca. Creo que hace una labor muy noble y gestos así deberían mantenerse y divulgarse, de nuevo gracias a Elga. Por tanto un saludo afectuoso a ambos y en especial a Ricardo por su valentía, mi apoyo y mi deseo de que no ceje en su trabajo y sus escritos. Salud.
ResponderEliminarGinés: Gracias por tu aliento. Lo valoro mucho.
ResponderEliminarCariños,
Elga
interesante entrevista! yo tambièn quisiera que la editorial permaneciera! muy importantísima la labor del Señor Ricado Ayllón!
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