Todo sobre mi actividad literaria como escritora, periodista y promotora cultural en la Revista digital y club de lectura La ardilla literaria ( https://laardillaliteraria.com/)

lunes, 20 de diciembre de 2021

Nazaret Solís Mendoza: «Se puede vivir de otro modo, pero no se puede escapar de lo que somos»

  


 Admite quién es, no acumula cosas y no se apega a las personas. Ha logrado ser feliz y dice que quizá solo tenga deudas consigo. Así se presenta y define Nazaret Solís Mendoza, un hombre y escritor a quien sus padres registraron  con cuatro nombres en su calurosa Piura, que aprendió a responder a ellos y que luego, al nacionalizarse español, tuvo que renunciar a dos.

Es profesor,  escritor, corrector y crítico literario, títulos que ha aceptado con absoluto desprendimiento y humildad a lo largo de su vida literaria, los mismos que le acompañaron a la hora recibir  el Premio Gregorio Sansa 2020  al que se hizo acreedor por su novela  Brevísimo tratado del descubrimiento del Viejo Mundo por alguien del Nuevo Mundo.

«Ni siquiera pensaba concursar porque no había terminado la novela. Era un proyecto ambicioso y muy arriesgado, y nunca lo concretaba. Temía que fuera tomada como una broma y terminara infelizmente en algún rincón», reveló.

En tu libro Brevísimo tratado del descubrimiento del Viejo Mundo por alguien del Nuevo Mundo (Ápeiron Ediciones, 2020), ¿quién se descubre a quién? ¿Por qué tu personaje emprende ese objetivo? ¿Lo consigue?

Estas preguntas son muy interesantes porque van a lo central de la novela: la confusión y la desestructuración narrativa como forma de la desilusión. En mi libro nada es lo que parece: se titula Brevísimo tratado, pero no lo es; intenta ser un «descubrimiento», pero termina siendo una constatación del sinsentido; se clasifica como novela, pero desemboca en tan solo unos «cuadros» o «escenas» de hechos disparatados que buscan su lugar sobre algún eje narrativo; intenta ver la vida con humor (o ingenio), pero se topa con la tristeza... Al final, no hay descubrimiento, sino un acto de fe hacia nuestro estar viviendo, en gerundio. De ahí que las últimas súplicas del narrador sean: «...ruego al lector avisado que dé crédito al tratado, a ciegas, aunque de extraordinarias aventuras esté plagado, tal como se suele dar crédito a lo que dice la gente a tutiplén».

El piuranito, es a la vez el editor y el narrador de la historia, pero también lo eres tú, el escritor, el que creó la trilogía del hombre inmigrante, ¿fue intencional?

"El dolor es el mismo en España que en Perú", asegura. 

Y no has mencionado un quinto personaje, quizás el más importante: la esposa de don Jacinto Alegría de Magallanes, el narrador principal que, a su vez, es editor y protagonista (o no). El Brevísimo tratado no hubiera sido posible sin la “especial licencia” de la esposa. Ella es quien, después de leerlo, valora que tal escrito tiene «algo de utilidad». La esposa es la representación textual (narratario) del lector o la lectora real, de las personas para quienes realmente escribimos. El escritor se debe al lector y, en gran medida, es este (y no tanto la crítica especializada) quien juzga la valía de una obra. Todos estos cinco elementos (protagonista, narrador, editor, esposa y escritor) fueron intencionalmente creados para marcar los distintos niveles de confusión de mi relato y los distintos enmascaramientos por los que transitamos los escritores.

El piuranito, tu protagonista,  es denominado así, por su origen, y tanto su editor don Jacinto Alegría de Magallanes como el narrador,  jamás se refieren a él por su nombre de pila, ¿simboliza tu héroe a todos los que jamás dejan de sentirse inmigrantes y que no tienen la oportunidad de hacerlo porque el resto (la gente del país donde se han asentado) no se lo permiten?

La imagen del piuranito tiene cierto nivel de complejidad y, repito, confusión, tal como se señala en la nota a pie de página número quince (sí, mi Brevísimo tratado tiene notas a pie de página): «La confusión llegará a tal extremo que editor, narrador y protagonista serán la misma persona». Incluso el diminutivo del sobrenombre (tan característico del habla latinoamericana) va transitando desde lo cariñoso, con toques de aniñamiento, hasta llegar a ser despectivo. Lo cierto es que sí se revela su larguísimo nombre al inicio del primer capítulo, pero esta identidad pasa desapercibida y se pierde cuando llega a la Madre Patria putativa, o sea, España. Así, para el piuranito (noten el uso de la minúscula) todo es confusión o, si se prefiere, un constante sentimiento de no hallar su lugar. La última salvación que le queda es la escritura (la escritura como necesidad). Sin embargo,  esta también lo traiciona.

Tu libro es complejo, caótico y por ratos una completa locura, sin embargo, al margen de los géneros que introduces o aparecen brevemente, no dejas de apelar al humor en sus múltiples formas y grados, pero al fin y al cabo, contribuyen a atenuar el horror y los malos pensamientos, ¿no te parece?

"¿A quién no le gusta divagar?", nos plantea.  

Es una acertada observación y así lo confirma la cita de Dostoievski que se halla al inicio del libro: «...podemos volver loca a la gente, pero jamás hemos hecho a nadie más inteligente». De hecho, el jurado que me otorgó el premio por esta obra resaltó lo siguiente: «La novela de Nazaret Solís ejemplifica a la perfección un tipo de humor que tiene por algunos de sus rasgos el ingenio, la inteligencia y la crítica...». En verdad, nació durante unas investigaciones que realicé en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid (CSIC), como una forma de rendir tributo a dos grandes: Cervantes (España) y Vallejo (Perú). Por el primero viene ese humor triste para atenuar el horror de un mundo que ya no es nuestro. Por el segundo vienen la rebeldía, las ganas de transformar la palabra poética y de llevarla hasta el límite del significado. Mi libro es tributario de Vallejo. Mi Brevísimo Tratado es trílcico. A lo largo y ancho de la obra iremos encontrando descuidos ortográficos, anacolutos, confusiones, poca o nula estructura, mezclas de discursos o de historias que no vienen a cuento... Cualidades suficientes para que mi libro acabe en el olvido. Sin embargo, a pesar de esos «errores» o «deméritos», mi Brevísimo tratado sobrevive como una obra literaria. ¿Por qué? Porque detrás de todo texto literario hay una persona, imperfecta por naturaleza, sí, pero siempre aspirando a ser mejor.

‘La divagación dramática’, uno de los recursos literarios del editor don Jacinto Alegría de Magallanes, o sea tú, es una magnífica y salvadora propuesta no solo a la hora de contar  una historia  como la tuya  sino también para la vida real, cuando nos vemos metidos en situaciones embarazosas o que nos producen dolor. ¿Supongo que como escritor pasaste por una infinidad de experiencias similares?

"En mi libro nada es lo que parece", afirma. 

¿A quién no le gusta divagar? Quizás la escritura literaria no sea más que una larga divagación como forma de rebeldía, una lucha contra la insatisfactoria realidad. He visto el horror y la locura de cerca, tanto aquí como allá, y he tratado de ayudar a que nuestro mundo cambie para mejor. Con el tiempo, he constatado que es imposible. El dolor es el mismo en España que en Perú. Creo que es lo que realmente nos hace iguales, aunque no nos damos cuenta. No es pesimismo; es experiencia. Llevo más de veinte años como profesor y estoy convencido de que la mejor lucha se realiza en las aulas, convenciendo a cada persona de que el cambio empieza en uno mismo. Quizás tenga razón, o quizás solo estoy divagando.

Aquí, allá o acullá, la situación económica que padecen los maestros y literatos es angustiosamente parecida, donde sea que esté el docente y el escritor se mantiene inalterable muy a su pesar (salvo escasas excepciones), tu protagonista lo reflexiona observando el río Manzanares, ¿otro descubrimiento decepcionante para el piuranito en el Nuevo Mundo?

Don Jacinto Alegría de Magallanes (el nombre tiene enjundia) se define como «profesor de profesión y escritor por necesidad». Obviamente, sería una locura convertirse en escritor para intentar solucionar la escasez de dinero, pero es que ser profesor tampoco sería mejor decisión. Otra vez, en esta caracterización, vemos que los actos muy humanos (arte y educación) se truncan y ceden ante lo material y lo espectacular («civilización del espectáculo», Vargas Llosa dixit). Por ello, son anecdóticas las palabras del único editor (de la editorial Espada Roja) que se anima a publicar la obra del piuranito: «Nos hizo saber que a nadie la importaba la historia, que se habían vendido miles de libros con páginas en blanco, incluso que había un escritor que aún no había escrito nada pero que ya llevaba cientos de pedidos por un libro que nunca iba a escribir». No es coincidencia que, en mi libro, este editor muera luego de comer un cebiche en mal estado.

A la generación del piuranito, los que vivieron su época de estudiantes en la década de los 80   o los 90 y que quisieron hacer algo con su vida, solo les movía la idea del triunfo -sea por presión de sus padres o por propia iniciativa o inspiración-, sin embargo muchas veces no sabían bien en qué, pero sí para qué, ¿es otra de las cosas que descubre de forma tardía y fuera de su tierra tu personaje?

"Mi libro es tributario de Vallejo", señala.

El piuranito debe hacerse cargo de su propia vida y de su supervivencia. Cuando se encuentra totalmente solo, reconoce que en el mundo importa el dinero y la salud espiritual. Sin embargo, lograr el bienestar en ambos aspectos será una misión imposible, pues él va tropezando con el fracaso y la desilusión, como si la vida fuera un camino hacia la nada o, en el mejor de los casos, al truncamiento.

El quehacer genocida del terrorismo de Sendero Luminoso durante la década de los 80 y parte de los 90 en el Perú, está relatado con crudeza al inicio de tu obra, lo dejas en claro cuando el piuranito recuerda a su padre, un efectivo de la fuerza del orden, y dice el narrador: «...cosa verdaderamente maravillosa, no vio morir a su padre, aunque varias veces lo contempló llegar a casa  con la camisa ensangrentada. No obstante, llámese milagro, buena suerte o brujería, pero la familia del piuranito fue una de las pocas que ha podido sentarse relajada y completita luego de que el barbudo Presidente Gonzalo fuera encarcelado».

De hecho, no continué con esa historia porque quise separarme de otros libros ambientados en esa época o de novelas sobre la migración que repiten tópicos. No quiero decir que la novela de inmigrantes se haya estancado, pero mi intención fue escribir algo distinto, novedoso. En mi Brevísimo Tratado, ni bien hago mención de ese hecho doloroso, inmediatamente cambio de tema hacia otros más «graciosos». La consigna es clara desde el inicio: mi libro debe servir de entretenimiento.

Un par de formas de hacer exitoso un libro es que un crítico hable o escriba pestes de su contenido o que un editor inescrupuloso publique una edición apócrifa, eso es lo que cree Alegría de Magallanes y lo busca. La calidad de los libros ya no interesa, lo dejas en claro en tu obra, ¿no es así?

Acumula 20 años como profesor.

Es una situación que estamos viviendo. No digo nada nuevo. La calidad ha bajado, quizás debido a la facilidad con la que ahora se publica o autopublica un libro. Nos estamos saltando pasos y procesos centrales (como el de la corrección o la edición). Esta «facilidad» desvirtúa todo el trabajo y estudio que implica escribir y dar a conocer un libro.

En varios momentos efectúas paralelismos entre tu tierra y España -infaustas, por cierto-, pero que no dejan de ser verdad: caminar de noche con confianza, un transporte público decente, entre otros, descubre que se puede vivir de otro modo, ¿no es así?

Se puede vivir de otro modo, pero no se puede escapar de lo que somos. Continuamente intentamos «extirparnos», en lugar de «aceptarnos». Lo mismo pasa con la realidad: evasión frente aceptación o quizás resignación. En mi libro hay muchos guiños sobre estas ¿alienaciones?; las trato con humor, como cuando describo a la mujer madrileña: «peinada con coleta, en pantalones de deporte muy apretados y con sus rasgos árabes que ninguna reconquista pudo extirpar». Esta crítica o parodia también va dirigida al lenguaje de la crítica especializada. Esta, muchas veces, se encierra en sí misma y solo ella se entiende. De esto me río en el apartado titulado «Donde se reflexiona sobre la relación entre el texto narrativo y el sistema vivencial del ser humano».

Tu libro Brevísimo tratado del descubrimiento de la Viejo Mundo por alguien del Nuevo Mundo obtuvo el Premio Gregorio Samsa 2020 de novela breve, el jurado lo tuvo muy claro, por lo que sé, desde un comienzo, ¿pensaste en ganar teniendo en cuenta las características peculiares de tu obra?

Ni siquiera pensaba concursar porque no había terminado la novela. Era un proyecto ambicioso y muy arriesgado, y nunca lo concretaba. Temía que fuera tomada como una broma y terminara infelizmente en algún rincón. Es más, envié el texto una hora antes de que acabara el plazo y me olvidé del asunto. Meses después, revisando la bandeja de spam, leí la agradable noticia.

No eres nuevo en la publicación, ya antes salieron a la luz un par de libros de tu autoría, y sueles escribir muchos ensayos en tu especialidad, pero los editaste siempre con otro de tus nombres, ¿cuál es la razón de esa constante a la hora de dar a conocer tus obras?

Cuando le otorgaron la nacionalidad española tuvo que
escoger solo dos de sus cuatro nombres. 

Esa constante se ve reflejada en mi novela. Yo siempre he estado orgulloso de mis cuatro nombres, pero he ido usando uno y otro por distintos motivos. Por ejemplo, Nazaret es nombre de mujer aquí, en España, y creaba confusión entre las personas que no me conocían. Cuando iba a la universidad a impartir clases, los alumnos esperaban a una profesora y no a un profesor. Las cartas me llegaban a nombre de la «señora» Nazaret. Preferí usar Luis. Sin embargo, cuando me otorgaron la nacionalidad, me vi forzado a elegir solo dos nombres y dejar los otros dos en el camino. ¡Cosas de leyes! Creo que tantas modificaciones de mi nombre son síntomas muy reveladores de algo. ¿De qué? Habrá que leer mi Brevísimo tratado.

En tu dedicatoria haces mención a las deudas,  las que te legaron, las que legarás, las que tuviste, las que tienes o tendrás por siempre, sin embargo no hiciste mención a las que tienes contigo, ¿existen o no?

¡Qué difícil pregunta! A lo mejor no tengo deudas conmigo mismo porque no suelo apegarme a las cosas, ni a las personas, ni siquiera a los sueños. No soy de acumular objetos que nunca usaré y sí de reutilizar, dar nueva vida a lo que otros han desechado. A nivel personal, he ido aceptando lo que la vida me ha ido ofreciendo, para bien o para mal. Hallo paz en ello y soy feliz.

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lunes, 23 de agosto de 2021

Jessyca Sarango: «Soy una cantautora que escribe lo que piensa y siente»



Jessyca Sarango desde sus inicios supo el tipo de artista que quería ser. Y lo ha conseguido siendo consecuente con sus criterios y principios.  Hasta hoy,  ser como es, le ha traído tanto éxitos y alegrías como decepciones y detractores. Quizá esto último es lo que haya cosechado, sin embargo la cantautora y músico transita su vida orgullosa de su libertad creativa y  su absoluta independencia artística.

Por estos días, la también compositora y escritora, estrena el sencillo “Nuestra casa”, un tema en el que evidencia su preocupación  sobre la depredación y el maltrato que sufre la biodiversidad de la amazonía peruana.

El exitoso sencillo con el que abrió el 2021

Eres una indiscutible artista de la palabra y la música  y no paras de crear, prueba de ello es que comenzaste el 2021 con un cúmulo de creaciones, entre ellas la publicación de un tema musical gestado en plena pandemia con esta servidora, y acto seguido, pusiste manos a la obra y lanzaste un  segundo sencillo  titulado “Nuestro lugar” que tiene que ver con tu consciencia ecológica, ¿de dónde sacas tanta energía para tu labor artística?  ¿Dónde se halla esa fuente inagotable de creación?

Creo que mi energía viene de mi felicidad porque vivo haciendo lo que amo, lo disfruto al máximo y aprovecho el día entero para desarrollarme en todo lo que quiero.

Esas ganas de vivir diariamente hacen que todo lo que me rodea se convierta en mi inspiración, todo me sugiere…la naturaleza, los niños…la vida misma. Vivir es un regalo tan valioso, que de solo pensarlo me lleno de emoción y de energía.

No sueles trabajar a dúo, no es lo habitual en ti, ¿fue complicado o difícil inspirarte o reinterpretar un poema ajeno, como tuviste que hacer para sacar a la luz la canción “Caminos”?

Es cierto, me gusta crear en soledad porque soy muy espontánea, además de impredecible. Entonces ni siquiera yo sé que saldrá de mi mente, eso complica bastante el proceso de crear con otras personas. Me limita un poco porque necesito respetar las formas de los demás.

En el caso de “Caminos” fue algo tan inesperado que solo me senté y lo hice, sin saber cómo exactamente. Lo hice y ya. Jugando y experimentando, como hago todo.

Le pones mucho empeño a las cosas o situaciones en que crees, y, justamente “Nuestro lugar” es una canción que se gesta de  tu preocupación por la ecología y está enfocada en la preservación de los bosques amazónicos del Perú. Tu lucha por el medio ambiente no es de ahora, hace mucho que lanzas tu voz de protesta a través de tus canciones y declaraciones periodísticas, ¿no es así?

Posee un alto contenido social y artístico
Así es, todo lo que pienso, siento y digo está conectado directamente con mis acciones diarias y eso incluye la música, por supuesto. Soy una cantautora que escribe lo que piensa y siente. Es mi manera más profunda y real de expresarme,
 y escribo sobre todo lo que me importa siempre, y por esa razón mis canciones hablan de temas que involucran situaciones que nos competen a todos como sociedad.

Sé que este trabajo no fue un encargo de nadie, que  fue tu iniciativa y para que esto fuera posible contactaste con organizaciones peruanas que se encargan de proteger la fauna y flora de la amazonía. Cuéntame, por favor.

El proyecto que realicé este año con la canción “Nuestro Lugar” fue algo inesperado en absoluto. Me pasé mucho tiempo intentando involucrar organizaciones ambientalistas, ofreciéndoles esta canción como bandera, pero la ‘burrocracia’, de muchas de estas organizaciones, solo espera reclutar gente famosa.  En fin…

Este año logré conectarme con dos organizaciones afincadas en la Amazonía del Perú, y junto a ellas hice una campaña por el mes del Planeta con dicha canción como emblema. Además produje, por segunda vez,  el vídeo de esta canción, que por sus imágenes hicieron más poderoso el mensaje.

Este vídeo fue transmitido en varios canales del Perú y me hicieron muchos artículos de prensa y entrevistas, además de aparecer en un reportaje muy lindo llevado a cabo por la cadena Telemundo.

Si bien es cierto tu proyecto Musilophy suma algunos años no es si no ahora que la gente y los medios informativos van dando cuenta de ello, ¿crees que es este el momento de actuar de manera colectiva?  ¿Vamos siendo más sensibles al clamor de nuestro planeta?

Es una artista muy comprometida con su labor

Llevo mucho tiempo, casi 12 años, compartiendo mi Musilosophy Project con el mundo de distintas maneras, y gracias a él he podido observar que las personas se conectan siempre con ese ser humano sensible que tienen dentro cuando están cerca de alguien que siente y ve distinto. Lo que sucede es que el común denominador de la humanidad vive desconectado de sí mismo y por ende del mundo que lo rodea. Eso lo vuelve egoísta e insensible. 

Pienso que he avanzado un poco, pero no es suficiente. No lo será hasta que los medios de comunicación más importantes se comprometan al 100 por cien en sensibilizar a la población. La gente necesita ayuda, requiere de una guía para llegar a ese punto. Yo creo que la música es esa gran herramienta, pero hoy en día se utiliza más como un arma para adoctrinar dentro de la ignorancia colectiva. Eso es muy triste.

Se te conoce y reconoce como una artista que trabaja guiada por su consciencia, que no sigue modas ni forma parte del rebaño de los pseudocreadores, imagino que ir contra la corriente te ha creado una serie de inconvenientes y detractores, ¿cómo lo transitas? Porque en esas condiciones sueles estar sola y son pocos los que te echan una mano, ¿es estrictamente así  o siempre hay otras rutas para darse a conocer o afianzar una carrera?

He ido por la “ruta alterna” mi vida entera, no únicamente en la música. Así que estoy muy acostumbrada a que la gente me vea diferente; unos me quieren; otros no, pero eso a mí no me afecta.  Nunca hago nada con el propósito de gustar o no gustar a los demás. Yo solo vivo bajo mis principios y mi criterio personal.  Ha sido de ese modo  desde mis inicios: una artista independiente y autosuficiente. Me da la libertad de ser honesta y consecuente, además de poder guiar a artistas más jóvenes, lo que me hace muy feliz. Por eso agradezco que las personas sigan mi carrera, yo lo transito con absoluta honestidad.

Nadie pone en duda que para muchos de tus compatriotas eres un referente artístico y cultural muy importante, sin embargo has sido más reconocida en  el exterior que en un tu país de origen, pero tal parece que las cosas van cambiando y así lo corrobora el Premio Tumi de Oro que te ha otorgado la Comunidad Peruana afincada en Estados Unidos dentro del marco del Bicentenario de la Independencia del Perú, ¿qué pensaste cuando te lo dijeron?

Me llamó mucho la atención porque nunca espero nada, ¡lo juro! Sentí una enorme  satisfacción al conocer que se lo daban a quien aporta al arte y la cultura.  Eso es lo que realmente me emocionó.

Si hay dos cosas de las cuales te sientes orgullosa, ¿cuáles son esas?

Me siento orgullosa de poder compartirme con el mundo tal y como soy. Y también lo estoy de vivir feliz haciendo lo que amo y  de poder ofrecerle  a mi mamá lo que tengo.

 

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viernes, 18 de junio de 2021

Agustín Campos: «Escribir es también parte de la vida»

 


Para el escritor Agustín Campos escribir es una forma de conquista o expansión. Al  comienzo opuso resistencia, pero finalmente se dejó arrastrar, y es que ya en su adolescencia lo tenía como refugio y solo era cuestión de tiempo atender a su llamado definitivo. 

En esta entrevista el autor argentino nos habla de sus obras que bien podrían encajar en la denominada literatura posmoderna, según sus críticos.

Tengo entendido que estabas predestinado a seguir el camino de la música, pero hubo un hecho en tu vida que, puede catalogarse de paranormal, que te puso en otra ruta: la de la escritura. Acataste sin oponer ninguna resistencia, ¿no es así?

Su opera prima 

No sé si diría predestinado, era más bien la idea de un adolescente, quizás en esto parecido a muchos, que encontraba un refugio en la música de Spinetta y de otros.

No hubo sucesos paranormales y sí opuse resistencia. La escritura fue esa forma de resistencia e incluso de expansión, de conquista o intento de conquista…

Sé que fue tu abuelo quien te inculcó su amor por la lectura y puso a tu alcance lo mejor de su biblioteca, ¿crees que veía en ti las condiciones necesarias para la escritura y era una forma de ayudarte a descubrir tu talento?

Mi abuelo no inculcó directamente su amor por la lectura en mí. Tengo entendido que su madre, o sea mi bisabuela que vino a la Argentina desde España a principios del siglo XX, era muy lectora. Es decir, el hábito de la lectura fue pasando de generación en generación, de mi bisabuela a mi abuelo, de mi abuelo a mi padre y de mi padre a mí. Aunque mi mamá también es muy lectora.

Te formaste de talleres de escritura prestigio como lo son ‘Punto y aparte’ y ‘Corte y corrección’ en tu afán de convertirte en escritor, ¿cómo viviste tu paso por esas aulas? ¿Eran lo que buscabas?

En esos talleres aprendí algunos trucos o recetas, que me sirvieron para terminar de darle forma a mis ideas. Sobre todo en el caso de las dos novelas.

En 2011 aparece tu primera obra, una novela de título Ventana esquizo, donde narras el drama de la esquizofrenia a través de Máximo Riels. ¿De dónde vino la idea para escribir esta historia y cómo la trabajaste?

Uno de los primeros comentarios que recibí de aquella novela era que se trataba de literatura posmoderna. En aquel momento no lo comprendí, pero hoy creo que esa etiqueta le podría ir bien, teniendo en cuenta que se trata de un narrador en primera persona que renuncia a la objetividad. Es decir el sujeto que narra se convierte en el objeto de la historia.

Un par de años después, en 2013, aparece el poemario La otra vida, donde observas la vida desde distintas perspectivas, ¿cuál fue la intención de la obra?

Su primer poemario

La intención de aquella obra fue mostrar un lado más sentimental, ya que el narrador de la primera novela parecía bastante frío y distante.

Al año siguiente, en 2014, repites género y publicas Variaciones, un libro donde pones de manifiesto el lado oscuro de la vida y los sentimientos humanos. Con este libro, a decir de tus críticos, no dejas casi agujeros para el ingreso de la luz, ¿dónde se encuentra el lado luminoso del poeta Agustín Campos?

El lado luminoso se encuentra en mi propia vida, al lado de mi mujer, en su amor y su contención.

¿Es verdad que tu anhelo manifiesto es lograr lo que comunica Bob Dylan en sus canciones pero volcado en la literatura, sobre todo en poesía? ¿De dónde viene esa admiración profunda que le profesas al músico estadounidense?

Bob Dylan recibió el premio Nobel de Letras, pero es un artista inclasificable, que escapa a todo tipo de etiquetas y se ha ido reinventado constantemente a lo largo de su carrera que abarca, me parece, unos sesenta años. Creo que no es una mala figura para admirar.

En 2015 publicas Miscelánea, un conjunto de textos variopintos, donde tienen cabida el cine, la filosofía, la literatura, entre otros, ¿cuál era el hilo conductor de tan disímiles temas?

El hilo conductor era mi deseo y mi interés en esos temas.

Confiesa su admiración por Bob Dylan

Con Cuaderno de pirómano, tu segunda novela editada en 2017, logras nuevamente captar la atención de los lectores con la figura de Nicolás Costa, a quien vamos a ir conociendo por medio de sus escritos, o mejor dicho a través de la lectura que realiza el suboficial Ibarraguirre. En esta obra vuelves a escribir sobre el lado oscuro de los seres humanos, pero también abordas la forma en que las sociedades fomentan su fortalecimiento y manifestación, ¿han proliferado los ‘monstruos’ en estos tiempos o desde siempre viven sus existencias muy cerca nuestro?

Por supuesto que viven desde siempre sus existencias cerca nuestro, pero van mutando. Aunque quizás van mutando para que todo siga igual.

Has declarado que escribir es para ti “el último refugio de sentimientos y pensamientos a los que no se debe renunciar”, ¿eso quiere decir que la vida real es una continua sucesión de renuncias de lo que pensamos y sentimos? ¿Es imposible retenerlos fuera del mundo de la escritura?

Escribir es también parte de la vida. Es un acto creativo, de resistencia. Escribir y publicar es un lujo que no muchos se pueden dar. Yo tengo la suerte de poder hacerlo.

Por estos días circula en redes aquello de que un buen escritor (a) debe también ser una buena persona y viceversa, que quienes triunfan son aquellos que cumplen con tal condición, ¿cuál es tu comentario?

Desconozco totalmente ese rumor y creo que es errado. Ser un buen artista no tiene nada que ver con ser buena persona y el triunfo tampoco tiene nada que ver con ser buena persona. De las dos cosas hay claros ejemplos en la historia y en la actualidad.


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martes, 4 de mayo de 2021

Juan Benavente: «El espacio Viernes Literarios es como uno de mis mejores libros»

 

                                                                               

Foto por Roberto Alvade Palacios

Para algunos 30 años no son nada, pero para Juan Benavente es toda una vida al servicio de la literatura y los escritores. Su obra cumbre, Viernes Literarios, ha cumplido tres décadas convertida en un referente nacional e incluso internacional. El profesor Benavente, poeta y promotor cultural, tuvo que lidiar con incomprensiones y gestos de indiferencia de las autoridades e incluso colegas por su terco empeño de sacar adelante este espacio de promoción de libros y autores. Fue víctima de engaños y desalojos, pero ha sabido salir adelante, postergando sus quehaceres propios, y de la mano de la gente que siempre creyó en él y sus Viernes Literarios: los escritores y artistas.

Eres el artífice de Viernes Literarios, un espacio, por excelencia, literario que acaba de cumplir 30 años de existencia, ¿qué balance haces de estas tres décadas al servicio de escritores y artistas?

El poeta frente a su obra 
Foto por Rodolfo Moreno 

A estas alturas debo decirte que se ha logrado democratizar y extender el radio de acción de la creación literaria. Con mucha alegría y gracias a una serie de instituciones, hoy por hoy, se encuentra un panorama favorable, donde a nivel nacional, se ha incrementado las actividades de corte cultural relacionadas a la literatura. En lo que respecta a Viernes Literarios hemos caminado en función del lema: «Solo la cultura salvará al hombre». Es la postura de la tesis como un objetivo de contribuir en el desarrollo cualitativo del país, y la toma de conciencia para enrumbar hacia el objetivo  de ubicar el Perú en el mejor lugar que merece estar como destino.

Los Viernes Literarios eres tú, lo creaste y sigues ocupándote de todo en cuanto a su producción, al respecto, varios se atreven a afirmar que te has casado con tu espacio, porque te has entregado al íntegro a él, ¿lo confirmas u opinas que es una exageración?

Será porque me encuentro plenamente identificado con la actividad semanal. Además, el evento semanal lo asumí de manera militante, a modo de respuesta, entre otras cosas, como el de sacudir la conciencia de una sociedad adormilada, alienada e indiferente ante una situación crítica de corte social, económico y político. Soy consciente de que el camino es largo y tedioso. A la postre, percibí el sistemático crecimiento que se fue dando en función de la aceptación de escritores y el selecto público que, semana a semana, acompaña, y también porque se convierte en protagonista al participar con sus respectivas preguntas, cosa que antes culminaba en una velada literaria con el vino de honor. En Viernes Literarios, lo reemplazamos con la participación del público asistente.

Me consta, como a muchos, que pasaste por una serie de dificultades y obstáculos en tu afán por mantener y potenciar Viernes Literarios, entre ellas la indiferencia o desdén de las autoridades competentes, ¿a qué atribuyes este tipo de actitudes o comportamientos?

Creo que es parte de mi naturaleza, la cual reacciona cuando la situación se pone difícil;  es cuando hay que actuar de forma inmediata para ver la forma de buscar la solución. En lo que respecta a Viernes Literarios, por supuesto, desde que se inició se ha desarrollado imparablemente a pesar de piedras en el camino, que sí las hubo, y encima la indiferencia de las autoridades que, en su mayoría, no apuesta por la cultura y muy por el contrario, le conviene una población sumisa, conformista y hasta mediocre. Debo decir que también hay excepciones. Como lo fue la gestión de don Alberto Andrade, alcalde de Lima (1996-2002), quien apoyó  difusión de la cultura y  hasta aprobó la construcción del Auditorio Vallejo en el local de Quilca, Claro, era parte de su programa erradicar el trabajo ambulatorio de las calles creando galerías para ordenar el comercio,  y justo lo que era una playa de estacionamiento, al final se convirtió en la Feria Permanente del Libro Boulevard Quilca, donde permanecimos casi diez años.

A sus actos concurren importantes escritores
Foto por Marco Guerrero Caballero

Asimismo, ver la participación de mucha gente que escribe y publica me llena de emoción,  porque no es justo que se encuentren en el anonimato; como cualquier individuo que, aparentemente, no atina hacer algo por sí mismo, por su familia y por los demás, desde el punto de vista del arte y las emociones que se orientan a la sensibilidad. Debo decir también que, en ocasiones, he contado con el apoyo real y objetivo de amigos que se pusieron la camiseta de la cultura; de tal manera que, en algún momento, donaron un micrófono, en otro contribuyeron en la innovación del equipo sonido e incluso se dio el caso de la participación de los artistas plásticos que donaron sus cuadros para ser subastados, y eso me permitió continuar con el desarrollo de la actividad asumiendo mayor compromiso y responsabilidad.

¿Cuál es el origen de tu espacio? ¿En qué circunstancias se gesta? ¿Quiénes fueron tus primeros invitados?

Surgió en la fenecida Asociación Nacional de Escritores y Artistas (ANEA), en su momento,  una de las principales instituciones culturales más conocidas a nivel nacional e internacional, y que tuvo vigencia desde 1938 hasta 1996. Lamentablemente se dio una crisis institucional ocasionada por mezquinos intereses de un individuo que sorprendió a todos; porque sin ser escritor ni artista se hizo elegir presidente y usó la institución para otros intereses conduciéndola inexorable al descalabro. Estos sucesos contaron con el  auspicio de  la dictadura fujimorista, que se ocupó de desmantelar a las instituciones culturales. Se produjo una crisis que no se pudo superar.

Ya habíamos empezado a realizar la actividad con mucha alegría cada viernes y no había cuándo darle término debido a que, en el camino, fuimos descubriendo una buena cantidad de escritores que necesitaban difundir sus publicaciones. Se fue extendiendo y sin darnos cuenta, pasó el año, y otro y otro, así sucesivamente. En enero pasado, ha cumplido 30 años y continuamos, aunque  ahora de manera virtual por el asunto de la pandemia. Cuando me preguntas sobre las circunstancias de cómo surgió el evento, pues te diré que fueron por circunstancias atípicas, que surgió en tiempos donde a la orden del día estaban los apagones y las explosiones, porque aún continuaba la violencia terrorista. El primer programa empezó el viernes 18 de enero de 1991 con la presentación de Elí Martín en poesía y Carlos Augusto Rivas en narrativa.

Juan Benavente y sus invitados 

Sé que recibes y has recibido a la mayoría, por no decir a todas las  figuras literarias más importantes o representativas de Perú. ¿Cuántos escritores, entre poetas y narradores, han pasado por tu espacio?

Por Viernes Literarios han pasado un sinnúmero de poetas, narradores y dramaturgos, quienes muestran su publicación y con derecho piden la tribuna. Es el procedimiento, inclusive se convoca a quienes silenciosamente publican. Se les hace una visita y se les invita de una manera formal.  Dicha labor se continúa haciendo desde siempre, porque hay escritores que tienen la capacidad de publicitarse, pero también existen  muchos que tienen un perfil bajo. 


En tu espacio tienen cabida todos: convocaste desde escritores amateurs hasta autores consagrados. Has mantenido firme esa filosofía. ¿Bajo qué premisas eliges a tus invitados?

Desde el instante que se conoció cómo se manejaba la difusión cultural en los principales medios de comunicación del país, lo tuvimos claro.  Daba la impresión que solo una decena eran los escritores. Con el agravante que entre ellos se escribían halagüeñamente y sin tomar en cuenta a tantos que en silencio y sin mucho aspaviento escribían y publicaban. Los medios aún siguen con esa postura, por supuesto que antes era más. Por ese motivo se asumió con mucha fuerza el desarrollo de una actividad que realmente democratizara esta valiosa actividad, la de escribir y publicar. Permanece la filosofía de invitar o aceptar la solicitud de participar, si el autor muestra alguna publicación. Porque el solo hecho de publicar es todo un mérito. Puedo decir que asumo  la actividad literaria como un  oficio y ya no más como un simple hobby. De igual forma acepto la intervención de quienes están involucrados en la literatura por su tarea de editores  plaquetas. Ellos también son convocados teniendo en cuenta la calidad de sus trabajos. Lo importante, creo yo, es la oportunidad brindada, la cual sirve de estímulo para que continúen en la brega. En cuanto a la programación, es todo un reto. Se asemeja a un juego de ajedrez, pues debo mover fichas en función de la temática, generación, estilo, en fin… De tal manera que se establezca una línea uniforme entre los invitados y brille la coherencia correspondiente. No olvidemos que el público asistente está siempre atento a lo que se ofrece en cada programa.

Viernes Literarios es, sin temor a equivocarme, el único espacio de literatura en vivo  en la capital limeña, que cada semana da la oportunidad a escritores de presentar sus obras, ¿pensaste que se convertiría en un referente en este campo?

Benavente lleva la poesía adonde sea.
Aquí en una actividad promovida por la agrupación
Poetas Resistencia en Carabayllo (Lima, Perú)

Cuando puse en marcha la actividad mi objetivo era desarrollar durante dos meses un ciclo de poesía y narrativa, porque hasta ese entonces solo se programaban recitales poéticos en el medio. De forma esporádica se hacía en la ANEA, en el Instituto Nacional de Cultura (INC) y en algunas universidades.  Sin embargo  en los sectores populares se tenía estigmatizado al poeta. Se le consideraba un ‘loquito’, un vagabundo o un  bohemio sin rumbo;  o, en su defecto,  se pensaba que esa actividad era propia de la gente pudiente. Mejor dicho, elitista. Es por eso que también me esforcé en derrumbar ese mito. Con el transcurrir de los años se invitó a escritores y artistas  a inspirarse e imaginar a través de diversas creaciones para de ese modo sensibilizar al ser humano. Cuando empecé mi aspiración no era otra que contar con una tribuna para difundir la creación literaria y  celebrar el Centenario del Nacimiento de César Vallejo. Jamás pensé que se iba a extender y obrar fuerza, a pesar de no contar con un local propio. Sin embargo cada gestión que emprendía daba frutos, iba hallando espacios que ha permitido la continuidad de Viernes Literarios.

Juan Benavente colocó en segunda instancia al poeta para darle primer plano al promotor cultural, ha sido una gran prueba de amor a la literatura, ¿no es así?

Ese es un tema que me he planteado en numerosas ocasiones. Cierto, ya no volví a escribir con la frecuencia que lo hacía, lo mismo que publicar o presentarme a  premios literarios. Por supuesto que continúo escribiendo y publicando cuando puedo. La vena literaria está intacta y con la misma dinámica. A estas alturas, las actividades que desarrollo de manera regular son la de escritor, editor y promotor cultural. También  intento no fallar a la gente que me solicita el espacio para leer o para presentar un libro. Respeto mucho la creación literaria y al escritor, por supuesto;  amén de todas las manifestaciones artísticas afines, las cuales no faltan en el  programa,  como son la música, el corto teatral, la declamación y de cuando en cuando, una muestra pictórica que forma el marco del recital.

Foto por Ginre Guevara Díaz

Tu gran sueño es que Viernes Literarios tenga un local propio o, por lo menos, fijo, ¿existe alguna esperanza al respecto?

Es un sueño todavía. En su momento hubo ofrecimientos, pero no se hicieron realidad. Lo cierto es que por negligencia perdí oportunidades y hasta de repente por ser demasiado idealista. Te cuento que se había empezado a caminar un proyecto.  Las reuniones ya estaban prefijadas. Todo iba en marcha hasta que llegó la pandemia y con ella la cuarentena. Ya no se cumplió el cronograma. Ahora se piensa retomar, y ojalá tenga un final feliz para la creación literaria.

¿Podrías confirmar que Viernes Literarios es tu gran obra?

Considero que es una gran obra porque ha logrado propósitos múltiples en favor del escritor. Sí, es como uno de mis mejores libros. De repente porque fluyen con mayor naturalidad los afectos, la encendida sensibilidad, el pensamiento enarbolado y la idea luminosa. La intención es que cada escritor ofrezca su mensaje seguro de que contribuye en el desarrollo cultural del lugar donde se encuentra.

Si desean saber más del poeta Juan Benavente
y los Viernes Literarios
pueden pinchar 
este enlace:








martes, 20 de abril de 2021

Antonio Arbeloa: «Si quieres que un secreto siga siéndolo, no lo digas»



Antonio Arbeloa espera con mucha impaciencia ver en escena a los personajes de su libro Los lunes se dan clases de tango. El autor confiesa que es la obra  dramática que mayor esfuerzo le ha significado como creador, pues sus páginas contienen parte de sus vivencias personales, por un lado, y una interpretación poco convencional  de Romeo y Julieta, por el otro.

Mientras tanto, el también actor,  disfruta de su nominación a los Premios de la Crítica Valenciana 2021 por este título. 

Los lunes se dan clases de tango es una obra donde confirmas que la información es poder. En tu obra Antonio aprovecha este conocimiento privilegiado con la intención de atemorizar y doblegar a Vicente. ¿En el amor como en muchos asuntos sigue valiendo todo?

Creo que en el amor vale casi todo, siempre que sea consensuado. Son las pasiones que el amor conlleva lo que conduce en ocasiones a conductas improcedentes. En mi obra, la información que Antonio tiene sobre Vicente le coloca en una posición privilegiada que le permite jugar con él durante hora y media como un actor con su títere. Estamos ante un auténtico thriller psicológico en el que dos personas enamoradas de una misma mujer traman un argumento que por momentos va tornándose asfixiante. Pretendo que el público sienta esa inquietud hasta el agobio, planteándose quién es Antonio y de dónde ha sacado esa información que tiene contra las cuerdas a Vicente. Nadie  es inocente, pero en el amor y los celos todo es posible, aunque no todo sea lícito. La trama teatral justifica ciertos comportamientos antisociales e incluso inhumanos. Son dos hombres en escena, pero no hay que olvidar a Cora, una mujer que no aparece pero que siempre está presente en el guión, y que es quien en verdad crea la historia.

Si  ya es inquietante que un desconocido sepa al dedillo detalles muy íntimos de tu vida, como le ocurre a Vicente, uno de los personajes principales tu libro, lo es mucho más enterarnos de la existencia de una organización que se ocupa de almacenar información privada de los ciudadanos. Antonio, otro de tus protagonistas, se refiere a ella y confiesa ser uno de los miembros en tu ficción, sin embargo, en la actualidad casi nadie descarta que pueda existir una o varias operando en la vida real, ¿no es así, Antonio?

Su libro es finalista de los Premios 
de la Crítica Valenciana 2021
Desde luego en la obra este tema se lleva al extremo, pero no te quepa duda de que estamos expuestos a ello. Muchas veces somos nosotros mismos los que colgamos en redes nuestra vida privada, la escribimos, la ilustramos con fotos, y no somos conscientes de que un día u otro esa información puede caer en manos de quienes la puedan utilizar, incluso en nuestra contra. Se llega al extremo de que nuestro propio móvil  parece leernos o escucharnos y nos informa más tarde de cosas que nosotros mismos hemos buscado o hablado. Es intrigante. Quién nos dice que no estamos viviendo en una especie de Gran Hermano, de Show de Truman, y que cuanto comentamos o hacemos no puede ser expuesto a la vista,  al escarnio inclusive, de una sociedad hambrienta de injuria y cotilleo. Todo lo que confidencialmente hablamos con amigos o conocidos, tarde o temprano sale a la luz cuando interesa a otros, o puede perjudicarnos en beneficio ajeno. Si quieres que un secreto siga siéndolo, no lo digas, no reveles jamás una intimidad bajo la cláusula, "te lo cuento si me juras que no se lo dirás a nadie", porque más  pronto que tarde el confidente incumplirá su juramento en su propio beneficio, o lo que es más triste, por simple ansia de notoriedad. Las guerras históricamente se han ganado antes por la eficacia de los servicios secretos que por la superioridad armamentística de los ejércitos confrontados. Todo lo que se dice ya no es solo tuyo, y se propaga, se manipula, y al transmitirse se tergiversa. Por eso exhibe tu vida pública, cuenta tu vida privada, y guarda celosamente tu vida íntima.

Antonio, luego de estudiar y vigilar a su víctima, no ha podido impedir que una parte suya geste algo de simpatía por Vicente, llegando incluso a admirarle. ¿Crees que mi percepción es correcta?

Totalmente de acuerdo. No puedo desvelar toda la trama, pero Antonio siente verdadera envidia por lo que Vicente representa en la vida de Cora. Un amor de juventud que ha sido capaz de trascender en el tiempo, un amor vivido en la Valencia universitaria de los ochenta entre un estudiante de Derecho y una estudiante de Bellas Artes que por las noches trabajan en un cabaret de la época. Antonio supone otras cosas mucho más materiales y sociales en la vida de Cora. Hay un momento en que le propone a Vicente interpretar Romeo y Julieta con Cora y afirma que no necesitarán interpretar demasiado porque ellos representan ese auténtico amor al que la obra de Shakespeare se refiere. Con más años y kilos pero ellos son Romeo y Julieta. No hay nadie que supere eso. Lo que ocurre que esa admiración se tamiza por efecto de los celos y conduce a la tragedia. Romeo y Julieta es tragedia, Los lunes se dan clases de tango también.

Las experiencias de la infancia marcan a los individuos, y Vicente es un niño herido y un adulto resignado a su suerte de perdedor, ¿crees que por eso a Antonio le dolía que Cora lo prefiriera?  ¿Su ego no pudo soportarlo?

El escritor recomienda guardar con celo nuestra intimidad
Antonio es un presunto triunfador. En comparación con Vicente sin duda lo es. Pero este último tiene el encanto de los perdedores que, sin embargo, sabe sintonizar con las inquietudes anímicas y culturales de Cora. Representa ese espíritu bohemio que nunca se pierde y subyace siempre en los corazones de la gente pese al paso del tiempo. Antonio lo reconoce. En medio de tanta mentira es capaz de sincerarse y confesar a Antonio que si Cora sigue con él es por su dinero, mientras que a quien de verdad ama es al pobre desgraciado de Vicente. Ese actor frustrado al que intentan engañar materializando unos sueños de juventud a los que él por sí mismo ha renunciado.
Efectivamente eso es lo que frustra a Antonio. No poder ofrecer a Cora ese romanticismo de la vida de Vicente. Solo quien está tan frustrado es capaz de urdir semejante trama de engaños y artificios. Es un enfermo que despliega una tremenda y peligrosa trampa psicológica con la que busca la confesión de una verdad que le atormenta. Es un maestro del psicoanálisis. Pero lo usa en aras de la tragedia a la que quiere conducir a su víctima.

La trama contiene  diálogos del libro Romeo y Julieta, ¿cómo se te ocurre que podrían funcionar en boca de los personajes  y en la historia en la general?

Antonio es el veneno y la daga. El veneno inoculado en la persona de Vicente para arrancar una confesión, y la daga final que precipita la tragedia. Romeo y Julieta es el subargumento idóneo. Vicente y Cora son Romeo y Julieta. Montesco y Capuleto. El amor ya imposible. Luego, en ese ejercicio de metateatro al que Juan Luis Bedins se refiere en su brillante prólogo, había que incardinar sin abusos fragmentos de la obra de Shakespeare. Unas veces lo hago para agudizar la vena trágica del texto, otras para darle tonos cómicos al mismo, como al principio del segundo acto, cuando Antonio y Vicente ensayan la escena del balcón. Teatro dentro del teatro al servicio del juego que siempre es el arte escénico, y una posibilidad de lucimiento para los actores cuando la interpretemos, teniendo en cuenta que ya de por sí Los lunes se dan clase de tango es un texto exigente. Espero que sobre el escenario funcione.

En la segunda parte de la obra, Vicente conoce la identidad de quién le retiene en contra de su voluntad, sin embargo Antonio sigue sin revelar sus reales intenciones. Mantienes la tensión hasta el final, ¿lo tenías planeado de ese modo o la historia se impuso?

Arbeloa conduce el programa cultural más longevo 
de la Comunidad Valenciana

Es un final absolutamente previsto por el autor. Me gusta jugar con el público y la confusión de identidades de los personajes hasta la última de las páginas del texto. Ya lo hice así en mi primera comedia dramática Viernes de octubre con vistas, y, más adelante, en El trastero. En Los lunes se dan clases de tango planifiqué esa vuelta de tuerca final también, que obviamente aquí no podemos descubrir.

El destino de Vicente ya estaba marcado desde el inicio, desde la visita de Antonio, ¿siempre estuvo en desventaja? ¿Demostró mayor vulnerabilidad sin pretenderlo?

 

Por supuesto que no. Vicente ha sido un perdedor toda su vida. Antonio lo es en el momento escénico. Su "secuestro" a Vicente, como tú le llamas, no es más que una manifestación de falta de autoestima y de su incapacidad para conseguir por sus méritos el amor de Cora. «La culpa es de uno cuando no enamora», dice Benedetti. La venganza nunca es un triunfo, sino un recurso que una vez se consuma no implica más éxito que la satisfacción inmediata de un déficit que tras ella seguirá existiendo. La traición de Cora y Vicente respecto a Antonio no es tal. Aún siendo Antonio una persona llena de sueños frustrados, tiene el amor de Cora, su mayor tesoro. Y eso, que conduce a la tragedia, es el mayor lastre en la vida de Antonio.

El juego psicológico que impone Antonio a Vicente es tan  intenso, tanto que por instantes la víctima es incapaz de decidir sobre si es real o ficción lo que cuenta su secuestrador. A veces eso resultante irrelevante frente a lo que sentimos, porque condiciona por completo nuestro ser, ¿no te parece?

Vicente es vulnerable en sí mismo, y eso lo sabe Antonio y lo aprovecha para su plan. Estamos ante un actor frustrado que mal satisface sus ínfulas de intérprete en un cabaret de mala muerte. Sus miedos de la infancia siguen vivos y mediatizan su vida, incluso la sexual. Cree haber perdido a Cora, y recurre al alcohol con frecuencia.

Por ello Antonio va metiendo los dedos en sus llagas a base de mentiras para, presuntamente, materializar sus sueños frustrados y procurarle el éxito con el que en su día soñaba. Efectivamente todo está controlado por Antonio en este sentido, y el destino de Vicente predeterminado por tanto.

¿Antonio se salió con la suya? ¿Hubo un vencedor en esta historia?

En efecto. Por eso insisto en la idea de que Los lunes se dan clases de tango es un drama psicológico. Verdad, mentira. Llega un momento en el que Vicente es desbordado por toda la información que de él se sabe, y por todos los planes que la presunta organización ha previsto. Vicente va trasladándose de la verdad de su mísera vida a esa otra existencia preparada por esa organización que encarna Antonio. El éxito del texto y de su futura representación residirá en trasladar al público esa misma sensación.

Prestaste muchos datos de tu historia personal a Vicente, ¿por qué?  ¿Cuál fue tu intención?

Arbeloa en su faceta de actor teatral 

Le presté a Vicente mis años de estudiante en Valencia, donde hice escarceos con el teatro en la Universidad, y en el cabaret Continental de Benimaclet, en el que poníamos copas, jugábamos al billar y me subía con una compañera al pequeño escenario a representar Matrimoniadas. Como él soy actor amateur, pero con una dilatada trayectoria sobre las tablas. También es real mi experiencia como hijo de militar amenazado por ETA en los años duros, y esa parte de la historia es totalmente autobiográfica. Creo que son partes que dotan a la trama de una veracidad especial, pues hablas por boca de tu personaje de algo con lo que has convivido, y que te ha hecho madurar

‘Los lunes se dan clases de tango’ sale solo una vez de la boca de Antonio, sin embargo da nombre a la obra, ¿cuál es la razón para escogerlo como título? ¿Qué concepto encierra?

Pues lo cierto es que la obra no tenía un título claro. Fue en la segunda de las revisiones cuando la frase me pareció dotada de una musicalidad excelente. Los lunes se dan clases de tango. En realidad, es una más de las mentiras de Antonio a Vicente dentro de la tremenda farsa que le hace vivir. Como mentira creo que refleja lo que la obra es, una trampa para arrancar una confesión con el ardid de la materialización tardía de los sueños de juventud. En ese local jamás se darán clases de tango ni de nada. Ni los lunes ni ningún otro día. Pero reconozco que el mensaje del cartel da para un buen título.

¿Cuánto de sí ha dejado Antonio Arbeloa en este thriller? ¿Qué opina de sus protagonistas, Antonio y Vicente?

Estoy deseando verles moverse por el escenario. Acosador y acosado formando un pequeño mundo en la atmósfera agobiante del sótano de un cabaret.  De entrada Antonio y Vicente me han dado la posibilidad de escribir un texto circular en cuanto a su desarrollo, en el que el juego teatral cobra especial importancia. Me han hecho revisitar el drama de Shakespeare, siempre maravilloso, e inclusive me han permitido asomarme a algunos miedos de mi pasado y a algunos de mis sueños frustrados. A cambio La pajarita Roja de mi editor Carlos Tosca les ha dado a ellos un libro precioso donde vivir, con las fotografías de Georgia Iordache, y los prólogos del propio Carlos y de Juan Luis Bedins. ¡Ah! Y una nominación a los Premios de la Crítica Valenciana en la modalidad de Literatura Dramática. No está mal la simbiosis.

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