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lunes, 8 de febrero de 2021

Juan Ramón Barat: «Creo que llevo el gen creador en mis huesos»

 


Juan Ramón Barat está a pleno rendimiento. Ahora dispone de todo el día y la noche para crear. Ha nacido para contar historias sea en verso o en prosa. Para niños, jóvenes y adultos, sin distinción alguna. No se limita. Confiesa que no le tiene miedo a ningún género, aunque revela que siente debilidad por la poesía.

De cara a la primavera espera la publicación de seis obras, de diverso género y para un público, variado, entre las destacan: Cuento contigo para mejorar el mundo (cuento infantil), La cripta negra (novela juvenil), Si preguntan por mí (poesía para adultos) y Jaque al emperador (novela histórica).

Eres un infatigable escritor, tocas todos los géneros y tu mente se halla en constante proceso creativo, así lo demuestra la larga cola de libros que esperan publicación a lo largo de este 2021, ¿los temas para estas obras surgieron durante el confinamiento o aprovechaste la reclusión para desarrollar con soltura las ideas que ya tenías?

Es un escritor que cree en el trabajo
Reconozco que soy un trabajador compulsivo. Escribo continuamente porque es lo que me gusta y porque, además, me lo tomo como un oficio. Pienso que un escritor debe ser metódico, riguroso y comprometido con su trabajo. Otra cosa es la inspiración. A veces llega y a veces cuesta más dar con ella, pero si uno es constante en su labor antes o después aparece la musa. El confinamiento me ha venido de perlas para recluirme en mi celda solitaria y reencontrarme conmigo. Ahora dispongo de las 24 horas del día para escribir.  Desde el punto de vista del rendimiento literario no me puedo quejar: estoy en mi salsa. Hay varios libros  míos que van a aparecer durante 2021. Al menos, seis. No todos ellos son frutos del confinamiento. Algunos de ellos ya estaban en el “cajón” desde mucho tiempo atrás. Lo que ha sucedido ha sido una conjunción astral. No todo lo que escribo se publica de inmediato. A veces, los manuscritos deben esperar hasta que llegue su momento. En esta ocasión se da la circunstancia de que varias editoriales han coincidido en el tiempo para dar salida a algunas de mis obras inéditas.

Los libros que verán la luz este año pertenecen a diferentes géneros, y no solo eso, su público difiere en edad, ¿se te dio por escribir varias historias en paralelo? ¿Cómo haces para salir de un género y entrar en otro?

La literatura me gusta en todas sus fórmulas, por eso escribo narrativa, poesía, piezas teatrales, reseñas o artículos sobre libros.  Creo, sinceramente, que un escritor de verdad no debe tener miedo a ningún género. Ahí están los ejemplos de miles de grandes autores: Víctor Hugo, Shakespeare, Cervantes, Oscar Wilde, García Lorca, Valle Inclán, etc. Todos ellos cultivaron diversos géneros y lo hicieron francamente bien. No hay ningún problema en alternar la prosa con el verso. Las historias que transformo en materia literaria bajo cualquiera de los formatos posibles (cuentos, novelas, obras teatrales, poesía…) surgen de las maneras más insospechadas. A veces se me ocurren a mí y a veces se les ocurren a otras personas. En concreto, a las editoriales con las que publico. Es habitual que un editor me llame y me diga: “Oye, JR, tengo una idea para un libro, tal vez te pueda interesar…”. Y esa “idea brillante” puede ser cualquier cosa: un libro de relatos para primeros lectores, la vida de un personaje real que vivió durante la guerra de Cuba, una pieza teatral para niños de educación primaria… Normalmente digo que sí y me pongo a trabajar en ello. Cualquier propuesta se puede convertir en una buena obra literaria. Hay que marcarse plazos de entrega, ritmo de escritura, etc. Y a trabajar. Admito que muchos de mis libros existen gracias al encargo de una editorial. Pero ¿qué pintor, escritor, músico, escultor, arquitecto o cineasta no ha trabajado por encargo? Fidias lo hacía, Mozart lo hacía, Velázquez lo hacía, Lope de Vega lo hacía, John Houston lo hacía… Las grandes catedrales góticas se hacían por encargo.

En tu producción literaria, como ya he apuntado, hallamos casi todos los géneros: novela histórica, poesía infantil y para adultos, cuentos juveniles, teatro, narrativa de misterio, entre otros, ¿cómo sabes que es el momento de expresarte en prosa o en verso? ¿Cada historia se presenta con su respectivo género?

De niño le fascinaban los cuentos
Supongo que mi formación ha tenido mucho que ver en mi manera de  acometer un proyecto. Antes de convertirme en hombre, fui niño. Un niño fascinado por los cuentos infantiles, los tebeos, las novelas románticas, las de aventuras, las escenificaciones teatrales y la poesía de Bécquer, Machado o Juan Ramón Jiménez. Mi madre me narraba miles de cuentos al calor de la lumbre. En mi casa había siempre tebeos, que yo leía una y otra vez. A veces leía el mismo tebeo unas veinte veces, hasta aprendérmelo de memoria: Roberto Alcázar y Pedrín, Hazañas bélicas, El guerrero del Antifaz, El capitán Trueno, Pumby, TBO… Ya en la adolescencia ingresé en un grupo teatral que había en mi pueblo (Borbotó, una pedanía de Valencia) y ahí subí por primera vez a un escenario. Hice teatro durante varios años. Con este grupo de amigos aprendí cómo funciona una obra teatral: qué son los actos, las escenas, las bambalinas, los apuntadores, los decorados, las acotaciones… Luego vino la formación académica. Estudié Filología Clásica e Hispánica, así que me empapé de todos los autores griegos, latinos, españoles y latinoamericanos que salían a mi encuentro con verdadera devoción. Leí poesía de Anaximandro, Catulo, Ovidio, Horacio, Virgilio, San Juan de la Cruz, Garcilaso…, pero también leí teatro de Plauto, Terencio, Lope de Vega, Calderón, Shakespeare, Alejandro Casona, Buero Vallejo… Y en cuanto a la prosa, creo que no hay rincón de la historia que no haya husmeado… ¿Por qué digo todo esto? Pues porque para mí la literatura ha sido siempre una especie de cueva de Alí Babá, llena de tesoros. Podría estar hablando horas y horas de todas las joyas que me deslumbraron en mi incesante búsqueda de la emoción. Todo eso está en mí, y creo que explica mi amor por todos los géneros literarios, sin distinción. También queda explicado, supongo, que sigo siendo aquel niño que leía una y otra vez el mismo cuento, y que ese temblor regresa a mi corazón cada vez que inicio un proyecto tanto para público adulto como para niños o adolescentes.

Entre los libros que pronto verán la luz abundan los títulos dirigidos al público juvenil, ¿cuál de ellos es tu preferido y por qué?

Siento especial debilidad por la poesía, sobre todo cuando escribo para los pequeños. Me parece muy divertido jugar con las rimas, la métrica y las metáforas. Saco de dentro de mí al gamberro que llevo en el alma, el personaje optimista y luminoso que me acompaña siempre, y que es una herencia de mi madre. De ella aprendí a tomarme la vida con alegría y buen humor. Me encanta crear personajes divertidos. Un ejemplo de ello, puede ser Historias estrafalarias, veinte relatos breves en verso sobre los tipos más excéntricos que podamos imaginar: un fantasma miedoso, un lobo vegetariano, una sirena que no sabía nadar… Los libros para los niños también te permiten explorar otros campos, como la imaginación. En Lindaluna y el bosque encantado se conjugan la fantasía, el humor y la música en una obra teatral realmente deliciosa. En el libro Cuento contigo para mejorar el mundo, así como en Cómo ser genial con valores y emociones trabajo temas que son necesarios como la ternura, la solidaridad, la empatía, la bondad… Y esto me lleva al punto clave: la literatura infantil y juvenil ha de tener siempre un fondo didáctico o pedagógico, porque los niños son el futuro de la sociedad y es nuestro deber educar y formar ciudadanos buenos. Por lo que respecta a La Cofradía de la Luna Roja y La cripta negra, se trata de dos obras de magia y misterio, para adolescentes. Creo que una novela para gente de diez, doce o catorce años ha de tocar también estos temas. ¿Quién no se ha sentido cautivado por una buena historia de suspense a los catorce años? No olvidemos que hemos de intentar ganar adeptos a la literatura, y que este tipo de libros son los que demanda un lector a esas edades. A la pregunta de cuál es mi preferido de entre todos estos libros, no puedo responder. Todos mis libros son hijos míos y a todos los amo por igual. Al menos, están “elaborados” con el mismo cariño.

Uno de los libros que saldrá
en primavera 

Muchos críticos consideran que Juan Ramón Barat es, sobre todo, un magnífico escritor de narrativa juvenil, ¿crees que es tu fuerte? ¿Te sientes más cómodo en dicho género?  ¿O crees que eres efectivo en todos los géneros?

No estoy demasiado de acuerdo con esa teoría. Lo que ocurre es que mis novelas juveniles cuentan con miles de lectores por el simple hecho de que se leen en cientos de colegios e institutos. En los centros escolares se estudian muy poco la poesía y el teatro. Los profesores no recomiendan la lectura de poemarios o de piezas dramáticas. Lo normal es que prescriban novelas adolescentes. Por esa razón se venden mucho más mis novelas juveniles. La diferencia es abismal. Sin embargo, yo creo que un libro de versos como Poesía para gorriones, o una comedia como Una de indios no tienen nada que envidiar a alguna de mis novelas, pongamos por caso Deja en paz a los muertos. La prueba está en que allá donde van atrapan el corazón tanto de los profesores como de los alumnos.

Hace muy poco has sumado un nuevo galardón a tu lista de premios y reconocimientos, ¿recibes uno nuevo con la misma ilusión del primero o es un sentimiento diferente el que te embarga?

Los premios siempre se reciben con alegría. Son un estímulo y un acicate en la carrera de cualquier escritor. Significa que lo que tú has escrito tiene algún valor literario. Que cinco o seis personas que no te conocen de nada elijan tu obra de entre un montón de aspirantes hace feliz al más frío de los mortales. Más objetividad es imposible. Hasta la fecha todos mis premios han sido otorgados por jurados desconocidos para mí. El día que me dé el galardón un jurado compuesto por amigos míos comenzaré a preocuparme.

Has obtenido  el premio de la  IV edición del Premio Nacional de Poesía Feria de Los Palacios y Villafranca con tu obra Autorretrato en 3D, ¿supongo que este premio posee una gran significación para ti teniendo en cuenta los tiempos que corren?  ¿Cuál es la historia de este poemario? ¿El autorretrato es el tuyo?

Revela que desconoce el secreto 
de su éxito entre los jóvenes

El premio al que te refieres es de ámbito nacional, por lo que concurrían poetas de todo el país. Solamente había que presentar un trabajo poético de entre 30 y 100 versos. Decidí presentar algo de lo que estoy escribiendo últimamente. La poesía es un género muy generoso. Mientras estás enfrascado en una novela o en un libro de relatos, puedes de vez en cuando hacer un alto en el camino y escribir unos versos… Eso es lo que hago. Siempre voy con una pequeña libreta y un bolígrafo en los bolsillos: cuando voy a la compra, cuando salgo a caminar por la huerta, cuando ando arreglando enchufes por la casa… De vez en cuando se me ocurren un par de versos y tengo que apuntarlos, para que no se me olviden. Por esa razón siempre estoy escribiendo versos. Los paso a limpio en un archivo que llamo ‘Todopoesía’ y poco a poco le voy dando forma… El caso es que decidí presentar algo en Los Palacios y Villafranca, como decía. Reuní tres poemas que tenían entre sí un mismo hilo conductor. Los tres hablaban de mí pero desde distintas ópticas. Lo titulé Autorretrato en 3 D. El hecho de presentarme a este certamen, como a veces a otros, más que nada tenía la finalidad de comprobar si lo que estaba escribiendo podía tener algún mérito… Y… ¡zas! Me llaman por teléfono y me dicen que se han presentado 420 obras y que la mía ha resultado la ganadora… Como se comprenderá, no se trata de una alegría económica, pues no es un premio de una gran cuantía, pero sí tiene para mí un gran valor emocional. Los tres poemas presentados en este minipoemario son una breve muestra de cuál es la poesía que estoy escribiendo y que pronto verá la luz en la editorial Renacimiento bajo el título genérico de Si preguntan por mí. Como se ve, por el título, es una especie de autorretrato.

Mantienes una fluida comunicación con tus lectores jóvenes, ellos te escriben para saludarte o para opinar sobre tus libros, ¿por qué crees que tus libros gustan tanto? ¿Cuál es el secreto de tu éxito?

A Barat acompañado de su lectores y su amada guitarra

Visito cientos de centros escolares, tanto de primaria como de secundaria, públicos, concertados y privados. Y no solo de España. Hace un año y medio estuve recorriendo México. La pandemia evitó que viajara a Marruecos. En mis charlas con los alumnos hablo, lógicamente, de mis libros, que son los que ellos leen y trabajan en las aulas. En todas partes percibo la misma agitación y entusiasmo hacia mis historias. Algunos de mis personajes son tan famosos que circulan por las redes. Incluso, hay en marcha un proyecto cinematográfico para llevar a la gran pantalla las aventuras de Daniel Villena, el protagonista de la serie que comienza con Deja en paz a los muertos, cuya quinta entrega sale publicada esta primavera bajo el título de La cripta negra. Hay miles de niños y niñas que se han presentado a un casting para figurar en la película. Algunos alumnos que leen mis libros suelen dejar sus comentarios en el Club Lector de mi página web (www.jrbarat.es) o en cualquiera de las redes sociales en las que participo. Los más osados me escriben directamente un correo o me mandan un wasap. Muchos de ellos sienten inquietudes literarias y me piden consejo. Lógicamente trato de ayudarlos a todos. ¿A qué se debe el éxito de algunos de mis libros? No existe una fórmula mágica. Lo único que debe hacer un escritor de novelas juveniles es estar en contacto con los adolescentes, conocer sus gustos, sus aficiones, su mundo, lo que les interesa… A mí me ha servido mucho ser profesor y tratar con ellos diariamente.

Ama a todos sus libros por igual 

No has renunciado a los encuentros con tus lectores, te mantienes vigente y ahora lo realizas de forma virtual, ¿cómo te manejas en las plataformas? ¿Te resultó difícil al comienzo?

Hasta hace poco, lo normal eran los encuentros de autor en directo, en los centros escolares, cara a cara con los chicos. A mí me gustaba mucho esa fórmula. Poder hablar con ellos, bromear, escuchar sus comentarios en sus propias bocas, ver sus reacciones a mis palabras, cuando les explicaba cómo había inventado una historia, la manera en que me documentaba, de qué forma construía un personaje o una trama… Siempre me gustó interactuar con los jóvenes, de los que he aprendido mucho. Son espontáneos, directos, transgresores… y eso te ayuda a replantearte continuamente tu forma de entender el mundo. Ahora hay que resignarse a las plataformas virtuales, tipo Skype o Meet, pero más vale eso que nada. No es una mala solución. Estoy haciendo videoconferencias con muchos centros de esta manera. Me manejo bien. He habilitado un “rincón literario” en mi casa para este fin. Aislado del resto de la casa, sin ruidos, sin sobresaltos, con una decoración de libros al fondo, buena luz…  Mientras dure el confinamiento, seguiré haciendo encuentros virtuales. Sin problemas.

Siendo, como eres un escritor muy imaginativo y trabajador, ¿ya estás pensando en tus próximas historias?  ¿Es verdad que escribes en sueños?

Siempre estoy pergeñando nuevos proyectos. El día que deje de soñar y tramar historias estaré perdido. Y sí que es verdad que escribo y compongo música mientras sueño. Lo juro. A veces me despierto con un endecasílabo perfecto entre los labios. O con una melodía maravillosa sonando en mi cerebro. Creo que llevo el gen creador en mis huesos. En la mesita de noche, junto a los libros que estoy leyendo, siempre hay una libreta y un bolígrafo. Es habitual que me despierte en mitad de la noche y escriba algo. No hay nada más horrible que no tomar nota de estas extrañas “apariciones” en mitad del sueño porque lo lógico es que por la mañana se te haya olvidado lo que te conmovió hasta las lágrimas. Sí. He dicho bien: hasta las lágrimas. A veces, la belleza de la música que yo imagino mientras duermo me resulta embriagadora. Bueno, creo que debería recordar en este punto que también toco la guitarra y que compongo la música con la que canto mis propios poemas. Cuando me preguntan qué me hubiera gustado ser, de no ser escritor, siempre respondo lo mismo: compositor musical. Por suerte, uno de mis hijos, Ángel, lo ha hecho por mí.

Si desean saber más del autor,
sus obras publicadas
o sus próximos libros
pueden pinchar 
aquí:
https://jrbarat.es/


La ardilla literaria 


5 comentarios:

  1. ¡Voy a leerlo! ¡También escribo LIJ y otros géneros, además de que escribo en sueños! Gracias por presentarme a JRBarat

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    1. Gracias por tu comunicación, Farah. Y mucha suerte con tu trabajo literario. Abrazos.

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  2. Mi familia y yo somos grandes aficionados a las aventuras de Daniel Villena. Gracias por acercarnos al autor valenciano.

    Un saludo cordial.

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