Todo sobre mi actividad literaria como escritora, periodista y promotora cultural en la Revista digital y club de lectura La ardilla literaria ( https://laardillaliteraria.com/)

sábado, 10 de diciembre de 2016

Pilar Verdú: "Creo que los niños vienen con la poesía puesta"


La poeta Pilar Verdú es dulce y sencilla, cercana y empática, atributos que también posee su más reciente trabajo poético, Reino de esponjas, una reveladora obra donde nos cuenta cómo se va dando la comunicación entre una madre y su hijo desde que lo tiene por vez primera en sus brazos, el esfuerzo de uno y otro por darse a entender desde el comienzo, el intercambio de gestos para establecer contacto y ese lenguaje primitivo al que arriban por necesidad, hasta que por fin, el niño aprende y brotan las palabras con toda claridad.  La maternidad es un tema poco explorado en narradoras y poetas, y ya era hora que una mujer lo abordara con pleno conocimiento de causa.
Les invito a penetrar paso a paso en este Reino de esponjas
Tu poemario comprende un tema casi  inédito en la literatura femenina, pocas veces tocado por poetas y narradoras a través de sus libros, dejado (inconscientemente, quizá) a la libre y a veces cursi exposición de los hombres en sus obras, aunque sí compartido con mucha frecuencia en grupos de mujeres a manera de monólogos o charlas.  La maternidad ha sido un tema 'usurpado' por los escritores varones, a decir de muchos, ¿fue todo un reto salir con algo distinto y complejo como es el proceso comunicativo entre una madre y su hijo?
Cada vez, por suerte, hay más voces femeninas que se están dedicando a escribir sobre maternidad, o a darle salida a lo escrito, por entender que no es un asunto meramente privado. Yo no me lo planteé en principio como un reto, puesto que era más bien una imperiosa necesidad expresiva para comprender la revolución vital que me sobrevenía. Lo que sí resultó un desafío fue encontrar el tono para hacerlo sin caer en la cursilería expositiva que citabas. Eso era un peligro que me acechaba y del que quería huir por todos los medios. Cuando un tema te conmueve tanto resulta complicado desdoblarte para que la madre no sofoque a la poeta y así poder mantener la objetividad para juzgar la calidad de los textos.

Junto a la poeta Paca Aguirre, su principal referente poético
Teniendo cuenta que tú eres una mujer que tiene como base de comunicación las palabras, ¿cuán difícil fue afrontar todo ese período?  ¿Hubo momentos de desconcierto o ansiedad?
El inicio de este poemario –como acaso de todos- fue el desconcierto. El primer poema lo escribí al darme cuenta exactamente de eso que dices: que soy una mujer que vive por, para y entre las palabras, las cuales iban a resultarme inútiles cuando naciera un bebé que obviamente no iba a saber hablar. Tras ese ataque de pánico momentáneo intenté aceptar que hay otras formas de expresión, bellísimas además, y que era el momento de investigarlas y abandonarme a ellas. Eso cuenta el primer poema que da título y abre el libro, “Reino de esponjas”.
Si el emisor y el receptor (se entiende el cambio de roles) están dispuestos se establece la comunicación, ambos hacen lo que pueden y consiguen entenderse; eso lo saben las madres y los hijos, pero tú ¿cómo lo viviste? Danos una descripción del primer instante, el llanto, por ejemplo.
Por supervivencia, mi mente ha borrado muchos momentos difíciles. Sí recuerdo una vez en que mi bebé lloraba sin parar y yo no lograba ni entenderlo ni calmarlo.  Fue angustioso hasta que se durmió sobre mí quizá por puro cansancio. Pero recuerdo mucho más esos instantes en que solo yo, por ser su madre, lograba saber qué le pasaba, o cómo podía traducir sus balbuceos en clarísimas expresiones ante la perplejidad de quienes me rodeaban.
Tuvo dudas en cuanto a la publicación de su poemario 
Luego superada esa etapa aparecen los balbuceos, las palabras inventadas y mal pronunciadas, el lenguaje propio, personalizado, ese que tú, yo y el resto tuvo con sus hijos, ¿de dónde nace esa facultad o capacidad para entenderlo al vuelo? Porque no hay tiempo de aprenderlo pausadamente porque es para ya, ahora y es urgente. ¿Todo viene del cerebro o sale del corazón?
Suena poco romántico, pero creo que tiene mucho que ver con que el cerebro almacena datos de manera inconsciente que la madre es capaz de interpretar de manera lúcida. Por ejemplo, me di cuenta de que soy capaz de prever cuándo mi hijo va a tener fiebre. Pues fijándome en eso que parece magia, me di cuenta de que en esos momentos tiene unos levísimos síntomas que percibo: se le hinchan un poquito los labios, le brillan los ojos de un modo especial y hasta huele diferente. Así que no soy adivina, soy una mera observadora.  Aunque me gusta pensar que la conexión que nos une también tiene su fuerza. Hemos tenido pesadillas simultáneamente, durmiendo uno junto a otro, y eso seguro que significa algo.
Reino de esponjas es el título del primero de tus poemas, con el que abres el libro, ¿por qué decidiste llamar así al conjunto de la obra? ¿Qué encierran estas tres palabras o cuál es su alcance significativo?
Reino de esponjas empezó siendo una metáfora del vientre de la madre, donde todo es líquido, suave, protector, blando. El líquido amniótico, las lágrimas y el mar resultan tener una composición química parecida, lo cual me parecía tremendamente poético. Luego esa metáfora ha ido creciendo a partir de las interpretaciones de los lectores, todas enriquecedoras: los niños aprenden absorbiendo como esponjas, se les lava con suaves esponjas, son los reyes de la casa…
Al lado de su querida maestra Elena Escribano 
¿En qué momento exactamente decides plasmar tu experiencia con la maternidad a través de poemas?   ¿Qué te motivó a hacerlo? 
No lo “decido” yo, me viene impuesto por la necesidad de ordenar ese cambio bestial que supone la maternidad. Como dice el verso de Francisca Aguirre que cito, y de pronto la vida se explica de otro modo. El mundo se reordena. El primer poema, como ya dije Reino de esponjas, lo escribí en el embarazo. El resto vinieron despacio; casi ocho años he tardado en escribir el libro, pero fueron llegando. La idea de publicarlo y demás fue posterior, pero la motivación fue puramente “personal”.
¿Pensaste que era solo una creación para tu entorno íntimo? ¿Diste muchas vueltas antes de animarte a publicarlo? ¿Consultaste con alguien?
Tuve cierta inseguridad al principio por pensar que era un poemario demasiado íntimo, que quizá iba a interesar a un sector pequeño de público y que pocas editoriales iban a atreverse con él. Consulté a algunos amigos implacables en lo que a cursilería se refiere, que con mano de hierro y guante de seda me ayudaron a podar lo que sobraba.  Por suerte, la editorial Tigres de papel me iba siguiendo desde mi libro anterior, Axis mundi, y al escucharme leer poemas inéditos de lo que sería luego Reino de esponjas en un festival de poesía en Cuenca, Poesía para náufragos, mostraron un inmediato interés en hacerse con el libro. Al contarle a la poeta Ana Ares mis miedos, ella me puso en mi sitio diciéndome que no debía autocensurarme, que la maternidad es una experiencia universal y que lo que legitima a un poeta para escribir no es el tema elegido ni su vivencia del mismo, sino la calidad de sus textos. Y me convenció. Además, entrar en las filas de Tigres de Papel, que ya conocía y de la que me habían hablado muy bien, era todo un honor. Y ha sido todo un acierto. Estoy muy agradecida a Paco Moral y Mara Troublant por su
En plena lectura de sus poemas 
confianza y su cuidado de sus obras y autores. Para alegría de los editores – aunque ellos lo auguraban- y mía propia, he de reconocer que el libro ha conectado con un público amplio, y lo que es mejor, con mucho público que generalmente no lee poesía. Quien ha tenido un niño cerca reconoce las experiencias que poetizo -- el momento de vestir al bebé, de comenzar a hablar, de corretear…-- así que, personas que no son lectoras habituales se han encontrado reflejadas en estas páginas. Conozco adolescentes que se lo han regalado a sus madres, y eso me causa una enorme felicidad.
Este libro es un diálogo entre tu hijo y tú, que se inició en tu vientre, y se prolongó tras el parto pero ya con un cara a cara, no solo con latidos, ¿qué aprendiste del lenguaje exento de palabras? ¿Qué crees que aprendió tu hijo de ti en ese período, y tú de él?
Aprendemos juntos a cada momento. Soy incapaz de enumerar todo lo que hemos aprendido, y menos entonces, cuando no hablaba, que me parece ya un período lejano. Lo que me parece ahora más importante es aprender de él (de los niños en general) a vivir en el presente, a reír más a menudo y a detectar todos las maravillas que hay en cada milímetro del mundo. El otro día llegó al colegio feliz porque durante el camino nos habíamos encontrado un lápiz (¡con punta!) y un muelle.  Al llegar su amigo le dijo que si seguía así ese día iba a encontrar un tesoro, y el resto de compañeros también celebraron esos hallazgos que los adultos minusvaloramos cuando no despreciamos directamente.
Se dice que la vida de una mujer cambia cuando tiene un hijo; al menos para aquellas que no renuncian a su maternidad, es así, y aún cuando crecen ese vínculo especial persiste e incluso se agudiza, ¿es cierto que también queda en nosotras una parte física de ellos por siempre?

Compartiendo momentos con Mila Villanueva, presidenta de Concilyarte
Microquimerismo fetal, se llama. Consiste en que parte de las células del embrión se sueltan y circulan por el organismo de la madre, fundiéndose físicamente con él. Parece ser que, si se fijan en el tejido mamario, ayudan a producir más leche (lo cual es muy útil para el bebé, claro) y que favorecen los procesos de cicatrización de una cesárea, por ejemplo. Aunque pueden tener también efectos negativos en el cuerpo de la madre. Es un tema fascinante y que da para consideraciones casi metafísicas.
También das cabida al padre de tu hijo en tus poemas, le hablas de él al niño, esto también es algo novedoso, pues siempre la figura paterna está ausente o sencillamente no existe en una relación madre e hijo. El poema Concurso, donde el hijo derrotado pide al papá compañía, consuelo, fuerza, está lleno de ternura.
Fíjate que hablar del padre me daba más pudor que hablar del hijo. Pero el poemario está estructurado a partir de sucesos reales, de imágenes que han quedado en mi retina. Hay poetas a los que les surge un verso y lo desarrollan; yo no, a mí me fascina una imagen o un suceso y lo (d)escribo. Y en algunas de esas imágenes, por suerte, está el padre, que en nuestro caso ha estado y está muy presente en la crianza. Además, el contraste entre el padre, tan grande, y el niño, tan pequeño, tiene una fuerza icónica importante. El padre también ha colaborado en varios aspectos del libro físico.  Me parecía hermoso que este fuera un proyecto en el que estuviéramos implicados los tres.
Paco Moral, su editor, en el uso de la palabra durante su presentación 
Entre ser dulce y empalagoso hay escasos milímetros, ¿qué medida usaste o aplicaste a la hora de abordar aspectos de por sí tiernos? ¿Eres una mujer contenida solo a la hora de escribir?
Más que contenida trato de ser sutil. Intento controlar la expresión de lo que siento- no necesariamente lo que siento- para que no me sobrepase y encontrar la fórmula que me parezca más adecuada dentro de mis posibilidades.  Esto lo hago tanto en mi escritura como en mi vida personal, ambas regidas por la búsqueda del ajuste entre lo que pienso, siento y digo. Escribí en Axis mundi que estoy aprendiendo a medir la belleza/para que no resbale.  Y este libro tenía el peligro de destilar almíbar, que es muy resbaladizo.
Muchas mujeres evocaron momentos de la infancia de sus hijos al momento que tomaste la palabra en la presentación de tu poemario, sin duda es una experiencia colectiva y personal a la vez, ¿qué rescatas de estos testimonios que comparten las madres contigo tras leer tus poemas o contarles los antecedentes?
Rescato una hermosa sensación de hermandad, de compañía que trasciende las fronteras de la edad, de las lenguas y de los países.  Y me siento afortunada por haber logrado escribir mejor o peor lo que muchas personas (porque también a los hombres les llega este poemario) han experimentado alguna vez. Y de que recuerden aquellos momentos hermosos que vivieron con sus bebés, que hoy quizá son ya adolescentes rabiosos o adultos hechos y derechos. Es un privilegio lograr entrar en sus memorias y facilitar que la ternura regrese y se comparta.

Escuchando atenta los comentarios acerca de su libro
A través de un código consignado en el libro podemos acceder al audio de los poemas, ¿están grabados con tu voz o participan otras personas? Cuéntanos.
Están grabados con mi voz, aunque hay un par de sorpresas, como un poema versionado por la cantautora argentina Silvia Noemí Occorso. Fue un precioso regalo que ella me hizo en su momento y que quise incluir.
Cuando por fin tu hijo aprendió a hablar correctamente pasó luego a usar lenguaje casi poético y, no solo eso, a interpretar las realidad como harían los filósofos o sabios, eso no deja de sorprenderte, ¿no?
No deja de sorprenderme, claro que no. Y qué bien poder contar un pequeño sabio tan cerca, aparte de algunos otros de cuya amistad puedo disfrutar y de los que pueblan mi biblioteca. Creo que es fundamental contar en la vida con referentes que te guíen y acompañen, a quienes recurrir en la desorientación.
¿Crees que ver la vida con poesía o con los ojos del corazón se hereda o se aprende?
Creo que los niños vienen con la poesía puesta, pero se les apaga si no se les alimenta. De algún modo se hereda, pero se puede aprender también.  Lo creo firmemente; si no, no podría ser profesora. Dedico muchas clases a leer poesía, a explicarles, a elegir los autores adecuados, pero sobre todo, más allá del análisis textual- que a veces se parece más a una autopsia que a una lectura gozosa- a hacerles llegar la emoción. Y, contra lo que dicen muchas voces agoreras que jamás han pisado un aula, a los adolescentes les gusta la poesía porque les ayuda a comprenderse en esa complicada etapa vital.  Si sabes hacérsela llegar, claro, lo cual creo que es la llave para llegar a cualquier público, incluido el adulto. Los poetas y/o profesores tenemos por delante mucho trabajo, pero como dice una vez más Francisca Aguirre: Qué oficio tan humilde y ambicioso, qué meta inalcanzable, qué hermoso oficio para dejarse en él la vida entera.

Si desean saber más de la poeta o su obra
pueden pinchar
el siguiente enlace
http://www.pilarverdu.es/



5 comentarios:

  1. Extraordinario Elga y Pilar. Un abrazo navideño a las dos.

    ResponderEliminar
  2. Excelente entrevista a una poeta con la gran sensibilidad que solo una madre puede ostentar. Felicidades a ambas por vuestro buen hacer.

    ResponderEliminar
  3. Bravo me encanto esta entrevista... felicitaciones a ambas y me encanto ya que uno de mis libros aborda ese tema la maternidad, pero vista del lado del hombre para mas minero.

    ResponderEliminar
  4. La profe es famosaaaaaaáaaaáá
    T queremos profe 2CD 2021

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pilar Verdú es una reconocida poeta en el medio español. Gracias por comunicarte. Un abrazo.

      Eliminar