Es una mujer
orquesta que sabe distribuir su tiempo para llevar a cabo diversas actividades
con absoluto profesionalismo. Eso es lo que hace Marina López, una profesora, escritora,
conferencista y promotora cultural cuyo espíritu la lleva fluir en todo lo que
emprende, aunque ella prefiere que mejor se use en su caso la palabra
disciplina, porque pega más con su filosofía y puede ver los efectos de su práctica en el día a día.
Debe ser cierto, pues solo así se entiende su éxito en más de una iniciativa
llevada a cabo. Y para muestra botón: el ser una de las responsables del
Festival Valencia Negra, que ya goza de una notable repercusión en otros puntos
de Europa. Pero ella tiene mucho de que hablar, sobre todo, cuando se trata de
su tema favorito: la literatura hecha por mujeres.
Es complicado ubicarla en una profesión o labor
precisa. Está inmersa en una serie de actividades que van desde la escritura
hasta la promoción y difusión de seminarios, conferencias y talleres, los
cuales tienen que ver no solo con la literatura sino también con el arte en
general, ¿cómo podría definirse a sí misma teniendo en cuenta todo lo que hace?
Soy profesora/investigadora
en la Universidad Jaume I de Castellón. Como investigadora, publico artículos y
libros y participo en la organización de actividades literarias. Además, me
honro en pertenecer al grupo de escritores valencianos El Cuaderno Rojo y me he unido a tres de ellos -Santiago Álvarez,
Bernardo Carrión y Jordi Llobregat- para
poner en marcha el Festival de Valencia Negra donde tienen cabida varias
representaciones artísticas en torno al género negro.
Junto al destacado escritor Antonio Muñoz Molina |
¿Fluye mejor como escritora o como promotora
cultural? ¿Qué tanto le dedica a una y otra faceta?
Fluir, qué hermosa
palabra. Me encantaría aplicármela aunque “disciplina” se ajusta más a la
realidad. Tengo un horario muy preciso con el tiempo acordado de antemano a
cada actividad. En cuanto a la escritura de ficción, mi pasión, le reservo el
final de la jornada.
¿Cuándo aparece en usted su inclinación hacia la
literatura y por qué se inclina hacia el universo femenino? Y en este punto, haga por favor un deslinde
entre lo femenino y lo feminista. ¿Hay una diferencia marcada entre ser lo uno
o lo otro? ¿Sigue habiendo mucha
confusión al respecto?
La literatura me
ha acompañado siempre, sin distinción de género. Pero al iniciar el doctorado
en literatura francófona, comprobé que, si bien mis profesores eran mujeres en su
mayoría, solo estudiábamos a autores/hombres y nadie se lo planteaba como una
anomalía. Decidí pasearme por el universo de las escritoras y me enamoré, hasta
el día de hoy.
Antes se
observaban mayores diferencias entre texto femenino o feminista porque en este último
se trascendía lo meramente literario para reivindicar el papel de las mujeres
en la sociedad. En la actualidad, asistimos en la mayoría de los casos a una
unión –armoniosa a mi entender- entre ambas tendencias llamada “metafeminismo”
por la crítica quebequesa Lori Saint-Martin, donde las autoras abordan de un
modo individual e íntimo sus preocupaciones sin estrategias defensivas ni debates
ideológicos. Claro está, me refiero a la literatura occidental.
¿De dónde nace ese desdén hacia la literatura hecha
por mujeres, por no usar otro calificativo, por parte de ciertos sectores
masculinos (e incluso femeninos) compuestos por escritores varones y lectores
del mismo género?
No es frecuente
encontrar a lectores masculinos que se inclinen –libres de todo prejuicio-
sobre las producciones femeninas y es lógico: desde el colegio se ignora la
creatividad femenina y se enseña que lo valioso proviene de un varón. Calificaría
por ello de esperanzador el hecho de recibir críticas por nuestro trabajo, sean
positivas o no: le otorga visibilidad. Además, asistimos hoy en día a un
aumento de hombres que no discrimina una obra por el mero hecho de llevar la
firma de una mujer. Fíjate, pleno siglo XXI y todavía hablamos de
discriminación…
Posando al lado del afamado escritor Santiago Posteguillo y sus compañeros del Cuaderno Rojo. |
¿Toda literatura escrita por mujeres es
necesariamente femenina? ¿Se hace demasiado evidente por su temática y forma de
redacción?
No toda obra escrita
por una mujer es femenina y muchos escritores triunfan cuando vence su parte
femenina. En cuanto al estilo y a la temática, prefiero pensar en variaciones
individuales independientes del género, si bien he de añadir que las mujeres
reflejan una visión diferente del mundo porque siempre han ocupado un lugar
diferente en él.
¿Cuál es su opinión sobre la novela romántica y la llamada
Chick-lit? ¿Por
qué desde un tiempo a esta parte cosecha millones de lectoras? ¿En qué radica
su éxito?
La Chick-lit
ha sido catalogada como sub-literatura por emplear un vocabulario simple y una
abundancia de estereotipos que bañan en intrigas amorosas anodinas. Sin
embargo, dado su éxito, fue incluida en 2009 en el programa de literatura de la
Universidad sueca Växjö. Quizá sería interesante analizar su coctel de
ingredientes y su impacto en lugar de despreciarla. De entrada, nos presenta un
elenco de mujeres activas que luchan en clave de humor –y a menudo feminista- por
alcanzar un objetivo y que son felices. En una época en la que la mujer se
exige a sí misma la perfección, resulta agradable leer las aventuras y
desventuras de mujeres imperfectas para quienes la perfección no es una meta.
La Chick-lit en este sentido se
convierte casi en una lectura terapéutica, toda una lección de humildad para
quienes aspiran a escribir literatura imperecedera.
Su trabajo literario gira en torno a la literatura
femenina contemporánea, ¿cuál es su diagnóstico al respecto? ¿Cuánto ha
desarrollado y en qué hemisferio se encuentra mejor aceptada?
La literatura en
femenino rebosa salud, incluso se expande y no deja de sorprenderme.
En cuanto al
grado de aceptación en los diferentes hemisferios, dependerá, supongo, de la
comezón que produce el texto. Es decir, a mayor subversión –y el hecho de empuñar
una pluma ya entra en dicha categoría según Hélène Cixous-, mayor resistencia
del lectorado. Por eso, imagino que donde se hallen las autoras más decididas a
reflejar las vicisitudes ligadas a la condición de mujer, sobre todo cuando
reinan las injusticias, más complicada será la aceptación. En la parte
occidental, como he mencionado antes, las escritoras traspasan frecuentemente las
barreras de las reivindicaciones para instalarse en el metafemenismo, -más cómodo- y, en general, más aceptado por el gran
público también.
Rodeada de algunos de sus compañeros del Cuaderno Rojo |
No se trata de
defender signos diferenciadores visibles, sino de fomentar la posibilidad para
toda mujer que alza su voz de ser leída. En resumen, me refiero al tema de la
educación. Una mayor visibilidad -desde el colegio- de mujeres relevantes en el
panorama literario (extensible a cualquier dominio del saber) equilibraría la
balanza, permitiría revalorizar su papel y produciría a la larga una sociedad
más justa.
En cuanto a tu
última pregunta, permíteme responderte con otra pregunta, ¿de verdad gozamos
las mujeres o hemos gozado de privilegios absurdos?
¿Qué tipo de literatura femenina defiende? Y dentro
de este universo ¿existen grupos con características bien definidas como, por
ejemplo la que se cultiva en el Mediterráneo o en Latinoamérica?
En realidad, la
literatura de mujeres se defiende sola tanto por su calidad literaria como por su
contenido ideológico. En mi caso, amo la literatura y me encanta lo escrito por
mujeres; refleja mejor mi universo interior.
El caso de las
mujeres en Latinoamérica es fascinante porque además de las preocupaciones
idénticas a las escritoras europeas: sexualidad y visión del cuerpo,
construcción del yo, representación de las esferas privadas y públicas, las
relaciones con el otro, la escritura y un amplio etcétera, también enriquecen
la literatura con sus consideraciones sobre el tercer mundo, el mestizaje, el
colonialismo visto desde el punto de vista del dominado. Presentan una
literatura de la resistencia, a veces testimonial, otras de censura tan significativa
que algunas voces como la de la profesora Adelaida Martínez de la Universidad
de Nebraska afirman que los críticos del siglo XXI a la altura de un Voltaire
escribirán en español vernáculo y tendrán nombre de mujer.
Libro de relatos negros escrito por sus alumnos de la Universidad Jaume I de Castellón |
Te agradezco el
cumplido aunque no puedo considerarme una autoridad, solo soy una estudiosa.
Eso sí, paciente y apasionada.
Me atrevería a
mencionar dos ingredientes: confianza en las escritoras y, sobre todo, tiempo.
Por otro lado, otra de sus pasiones, es la novela
negra francófona, en especial la realizada por mujeres, explosiva combinación,
¿no cree? ¿Qué le atrae de este género? Y ¿por qué el escrito por féminas?
¿Cuál es el aporte de la mujer en este tipo de literatura?
Me resulta estimulante
observar el sin fin de transgresiones –de forma no siempre consciente- cometidas
por las escritoras respecto al discurso tradicional y su posicionamiento frente
a las víctimas, la violencia e incluso el deseo, temas que estudio de forma muy
particular. Las mujeres suelen tratar de modo muy diferente a las víctimas -con
las que suelen identificarse- y en sus escritos se perfila no solo un trasfondo
crítico de la sociedad sino también un sentido diferente de la justicia en
consonancia con la llamada “ética del cuidado” promovida por la feminista,
filósofa y psicóloga Carol Gilligan. Es decir, frente a la “ética de la
justicia” universal, las mujeres tienden a particularizar, a meterse en la piel
del otro, son más conscientes de las relaciones de interdependencia que creamos
y nos atan.
Realizó una excelente gestión como directora
literaria en el marco del Festival de la Semana Negra de Valencia, que se
desarrolla en mayo, pero es necesario precisar que este evento no gira solo en
torno a la literatura de este tipo, sino que comprende otras manifestaciones
artísticas (cine, artes escénicas, pintura, fotografía, gastronomía), ¿cómo se
gesta este exitoso proyecto hecho realidad, y si tiene o va a tener proyección
internacional?
El Festival de
Valencia Negra ha pretendido reagrupar diversas manifestaciones artísticas
–literatura, cine, fotografía, teatro, gastronomía, música- en torno al género
negro desde el primer minuto y me parece un acierto que le debemos a Jordi
Llobregat, el director del festival, amigo y compañero de El cuaderno Rojo.
El festival intenta
valorizar dichas manifestaciones y poner de relieve la producción local y
nacional aunque ya somos internacionales, el año pasado contamos con la
presencia de Petro Markaris. Este año, venimos con sorpresas, alguna incluso
más lejana...
Con las autoras Joana Chilet y María García Lliberós |
La novela negra
es multifacética, expone las preocupaciones de la sociedad, nos explica el
porqué del mal y nos avisa de que todos somos víctimas -y verdugos- potenciales.
Además, su resolución de conflicto nos reinstala en nuestro universo cotidiano
y nos tranquiliza, al principio... En efecto, siempre permanece un poso; imposible
dejar actuar libremente el mal durante 300 páginas y suponer que desaparece al
cerrar el libro. Esa inquietud, ese suspense, que logra trasladar a la vida
real la novela negra y nos estremece me entusiasma.
En cuanto a la literatura en general, anualmente
organiza encuentros sobre literatura y escritura, en la Universidad Jaume I, en
los cuales invita a autores de reconocido prestigio o emergentes para charlar
sobre sus obras y distintos aspectos de la creación, ¿qué escritores han dejado
escuchar su voz en estos, y cuáles han tenido mayor impacto entre el auditorio?
¿Recuerda algún hecho anecdótico al respecto?
Organizo ciclos
de literatura de escritoras internacionales que destacan por su genialidad como
autoras y su sencillez como personas, pienso en Louise dupré, Denise Desautels,
Madeleine Monette, Marie-Célie Agnant, Yin Chen... Y también he tenido la
suerte de contar con la presencia de magníficos escritores y/o periodistas nacionales
así como poetas de la talla de Amparo Andrés Martí, Juan Miguel Aguilera,
Santiago Álvarez, Isabel Barceló, Alejandro Gallo, Vicente Garrido, Vicente
Marco, David G. Panadero, Emili Piera, Santiago Posteguillo, Marta Querol, Sebastián
Roa…
Recuerdo
anécdotas de cada intervención pero solo me referiré a dos en concreto –ambas
de escritoras, para seguir en la tónica de esta entrevista-. Muy sonada fue,
durante el ciclo consagrado al poder de la palabra, la mesa redonda de novela
histórica entre Santiago Posteguillo, Sebastián Roa e Isabel Barceló donde ésta explicó a través de la mitología cómo habían retirado la palabra a las
mujeres y por qué sus descubrimientos científicos poseían menos valor. Y, en la
misma línea y durante el mismo ciclo, Marta Querol expuso el tema del pirateo
con tal brillantez que, al día siguiente, no vi en las mesas ni un solo manual
fotocopiado.
Colabora muy a menudo con el espacio radial Pegando la hebra que dirige María Vicenta Porcar |
En España nos
queda mucho por hacer, diría incluso que rozamos el suspenso. Falta una
política educativa orientada –de nuevo, desde el colegio- en erradicar la
violencia en el seno de la familia y por ello siempre nos encontramos con la
necesidad de aplicar parches (proteger a las mujeres que denuncian) y los
castigos consiguientes a los maltratadores (o las maltratadoras).
Las conclusiones
del taller Miradas que matan fueron
demoledoras: se “cosifica” -como bien dices- de diversas
formas a la mujer y desde cualquier medio.
La más evidente
es cuando su cuerpo –perfecto e irreal- invade la pantalla. De pronto, las
mujeres dejan de estar-en-el cuerpo para convertirse en un mero
producto-mercancía. Otra más sutil insiste, como quien no quiere la cosa, sobre
la pasividad de las mujeres (por ejemplo, anuncios donde ellos actúan y ellas
observan). En ambos casos, así nos lo muestra este reportaje sobre la
importancia de la tele, procuran hacernos desaparecer y, lo peor de todo, con
nuestro silencioso consentimiento: https://www.youtube.com/watch?v=1teAJZE1ark. Aviso, el
contenido especialmente violento de este vídeo hiere la sensibilidad.
En cuanto a la
responsabilidad, nos pertenece a todos. Entre otras cosas, deberíamos reclamar
más comités éticos destinados a evaluar las representaciones en los medios de
comunicación para erradicar cualquier estereotipo discriminador y la consideración
de las mujeres como seres inferiores que solo pueden aspirar a la belleza.
En el marco del Festival del Género Negro flanqueada por Santiago Álvarez y Jordi Llobregat |
En 2009
seleccionaron mi candidatura para un proyecto internacional de cooperación y
solidaridad en torno a la representación cultural de las mujeres en la cuenca
del mediterráneo y, junto a otras tres investigadoras, Faouzia Bendjelid, Laia
Climent y Yamina Zinaï, nos dedicamos a analizar, en publicaciones de
escritoras argelinas y catalanas, cuán determinante es la literatura para fijar
imágenes en el ideario colectivo.
Tengo entendido que en sus creaciones de ficción se
presenta como Marina Lomar, ¿por qué? ¿Quiere protegerse de algo?
Me parecía más
adecuado separar mi faceta investigadora y literaria y para ello elegí un
nombre que aunara los apellidos de mis padres. De algún modo, no te falta
razón, pretendía pasar inadvertida entre mis estudiantes y compañeros en la universidad.
Y ¿qué me dice de sus incursiones en la literatura
erótica? ¿Hay una necesidad de reivindicar la sexualidad femenina de su parte
al expresarse en este registro?
Existen
incursiones de las mujeres en lo erótico desde hace tiempo, pero son todavía escasas.
Como consecuencia, la lectura de la
sexualidad es masculina. Se impone por ello, la necesidad de una visión del
sexo en femenino, y no solo eso, sino la elaboración de un lenguaje propio para
hablar del deseo en femenino. Además, escribir erótico me parece un ejercicio
saludable y me divierte mostrar a mujeres que gozan. Recuerdo un amigo del
Cuaderno Rojo, Raúl Borrás el cual, después de leer una escena mía me preguntó
“¿y yo, qué?”, me hizo mucha gracia y resume lo comentado anteriormente,
siempre leemos con ojos masculinos un relato erótico. Al darle la vuelta, el
resultado sorprende. Espero que algún día deje de hacerlo.
¿Suenan mejor las palabras mujer, sexo o amor en
francés que en español?
Seguramente son
de las pocas palabras que suenan bien en cualquier idioma.Si desean saber sobre nuestra invitada o sus actividades pueden pinchar el siguiente enlace: https://twitter.com/marina_lomar |