Cuando viajó a la capital para
estudiar en la universidad se dio cuenta con estupor que sus profesores no
sabían nada respecto a la riqueza literaria de su región. Es más ni eran
capaces de ubicar en el mapa su natal Yurimaguas (Loreto, Perú). La profesora y escritora
amazónica Irma López Chumbe hastiada de tanta ignorancia y desdén, se atrevió a
encarar a una eximia arqueóloga, al finalizar su sesgada exposición, diciéndole
ofendida que estaba en un error, que en su tierra la cultura se asemejaba al caudal de sus ríos,
y que incluso su gente poseía una tradición oral exuberante como su selva. A esto la pseudo
experta respondió apática: “Escribe, y lo leeré”. Años después la buscó para obsequiarle una copia de su
investigación. La catedrática volvió a contestar displicente: “Lo leeré”. Jamás
lo hizo.
Estás orgullosa de tus raíces y la cultura de tu tierra, por eso
estudiaste lengua y literatura en la universidad, realizaste una maestría en
docencia y obtuviste un doctorado en educación,
es decir, enfilaste todos tus conocimientos a la enseñanza, porque
querías tener la oportunidad de preservar y trasmitir la sabiduría ancestral de
los tuyos a través de la narrativa, la poesía y la tradición oral, ¿cuándo
germinó en ti la idea de investigar, rescatar y enseñar el patrimonio literario
y artístico de tu gente?
Junto a su directiva en pleno trabajo de promoción de su cultura |
Me encanta el aire puro que se respira aquí. Somos dueños
del tiempo. No nos interesa el reloj. Caminamos recibiendo las energías
positivas de las plantas, de las flores.
El suelo es gredoso y fresco. Escuchamos
el canto de los pájaros. La selva es maravillosa y sorprendente. Y su gente también lo es. Todavía me sigue asombrando, cuando me
adentro en el bosque, que unas cabezas se
asomen entre el arbusto y me saluden en
su lengua. Sin duda mi tierra tiene mucho que decir, pero no se la toma en
cuenta. Durante mis estudios en la universidad,
me llamaba la atención una arqueóloga
que hablaba de una forma admirable sobre
la historia del Perú. Se trataba de una eminencia en el tema al parecer,
sin embargo luego descubrí que sus conocimientos eran muy limitados. Finalizado
el curso, me aproximé a hacerle unas
preguntas respecto a la cultura de la región selvática. Su respuesta fue tajante: “De la selva poco o
nada había que rescatar”. Me sentí dolida. La insté a referirse a la selva,
asegurándole que estaba en un error, pero ella
con una sonrisa complaciente me contestó: “Escribe, y voy a leerte”. Y
se marchó.
Después de algunos años, la invité a leer una investigación de mi autoría sobre la educación en Yurimaguas, sin embargo con la misma sonrisa volvió a responder. “Lo leeré”. Entonces repliqué: “Ahora ya no diga que no hay nada que leer de la selva”. Fue un hecho novedoso para mí. Empecé a querer y valorar más a mi región. El entorno me sirvió de inspiración, sobre todo fijé mi atención en los medios de transporte: canoas, botes, deslizadores. Los viajes por los ríos Cachiyacu, Marañón y Huallaga alimentaron mi imaginación. También los que realicé por la carretera de Yurimaguas -Tarapoto. Se presentaban diversos temas para escribir mis historias.
Después de algunos años, la invité a leer una investigación de mi autoría sobre la educación en Yurimaguas, sin embargo con la misma sonrisa volvió a responder. “Lo leeré”. Entonces repliqué: “Ahora ya no diga que no hay nada que leer de la selva”. Fue un hecho novedoso para mí. Empecé a querer y valorar más a mi región. El entorno me sirvió de inspiración, sobre todo fijé mi atención en los medios de transporte: canoas, botes, deslizadores. Los viajes por los ríos Cachiyacu, Marañón y Huallaga alimentaron mi imaginación. También los que realicé por la carretera de Yurimaguas -Tarapoto. Se presentaban diversos temas para escribir mis historias.
Algunas de su exalumnas de la tribu shawi |
Trabajaste en un programa de interculturalidad bilingüe con los nativos
shawis, en su mayoría conformada por mujeres, ¿qué pudiste aprender de ellas?
¿Cuál es su visión del mundo? ¿De los otros? ¿El de las mujeres? ¿Qué concepto
tienen de sí mismas?
Gracias por recordarme esa
experiencia. No sabes cuánto admiro a sus mujeres. Las conocí primero cuando me
desempeñaba como maestra de lenguaje en
un colegio de secundaria por el río Cachiyacu. Desde el inicio observé que intentaban salir adelante; se esforzaban en
comunicarse en castellano. Usaban la arcilla para elaborar sus mochahuas (vasijas).
También hacían collares de cuentas
coloridas. Además hilaban el algodón
para tejer sus pampanillas (taparrabos) y luego pintarlas con mezclas de tierras o tinte de
hojas de plantas. Después de 16 años de preparación, ellas tenían pensamientos
progresistas respecto a su futuro. Aproximadamente
el 60
por cierto ejercían de profesoras
en su comunidad. Los niños debían
primero aprender en lengua originaria para después recibir la enseñanza en
castellano. En consecuencia, las jóvenes
shawis, con sus niños amamantando, podían estudiar educación inicial. Fue una
gran noticia para ellas, no solo ‘servirían’
para criar a los hijos y preparar
el masato (bebida a base de yuca). Además acababan con la resistencia de los maridos celosos. Por fin, podían estudiar y
sacar adelante a sus familias.
Los shawis han adoptado un comportamiento pacífico. Durante el siglo XVII, fueron dominados por los belicosos aguarunas. Fueron ellos los que les obligaron a abandonar sus dominios y dispersarse por el monte. Para un nativo aguaruna los shawis eran brujos por practicar el chamanismo, es lo que cuenta Aldo Fuentes. Mi experiencia como maestra con las mujeres, me permite decir que van con la verdad por delante. Hablan sin tapujos.
Los shawis han adoptado un comportamiento pacífico. Durante el siglo XVII, fueron dominados por los belicosos aguarunas. Fueron ellos los que les obligaron a abandonar sus dominios y dispersarse por el monte. Para un nativo aguaruna los shawis eran brujos por practicar el chamanismo, es lo que cuenta Aldo Fuentes. Mi experiencia como maestra con las mujeres, me permite decir que van con la verdad por delante. Hablan sin tapujos.
Se les pide a las shawis ser
buenas madres. Es su obligación cuidar con celo de su prole. Son inteligentes,
aprenden rápido. Por eso pueden ejercer
de maestras en las escuelas de sus comunidades. Ellas son las que velan
por la enseñanza en su lengua. También la apoyan y fomentan la educación en
castellano, pese a la oposición de sus paisanos. Su papel está ligado a la educación, pero por lo
demás deben obedecer a su marido. Carecen de otras atribuciones.
Cualquier lugar le sirve para disfrutar de la lectura |
Eres fundadora y presidenta de la Asociación cultural Embrujo
Amazónico-Yurimaguas (ACEAY), la
cual agrupa a escritores y artistas
plásticos de Yurimaguas (Loreto, Perú), y declaras que tu misión es
‘embrujar’ al mundo para que se interese por el talento y trabajo de sus
miembros. ¿Lo estás consiguiendo? ¿Con qué dificultades se encuentra un
escritor o artista de tu región a la hora de promocionar sus obras?
La fundación de ACEAY nació en respuesta a un clamor unánime: los
loretanos tenemos que reconocer primero lo
nuestro. Lo estamos consiguiendo a pasos lentos, a pesar de la indiferencia de
las autoridades. Ellos no apuestan por la cultura literaria. Siguen
pensando que los de afuera son los más importantes. Nos hemos cansado de tocar
a sus puertas. Dejamos de quejarnos y
aprendimos a marketearnos. Algunos colegios alientan a sus alumnos a leer autores de la zona, pero
aún son pocos. Por eso, nosotros hemos asumido la tarea de promocionar el arte
y la literatura en nuestra región.
Organizamos recitales, presentaciones, exposiciones, todo lo que se nos ocurra
para dar a conocer a nuestros cultores de las letras y las artes. Los artistas
son poco considerados todavía, de allí que organizamos encuentros titulados
“Lápices y pinceles”. Sin embargo en otras regiones, como San Martín, los adoran. Pienso que tenemos el gran reto de continuar con lo que nos gusta hacer y eso nos
hace felices. Somos creativos y romperemos barreras.
¿Es verdad que de un tiempo a esta parte están siendo víctimas de
apropiación cultural no solo en la literatura sino en lo que respecta al arte?
Se comenta que, además de ser plagiados
por foráneos (escritores, artistas y empresas textiles), también lo son por
gente de otras ciudades del país que se aproxima a ustedes con el pretexto de
aprender o inspirarse.
Posando con una obra de Shapingo, notable pintor de su tierra |
Es cierto, nos visitan con oscuras intenciones. No vienen a aprender, lo que buscan al acercarse a nuestras tierras
amazónicas peruanas no es inspiración, simplemente se llevan lo que es nuestro
sin pedir permiso ni nada. Declaran como
suyo lo que les corresponde a nuestros escritores y artistas. E incluso con las imágenes de la
gente y el paisaje. Hacen negocio
redondo con ellas. Nuestros paisanos
casi no son conscientes de las fotos. Ignoran que los que vienen de afuera lo hacen con fines lucrativos. Las
dichosas ONG que se aprovechan de la pobreza de mi gente para
enriquecerse. Felizmente mi pueblo crece
y aprende. Ya no se deja engañar con facilidad.
Hemos tenido muchas decepciones, sin embargo, aún así no dejamos de lado
nuestra cortesía: mi pueblo saluda, sabe decir gracias, tenemos sencillez,
sabemos ofrecer un plato de comida a cambio de nada. Es nuestra cultura. El contacto con la
naturaleza nos hace ser positivos.
Actualmente laboras en un Instituto Tecnológico Amazonas-Yurimaguas y
eres catedrática en la Universidad Autónoma de Alto Amazonas, ¿es fácil
trabajar con los jóvenes en cuanto a la valoración de su patrimonio cultura
autóctono? ¿Se muestran interesados en su riqueza cultural o evidencias algún
tipo de alienación debido a la incursión de conductas o formas culturales que
viene de fuera?
Pues no ha sido fácil ‘embrujar a los jóvenes ‘ para que se aficionen en lectura de nuestra literatura autóctona . Desde el colegio se les ha enseñado a leer obras literarias de autores quechuas -sin que este deje de ser importante-, pero en ningún colegio se ha enseñado a valorar lo nuestro a través de la literatura. Gracias a mi perseverancia como maestra de lenguaje-literatura, y tener trayectoria en la docencia, hemos podido sensibilizar a los profesores para que conozcan nuestra identidad en la literatura amazónica y, a su vez, que hagan de efecto multiplicador en los estudiantes. Pero aún quedan jóvenes reacios en las universidades de nuestra localidad, quienes rechazan leer lo autóctono. Algunos prefieren los clásicos y no la narrativa contemporánea nuestra. Claro que hay alienación, docentes provenientes de otras regiones que dan relevancia a lo suyo en desmedro de lo local. Pero tampoco gusta lo propio, y con tristeza digo que hay estudiantes que desdeñan nuestra cultura.
Pues no ha sido fácil ‘embrujar a los jóvenes ‘ para que se aficionen en lectura de nuestra literatura autóctona . Desde el colegio se les ha enseñado a leer obras literarias de autores quechuas -sin que este deje de ser importante-, pero en ningún colegio se ha enseñado a valorar lo nuestro a través de la literatura. Gracias a mi perseverancia como maestra de lenguaje-literatura, y tener trayectoria en la docencia, hemos podido sensibilizar a los profesores para que conozcan nuestra identidad en la literatura amazónica y, a su vez, que hagan de efecto multiplicador en los estudiantes. Pero aún quedan jóvenes reacios en las universidades de nuestra localidad, quienes rechazan leer lo autóctono. Algunos prefieren los clásicos y no la narrativa contemporánea nuestra. Claro que hay alienación, docentes provenientes de otras regiones que dan relevancia a lo suyo en desmedro de lo local. Pero tampoco gusta lo propio, y con tristeza digo que hay estudiantes que desdeñan nuestra cultura.
Le gusta enseñar y sus alumnas lo valoran |
Sé que tu padre adoptivo te inculcó el amor por los libros y la
tradición oral, ¿es cierto que desde pequeña te llevaba a las fiestas donde era
normal que los invitados salieran a declamar? ¿Te atreviste a hacerlo en algún
momento?
Sí, me alegra recordar a mi papá
Fernando. Me obsequiaba libros de poesía. Él soñaba con que yo aprendiera a recitar. Todavía rememoro uno que aprendí para complacerle: “Los versos de Laura y
Beatriz”. Sin embargo, lo que más me
gustaba eran los cuentos. Leía y releía
muchos. Pero por ahí siempre estaba la
poesía haciéndose presente. Cierta vez en el cumpleaños de la amiga de mis
padres, nos quedamos boquiabiertos
escuchando declamar a su esposo. Ni bien
acabó, mi padre me susurró al oído: “Así quiero que recites”. Memoricé
entusiasta otro poema. Quería sorprender a papá.
Iba al río para repasarlo gritando, pero no fue suficiente tanto
ensayo. Cuando llegó el momento, en
plena declamación, olvidé lo que seguía. De nervios mi mandíbula comenzó a temblar. Me
puse roja de vergüenza. Todos se reían.
No volví a intentarlo. Mi miedo
prevaleció hasta la fecha.
A los nueve años comenzaste a dibujar e intentabas hacer historietas,
imitando aquellas que te obsequiaba tu padre Fernando y que tanto te gustaban,
¿qué recuerdas de aquella época?
Lo hacía sobre unos cuadernos de
dibujo que pedían en la escuela. Me
atrapaba la narrativa. En una ocasión, luego de leer Lirio
blanco dibujé con crayolas a los personajes. Les puse diálogos. Ellos hablaban y yo, soñaba.
Luego dibujé los personajes de un cuento
inventado por mí a lo largo de las paredes del pasillo que me conducía a mi
habitación. Mi papá Fernando no hizo más
que sonreír. Quedó en sueños. Inconcluso.
Te sumergiste en la poesía, y eso te transformó en una niña
introvertida y soñadora, ¿por qué?
Solo leía poesía, sin embargo, por esa época, se
gestó mi pasión por la narrativa. Mi refugio era la lectura. Soy la mayor de mis hermanos, y en ese
entonces, los mayores nos encargábamos de los menores. Únicamente podían
liberarme del cuidado de estos, si estudiaba.
Entonces yo me entregaba a la lectura no por estudio, sino porque me gustaba.
Una actividad que se ha convertido en un referente literario en la región |
A los 13 años te fuiste a vivir con tu padre biológico, y el panorama
cambió, si bien te compraba los libros que le pedías, se sentía desplazado por
que le dabas más importancia a la lectura que a él, ¿no es así?
Sí, me fui a vivir con mi padre en Yurimaguas. Me
trataba con cariño, pero hubiera
preferido que papá Fernando fuera el verdadero, porque no me dejaba salir. Entonces le condicionaba pidiéndole
libros. Pese a que estaba molesto por mis demandas, le
alcancé una lista de siete libros
originales. “¿Tantos?”, protestó, pero
igual me los compró. Yo entraba en mutismo. Solo leía.
Por más que mi padre pasaba y repasaba cerca de mí, no daba cuenta de
él. Me sumergía en mis lecturas al
completo. Eso le ponía celoso. A veces alcanzaba a escucharle murmurar: “A la
hora del almuerzo me dirás algo”. Era todo.
Las tradiciones peruanas de
don Ricardo Palma marcaron un antes y un después en tu afición lectora, y
fuiste a por más, ¿qué descubriste luego?
Leer a Ricardo Palma era
fascinante. Me reía mucho en su
compañía. Cuenta interesantes momentos de la Lima que se fue. También hace referencia a algunos pueblitos de la sierra. Cada vez que
terminaba de leer alguna historia, me
decía: “Quizá también yo pueda contar como él las costumbres de mi selva
embrujadora”.
Declaras que lo que te animó a escribir fue el escaso o nulo
conocimiento que tenían los catedráticos de la universidad capitalina donde te
formaste, ¿qué reflexión hiciste del panorama que hallaste? ¿Les preguntaste
las razones de esta indiferencia o descuido?
Sí, la selva en la capital era
desconocida, y Yurimaguas para ellos, ni en el mapa existía. A mí no me
identificaban con la selva, ni siquiera por mi acento. Me daba pena. Pregunté y repregunté, y la respuesta se repetía incesante: “No hay
nada escrito”.
¿Qué es la narrativa amazónica? ¿Cuáles son sus características y
peculiaridades?
Viendo los avances del mural del artista David Cronwell en una calle principal |
Creo que la gente de mi generación solo se acuerda de Francisco
Izquierdo Ríos y su cuento El Bagrecico porque estaba en los libros de lectura
o de literatura de secundaria, pero hubo
cultores importantes antes y luego de él, sin embargo poco se sabe de
ellos, ¿qué nos puedes contar de las nuevas generaciones de escritores
amazónicos tanto en narrativa como en poesía?
Hugo Guzmán Valles, notable autor amazónico |
En la poesía estos jóvenes
talentos encuentran el cielo azul de la selva, la contemplación del hombre a la orilla del río o el hermoso ocaso del sol. Aquí destaca Henry Zamora Núnez y su poemario Meditaciones de un ente primario. En cuanto a nuestros narradores, ellos se refieren en sus libros a
la mitología amazónica. Entre sus páginas están
los yacurunas (espíritus
masculinos del agua), la Sachamama (serpiente gigantesca, considerada también
una diosa de la tierra) o el
chullachaqui (duende con pie desigual que adopta apariencia humana para engañar
a la gente y hacer que se extravíen en la espesura de la selva). En este tipo
de literatura tenemos a Piterson Piña y su novela El perdido y Flor de Amasisa
de Julio César Linares Nava.
También nuestros autores tocan
temas sociales como lo hizo el
profesor Luis Alejandro Capuena Grández
y su obra Patacala (niños de la
calle, los que van descalzos) o sobre la
extrema pobreza en los Asentamiento Humanos que lo retrató muy bien Hugo Guzmán
Valles en su libro de relatos El
desalojo.
Empezaste tu camino con Crónica
de un desaparecido, un libro de cuentos, luego publicaste Colorada y morocha, del mismo género, te costó lanzarte al ruedo
literario, ¿por qué tenías tantos reparos?
Tenía temor a las críticas, porque yo también lo había hecho de los libros que había leído y pensaba que iban a ser implacables conmigo. Al final, me decidí y publiqué. Me cayó de todo (risas).
Tenía temor a las críticas, porque yo también lo había hecho de los libros que había leído y pensaba que iban a ser implacables conmigo. Al final, me decidí y publiqué. Me cayó de todo (risas).
Tengo obras escritas en tres agendas. Algunas ya se hallan en edición. Todas
pertenecen al género narrativo. En ellas conoceremos
la manera de defenderse de una adolescente, la tradición que había de enviar a
los varones al ejército y que luego, estos, pedían su baja en el mes de junio para la
tradicional fiesta de San Juan, entre otras historias que por ahora no quiero
adelantar.
Tengo entendido que eres una cazatalentos, que siempre estás al
pendiente de artistas que canten o pinten bien, ¿cómo realizas tu búsqueda?
¿Cuántos has encontrado?
Sí, sobre todo en las clases de
arte. Es un momento de gozo. Se pide a los que saben cantar o tocar un instrumento
que salgan enfrente y nos muestren su talento.
De igual manera a los que tienen cualidades para pintar o actuar.
También prestamos atención al talento que existe entre los docentes. A muchos de ellos luego los invitamos a participar en las presentaciones de nuestros libros.
Explícame tu teoría de la grandeza profesional.
Creo que poseo grandeza profesional, porque siempre
aprendo. No lo sé todo. No me siento diferente a los demás. Para aprender necesitamos humildad.
Si desean saber más de la autora o la asociación que preside pueden escribir al siguiente correo: irmalopezchumbe062@hotmail.com |