Si
firma como José Antonio Olmedo López-Amor o Heberto de Sysmo qué más da. Lo importante
es lo que comunica a través de la poesía, la música o la pintura. Lo viene
haciendo hace más de dos décadas con fluidez y solvencia pero aún cierta gente
no entiende esta supuesta dualidad. Donde algunos ven cierta contradicción, ambigüedad o complicación
a la hora de definirse o distinguirse, él y su otro yo, lo asumen como una doble
oportunidad de ser, estar y crear, aunque no duda en afirmar que se identifica
más con su parte inventada. "Considero
a mi seudónimo como mi verdadera identidad, o al menos esa parte de uno mismo
más artística, honesta y comprometida que la mundana y aspira a no dejarse
corromper por el entorno", resalta.
Nunca ha tenido problemas con Heberto de Sysmo |
Discurres por la escena
literaria con dos identidades: Heberto de Sysmo y José Antonio Olmedo
López-Amor, ¿esto te genera alguna dificultad a la hora de presentar tus obras
o de cara al público? ¿De dónde la necesidad de crearte un pseudónimo?
Quiero
pensar que por la escena literaria discurro como Heberto de Sysmo, esa es la
idea. En cuanto a la primera pregunta, nunca me he planteado su respuesta.
Aunque parezca mentira, nunca he pensado en la opinión de los demás sobre este
asunto, lo he vivido como algo natural, de hecho, considero a mi seudónimo como
mi verdadera identidad, o al menos esa parte de uno mismo más artística,
honesta y comprometida que la mundana y aspira a no dejarse corromper por el
entorno.
La
verdad es que el hecho de firmar mis obras con un seudónimo, algo que llevo
haciendo durante más de dos décadas, es algo que siempre ha llamado la atención
a otras personas. Lo que comenzó siendo una simbólica rebelión juvenil, de
convicciones morales, se ha ido transformando con el paso del tiempo en una
razón de ser. El hecho de necesitar
separar —aunque en el fondo no sea más que distinguir— el yo —al que creía
únicamente— lírico del yo mundano, me ha demostrado que las preocupaciones que
hoy en día tengo sobre la belleza, el arte, el ser y el lenguaje, siempre
estuvieron ahí.
¿Quiénes son Heberto y
José Antonio? ¿En qué se diferencian uno del otro? ¿Qué terrenos le son
propios?
Como
he dicho antes, son univitelinos, una misma conciencia imposible de
escindir que como resultado de su
inquietud y de su compromiso moral con el arte trata de diferenciarse a sí
misma —artísticamente hablando— de sus múltiples voces.
Comencé
firmando con seudónimo mis poesías de adolescente. Más tarde, también algún
relato. Después, estampé la misma firma en mis cuadros, e incluso en un disco
compuesto por ocho melodías a piano que compuse y grabé —pero no edité— a los
veinte años. Así que lo que empezó como una signatura lírica ha abierto su arco
a múltiples facetas artísticas.
Firmo
con mi nombre y apellidos todo lo demás: artículos, ensayos, crónicas,
entrevistas. Siempre se ha dicho que somos
nosotros mismos cuando estamos solos; mi soledad es la palabra y pretendo
reconocerme en la poesía, que no es poco.
Retrato hecho por Isabel Alamar |
Eres narrador, poeta,
crítico literario y cinematográfico, ensayista, cronista, articulista y
divulgador científico, sin duda alguna, podrías haber nacido en el
Renacimiento, ¿qué te conduce a desenvolverte en tantas áreas? ¿Es vital para mantener todas las vías de
expresión abiertas?
Supongo
que ser inquieto creativamente es algo innato. Uno no decide pintar un cuadro,
componer una melodía o escribir un poemario de la nada. Puede haber móviles
económicos o de cualquier otra índole para hacerlo, en mi caso, diversificar
ese decir artístico es algo intuitivo, siento que debo hacerlo así.
También
considero que cada disciplina artística posee su propio lenguaje y por tanto,
su propia área de expresión, y eso determina en ocasiones el formato que
adquirirá esa expresión artística que pretende manifestarse. Prefiero
considerarme un artista-canal que un artista-caudal. El caudal nos es dado,
nadie ha descifrado todavía los mecanismos de la inspiración, por tanto, ser un
autor que trata de satisfacer sus necesidades, que trata de encontrarse y
reafirmarse en lo que hace dejó de ser algo meritorio para mí, no encuentro
nada extraordinario en ello. Para mí escribir, pintar o cualquier otra
expresión artística es algo vital.
Tu espíritu inquieto te
ha llevado a colaborar con una treintena de publicaciones impresas y digitales,
tanto nacionales como internacionales, ¿cómo repartes tu tiempo entre tantas
ocupaciones? ¿Cuáles son tus prioridades?
La
verdad es que uno va adquiriendo compromisos y llega un punto en que ya no es
consciente de si el tiempo disponible hará posible llegar a todos ellos. Trato
de ser disciplinado y ordenado, la organización es la clave. Es imprescindible anotar
las fechas de entrega de los textos y en base a ello administrar el tiempo de
trabajo.
Lamentablemente
hay ocasiones en que no puede llegarse a todo, muchas veces se aplazan las
lecturas, las reseñas, pero siempre por circunstancias, no por voluntad. Trato
de llevar una rutina en la escritura que alterne con la lectura, el estudio, la
asistencia a eventos y todo lo imaginable. Me tomo muy en serio lo que hago, y
en cuestión de crítica, por ejemplo, prefiero aplazar la entrega a llevarla a
cabo sin dedicarle el tiempo que merece.
Durante su participación en un recital poético en Alfafar |
Tu terreno por
excelencia es la poesía, ¿en qué momentos la descubres y cómo se ha dado la
relación con ella en todo este tiempo?
¿Te acompaña siempre o a veces se marcha?
Yo
descubro la poesía a los catorce años. En mi primer año de instituto participé
en un concurso de poesía y tuve la suerte de ganar el primer premio. Yo era muy
imaginativo entonces, muy fantástico, y ganar aquel microscópico certamen
supuso para mí una importante afirmación. Aunque mis lecturas previas fueron de
narrativa y ciencia ficción, participé en aquel evento presentando un pequeño
poema escrito sin referentes. El premio consistía en un trofeo y un lote de
libros, y en dicho lote descubrí a Pablo Neruda. Veinte poemas de amor y una canción desesperada me hizo comprender
que en las palabras había mucho más de lo que jamás había sospechado. Neruda me
llevó a Bécquer, Bécquer a Salinas, empecé por poetas románticos e hispanos
para más tarde ir descubriendo el resto, lo que supuso para mí un hallazgo
determinante a la hora de canalizar mi tiempo libre.
Mi
relación con la poesía hasta el año 2011 fue personal y podríamos decir que terapéutica.
Guardo muchísimos folios escritos para el cajón, incluso libros encuadernados
que jamás publicaré. Muchas han sido las satisfacciones que me proporcionó la
escritura hasta ese año, hasta que di el salto a la publicación en diciembre de
2011 con Luces de antimonio, y empecé
entonces una etapa en la que ya sin dubitaciones, decido dedicar mi vida a la
escritura —siempre en la medida de lo posible— de manera intensa, enriquecedora
y evolucionista. Hasta ahora siempre me ha acompañado y espero que así sea.
¿El ser poeta está
integrado en tu personalidad o es una especie de ropaje que puedes quitarte a
tu antojo?
Ser
poeta es una forma de vida y una forma de ser y estar en ella, no es algo que
te puedas poner o quitar a tu antojo. Aunque afirmar que soy poeta me resulte
algo todavía desproporcionado, sí considero que vivo la poesía como una fuerte
vocación.
¿Has sentido en alguna
ocasión que tu condición de poeta es una pesada carga y pensaste en aparcarla
por un tiempo o quizá dejarla por completo? ¿Hay momentos de ese tipo?
El testamento de la rosa, una de sus obras que le trajo muchas alegrías |
No
sé si una pesada carga, pero sí conlleva una responsabilidad —en tanto a que
aquello que escribimos se hace público—, un arduo trabajo en la sombra que
pocos reconocen y lamentablemente un desencuentro constante con un sector muy
amplio de la sociedad. La exigencia personal de cada cual determina la presión
a la que puede someterte la escritura, como también la autocrítica o la crítica
ajena: por el momento, incluyendo el desasosiego que conlleva escribir un
poemario utilizando un talento limitado, y un sistema incompleto de signos,
como lo es el lenguaje, a mí me ha compensado el esfuerzo y jamás he pensado en
dejarlo.
Tras ser elegido uno de
los 12 poetas jóvenes más destacados de Valencia, ¿pensaste que buena parte de
tu camino literario estaba hecho y que en adelante todo sería más sencillo?
¿Consideras que ya cuentas con un lugar en la escena poética?
Participar
en Cartografías de Orfeo (Isla Negra
Editores, 2014), la antología a la que aludes, fue uno de esos regalos
inesperados que te depara la vida. La apuesta de Sergio Arlandis como antólogo
me incluye entre una nómina de poetas a los que sigo y admiro y no puedo estar
más que agradecido. Por supuesto que no pensé en ningún momento que buena parte
de mi camino estaba hecho, al contrario, saber que un referente como Sergio
apostaba por mí fue un estímulo más para seguir creciendo y aprendiendo y, de
alguna manera, poder refrendar con trabajo y esfuerzo, esa confianza depositada.
Soy consciente de que tengo mucho que aprender y este tipo de logros animan a
seguir trabajando. Como dijo Freud: he tenido
una gran suerte en la vida, nada me ha resultado fácil.
La pintura es otra de sus grandes manifestaciones artísticas |
En
cuanto a si tengo un lugar en la escena poética valenciana, humildemente te
contestaría que no, y no sería un ejercicio de falsa modestia. Creo que mi
trayectoria como poeta es más que discreta, no busco protagonismo, no he
publicado en grandes editoriales ni he ganado grandes premios. Trabajo a mi
ritmo y hago lo que puedo dentro de mis posibilidades. No siento tener un lugar
en este escenario, tampoco lo busco; supongo que todo volumen ocupa un espacio,
pero creo que esa pregunta deberían responderla los demás.
¿Has sido crítico y
exigente con tu obra poética? ¿Cómo evalúas tu poesía? ¿Cuáles son sus
fortalezas?
Por
supuesto. Faltaría saber si la crítica ha ido bien encaminada, pero la ha
habido. Es algo necesario y recomendable. El lector activo y el tiempo son los
mejores jueces.
No
la evalúo ni creo que deba hacerlo. Creo que esa es una de las tareas del
crítico. Como autor, siento la poesía intrínsecamente ligada a la vida, y por
tanto, inmersa en un proceso de transformación que está influenciado —entre
otras cosas— por la emoción y el instante. Trato de expresar lo que necesito
transmitir y lo hago como puedo.
En
cuanto a sus fortalezas, ignoro si las tiene, pero puedo hablarte de sus
constantes.
Junto al gran poeta Jaime Siles y su hermano de letras, Gregorio Muelas |
Cada
uno de mis libros es diferente del anterior, en todos hay indagación,
reflexión, emoción. Valoro el verso trabajado métricamente, si es necesario,
recurro a la rima. Me gusta el verso libre con cadencia, no me gusta describir
paisajes. Me inclino últimamente por un estilo culturalista. Me gusta el
neologismo; el irracionalismo en pinceladas. En cuanto a la extensión de los
poemas, me he ido apocando con el tiempo. Me gusta resolver en los dos últimos
versos, o ser más contundente en ellos. Intento evitar hablar de amor, pero no
lo consigo. El inconformismo y los conflictos interiores se manifiestan en mi
poesía a través de una tensión en el lenguaje.
¿Cómo manejas tu ego en
un ambiente tan competitivo como es el de la poesía? ¿Sueles compararte con el
resto? ¿Te asaltan las inseguridades?
Trato
de estar donde se me valora, donde cuentan conmigo. El proceso de selección
natural —al que todos estamos sometidos— es tan inevitable como necesario.
Valencia
es tierra de artistas. Tenemos y hemos tenido grandes poetas, jamás tendría la
ocurrencia de compararme con ellos.
Estoy
muy seguro de mí mismo. Seguro de esforzarme, de aprender, de crecer buscando
siempre la orientación apropiada, seguro de buscar puntos de unión entre el
fondo y la forma; seguro de que tengo muchas cosas que decir y de que tarde o
temprano las terminaré diciendo.
En plena comunicación con el piano |
¿La mala poesía es más
frecuente que la buena? ¿Cuándo es de
baja calidad? ¿Y por qué algunas supuestamente malas tienen tanto éxito entre
la gente? ¿Solo es cuestión de gustos?
Me
gusta decir que en cuestión de arte no hay obras malas o buenas, creo que así
debería ser; si tienes hambre o sueño y lo manifiestas no puedes equivocarte.
Pero lamentablemente, todo se enjuicia en esta sociedad de etiquetas. La
genialidad es siempre menos frecuente que lo vulgar o mediocre, si a eso te
refieres.
Dejando
a un lado si la poesía es mala o buena, para mí es de baja calidad, o no me
interesa cuando: transita lugares comunes de formas comunes; no rompe clichés
ni lo intenta; no transmite emoción ni reflexión; cuando no le encuentro qué
tiene de poesía. Cuando carece de imágenes, metáforas, de rupturas
gramaticales, cuando no crea, cuando abusa de la retórica o no sabe naturalizar
el trabajo.
Parece
inexplicable el hecho —como tú bien dices— de que algunas poéticas discutibles tengan éxito entre la gente. Supongo que varios
factores influirán en ello. Si tenemos en cuenta los intereses generales de la
sociedad española, los contenidos de los programas líderes de audiencia en
televisión, la depreciación de las humanidades, el analfabetismo inducido al
que los diferentes medios someten al ciudadano, parece que la masa general de
la sociedad no quiere calentarse mucho la cabeza con lecturas complicadas, sus compras van dirigidas al estereotipo,
tradicionalismo, sentimentalismo o entretenimiento. Pese a todo, el verdadero
artista seguirá creando aunque carezca de público.
¿Hacia dónde debe encaminarse
la poesía? ¿Cuáles son sus retos actuales?
Con Gregorio Muelas en una entrevista radiofónica |
La
poesía debe mirar a todas partes, debe ser plural, universal, libre y cercana, debe
ilustrar, golpear, deslumbrar la conciencia, pero también todo lo contrario. En
cualquier caso, ninguna disciplina artística debe oxidarse con el tiempo y debe
ir admitiendo pequeñas innovaciones, ciertos cambios que tonifiquen sus
músculos así como también debe llegar cada vez a más y más personas. En
momentos socio-económico-culturales convulsos, todo artista debería crear —una
obra al menos— influenciada al respecto. Cuando la injusticia ocupa las
primeras planas, cuando la violencia se vuelve trivial por la costumbre, cuando
el débil sufre y disfrutar de un pequeño placer nos hace sentir incómodos tras
conocer la realidad, significa que debemos ponernos en marcha y no permanecer
inmunes. Antes que artistas somos personas, la poesía no tiene porqué ser
social o solidaria, el artista sí.
En
cuanto a retos actuales, la poesía siempre ha sido un género minoritario en cuanto
a ventas se refiere, un reto para ella es mantenerse, pero creo que no debería
renunciar a hacerse más viral aprovechando las nuevas tecnologías. En todas las
épocas ha habido y habrá poesía para todos los gustos, un reto actual sería
convencer a la clase política de que la poesía, como cultura, no es un
entretenimiento y merece invertir en su protección, divulgación y enseñanza.
Cultivas también el Haiku,
y hace poco junto a Gregorio Muelas publicaste La soledad encendida, ¿cómo se dio el trabajo? ¿Primaron más los
acuerdos que las discrepancias? ¿Fue una buena experiencia?
Uno de sus importantes galardones |
Gregorio
Muelas es mi hermano de letras, junto a él he crecido literariamente y he
vivido algunos de los mejores momentos que me ha deparado la escritura. La soledad encendida, libro que
publicamos en 2015, fue un desafío —creemos, superado— literal y personal para
nosotros. Creíamos tener una idea de lo que era el haiku pero ser alumnos de
Vicente Haya en la Fundación Centro de Poesía José Hierro de Getafe nos abrió
los ojos a la verdadera naturaleza de esta forma poética japonesa.
Por
supuesto, primaron más los acuerdos que las discrepancias, ambos estamos en
sintonía, tenemos muchas cosas en común y nos alegra el resultado final, un
libro de poesía escrita por dos autores en el que el lector desconoce la
autoría de cada poema.
Fue
una experiencia extraordinaria a todos los niveles. De hecho, no descartamos
repetir y compartir autoría en futuros proyectos poéticos.
¿Por qué últimamente
hay tanto interés por el aprendizaje y el cultivo del Haiku? ¿Es verdad que
constituye un viaje interior muy revelador? ¿Cuánto has descubierto de novedoso
en ti a través de su conocimiento y manejo?
Tuve
la suerte de hacerme esta pregunta hace tiempo. Uno de los motivos de este
interés actual por el haiku lo encuentro en la prisa con la que vivimos. Este
escenario de las grandes ciudades industrializadas, el estrés, invita a escapar
al campo y meditar para evadir el alma. El haiku cumple taxativamente ese
aspecto, además de ser breve. Nadie tiene tiempo para lo que de verdad importa.
Otro factor influyente son las nuevas tecnologías, los ciento cuarenta
caracteres, los mensajes instantáneos, inducen a decir mucho en pocas palabras,
algo que ha revitalizado no sólo el haiku, sino también el aforismo.
Firmando libros tras un acto literario |
Tan
revelador es el viaje interior que propone, que en Japón, el haiku verdadero
está considerado una vía espiritual.
Aunque
parezca mentira, hasta la fecha yo nunca había escrito un poema de tres versos,
mi concepción poética era casi epistolar. Ahormar la sensibilidad artística a
un molde tan escueto supuso un gran descubrimiento para mí. Conceptualmente, ha
sido mi máximo acercamiento a la poesía pura. Me interesa el tratamiento que en
el haiku debe hacerse con el yo del autor. Hemos crecido en el imperio del yo y
este pequeño gran formato japonés nos enseña a ver la vida y sus maravillas de
otra manera. El haiku ha supuesto para mí una increíble síntesis de lo
monumental, teniendo en cuenta que su foco de atención va dirigido a lo mínimo,
y que ese mínimo es el fractal que representa al todo.
Acabas de publicar La flor de la vida: Elogio a la geometría
sagrada, ¿cómo debemos acercarnos a este poemario? ¿Está escrito para
todos? ¿Es de fácil comprensión?
Debemos
acercarnos a él con el entusiasmo de quien quiere ser sorprendido en la lectura
por aspectos de la vida en los que no había reparado. Con esa ingenuidad y
entrega me gustaría que el lector se acercase al libro.
Si
ningún libro está escrito para todos, este quizá lo esté menos. Confieso que no
pensé en satisfacer a nadie al escribir este poemario, salvo a mí mismo. El
tema me apasionó sobremanera y lo intenté desarrollar de forma coherente dentro de la obsesión y el
caos que supone abstraerse en un escenario como el que propone el libro.
Ya
una vez alumbrado y dado por terminado el trabajo, consideré necesaria la
aportación de algunos colaboradores, como son en este caso David Acebes
Sampedro, poeta vallisoletano encargado del análisis y notas a pie de página y
Vanesa Torres, pintora madrileña que ha sabido dar forma a lo informe con sus
pinturas. A ambos tengo que agradecerles su aportación, un trabajo encomiable
que, sin duda, acerca el libro a los lectores y lo revaloriza. A ello hay que
sumar mi introducción al libro, un texto en el que expreso mis fuentes y
motivaciones, ese proceso de atracción a la idea generadora y en el que trato
de invitar a leer, pero también a reflexionar e investigar por cuenta propia, a
aquellos lectores menos conservadores y más inquietos y abiertos a los posibles
nuevos conocimientos. Cada libro aspira a encontrar a su lector, me encantaría
que este libro llegase a mucha gente.
¿Por qué escogiste como
tema la geometría sagrada? ¿Qué tienes que ver con ella? ¿Posee algún sentido
místico para ti?
Al lado de David Acebes durante su presentación en Valladolid |
Detrás
de este libro hay una serie de apuntes y estudios que podrían constituir una
tesis sobre la geometría sagrada. A cada paso que mi curiosidad e intelecto se
adentraban en una materia a priori
tan enrevesada o acientífica, advertía que todo era mucho más sencillo y real
de lo que parecía. La geometría sagrada no es ningún tipo nuevo de geometría
relacionado con divinidades, ni nada que se le parezca, es una forma diferente
de ver la geometría clásica, una interpretación que la descubre intrínsecamente
ligada a la vida y la estructura del universo. Me pareció un tema apasionante
con múltiples lecturas y analogías con nuestra forma de vivir y nuestras
preocupaciones. El magnífico espectáculo de la naturaleza, unas veces evidente,
otras casi imperceptible, nos está manifestando un mensaje que estamos
aprendiendo a descifrar.
Bajo
mi punto de vista, todos tenemos algo que ver con la geometría sagrada. Como
seres vivos que somos, ya adultos y maduros, estamos diseñados corporalmente con medidas y proporciones áureas: la morfología
de nuestros dedos, desde el nudillo hasta sus articulaciones; la distancia de
la nariz a la barbilla respecto del óvalo del rostro; la distancia desde los
pies al ombligo respecto a la altura total. Ese patrón que también se encuentra
en el crecimiento vegetal, en la estructura de cristales naturales, en la
fisonomía de uñas, cuernos y pelambre animal, se ajusta a los números de
Fibonacci. Parece que la razón áurea propone una belleza armónica que los
antiguos ya conocían y quisieron trasladar al arte a través de la pintura,
escultura y arquitectura.
Participando con sus obras en una exposición de pintura colectiva |
Más
que un sentido místico, yo diría filosófico, por ser más real que religioso. Si
la geometría es la armonía y el equilibrio, si todas las personas se
comportasen de forma geométrica no habría hambre en el mundo, no se maltrataría
a los animales ni se incendiarían los bosques. Nuestra conducta padece la
entropía de su propio sistema y es asimétrica. Uno de los poemas reza: hacer aquello / para lo que nacimos: /
geometría. Galileo dijo que las
matemáticas son el lenguaje en el que está escrito el universo, sin
embargo, a nuestros hijos en las escuelas les enseñan el significado más pobre
de los números: son cifras que expresan cantidad. Johannes Kepler, uno de los
científicos que más admiro, dijo: donde
hay materia, hay geometría, y casi cuatrocientos años después la ciencia
sigue buscando la supersimetría de las partículas como la hipótesis más
probable que relacionaría las propiedades de los bosones con los fermiones,
resolvería problemas teóricos como el que representa la jerarquía y propondría
candidatos adicionales para explicar la materia oscura.
Me impactó el poema El
ángulo de Dios, "No hay pesebre, ni tumba, no hay vestigios, sólo un
manual de vanas esperanzas". Muy duro, ¿no? Seguimos buscándolo fuera. A propósito, ¿cuál
es tu relación con Dios?
Juan Bedins comentando la obra de la dupla Muelas-De Sysmo |
Puede
resultar descorazonador tomado al pie de la letra, tienes razón. Pero no es más
que una interpretación laica de ese silencio milenario que algunos tratan de
manipular para controlar a las masas.
Mi
relación con Dios es asintótica. Me inculcaron la religión católica, pero
actualmente nada me empuja a rezar ni practicar fe alguna. Pienso que la
ciencia, de no haber sido perseguida y manipulada, habría refutado hace tiempo
muchas doctrinas. Respeto todas las creencias, me gustaría creer en algo sin
temor a equivocarme, de momento sigo investigando y abierto a todas las
posibilidades. Literariamente es distinto, recurro a Dios y su iconografía como
recurso semiótico. Prefiero estudiar, experimentar, teorizar en busca de esa
incógnita que decantarme a loar un mito que probablemente tenga una explicación
más humana que divina.
También veo que rindes
tributo, si vale la expresión, a la Teoría de Cuerdas, con poemas de tres versos, por favor,
cuéntanos al respecto.
Esto
queda bien explicado en uno de los comentarios que David Acebes hace en el
libro. De hecho, esa analogía de la fisonomía del haiku japonés (escrito de
arriba a abajo) en comparación con la estructura de una cuerda y su
consiguiente vibración en un sistema de once dimensiones, (el bloque de
tercetos se encuentra entre bloques de versos endecasílabos), fue algo que yo
hice de manera inconsciente y que él supo ver y reflejar en su magnífica
aportación. Este hecho, como muchos otros en el libro, tienden a consumar una
de mis preocupaciones líricas: aunar el fondo y la forma en un todo armonioso.
Reunidos con la escritora Patricia Cuenca poniéndose de acuerdo en proyectos futuros |
El
poemario se compone de siete bloques, de manera que el bloque central está
dedicado a estos tercetos que son el núcleo del sistema y eje sintético del mismo, por lo que podemos
dividir el libro en dos mitades simétricas, no sólo en el número de bloques,
sino métricamente, ya que los bloques 2 y 3 están escritos en endecasílabos, al
igual que los bloques 5 y 6, reservando el primer y último bloque a un
representativo verso libre que introduce y clausura el viaje, como si los
extremos del libro se disolviesen ad
infinitum. Los tercetos y los endecasílabos no han sido elegidos al azar,
ambos tienen simetría axial, y el número de poemas de todo el libro es 69. Así
que he conseguido que la estructura del poemario a todos los niveles sea
fractal, incluyendo los versos del tercer bloque, cuya ordenación responde a
los números de la sucesión de Fibonacci.
El pintor y el músico
que habitan en ti acompañan al poeta que eres, ¿eres capaz de convertir en
poesía cualquier faceta de tu vida? ¿Dónde es imposible hallarla?
Lo
más cercano a eso que conozco es lo que hizo Gerardo Diego, poeta admirado.
Cada vez que tengo entre mis manos sus obras completas siento palpar la vida
entretejida a esas hojas, cada vivencia, cada emoción, suceso o pensamiento
dejó en la poesía de Gerardo una huella indeleble. Prolífico como pocos, admiro
su gesta pero no deseo parecerme en ese sentido. El tiempo es un bien escaso
para mí. Las obligaciones y servidumbres obligan a priorizar los proyectos y he
llegado al convencimiento de que para ser en el lenguaje primero hay que Ser
fuera de él. Prefiero sentir el imperativo deseo de experimentar que el
irrefrenable impulso de crear, ambos se complementan, se necesitan, pero cada
uno a su tiempo.
En
cuanto a la pregunta de dónde es imposible hallar la poesía, siguiendo la
opinión de otro poeta admirado y ya desaparecido, Ignacio Caparrós, la poesía
puede hallarse en todas partes y debemos poetizar sobre cualquier cosa, por
nimia que nos parezca. Nada es ajeno a la belleza, entre otras cosas, porque
todo depende del punto de vista de quien la observa. En poesía, tan importante
es el qué como el cómo. Cada conciencia viviente es una probabilidad de
manifestar y entender la vida y el arte de forma novedosa. Prefiero pensar que
es imposible no hallar la poesía en alguna parte, pues qué sería de este mundo
sin los artistas.
Pueden informarse más sobre el autor y su obra pinchando los siguientes enlaces: https://www.facebook.com/joseantonio.olmedolopezamor https://www.facebook.com/poesia.hebertodesysmo?fref=ts https://acropolisdelapalabra.wordpress.com/ https://editorialultramarina.com/autores-ultramarinos/heberto-de-sysmo/ https://thebooksmovie.com/heberto-de-sysmo/ http://lastura.es/?p=1435 |