Sandra Díaz es médica. También escritora. Pero sobre todo
artista. Empezó trazando dibujos en la más absoluta intimidad. Luego vinieron
las historias que creyó no importarían a nadie. Más tarde por otras razones,
que mantiene en reserva, escogió la medicina.
Y su especialidad en cirugía mamaria es un compromiso con Laura, su
amiga que falleció víctima del cáncer, y las pacientes oncológicas.
Miremos en retrospectiva ¿qué fue primero tu amor por la escritura o la medicina? ¿O quizá nacieron en
paralelo?
Primero, sin duda, mi amor por el arte. He escrito y dibujado
desde que me alcanza la memoria. Recuerdo que mi vocación de médico surgió en
un momento dado, como de la nada, de una forma inesperada. En aquel instante,
tal vez, podría haber decidido ser periodista. Pero algo inexplicable por aquel
entonces me llevó a escoger la Medicina. Años más tarde, creando Nadie dijo
desde dónde, me daría cuenta de que hay cosas que solo puede explicar el
destino.
Su opera prima: Nadie dijo desde dónde |
Posees escritos guardados en un cajón, sin embargo las que has publicado, no formaron parte de esos, ¿por qué no les diste una oportunidad de salir a
la luz?
Porque la locura de publicar comenzó con Nadie dijo desde
dónde. Antes, ni siquiera pensé que lo que yo escribía podía tener
trascendencia. Cuando fui consciente de las fronteras que traspasó mi primer
libro fue cuando empecé a creer que, quizá, tenía muchas cosas que decir y, lo
más impresionante, que había mucha gente que las quería escuchar.
Tu primer libro Nadie dijo desde dónde es una
historia autobiográfica, que escribiste
tras vivir la experiencia del cáncer de tu amiga. Lo hiciste para ella, pero
también para el resto de mujeres que padecen esta enfermedad y sus familias.
¿Es complicado escribir desde el dolor, de inmediato, o dejaste que pasara un
tiempo para tocar el tema?
Mientras Laura vivía le escribí cartas muy frecuentemente.
Hasta llegué a escribirle un libro a mano del que no guardo ninguna copia —se lo
entregué a ella y ahora lo guarda su madre— que titulé “Retales de un año
imperfecto”, cuando hizo un año de su diagnóstico inicial. Cuando murió,
intenté contar nuestra historia de mil maneras diferentes pero en todas
tropezaba con una inmensa pared blanca y me bloqueaba. Pasaron seis años hasta
que, de repente, un día, empecé a dibujar —hacía años que no lo hacía— una
especie de fotogramas que parecían contar nuestra vida. Me gustaron. Me
hicieron sentir cómoda. Después me di cuenta de dos cosas: una, que como la
historia ya estaba escrita solo tenía que contarla lo mejor que supiese y, dos,
que todo había empezado dibujando porque una experta ilustradora, sita en una
dimensión que yo no alcanzaba a ver pero sí a sentir, había guiado mis manos
para que así fuera.
Nadie dijo desde dónde está concebido para romper los
prejuicios respecto al cáncer, pues muchas no sabemos cómo tratar a quien lo
padece ni de qué manera ordenar la vida familiar a partir de ese suceso, ¿no es
así, Sandra?
Sí. De hecho, este libro está concebido para acompañar a los
que acompañan. En este proceso es tan importante el enfermo como las personas
que tiene (realmente) a su alrededor. El cáncer, como antiguos estigmas del
pasado, no es más que otra condición que la vida nos pone delante y a la que
hay que mirar de frente. Y, es más, me atrevería a decir que nos sirve en
bandeja un gran aprendizaje que podemos considerar en su parte positiva.
Durante una de las presentaciones de su libro |
Laura cambió tu vida en
muchos sentidos, no solo porque te inspiró a escribir este libro sino también
en cuanto a la elección de tu especialidad, porque eres cirujana mamaria, ¿qué
te condujo realmente a decidirte? ¿Qué idea se apoderó de ti?
Desde que supe el diagnóstico de Laura quise saber más sobre
su enfermedad, el cáncer de mama. Me informé sobre qué especialidad médica se
dedicaba a su diagnóstico y tratamiento, busqué el hospital que mejor podía
satisfacer mis necesidades como futura especialista e hice la residencia allí.
Le prometí a mi amiga muchas veces que dedicaría mi vida profesional a acompañar
a pacientes con su misma enfermedad.
¿Ese ‘dónde’ del título qué lugar exacto es?
Ese “dónde” hace referencia, en mi caso, a la Tierra, el
lugar en el que he habitado siempre y, gracias a Laura, se convirtió en un
lugar mejor y, en el caso de ella, se refiere a un lugar especial que solo
puedo describirte si cierro los ojos. Se trata de un sitio que ella, antes de
partir, me definió como “un lugar infinitamente mejor al que conocemos”, donde
cada noche, en sueños, nos volvemos a encontrar. Dejaría de ser mágico si
pudiese situarlo en un mapa.
Luego publicaste Cayetana y el guardián de las estrellas,
un libro dirigido al público infantil con la finalidad de ayudar a los niños a
afrontar la muerte. ¿En el fondo seguimos sin aceptar ese proceso y se lo
queremos transmitir a nuestros hijos? Lo peor es que la vemos con violencia
en la tele, sin embargo la negamos en la realidad.
Lo que Sandra es y hace |
La muerte es un proceso que no se acepta nunca. Solo pasa el
tiempo y aprendes a vivir con esa circunstancia que un día te trajo la vida.
Tanto con mi primer libro como con el segundo, he pretendido dejar ver que cada
cosa que nos pasa se convierte en esencial si aprendemos de ella. Yo he
aprendido mucho de la enfermedad y de la muerte y así he querido transmitirlo a
quien quiera leerme. Dirigirme a los niños, en especial a mi hija Cayetana,
responde a una necesidad y a ser consciente de que cuanto antes integre algo
tan inherente a la vida como es la muerte, más fácil será toparse con ella en
el camino cuando quiera aparecer.
Eres también diseñadora de carteles, portadas de libros y revistas para terceros, pero desde el anonimato,
¿por qué te negabas a mostrar tu identidad?
Como he dicho, nunca pensé —antes de Nadie dijo desde dónde—
que lo que yo era capaz de crear podía tener trascendencia. Así que,
simplemente, me dejaba llevar por los trabajos como algo natural, algo que
disfrutaba muchísimo, pero no los reivindicaba.
Su participación en una mesa de autores |
Tengo entendido que, en
estos momentos, te encuentras preparando tu primera novela que será de
naturaleza gráfica, ¿qué nos puedes adelantar al respecto?
Sí, estoy preparando mi
próxima novela. Es un proyecto al que estoy dando forma desde hace ahora un año, aunque llevaba
mucho más tiempo con él en la cabeza. Cuento la historia de cinco mujeres con
vidas separadas y un denominador común, que las entrelazará sin ellas saberlo.
Hace relativamente poco, además, decidí ilustrarla para que la potencia de las
imágenes fuese vector de transmisión de todos los sentimientos que se cuecen en
sus páginas. Son historias reales, de mujeres reales, que merecen que alguien
les dé voz.
Has manifestado que se
dejan huellas solo cuando se pisa fuerte, ¿las estás dejando, Sandra?
Ésta es una pregunta que, quizá, no debería contestar yo sino
las personas por las que han pasado mis obras. Pero lo cierto es que haber dado
el paso de publicarlas me hace sentir muy satisfecha. Conmigo misma y con el
compromiso que he adquirido, porque he querido, con el resto del mundo:
dejarles un ratito mis ojos, por si quieren asomarse.
|