Siempre le gustó aprender y ha pasado buena parte de su
vida estudiando. Aún lo hace y sigue explorando también sus talentos
artísticos. Es escritora, profesora de baile, locutora, diseñadora de modas y muchas cosas más. Vive para crear y
prestarle su ayuda a los demás, quizá por eso, se desempeña como asistenta
social en Dinamarca. Esta es la historia de Elizabed Mendoza Sánchez, una mujer
que un día salió de su tierra en busca de sus sueños y los está alcanzando.
Tu vocación
por la escritura se inicia a tierna edad, sin embargo, luego estudias y
realizas otras actividades ajenas a ella, ¿por qué no le entregaste todo tu
tiempo a ella y decides incursionar en otros campos?
Es una mujer que siempre se dejó guiar por sus sueños |
Creo que de alguna forma nunca lo dejé, siempre escribía
y la verdad no creo recordar una sola semana de mi vida después de los ocho
años que no haya escrito algo. Poemas, pensamientos, entre otros. Luego de
adolescente ayudaba a mis amigas con cartas de amor para sus enamorados, y nunca
paraba. Recuerdo las veces que me escondía en mi habitación, cogía mi cuaderno
y me ponía a escribir, o esas otras en la escuela en donde pedían algo creativo
-me esforzaba para que lo que les presentase les llegara al corazón; por cierto
siempre me daban la mejor nota. A los once, casi doce años, empecé con un libro al que llamé Miriam, es el que más trabajo me ha tomado de hacer, y el que más cambios ha recibido ( mil veces, creo). Por fin
lo terminé, dije un día, pero, luego lo vuelvo a leer, y me doy cuenta que aún
le falta. Por eso hasta la fecha sigue sin terminarse. Sin embargo mis otros
escritos me han tomado un año, algunos menos, algunos un poquito más, pero Miriam, ese sí que me ha sacado canas
verdes (ríe).
Los sueños se consiguen a base de esfuerzo y trabajo, de
niña solo podía escribir y quizá mostrárselo a mis amigos, a mis padres, a mi
familia. En ese entonces no tenía los medios para publicar algo mío. Me dediqué
a estudiar mil cosas con el propósito de tener oportunidades diferentes, de conseguir
poco a poco mi objetivo. Nunca es tarde. Y el orgullo que siento de mí misma como
persona es tan grande que le doy gracias a Dios de que me haya dado todas las
habilidades que me dio para poder cumplir con mi gran sueño. Yo misma lo hice,
claro, con el apoyo de mis seres queridos pero a base de mi trabajo. Eso nadie
me lo quitará.
¿Tu amor por
el baile y la composición surgen en paralelo a tu inclinación por la escritura?
¿Cómo manejas el tener tantos talentos?
El baile siempre fue algo innato en mí. Recuerdo que una
tía solía decirme que debería utilizar ese talento y hacer mi propia escuela. Pasaron
algunos años pero la escuché. Hice mi escuela Estudios Latin dance. Creo que
más que el baile, la composición y la escritura, es lo que más amo, es el
arte en sí, lo mío. Uno puede tener arte en las manos al dibujar, en los pies al
andar, en el cuerpo para modelar, y así.Todo consiste en el arte, que es lo que
en este caso me impulsa hacer lo que hago. Empecé a bailar antes que a escribir,
no podría decirte si el baile surge en paralelo a mi amor por la escritura,
pero sí afirmo que mucho de lo que soy y hago lo empecé desde muy niña.
Su madre la ayudó a descubrir su vocación por la escritura |
Manejar tantos talentos (resalta). Suena en realidad emotiva
y bonita esa pregunta. ¿Sabes algo? Le doy gracias a Dios por ellos. Creo que
si él eligió dármelos es porque tenía la seguridad de que podría con cada uno
de ellos. La verdad no he tenido la mala experiencia de por una cosa hacer mal
la otra. Respeto mucho lo que hago, tengo tanto amor para ello que creo que eso
se ve reflejado. Por ejemplo en las caritas de mis pacientes, en sus palabras
hacia mí, en los abrazos de mis alumnas que, por lo general, al ser danesas o
europeas se sabe bien- que muchas veces- no son demostrativas. Las mías, sí, y
es porque yo soy así. Lo noto en aquellas personas que han leído mi libro, en
las que me escriben aún cuando no les conozco. Se acercan a mí porque leyeron
mi blog, o algo de mí. Realmente me siento
muy agradecida por cada uno de los talentos que Dios me dio. Lo manejo orando
cada día, dándole las gracias a Dios y pidiéndole que jamás me olvide de quien
soy; para siempre pisar tierra firme.
También
tuviste la oportunidad de hacer teatro y participar en varios grupos musicales,
¿qué aprendiste de esa etapa de tanta actividad artística y por qué no
continuaste por esas líneas?
Aprendí a ser más libre, a gritar con más fuerza, a no
tener tanto miedo de que la gente me vea o me escuche. Soy en la vida real
bastante tímida, pero cuando estoy frente al público es como si todo desapareciera,
subo a un escenario temblando pero una vez arriba soy sencillamente, yo misma. Eso
me encanta.
Se siente bendecida por los dones y talentos que le ha dado Dios |
El teatro y lo que quería hacer en la televisión lo dejé,
porque me asusté. Una noche al terminar un evento, los chicos del teatro
dijeron para ir a celebrar, no solía salir mucho, pero como era con ellos, fui.
Me llevaron a una discoteca, no nos quedamos mucho tiempo, ellos querían hablar
con alguien en particular, luego salimos y fuimos a, no recuerdo, si era
Barranco o Chorrillos, pero me llevaron a algo parecido a un boulevard, en camino
se encontraron con dos chicas, estaban sentadas en la vereda, y tenían algo blanco
en la mano, lo vi, pero traté de ignorarlo. Los chicos las saludaron y les
dijeron que más tarde se encontrarían. Seguimos el camino, al llegar a ese boulevard,
había un grupo esperando, hacían un círculo, donde yo empezaba a formar parte.
Uno de mis compañeros me pretendía, él estaba a mi lado hablándome, en eso vi,
que los demás, de mano en mano, se estaban pasando algo blanco, y lo inhalaban
como si fuera dulce. Me asusté tanto que no te puedes imaginar todo lo que
sentí. No sabía qué era, así que le pregunté a este chico lo que estaba pasando.
Me respondió que era droga. Me puse tan nerviosa que le rogué que me sacara de ahí.
Él tenía mucho más tiempo que yo en el teatro. Quiso quedarse pero como estaba
interesado en mí, me llevó hasta la avenida.
Le pedí que se fuera, que no se preocupara, que me iría a
casa. Me preguntó si estaba segura, lo miré pero al ver que no entendía mi desesperación,
le repetí que no se preocupara por mí. En ese momento, sola, comencé a ver a
cada uno de los buses que pasaba por ahí, no había ni uno solo que dijera el
nombre de mi distrito, ni siquiera cerca. No conocía el lugar, tampoco me podía
quedar ahí parada, casi siempre me han llevado de un lugar a otro. No era buena
para tomar un taxi sola - por
el peligro- prefería un bus en donde hubiera más
gente. Seguí caminando y desde lejos podía ver una calle más grande. Fui hasta
allá, en el camino hallé a un muchacho junto a una moto. Yo estaba llorando y preguntándome
por qué la gente tenía que usar esas cosas, y por qué había tenido que ir con
ellos. El chico me habló y lo que recuerdo es que le pedí me sacara de ahí. Me
ayudó a llamar a mis hermanos que, por cierto, me señalaron: "El mundo no
se conoce en un día". Dijeron que me esperarían en el paradero. Aquel
muchacho me ayudó a llegar a casa. Desde ese día jamás volví el teatro para
quedarme. He hecho algo en la universidad y en otros lugares donde estudié
(parte de una presentación de trabajo), pero por poco tiempo.
Dice que es tímida, pero cuando sale al escenario todo cambia |
En cuanto, a la música jamás lo he dejado, aún canto. Algunas
veces me invitan a cumpleaños, fiestas o alguna actividad de integración, para
que les dedique algunas canciones. No es a lo que más me dedico pero cuando se
presenta la oportunidad, lo hago. Como quien dice, para no perder la costumbre
(risas).
Otro de las
manifestaciones de tu espíritu creador es el diseño y confección de ropa, ¿cómo
se te ocurrió? ¿Tomaste clases? ¿Hoy en día sigues metida en ese mundo?
Eso de coser siempre me gustó. De niña me sorprendía como mi mamá podía
coser haciendo que la costura se vea exactamente igual como la original. Punto
máquina, esa, la llevaba en sus manos. Me acuerdo que en mis vacaciones en
Chincha -sur de Perú- había alguien que dejaba retazos de tela en casa de mi
tía, yo las cogía, me sentada frente de uno de los árboles más grandes que he
visto -cerca de ese riachuelo donde solía poner mis pies-, y ahí con mi aguja y
mi hilo me ponía hacer ropa para mis barbies.
Durante la presentación de su novela Buscándote |
Nunca lo he estudiado. Un día me regalaron una máquina de coser, leí el
manual, busqué un poco de información, y desde ahí todo lo que hacía a mano lo podía
ya coser a máquina. De adolescente, hacía diseños (todavía los hago), me
compraba una tela, la cortaba calculando mis medidas, la llevaba a una
costurera y listo, tenía un vestido con mi propio diseño.
Yo lo llamo etapas. Elizabed y sus etapas. Por ejemplo, si tengo ganas de
coser mañana sigo este proceso: pienso en algo, lo dibujo, compro la tela y el
fin de semana en un par horas tengo un nuevo vestido. Algunas veces también he remodelado
alguna ropa, busco un vestido que ya no me gusta, y le hago un tremendo cambio.
Ocurre lo mismo con la ropa de mi esposo. Me divierte coser, sobre todo cuando
veo el resultado final. Continúo hasta ahora, y cada vez, me sale mejor.
Acaricio la idea de alguna vez poner mi propia tienda de ropa. He hablado con
una modista conocida en Perú. Me ha dicho que le gusta la idea y que podríamos
hacer algo juntas. Vamos a ver qué pasa.
¿Tener
tantas formas de expresión no dispersa tu creatividad? Muchos dicen quien mucho
abarca poco aprieta, ¿qué piensas al respecto?
No, por el contrario, me ayuda a tener más inspiración en
la vida diaria. Siempre pasan cosas nuevas, cosas que te enseñan, cosas que te
frustran, etc. Algunas personas me dicen, no te estreses, y yo les respondo que no sé qué es el estrés. Yo
amo lo que hago, me gusta tanto que me divierto. Si tú me vieras en el
hospital, sonrío a menudo, aplaudo tarareando mientras voy a ver a mis pacientes. Le hablo con cariño, respeto, los atiendo, y
doy lo mejor de mí para entender cómo se sienten. Recibo de ellos mucho en
reciprocidad, que incluso hasta sus historias me regalan. Entonces siento que
mi día tuvo un logro. Igual sucede cuando tengo que enseñar. Si he recargado
mis energías, voy a enseñar contenta, y regreso feliz. Así es con todo lo que
hago. Pongo lo mejor de mí, y realmente trato de hacerlo bien. Te podría decir
que lo hago bien, pero mejor digo que trato, porque más que tratar no se puede
hacer. En tu intento está tu satisfacción, y cuando ves un resultado favorable,
positivo, entonces una vez más te sientes como una triunfadora.
En una de sus clases de baile |
Muchos dicen eso de que "El que mucho abarca poco
aprieta". Quizá sea verdad cuando inicias algo y no lo terminas. Por
ejemplo, si hubiera estudiado educación y zootecnia, al mismo tiempo, y hubiese dejado una de las dos a medias, esa frase caería a pelo, pero yo no hice eso. Inicié, terminé, volví a empezar,
y cuando ya tuve las cosas hechas
entonces me pregunté: "¿Qué es lo que más quieres hacer de todo lo que ya
sabes?". Me respondí, en este tiempo quiero hacer tal cosa como
punto 1, luego hacer esto como punto 2, y así sucesivamente. Esto quiere decir
que mi punto 1 es mi prioridad y al que le daré más de mi tiempo. Eso hago. En
la dimensión que realizo cada cosa, doy lo mejor de mí, y hasta ahora te puedo
decir que de todo lo que he hecho
(o hago), solo he recibido cosas buenas.
En medio de
todo esto, ¿en qué momento te ves vinculada con la locución? ¿Cómo llegó esa
oportunidad de hacer radio?
Tenía diecisiete años. Vivía en Tingo María (centro-norte
del Perú), estudiaba en la universidad pero en los tiempos de vacaciones siempre
aprovechaba para aprender alguna otra cosa. En ese tiempo estudiaba secretariado
contable, y dos chicos de una radio de la ciudad fueron a hacer una entrevista
al instituto. Uno de los que entrevistaba era el hijo del dueño y animador del
programa (hasta ese momento no lo sabía). Eligieron a tres muchachas para
representar el instituto, y una de ellas era yo. El joven me hacía diversas
preguntas, algunas que no tenían nada que ver con el instituto, por ejemplo, me
preguntó si alguna vez había trabajado en radio, o si conocía de ese mundo,
sonriendo le dije que conocía lo mismo que muchos. Luego se despidieron, pasó el
día, la noche, y al día siguiente fueron a buscarme. Me sacaron de clase
diciendo que necesitaban hablar conmigo nuevamente porque lo de ayer no había
salido bien. Mi profesor me dejó salir, la verdad no tenía interés en hablar
nuevamente con ellos pero como se trataba del instituto lo hice. Salí
preguntando para qué era buena. El joven me dijo que a los de la radio les
había gustado mucho mi forma de hablar y mi voz, que les gustaría que fuera para
que me escucharan, que necesitaban a una coanimadora para un programa juvenil y
que sentían que era a mí a quien estaban buscando. Me quedé sorprendida, les repetí
que nunca había hecho radio, pero a ninguno le importó, me pidieron que me presentara al
día siguiente por la tarde. Me dejaron su número telefónico, la dirección y los
datos necesarios. Les dije que no sabía qué decir, pero que lo pensaría. Ellos
sonrieron diciendo que sería un gusto contar conmigo. Para ese entonces mi
padre trabajaba en una otra radio (increíble, pero cierto). Recuerdo que cuando
entré a clases no dejaba de pensar en lo que me habían dicho, en la oferta, en
lo que diría mi papá, y en lo que pasaría si aceptaba la propuesta.
Entrevistada por el periodista argentino Guillermo Giacosa |
Al llegar a casa mi papá me vio pensativa, así que me
preguntó qué pasaba, le conté, y luego
contento me dijo que no dejara pasar la
oportunidad, que por algo Dios quería que fuera parte de eso. Le respondí:
"Pero papá me falta poco para terminar en el instituto". Muy confiado
me dijo que podría hacerlo. Al día siguiente con bastante confianza fui a la
radio. Me recibieron muy amablemente, me hicieron una prueba de voz, quedando
convencidos de que les gustaba lo que escuchaban. Me pidieron que grabara un
comercial, lo hice sin problema. Les dije que no podía usar mucho de mi tiempo
en la radio porque quería terminar con lo que estaba estudiando antes de
regresar a la universidad. Lo aceptaron, me dieron un papel de coanimadora. Me
gustaba mucho, sobre todo lo que causábamos en la gente, en el público. Luego,
al terminar, el instituto volví a la universidad pero no dejé la radio. Poco a poco
la gente me fue conociendo, e incluso, me dieron mi carnet de comunicadora, Era
chévere, entraba a todos los eventos solo mostrando ese carnet y listo. Luego
me ofrecieron ser animadora, acepté. Hice programas sola y con otros colegas,
así hasta que regresé a Lima. Esa fue una etapa bonita en mi vida ya que sentía
que ayudaba a mucha gente y además, les regalaba alegría.
¿Cómo es
Lisa Sánchez, la artista? Porque tú separas muy bien tus facetas y Elizabed, la
escritora, nadie tiene que ver con ella, ¿o sí, de alguna manera?
Liza Sánchez es una de mis creaciones. Una que tiene
parte importante en mi vida. Si no fuera por ella no hubiera sobrevivido y estar
acá conversando contigo. Ella le da una alegría única a mi vida, es una niña
grande, una que escucha, observa, pero que es capaz de jugar como una pequeña
en la arena olvidándose de todo. Liza es loca (en el buen sentido de la
palabra), su música es alegre, todas para bailar aunque siempre trata de
encontrar las que manden algún mensaje bueno. Ella es un ave libre.
Nunca olvida de dónde vino y quién es |
Mientras que Elizabed, prefiere la música tranquila: ópera, de meditación, o baladas, porque esas la ayudan a escribir, Liza es un
ave siempre en vuelo.
Ellas tienen algo que me encanta: ambas buscan ayudar a
la gente, son creativas, soñadoras, les importa el bienestar de los demás.
Ambas son de confiar, pero malas para confiar. Y se complementan. Creo que eso
me hace ser quien soy, porque cuando yo, Elizabed olvido el sacarme los tacones
y digo que no puedo andar en la arena, viene Liza
y ordena: "¡Sácatelos y vive!" Entonces la escucho y sigo viviendo.
Pero pasa que cuando Liza siente que quiere volar, llego yo, y le digo:"Detente,
vuela conmigo".
Siempre digo que como escritora quiero que me conozcan
con mi nombre real. Para mí es importante que sea así. Ya que mis creaciones
pueden desaparecer pero yo seguiré siempre siendo la misma. El mundo de Liza es
el baile, el canto, el arte en ese rubro. Elizabed, no. Ella es dueña de mi
creación. Mi arte no solo está dentro de esas categorías. Yo soy el todo, Liza
es una parte.
¿En qué
momento Elizabed toma las riendas de tu creatividad y te dice vamos a escribir?
Como te decía antes, empecé a los ocho años. Recuerdo
claramente lo que me inspiró. "La
vida es un vaivén. Es un ir y venir, pero tú nunca vienes, solo te vas". Lo
escribió mi madre, una mujer sabia, buena, inteligente, creativa, admirable y
más. Ella me ayudó a descubrir eso hermoso que llevaba en mí: la escritura. A partir de allí, no dejé de hacerlo, seguí y
cada vez iba mejorando en lo que hacía.
Sé que todavía me falta, pero sé también que lo que hago se da con tanta naturalidad, que sé que por eso la gente
me acepta tal cual. Como me dijo alguna vez una persona que me escuchó en una de mis presentaciones: "Me encantó
todo lo que dijiste. Todo mi cuerpo se estremeció al escucharte. Tú sonabas
como ser humano y no como alguien que viene y solo dice "soy escritora y
como escritora hablo""
Junto a su esposo el día que presentó su novela |
Era una adolescente cuando empecé con mi primer libro.
Hasta ahora llevo diez libros, nueve cuentos, muchísimos poemas, reflexiones,
entre otros. Todos me han tomado un tiempo determinado, pero cada uno me ha
dado una satisfacción propia.
¿Qué temas te gustan abordar en tus escritos y cuánto
tiempo le dedicas a trabajarlo?
El amor, la familia, el respeto, hablo mucho de valores,
pero también escribo sobre personas que han hecho daño, que han robado, engañado. Lo hago con el
propósito de que la gente aprenda algo de ello.
Depende de lo que escriba, hay cuentos que me han tomado
unas horas, otros más de tres días, otros una semana. Libros, de uno a más años. Buscándote me tomó casi dos años. Los
poemas salen rápido. En mis pausas laborales casi siempre aprovecho para
escribir alguno, aunque solo tengo de 15 a 30 minutos.
¿En qué género te sientes más cómoda en la narrativa o la
poesía?
En ambas. Depende de mi humor, de lo que quiero decir, de cómo me sienta y
sobre todo de lo que me inspire.
¿Qué te conduce a dejar tu país y establecerte en
Dinamarca? ¿Por qué este país y no otro?
La música, el baile, el canto, esos talentos me ha dado la oportunidad de
conocer muchos lugares. Acá tuve la oportunidad de abrir mi propia escuela, y
como dicen que las oportunidades si no las aprovechas en una, entonces quizá no
regresen más. Yo, la aproveché y me quedé. Quise regresar a mi país, ya había
ahorrado regular como para irme y estar bien, pero de
repente apareció el amor. Llegó con una
velocidad máxima desconocida y mi mundo dio un giro de 360 grados ( risas), y me
quedé. Había otra razón: fundar mi propia familia.
Le gusta diseñar su ropa |
¿Por qué Dinamarca? Dios tiene caminos inexplicables. ¿Por qué este país?
Me hice la misma pregunta hace unos años atrás. Mi respuesta fue que Dios tenía
algo preparado para mí. He podido hacer mucho al estar acá, también he podido
regalarle a la gente más que una sonrisa, sobre todo a aquellos que ni siquiera
saben cómo es una.
¿Cómo te ha tratado
Dinamarca? ¿Ha sido fácil la adaptación e integración? ¿Te sigues siendo
extraña o nunca tuviste esa sensación?
Depende de a quién me refiera. La
verdad, he sido muy bendecida, he conocido gente muy buena. Tengo una tía
danesa, Hanne (es una tía de cariño, tiene 80 años, y nos conocemos hace siete
años), ella me ha ayudado mucho en
diversos aspectos. Es una mujer que desde que me conoció confió en mí, tanto
que me quería adoptar como hija. Y como ella, he conocido gente fenomenal, pero
también me ha tocado experimentar el racismo, la intolerancia de la gente, la
envidia de muchos (entre ellos latinos). En lo que es cuestión de trabajo se
refiere, nunca me ha faltado, casi siempre me han buscado. En cuestión de
amigos, no tengo muchos. Los que creí que lo eran buscaban algo de mí. No lo
supe hasta que abrí los ojos. Un poco
tarde pero lo hice; me robaron. Los que tengo, son pocos, pero sé que me
estiman, admiran y sé que puedo contar con ellos. Si me preguntas qué hice
cuando me pasó eso del racismo o esas cosas. Sencillo, amigos, oré por ellos.
¿Qué más podía hacer?
Creo que la adaptación y la integración dependen de lo que uno quiera.
Yo decidí quedarme para seguir luchando por mis objetivos. Por esa razón, a mí
no me ha sido difícil, creo que les es más complicado a esas personas que vienen
obligadas o algo parecido. Pese a que estoy integrada y adaptada puedo
garantizarte que de la puerta para adentro de la casa nuestras reglas son
estrictamente peruanas y hasta un poco ecuatorianas (risas). Para mí es
importante que en casa hablemos español, hagamos comida nuestra, enseñemos
nuestra cultura, valores, y todo eso que aprendimos desde niños. Una vez fuera,
hablo danés y todo eso, claro, sin dejar de mostrar que soy una peruana
orgullosa de ser quien soy y de donde vengo.
¿Cómo combinas tu trabajo de asistenta social y de salud
con tus clases de baile, zumba y español?
Mis clases son por sesiones, yo elijo si quiero que una sesión tenga 10, 15
o más veces, algunos casos he dicho 15, pero la mayor parte son 10 que
duran un aproximado de tres meses (enero, febrero y marzo y setiembre, octubre,
noviembre) Eso pasa entre las 4:30 pm-20:00 pm. En las mañanas (de 7:00- 5:00 pm) trabajo en el hospital y cuando
tengo vacaciones como instructora o
profesora entonces trabajo mañana y algunas veces en la tarde. Antes cuando estaba
soltera trabajaba muchísimas horas a la semana, también los fines de semana,
pero desde que me casé decidí no hacerlo más. Ahora hago lo mismo pero menos
horas, menos grupos, y menos días, esto por la sencilla razón que para nosotros
es importante darnos un tiempo de calidad juntos. Para no perdernos como
pareja, como amigos, como esposos. Si quieres vivir enamorada y que lo estén de
ti, entonces hay que trabajar para ello también. Para nosotros una de las
más grandes prioridades es el no dejar que nuestros trabajos sean más
importantes que la familia.
Siempre se muestra tal cual es |
Y cuando escribo, lo hago en todo momento, si estoy en el hospital, casi
siempre en mis pausas me ven con un papel y un lapicero (tengo celular, podría
usarlo para escribir, pero todavía soy un poco a la antigua; me gusta escribir
cartas a mano. Cuando estoy en el auto, me grabo hablando algo que quiera
escribir, también suelo hacer nuevas coreografías mientras manejo; escucho la
música y en mi cabeza me veo haciendo los pasos. Voy divirtiéndome y cuando
llego a mi clase tengo una nueva coreografía para enseñar. Luego la grabo para
no olvidarla. Si vamos a algún lugar y algo por ahí me inspira, le digo a mi
esposo "necesito escribir", me siento y escribo lo que en ese momento
deseo. Él ya sabe cómo es eso, tanto que a veces me da ideas.
¿Has declarado que si no fuera por tu lado latino no habrías podido
sobrevivir en Dinamarca?
Es verdad, acá hay muchos latinos que enseñan zumba, eso desde el 2010. Yo
empecé en 2005. Fui la primera. Ellos lo hacen con música en inglés o danés, yo
no, toda mi música es en español, y como
soy peruana, meto pasos de marinera,
festejo, hasta huayno. En realidad todo lo que me identifique. Por eso, cuando
enseño me siento en casa. Como te dije antes, si me fui contenta, regreso
feliz.
¿Cuáles son las ventajas
y desventajas de ser una escritora inmigrante y que publica en su idioma?
En Dinamarca es bastante difícil encontrar un libro en español. O lo pides
por internet o haces una solicitud especial en la biblioteca grande. Si
tienes suerte, te lo consiguen. Pero lo más probable es que no sea así. Es raro encontrar un ejemplar en lengua española. Yo solo pude hallar Paula de Isabel Allende, y nada más.
Personalmente déjame decirte que mi mayor ventaja al escribir y presentar
mi libro es mi idioma. Porque puedo expresar mi sentir tal cual. Sintiendo
exactamente lo que digo. No podría decirle a mi esposo " jeg elsker dig", aunque eso traducido signifique te amo. Prefiero
decirle "te amo" en mi idioma porque así lo siento real, propio y exacto.
La desventaja en este preciso momento es que muchos amigos, alumnos, gente
danesa y de otras nacionalidades me han pedido el libro en danés. No lo tengo. Espero que pronto pueda traducirlo para así
complacerlos.
Le gusta ser original en sus clases de baile |
Mi blog lo hice formal en 2012. Antes
de que lo pusiera en internet, mi blog era un cuaderno de notas donde hacía
exactamente lo que hago ahora, con la diferencia de que ahora mis lectores no son solo mi familia y amigos. Ahora hay
gente de todas partes del mundo, que hasta me escriben y me agradecen.
Mi objetivo principal es ayudar a la gente, decir lo que ellos no pueden o
son incapaces de expresar. No me gusta usar palabras sacadas todo el tiempo del
diccionario, prefiero hablar y escribir de forma sencilla, para que todos
puedan comprender el mensaje. No quiero ser
como los doctores que al hablar con un paciente o la familia usan palabras en latín como si ellos lo comprendieran. Suena bonito pero es innecesario.
Tu novela Buscándote aborda un tema muy femenino
que es el de maternidad, ¿está basado en tu experiencia o es un caso que viste
de cerca y te conmovió por razones obvias?
Es de la vida real, tan real que cada detalle en el libro quedará siempre
en mi corazón como uno de los momentos más felices y más tristes de mi
vida.
¿Buscándote encierra algún tipo de
mensaje o moraleja?
Sí, un mensaje que si te lo cuento no leerás el libro (risas), pero que sé
que si lo lees no lamentarás haberlo hecho. Es la primera parte, la
continuación se llama Buscándome, y
ese, aún lo estoy por terminar.
¿Los finales en realidad no existen, Elizabed? ¿Cómo
imaginas una vida sin final?
Los seres humanos son los que se ponen sus propios finales, a veces sin
haber siquiera empezado. No hay un final definido pero si quieres tener un
final inventado, ese también se logra. Para mí, si un final existiera sería
porque Dios me dijo: "Hasta acá no más", pero como él es tan bueno y
no es capaz de decirnos algo así, entonces sé que siempre estaré viva, porque
esa es la promesa de Dios para con sus hijos.
No puedo imaginarme algo que jamás tendré. Pero si tengo que imaginarlo
para escribir un libro, entonces tengo muchas alternativas.
Un problema
entre otras cosas, tiene un final: una vida dedicada a Dios.Si desean saber más de la autora o su obra pueden pinchar los siguientes enlaces: http://inspirations-rems.blogspot.dk/ http://relizabedmendozasanchez.com/ |