Amasa el pan como los versos. Su
alma conjuga realidad y sentimiento. Nunca tuvo una vocación clara para nada,
afirma, pero solo le bastó reconocerse como poeta para que su talento se
esparciera como exquisito perfume. Esta es la historia Félix Molina Colomer, un
hombre que no lo tuvo fácil en la vida, pero cuya fortaleza lo condujo a salir
adelante pese a su corta edad y los embates del destino.
Comenzaste a trabajar
en la tahona de tus padres a los 12 años, ¿ya en ese tiempo pensabas en la
poesía o hacerte escritor? ¿Cuándo te das cuenta que la poesía ya estaba
alojada en tu alma?
Ni lo pienso. Yo simplemente
admiraba a mi padre, un luchador nato y un ejemplo para mí, y quería ayudar en
casa. Cuando mis capacidades fueron suficientes las ofrecí a mi familia. Mi
primer poema data de mis diez años, aún lo conservo. Es un poema a la Virgen
que solía hacerse en mayo, el mío fue elegido para ser leído en la formación de
entrada a clase. Pero solo fue un juego. Empiezo a escribir alrededor de los
trece años por influjo de Bécquer y de alguna niña que conocí entonces…
En compañía de su esposa Pilar |
Seguiste la senda de tu familia en el rubro de la panadería, ¿te viste
obligado por las circunstancias o había cierta vocación en ti por esta labor?
Nunca tuve vocación por nada, o
bien la tuve por todo. Mi curiosidad es inagotable. Pero es cierto que ayudar
en casa me hacía sentir bien y que me lo agradecían. Mi padre me facilitó el
estudio, pero me enseñó su oficio y lo hizo bien. “Por si las cosas pintan mal
“, decía. Quiero añadir que hacer cosas con las manos y ver el producto de tu
trabajo es muy gratificante.
Alternabas el trabajo con los estudios, ¿te quedaba tiempo para ti y
poder explorar en tu creatividad poética?
El trabajo manual deja la mente
bastante libre una vez lo dominas. Yo repasaba mis lecciones mentalmente
mientras laboraba y, ciertamente, hacía mis introspecciones. El pensamiento
funciona a varios niveles y eso es una ventaja. Algo así como pensar mientras
trabajas y verte a ti mismo pensando, pero también ver a las demás personas que
ven cómo te ves trabajando: una especie de matrioska que llegaba a fascinarme.
Una fuente de sensaciones y de conceptos que iba asimilando; lo que considero
que es crecer, en definitiva.
El hecho de trabajar desde pequeño te dio otra visión de la vida, ¿con
qué soñabas en esos tiempos?
No he sido nunca un soñador. Los
que trabajamos desde muy jóvenes solemos tener los pies en el suelo, nos damos
cuenta pronto de muchas cosas. Pero es cierto que tampoco conocía mis límites y
me sentía capaz de mucho; aunque como digo, siempre de objetivos alcanzables.
La poesía ya me hacía vibrar, pero era algo íntimo, algo que me guardaba.
De arquero en su equipo de fútbol |
El denominador común soy yo, y mi
propia historia lo explica. Trabajaba y estudiaba y faltando un año para
recibirme de licenciado fallece mi padre en accidente de tráfico. Soy el mayor
de la casa y me hago cargo del negocio familiar (que con el tiempo amplié) pero
que detuvo mis estudios hasta que los retomé a la primera ocasión que tuve, con
la idea de acabarlos, cosa que conseguí finalmente. Fue la época más dura de mi
vida y suelo decir que me vacunó contra el desánimo. Como profesional seguí
creciendo en mi trabajo, y creo dominar con soltura mi oficio de panadero y
pastelero. Pienso que la sensibilidad no exime del trabajo serio y que la
poesía se encuentra hasta debajo de una piedra: hay tan sólo que sentirla,
verla venir, escribirla. También está en mi obrador.
Amas la música clásica, el jazz y las de corte populares, y aprendiste
música a los 35 años, y no solo eso, fuiste saxofonista de la banda Nazaret por
10 años, ¿cuándo te decides a estudiar música y por qué escogiste el saxofón
para manifestarte en este campo?
Siempre amé la música. Aún
conservo en la memoria tonadas de mi infancia de las que nunca supe el nombre.
Pero la actividad sobredimensionada y la falta de oportunidades postergaron mi
educación musical, lo que siempre sentí como una carencia. Finalmente, una
serie de felices coincidencias (una escuela musical próxima, disponer de un
instrumento, el tiempo que pude exprimir…) me permitieron llenar esa laguna. El
saxofón era una opción viable para mis condiciones, aparte de que su sonido me
fascina: cálido, potente, rabioso, dulce…Toco el alto y el tenor, pero la
música es absorbente y consume tiempo en exceso, requiere mucha dedicación. Es
una novia celosa y puedes pasarlo mal.
¿Alguna vez
compusiste una pieza musical o canción?
Fuera de los ejercicios
habituales de solfeo no escribí ninguna pieza. Demasiada música acumulada en mi
cabeza que me moría por tocar desde hacía tanto tiempo y que pasaba al
pentagrama para que no se me perdiese.
Es un hombre que también necesita del silencio |
Sé también que
necesitas el silencio, ¿en qué situaciones lo buscas y para qué te hace falta?
Cualquier músico te dirá que el
silencio también es música, que es un ritmo en sí mismo. El silencio permite
escuchar lo inaudible en primera instancia: la brisa, los latidos, el vuelo de
aves…y tu propia voz interior. Es una de las formas de la serenidad y en ese
sentido es a veces imprescindible. Puedo trabajar con música o con ruido, pero
pienso mejor con silencio.
Lees de todo un poco: ciencias, artes, cine, novela, ensayo, filosofía,
historia y, por supuesto, poesía, ¿qué buscas en esas lecturas? ¿Cuál es el
libro que más ha satisfecho tus expectativas?
Leo de todo mucho. El hambre de
conocer me puede. Como científico, la Naturaleza y sus leyes; como ser
sensible, toda manifestación artística llena esa necesidad; como ser social,
quiero conocer mi origen, los trayectos, las posibilidades que se abren. Mi
biblioteca es amplia y heterogénea, la comencé a los ocho años y actualmente es
la pesadilla de la casa.
Ningún libro concreto llena este
pozo sin fondo; pero el libro de los libros es, por muchas razones, el Quijote.
Has dicho que a ti no te falta tiempo sino sueño, ¿le quitas horas al
descanso para aprovecharlas en las actividades que te agradan?
Hay cosas que deben hacerse, y ocupan unas doce horas si no
se tiene hijos pequeños a cargo. Hay un tiempo de descanso y un tiempo de
actividades libres que se reparten entre ambos las otras doce horas. Si lees,
tocas un instrumento, haces deporte y alguna vida social, realmente descansas
poco. Puras matemáticas.
Tocando con sus compañeros de la banda |
Son muchos los autores de tu preferencia, pero ¿cuáles son los que te
han acompañado siempre y por qué razones?
Eso es ponerme en un aprieto.
Seré breve: Quevedo y Garcilaso, el equilibrio; Vallejo y Neruda, las
tempestades; Juan Ramón y Aleixandre, la sensibilidad; Claudio Rodríguez y Pessoa,
la visión, llena o vacía, del universo. También Camus, Nietzsche, V.A.
Estellés, Ishiguro, Orwell, Gabo… son hitos insoslayables.
¿Qué haces con los libros luego de leerlos? ¿Van a formar parte de tu
biblioteca o se los dejas a otros?
Sufro síndrome de Diógenes con respecto a los libros. Si
alguno me gusta mucho, compro otro ejemplar y lo regalo, pero el que leo lo
conservo. Y generalmente con anotaciones a lápiz.
Has confesado que veces un sólo libro, un sólo poema ya valen una vida,
¿te ha pasado? ¿Cuál es ese libro o poema?
Otro aprieto. Tabacaria de Pessoa, Don de la ebriedad de Claudio Rodriguez,
El gatopardo de Lampedusa, Platero y yo de Juan Ramón Jiménez, La conjura de los necios de J.K. Toole, Trilce de Vallejo, Extramuros de Jesús Fernández Santos, Comemos sombra de Aleixandre…Libros sobre los que vuelves y
vuelves, poemas con una música incesante. Y esto es un reduccionismo: no he
hablado de cuadros, de cine, de música ( ¡Ah! Bach, siempre Bach…y Stan Getz.
Con los compañeros de su equipo de rugby |
Lo sencillo es decir que me
gusta, lo que es cierto. Que hay una necesidad de comunicarme, también. Que
quiero dar forma, poseer con palabras mi sentimiento. Eternizar un momento.
Escribo como quien escribe un diario o se confiesa a un amigo: me descarga.
Pero además está esa alquimia de juntar palabras y obtener un sabor o un color
nuevo, un sentido distinto, incluso una música no escuchada. Tal vez eso sea
componer.
Soy poeta de la intimidad,
escribo sobre mí mismo. Me desagrada pontificar desde los versos, me desagrada
la impostación. El poema será mejor o peor pero necesita sinceridad,
autenticidad, emoción. Después, el lector juzgará; lo eché a volar y ya no me pertenece.
¿En qué momento te
sientes dispuesto a escribir? ¿Lo haces a mano o en el ordenador?
No soy disciplinado, pero sí muy
receptivo. Eso implica que cualquier momento es el momento del poema. Siempre
tengo a mano lápiz y papel: en mitad de la noche, durante un paseo, cuando la
casa está a solas. Atrapo o me dejo atrapar por el instante, que trato de fijar
en unas líneas. El verdadero trabajo es después: tachar palabras o versos
enteros, romper papeles y renunciar o porfiar hasta hallar la forma deseada.
Incluso entonces no está acabado, pero dejo que se escape vivo o lo mantengo en
su jaula a la espera. Algún poema ha estado preso por años.
Jugaste fútbol y rugby hasta en siete temporadas, en varios equipos de
la ciudad, ¿hay poesía o música en estos
deportes? ¿Cómo se ve un artista o
creador en medio de un ambiente tan competitivo?
Jugué fútbol once años y rugby,
siete. Ambos son escuelas de la vida. Al ser deportes de equipo enseñan valores
más allá del automejoramiento, sobre todo el rugby. Y sí, hay poesía en ellos:
lírica y épica. Como en toda lucha, hay belleza y sacrificio; como en todo
grupo, hay compañerismo y generosidad, acciones admirables y también execrables
como en toda batalla. Al fin, es sucedáneo civilizado de la guerra y fuente de
emoción. “Nada humano me es ajeno”. Lo deplorable es el artificio del
espectáculo y lo mezquino del negocio, pero no tuve que sufrir ese nivel.
Posando junto a sus hijos Alexandre y Azucena, también músicos |
Afirmas que puedes ubicar la
mayoría de las constelaciones del Norte en una noche despejada y sin luna, y que te hallas en capacidad de nombrar buena
parte de las plantas y pájaros silvestres de nuestro entorno, ¿cómo se logra
eso? ¿Tiene que ver con tu capacidad de
observación o tu comunión perfecta con la vida?
Cada rostro que conocemos tiene
un nombre que nos lo acerca como ser humano y nos lleva al conocimiento mutuo.
Deja de ser gente y pasa a ser persona. Con la Naturaleza es lo mismo. No hay
pájaros: hay gorriones, golondrinas, jilgueros, estorninos…No hay plantas: hay
grama , juncia, parietaria, robinia. Y en la noche clara está el lucero,
Júpiter, Aldebarán, Sirio, Orión, las Pléyades…No es sólo conocimiento, es
gratitud hacia lo creado y es riqueza que gozamos sin que pida a cambio más que
un nombre y su música. Claro que hay que observar e indagar un poco, pero es
fácil y hermoso hacerlo.
¿Qué ideas o
sentimientos quisiste plasmar en tu primer poemario Nocturno y premeditado? ¿Estás satisfecho con el resultado?
Es un libro de autoconocimiento,
de gran intimidad. Es un libro de amor y desamor que recorre el camino entre
ambos extremos demorándose en cada estancia. Hay poemas de inmediatez como los
hay de filigrana. Es un libro sincero, donde mis sombras y yo nos visitamos. Y
sí, es un libro recomendable. En su aún corto recorrido me consta que ya ha
tocado algunas almas.
Azucena de pequeña mostrando una de sus tortas |
Hay novedades estilísticas y
temáticas. Son libros más abiertos porque en definitiva se crece hacia arriba,
pero sus lectores reconocerán mi tutela. Quiero decir con esto que avanzan sin
ruptura, aunque tienen un color diferente: ahora sufro vista cansada…
¿Tu disposición anímica o creativa cuando vas a escribir poesía es la
misma que cuando te entregabas a la elaboración de pan?
Permite que justo conteste tu pregunta con un poemita, El pan y la palabra, del segundo libro:
La luz desde el este
Engulle la noche,
Madrugadas de hada,
Trabajo y sudores
De plata.
Amaso mi masa,
Mi verso se escribe,
Fermenta y levanta
Y lento se cuece
En el alma.
Vaivén de bolígrafos,
Estira y afloja,
Heñido de pájaros,
Música son
De tahona.
Pan y papel,
Masa mansa,
Blancura, albura,
Llenando mi vida
De ola.
…y
sigo pensando que la poesía se encuentra donde la busques, no importa tiempo
ni lugar. Es una actitud.
Si desean saber más del autor o su libro pueden pinchar los siguientes enlaces: http://editorialcirculorojo.com/nocturno-y-premeditado http://www.amazon.es/Nocturno-premeditado-F%C3%A9lix-Molina-Colomer/dp/8491152423 |
Poeta sincero y profundo, que además ama al deporte. ¡Perfecto1
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