Desde muy joven solo quiso ser poeta, esa ilusión le animaba. Por esa razón Miguel Romaguera buscó refugió en sí mismo y trabajó en su poesía convencido de que llegaría a convertirse en el poeta que anhelaba ser. Y lo consiguió.
Hoy el respetado vate nos sorprende con la publicación de Póetica, un exquisito libro en el que efectúa una honesta y lúcida reflexión crítica sobre la esencia de la poesía y las razones de su existencia. En otras palabras, Romaguera intenta responderse (y responder) a las clásicas interrogantes ¿Qué es la poesía y para qué sirve?
Tu vida fluye sobre el cauce de la poesía, le has dedicado tu tiempo y
varios libros, ¿dónde la conociste?
¿Cómo ha sido tu relación con ella?
Mi primera relación con la poesía
se produjo siendo yo muy joven. Por circunstancias que no vienen al caso, mi madre
me incitó a la
lectura desde niño. Así fue que empecé por familiarizarme con el mundo de los
cuentos: Andersen, Grimm. . . Y un poco más
tarde conocí a los dioses y héroes griegos y romanos. Leía mucho y disfrutaba con pasión de mis lecturas.
Durante mi adolescencia ya leía a Platón, Herodoto, Shakespeare, Tolstoi y
Balzac entre otros. Pero con lo que más
disfrutaba era con la poesía épica.
Has publicado seis libros de poesía, siendo el primero de ellos Síntesis, que en su tercera edición
cambió de título a Semillas, ¿cómo era el poeta de aquel libro? ¿Qué le animaba a publicar? ¿Cuál fue la razón que te condujo a escoger
otro nombre para tu obra?
Síntesis, su brillante opera prima |
El jardín de ida, tu tercer
poemario, obtiene el Premio Ciudad de Valencia en 1984, ¿qué recuerdos tienes
de ese logro? ¿Cuáles crees que son las ventajas y desventajas de un galardón
literario? En tu caso particular,
¿resultó un aliciente para tu creatividad o no registraste ninguna diferencia?
El Jardín de Ida fue Premio Ciudad de Valencia en 1984. Supuso una inflexión en mi poética y aprendí mucho de la poesía durante la escritura de esa obra. Prácticamente, es casi el único premio al que me he presentado. Además, tardé mucho hasta volver a publicar otro libro ya que me costó mucha reflexión y lecturas escribir otro libro que no desmereciera a ese. Los galardones literarios no hacen al poeta, pero sirven quizá para encauzarlo en su camino con más ilusión.
También publicaste Tierra y cielo, un libro de reflexiones, ¿qué te
motivó a escribirlo? ¿Eres un tanto
filósofo a la hora de observar la vida y sus eventos? ¿Lo es también el poeta en cierto modo?
Este libro, más quizá que otros, busca indagar en la poesía como método de conocimiento. Sí, me encanta la filosofía, sobre todo la clásica, también la moderna. Claro, sobre todo en la filosofía clásica universal hay excelentes muestras de poemas filosóficos de gran envergadura y me siento influido por ellos como pensador y como poeta. Por otra parte, pero vinculado a la pregunta, escribí Tierra y cielo, hace ya muchos años, un conjunto de poemas proyectados a veces hacia una expresión orientalizante. No existe, en realidad, libro como tal. Todos esos poemas han ido a completar otros poemarios.
Declaras que tu obra poética se halla gobernada por el verso libre, sin
embargo, El amor es su nombre, es una rara
avis en tu bibliografía, ¿por qué
decides escribirla de otra manera? ¿El tema, quizá, lo exigía?
La obra que se alzó con el Premio Ciudad de Valencia 1984 |
En el libro Tan ignoto como
relampagueante te expresas en prosa poética para dar a conocer tu
cosmovisión y tu búsqueda de un lenguaje más expresivo, ¿de qué está hecho ese tu mundo y cómo lo
compatibilizas con el denominado real? ¿Has
conseguido ser más expresivo en tu lenguaje o continúas en su búsqueda?
Este libro también es un poco atípico en mi obra. Sus prosas, que no relatos, pero, aun teniendo componente poético, aunque no tanto comparado con otras prosas poéticas mías, me han servido para intentar desarrollar una escritura distante de mi poesía que, frecuentemente, es muy lírica. De modo que quién sabe si algún día, a partir de prosas como estas, me sentiré llevado a una visión de la realidad cuya cosmovisión sea más amplia que la de la armonía poética y síntesis de la poesía. Eso me haría feliz y me completaría como escritor. Lo real y lo irreal son elementos que tienen una función en el pensamiento filosófico muy importante desde tiempos antiguos. La especulación sobre estos elementos es el punto de partida de muchos modos de pensamiento. Yo sigo en la búsqueda de la verdad.
Has efectuado un largo recorrido como poeta, ¿has sido siempre
consciente de tus etapas y hasta dónde has querido llegar?
He sido consciente de mis etapas casi a posteriori, es decir, después de un cierto tiempo, cuando he reflexionado sobre ello y de mi intento de hacer una obra que, como un divertimento para mí, fuera lo más fascinante posible, desde el punto de vista de mis distintas fases como ser humano. En cuanto a dónde he querido llegar, debo decir que no tengo demasiadas ambiciones. Mi ilusión, desde muy joven, ha sido la de ser un poeta simplemente, cultivar mi espíritu, vivir la poesía. Y armonizarme con ella. Las cuestiones relativas al éxito literario han sido secundarias para mí, aunque me siento feliz cuando otras personas sienten o piensan que estoy materializando bien mi sueño de ser poeta, es decir, sentir la vida poéticamente.
Desde el inicio hasta ahora, ¿cuánto cambiaste como poeta y en tu
poesía? ¿Eres el poeta que quisiste ser?
Sí, soy el poeta que he querido ser. En cuanto a mis cambiantes etapas he de decir que no soy una mente que se influye a sí misma. He decidido, antes de seguir una línea uniforme temática y retóricamente, modificar mi visión de la realidad y ofrecer modos de acercamiento a mi literatura que mostrara, desde distintos puntos de vista, mi realidad y completara, a través de otras facetas, mi escritura.
También ejerciste la crítica literaria, ¿solías ser muy exigente con el
material que te llegaba o, quizá, preferías buscarle el lado amable, aunque no
te gustara?
El poeta no le da mucha importancia a los premios literarios |
Acabas de publicar Poética,
una joya de obra que consiste en un análisis minucioso y exquisito y, al
mismo tiempo, una honesta y lúcida
reflexión crítica sobre el ser de la poesía. Sin duda, la poesía te seduce no
solo como creador sino como un insaciable investigador de sus orígenes, desarrollo y manifestaciones, ¿qué demandas internas has
satisfecho escribiendo este libro? ¿Cuál fue el compromiso asumido de tu parte?
Podría llevar el título de ¿Qué es la poesía y para qué sirve? Para mí esa pregunta que tanta gente se cuestiona, he querido, al modo culto, responderla desde el ámbito de mis lecturas de crítica literaria y teoría de la literatura, favoritas, quizá un poco alejadas de la poética materialista.
Hay gran cantidad de poetas jóvenes que comparten sus escritos en las
redes sociales y se abren encendidos debates en cuanto a la calidad de sus
obras, ¿tienes alguna postura al respecto?
Confiesa ser el poeta en que quería convertirse |
¿En qué momento alguien se convierte en poeta? ¿Hay requisitos para serlo?
¿Miguel Romaguera se desdobla para ser poeta? ¿Lo separas del ser
humano?
Miguel Romaguera, ciertamente, se desdobla al escribir. Creo, aunque no absolutamente, en la inspiración, aunque la disciplina y el trabajo de corrección y composición también son muy importantes. Pero lo básico y esencial es ese momento en el que entras en una especie de trance o posesión en el que te dejas llevar por una fuerza que te incita a crear. La creación es un proceso difícil de definir pues intervienen en ella muchos factores tanto intelectuales como sensitivos, pero las grandes obras tienen causas misteriosas en el sentido de estar escritas desde enigmáticas fuentes.
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