Ricardo Guadalupe ha logrado la novela que anhelaba escribir. Se tomó su tiempo: investigó con interés, conversó con entendidos y buceó entre libros. Sin embargo, esta búsqueda externa de material para su obra, también lo condujo a emprender un viaje interno, donde volvió a encontrarse con sus yos del pasado, revaluar hechos vividos y rescatar su verdadera esencia. Según el autor, La regeneración de Dios es una obra que le sumió en un hondo proceso terapéutico, el cual trajo consigo una urgente necesidad de evolucionar para poder culminarla.
Por fin lograste
concretar tu sueño de escribir una novela: La
regeneración de Dios, para la cual invertiste muchos años de documentación
e investigación, sin contar el proceso de escritura, y todo para dar forma a un
libro que denominas de ficción urbana. ¿La búsqueda de Abel Soca es, quizá, la
tuya, lidiando con su sombra y su parte luminosa?
Sí, volqué en Abel Soca muchos
aprendizajes de mi propio proceso terapéutico personal. Es una novela de
formación, porque el protagonista va madurando y se va formando a lo largo de
la historia. Pasa de vivir sobreprotegido por su madre a enfrentarse a una
serie de vicisitudes por las que tiene que coger confianza en sí mismo y tomar
decisiones. Conocerá la amistad, el amor, la noche, incluso la intemperie. Y
tiene que enfrentarse a su propia sombra, porque lleva dentro una sombra, un
lado oscuro, por el que es tentado continuamente. Esto en realidad le ocurre a
muchos jóvenes, a mí me ocurría, pero no lo hablaba con nadie. Yo hay muchos
tabús o nudos que he podido resolver gracias a la literatura, porque en los
libros sí que está todo, no así en las conversaciones familiares o con los
amigos. El sexo, el amor, el alcohol… son temas que salen al paso de Abel en la
novela y que he tratado de mostrar en toda su complejidad.
Jamás pensamos, e incluyo a otros escritores y periodistas que conocemos al completo tu repertorio literario, que para este debut en la novela tocaras un tema de naturaleza espiritual, no conocíamos tu inquietud por el autoconocimiento, el propósito de la vida o la lucha contra la oscuridad, ¿son temas que te rompían la cabeza desde hace mucho o quizá tienen que ver con la influencia religiosa de tu abuela, a quien le dedicaste el libro?
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El libro está dedicado a mi madre |
Mi seudónimo está dedicado a mi
abuela, que se llamaba Guadalupe. En cuanto a la novela, está dedicada a mi
madre. Ellas son las dos personas que me criaron, porque a mi abuelo y a mi
padre, por diferentes motivos, no los conocí. Y fue con la muerte de mi abuela,
teniendo yo seis años, cuando empecé a dudar de las explicaciones teológicas
que recibía a las preguntas “¿a dónde vamos, de dónde venimos?”, así que comencé
a darme mis propias explicaciones y concebí un cosmos diferente, más
interconectado, de ideales panteístas. En la novela tiene mucho protagonismo el
símbolo de la espiral, un símbolo de origen celta que representa esa
interconexión de todos los elementos de la Naturaleza. Porque la espiral está
tanto en el macrocosmos como en el microcosmos, está en el movimiento de los
planetas, en la Vía Láctea, y por otro lado está en muchas conchas, en cuernos
e incluso en el ADN. Por eso en la novela hay dos personajes que son
extraterrestres o de otro mundo, porque lo que pasa aquí en la Tierra también
les afecta a ellos. Todo está conectado.
Sé qué para sustentar
las conceptos que desarrollaste acerca del origen de la vida en el planeta
tierra tuviste el asesoramiento de Judith Palacios, tu amiga astrónoma, ¿qué
nuevos conceptos o teorías puso a tu alcance que enriquecieron La regeneración de Dios?
Pues me descubrió, por ejemplo, el
protagonismo que habían tenido los cometas en el origen de la vida en la
Tierra. Yo no sabía que los cometas transportan compuestos químicos precursores
de la vida y que fue la materia orgánica de los cometas la que dio origen a los
seres vivos en la Tierra al caer en grandes cantidades desde los primeros
momentos de la formación de este planeta. Esta hipótesis se llama panspermia. Y
encaja muy bien con la idea panteísta que planteo en la novela sobre un gran
Todo del que formamos parte, un Universo al que llamo Dios.
En los tiempos que
corren proliferan los jóvenes con el perfil de Abel Soca: sobreprotegidos,
mimados o inadaptados, los cuales más temprano que tarde se dan de cara con la realidad y son forzados
por la misma vida a tomar decisiones acerca de su propósito o la misión de su
existencia. No todos tienen un papel tan trascendental como tu protagonista en
sus existencias o, ¿tal vez, sí, según por donde se mire?
En mi opinión, nuestra evolución y
nuestro futuro como especie están en nuestras manos, en las de todos, porque
cada uno de nosotros tiene su parte de responsabilidad. Ahora que está tan de
moda el malismo, en la novela pongo en valor el papel del amor en el proceso de
mejora y perfección de la Naturaleza. Entendido aquí el amor como la
interacción solidaria que se ha dado desde el principio de los tiempos entre
diferentes elementos de la Naturaleza, a nivel micro y macro. Simón, uno de los
personajes de la novela, dice: “¿Por qué no? Claro que sí. Podría
desencadenarse la gran ola humana. No te quepa duda. Si un mero salto al
unísono de todos los chinos puede mover el mundo o, ¡qué coño!, ¿no has oído
que el leve aleteo de una mariposa puede acabar provocando un tornado? Entonces
imagínate el poder que tendríamos los seres humanos si cada uno de nosotros,
todos, supiéramos lo que es el amor”.
Abel en su camino de búsqueda y lucha contra el mal, también posee unos guías, tanto de este mundo como del plano espiritual que le brindan ayuda y protección. Y, esto, aplicado a nuestros casos particulares, también lo vemos o sentimos en nuestras existencias, ¿te ha pasado, por ejemplo, a la hora de escribir tu historia?
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Fronte y Braxo, personajes de la historia |
Sí, en mi caso considero que he
tenido tres maestros, con nombres y apellidos: el terapeuta Ángel Zapata, el
escritor Jesús Ferrero y el filósofo David López. Me ayudaron a entenderme
mejor, a entender el mundo que me rodea y a transmitir las ideas de un modo más
certero. En la novela es Fronte, uno de los extraterrestres, quien guía a Abel
desde la sabiduría. Y además tiene a Braxo, el otro extraterrestre, quien
representa la fuerza y le enseña técnicas de lucha. Para esto último me estudié
toda una enciclopedia de artes marciales que me prestó un amigo policía.
Para documentar tu
novela retornaste al libro El arte de
amar de Erich Fromm. El amor está presente en sus variadas formas en tu
novela. El amor de pareja y el que se da en la amistad, entre otros, ¿llegamos
a amar de verdad alguna vez en la vida? ¿Tu personaje lo consigue?
Erich Fromm venía a decir que el
amor va más allá del enamoramiento inicial. Hay que cuidarlo en el día a día,
con generosidad, respeto y responsabilidad, no dando nada por hecho. Y
afrontando las diferencias, que nos enseñan a conocer mejor al otro e incluso a
nosotros mismos. De los conflictos también se aprende. En resumidas cuentas, el
amor es complejo, aunque a menudo sea tratado de forma superficial en las
canciones, pero podemos llegar a él si le otorgamos un lugar primordial en la
vida, el lugar que se merece. Respecto a Abel, no quiero hacer espóiler, pero
sí puedo decir que vivirá el amor en profundidad.
¿Qué simboliza o
representa el guerrero tribal en la vida de Abel Soca? ¿Es, quizá, su espejo o, tal vez, sus miedos
acechándolo?
Respecto a
cuál es el vínculo de Abel con el guerrero tribal en la novela, de nuevo debo
guardarme la información para no hacer espóiler. En otro ámbito, en el
psicológico, quizás el guerrero podría representar esa sombra que te persigue
hasta que finalmente la haces frente.
¿Esta historia viene con una moraleja muy bien pensada o no hubo intención alguna al respecto?
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Reconoce que en el libro hay un proceso terapéutico personal |
Reconozco que he pretendido con la
novela influir para bien, que el viaje por su lectura dejara poso y una forma
más gozosa de ver la vida. Por eso le he dedicado años, para cuidar cada frase
y que las emociones y sentimientos calaran. No todo el mundo conectará, pero
quien conecte con ella estoy seguro de que la disfrutará y mucho. Almudena
Grandes, homenajeando a Robinson Crusoe, decía que una novela es como una isla
desierta que espera algún naufrago que con suerte la colonice y la haga suya.
¿El título fue idea tuya? ¿Cómo se te ocurrió?
Tiene que ver con la trama, porque
en el concepto que plantea sobre el Todo, sobre el Universo entero, eso que en
la novela llamo Dios, todo está interconectado; y para que evolucione es
necesario que aquí también evolucionemos. Y aquí viene la explicación de que la
novela se titule La regeneración de Dios. Resulta que Dios, el Todo, ha
ido, regeneración tras regeneración, evolucionando a mejor; de manera que
estaríamos inmersos, desde lo que conocemos como el Big Bang, en la última
regeneración de Dios. Pero, tras cada regeneración, los desechos han ido
conformando un antagonista, la Nada, que para bloquear esta última regeneración
ha introducido un virus, unos bloqueadores, aquí, en la Tierra. Así que en la
novela se está decidiendo aquí en la Tierra la evolución y regeneración del
Todo.
¿Qué hay en ti ahora de
ese muchacho que participó en un concurso literario con un relato y que de
repente se vio inmerso en el ambiente literario?
Aquello fue el inicio de un largo
camino de formación que incluyó la publicación de tres libros. El primero de
recursos estilísticos (Palabras literarias), el segundo de aforismos (Frases
en el muro) y el tercero de narrativa (Relatos con abrelatas).
Durante esos años fui narrador oral como persona-libro, colaborador en un
programa de radio, redactor de discursos políticos, profesor de escritura
creativa y hasta patafísico. Finalmente tengo en mis manos la novela que tiró
de mí desde el principio, La regeneración de Dios. Sí, en la novela los
personajes tienen que evolucionar y yo mismo tuve que hacerlo para terminarla.
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Si desean saber más del autor o su obra pueden pinchar aquí: https://editorialgusanillo.es/producto/la-regeneracion-de-dios/ https://www.instagram.com/ricardoguadalup/ https://x.com/RicardoGuadalup |
Gracias Elga, con esta entrevista has conseguido que el libro se convierta en otro objeto: en un espejo de mí mismo. Un abrazo
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