Su capacidad para la ficción lo
ha llevado a concebir una novela histórica creíble y amena. Sin embargo el
autor aclara que para lograr algo así es fundamental poseer cierta cultura y un
adecuado manejo del lenguaje. He ahí el secreto de su éxito. Nos estamos
refiriendo al escritor Francisco Núñez Roldán que hace muy poco se acaba de
alzar con el XVIII Premio de Novela Ciudad de Badajoz con su novela Jaque al peón (Algaida Editores).
Obtener el reconocimiento por lo
que se hace, y en su caso por escribir, es satisfactorio, pero ¿qué demanda o
ha exigido alzarse con el XVIII Premio de Novela Ciudad de Badajoz y aceptarlo?
Sobre todo la responsabilidad de
que la editorial confía en mí. Ver que el trabajo ha tenido un mérito, o, por
lo menos un éxito significativo, me conduce a seguir escribiendo, a continuar
esforzándome. Es un incentivo muy grande para mi labor literaria. Pero cada
novela tiene que ganarse la vida, hacerse su camino. Hay que pensar que cada
obra va a necesitar un apoyo, un empuje. Por lo tanto, un premio ayuda, pero no
lo es todo.
Con esta obra obtuvo el Premio Luis Berenguer (1995) |
¿Ganando un premio literario se tiene bastante avanzada una carrera
literaria? Lo pregunto porque también obtuvo antes otros de gran importancia
Es un error pensar así. Salvo que
tengas un novio (a) dueño (a) de una editorial. Entonces, sí.
Es escritor e historiador, ¿de qué manera vincula y compatibiliza
dichas actividades? Si se viese obligado
a escoger alguna de ellas ¿con cuál se quedaría?
Es muy complicado. Es como cuando
le preguntaron a Borges que escogiera entre Góngora y Quevedo, y él respondió:
“¿Por qué no me puedo quedar con los dos”. Igual me pasa. El campo de la historia no la entendería sin
una formación lingüística. Si uno quiere hacer este tipo de novela hay que tener cierta cultura histórica y un
elevado dominio del lenguaje. Se complementan. No podría quedarme solo con una.
¿Cuándo aparece su vocación de escritor
y cómo se preparó a ejercerla?
Empecé a escribir tarde. O mejor dicho mi vocación se frustró a
temprana edad. Más tarde, la retomé pero
haciendo traducciones. Inicié este camino con un libro sobre el Siglo de Oro de
la Lírica Inglesa.
¿Conserva el primer texto que escribió? ¿Recuerda sobre qué fue?
Lamentablemente no, pero fue una
novela negra. Tendría unos 11 años cuando la escribí y un cura sorprendió a un
compañero leyéndola apasionado en plena formación. La obra se llamaba El Castillo de Montenegro. Estaba
escrita en un cuaderno, y abarcaba unas 12 o 13 páginas. Era la típica historia
donde al final sabes que el asesino es el cocinero (risas). A esa edad tienes
derecho a cometer todas las equivocaciones que quieras…
Con este libro quedó finalista en el XXIX Premio de Novela Ateneo de Sevilla |
La poesía juega un papel muy importante en su vida, ¿qué le proporciona?
La poesía me aporta el atletismo,
la musculación del lenguaje. La practico poco, pero la leo mucho. La prosa debe
tener melodía tal como la poesía. No debe ser solo patrimonio de esta. Una
prosa sin musicalidad es aburrida y fea.
Entonces, ¿los escritores deberían empezar escribiendo poesía? Sería lo
recomendable ¿no?
Suele ser así, raramente quien
hace prosa no ha hecho antes poesía. Casi todos hemos escrito algún poema en
nuestra juventud. Como es corta y en teoría, sencilla, la mayoría empieza por
ahí. Pero muy pocos pueden decir que empezaron haciendo prosa. Demanda mucho
tiempo y esfuerzo.
Por otro lado, hay que ser
sinceros, la poesía no da dinero y la narrativa da algo. Y en ese sentido,
somos gente material, y preferimos como es lógico contarle al mundo nuestras
historias en prosa.
En ese sentido, es uno de los miembros fundadores del grupo poético
Cuadernos de Roldán, ¿con qué fin en concreto se reunieron teniendo en cuenta
que abundan las agrupaciones de este tipo? ¿Cuán diferente es de las otras?
¿Verdad que hay muchos
poetas? Son como setas (risas). No es un
grupo poético como tal. Nos reunimos cada cierto tiempo en una taberna para
charlar de todo un poco, y no necesariamente de poesía. Solemos publicar un
cuaderno de poemas con cierta periodicidad, pero no somos tan literarios como
parece. La diferencia radica en que nos reunimos por el puro placer de
compartir nuestras vivencias tomando como punto de partida la literatura.
Usted se divierte mucho en clase dictando clase, ¿no es así?
Mucho. Me gusta hacerlo. Aplico
lo que se hoy se denomina la transversalidad. Siempre la he aplicado, por lo
que no me resulta nada novedoso. Les muestro otras formas de ver y entender la
vida, y eso hace que amplíen sus criterios y sean más tolerantes.
Premio de Novela Picaresca Diablo Cojuelo |
E incluso hemos encontrado intervenciones suyas muy polémicas, ¿es
consciente que le pueden ocasionar problemas?
¿Qué le voy a hacer? Es
inevitable.
¿Es complicado enseñar en estos tiempos? ¿Los alumnos están interesados
en aprender?
En España prima un criterio erróneo
entre los jóvenes: que tienen todos los derechos pero pocas obligaciones. Eso
crea conflictos, indudablemente. En ese sentido, la excelencia es algo que
habrá que buscarla. No está en boga en la actualidad. Va a requerir trabajo y
tiempo.
¿Escribe sobre historia porque quizá es una manera de hallar respuestas
a sucesos inexplicables? Es decir una forma de jugar a ser el que logró explicar el misterio o rellenar
el vacío, ¿lo considera así?
Para entender el presente de cualquier
colectivo es importante conocer su pasado. Debe conocerse la historia. Hay que
ir siempre al génesis para hallar las respuestas. No existe otra forma de
hacerlo.
Sobre su novela Jaque al peón
¿qué lo condujo a seguir adentrándose aún más en la vida de Felipe II?
¿Por qué le resulta tan atractivo este personaje?
La lectura de unos libros
antiguos que tengo en casa me fue involucrando en la vida de Felipe II, y a
medida que avanzaba en su historia, me fue impresionando su minuciosidad y
tesón. Fue un gran estratega, y prácticamente tuvo que luchar solo contra el
mundo. Allí su mérito. Fue un personaje que echó mano de los recursos a su
alcance para defender su derecho a reinar. Sin embargo, la historia o quienes
contaron la suya fueron duros e injustos con él. Por otro lado, es inaceptable
juzgarlo con cánones de esta época. Es vital verlo en su contexto histórico.
Geoffrey Parker en su libro de
mil 600 páginas sobre Felipe II ha
logrado reivindicarlo. Tanto así que lo concibe como un monarca ejemplar.
Premio Corpus Barga de Narrativa Juvenil 2007 |
En su novela se entremezcla el amor con política, pues Cristóbal de Moura
mientras cumple con su misión tiene que lidiar con un amor apasionado y
prohibido, situación compleja y complicada, ¿no cree? ¿Fácil de caer en la distracción cuando está
de por medio una mujer?
En todos los tiempos ha ocurrido y supongo seguirá
ocurriendo (risas).Justamente esos ingredientes dan forma a la novela. En especial el amor clandestino de Cristóbal de Moura, que incluso el mismo Felipe II se lo prohíbe. Gracias a ese sentimiento
es que me fue posible armar la novela.
¿Le fue sencillo equilibrar la realidad con la ficción? ¿Cuánto tiempo de
investigación le demandó tener lo necesario para escribir la novela?
Es fundamental darle la
suficiente carga de fantasía a la historia. Contarla bien. Hacerla creíble. Eso
se consigue trabajando y me demandó un poco más de dos años. Hice mucho acopio
de información, visité bibliotecas y me empapé de datos de la época. Por eso
pude construir adecuadamente la historia, de lo contrario, hubiese sido tan
solo un ensayo histórico.
Pero a usted no le satisface solo la recolección de datos sino que hace
una especie de trabajo de campo recorriendo los lugares donde han acontecido
los hechos que usted narra ¿En qué momento lo hace, después de conseguido los
datos, o poco antes de comenzar a redactar?
Primero me leí toda la
documentación a mi alcance, además de la biografía de Cristóbal de Moura, la
única que existe debo decirlo, y luego con la novela ya concebida en mi cabeza
fui a patearme los lugares donde se sucedieron los acontecimientos. Con todo
claro, inicié el trabajo literario como tal.
Con la autora de la nota |
El lenguaje es muy importante en una historia, ¿por qué dejó de lado el
de ese contexto y optó por otro más actual? ¿Esto no le resta credibilidad?
Para hacerlo entendible y creíble
tuve que darle ese barniz arcaico sin serlo realmente. Si me hubiese ceñido al
lenguaje de esa época hubiese sido duro y oscuro de leer. Busqué el equilibrio,
y creo que lo logré.
Es cierto que a estas alturas, los lectores saben que van a ser
engañados y que les gusta que lo hagan, pero bien. No todos saben mentir con
clase y credibilidad, ¿cree que lo ha logrado?
Me gustaría haberlo hecho bien. Quienes
lean la novela podrán decir si lo conseguí o no. Hay que contar mentiras que
parezcan verdad.
A usted que le gusta leer tanto como viajar, ¿qué enriquece más la vida
de una persona lo uno o lo otro?
Las lecturas sin viaje no te dan
una visión clara del mundo, y viceversa. Como no tengas un conocimiento previo
pueden resultar engañosos. Y por otro lado, no todos ven lo mismo, hay
diferentes criterios sobre, por ejemplo, un paisaje o el pasaje de una
historia. Sin embargo, juntos y complementándose incrementan nuestra riqueza
espiritual.
Parafraseando al poeta Fernando
Pessoa puedo decir: “Los clásicos nunca me han hablado de amaneceres, pero gracias
a los clásicos he aprendido a ver los amaneceres”.
Qué buena entrevista, Elga. Además, también coincido en lo de que empecé en mi juventud con la poesía. Enhorabuena y felicitar a Francisco Núñez con quien tengo también una entrevista pendiente. Saludos.
ResponderEliminarGracias, Ginés. Tus palabras siempre son gran incentivo para mí. Dale mis saludos cuando lo veas. Muchos cariños.
ResponderEliminarMe gusta el título de la novela, que debe ser todo un gimnasio lingüístico :-)
ResponderEliminarUn abrazo
Me gusta la entrevista!! Y también este género, me ha encantado lo de "Es fundamental darle la suficiente carga de fantasía a la historia" He visto otra entrevista muy interesante aquí, dejo el enlace para que la veáis: http://olelibros.es/entrevista-francisco-nunez-roldan-premio-de-novela-ciudad-de-badajoz-por-jaque-al-peon/
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