Es un hombre que vive agradecido
de sus fracasos porque le condujeron al éxito y que cree firmemente en el karma
mas no en la buena suerte, ese es el presentador de televisión y escritor
Christian Gálvez, quien incursiona en la novela histórica con su obra Matar a Leonardo da Vinci, donde nos descubre
a otro Leonardo: el ser humano que fue capaz de superar sus limitaciones y
hacerse a sí mismo.
Su vida está ligada al mundo del espectáculo, por tanto, ha
desarrollado diversas actividades artísticas a lo largo de su trayectoria
profesional, y valga decirlo con mucho éxito, e incluso ya había publicado
otras obras, ¿qué le conduce a escribir?
¿Este es el medio que le faltaba para completar su rol de comunicador?
Esta es mi primera novela
histórica, pero ya es mi cuarto libro, el primero se debió a una apuesta con un
compañero en la etapa en que estaba en el programa Caiga quien caiga. Apostamos a ver si éramos capaces de publicar un
libro con todas nuestras anécdotas, de esas cosas que no salían por televisión.
Como lo que sucedía en un reportaje de tres minutos, donde para ello tenías que
rodar 14 horas y hacer un viaje de 15 mil kilómetros. Tuvimos mucho éxito, y en
ese sentido ya me había picado la curiosidad y como defiendo siempre, la
curiosidad es la primera cualidad de un genio, como es el caso de Leonardo da
Vinci. A partir de ahí escribía por encargos. El último libro que publiqué fue Tienes talento, una obra sobre coaching y Leonardo. En ese momento,
supe que tenía que escribir sobre él. Me
impuse la idea y es en este libro donde tuve libertad para todo. Fue la primera
vez que escribí con verdadera pasión.
Asegura que el mejor taller de escritura es la lectura |
¿Se preparó para ser escritor?
No tuve ninguna preparación. Yo
creo que el mejor taller es la lectura. Y si tienes verdad y pasión para narrar
una historia es más fácil. Pero tampoco me formé para salir en televisión. Yo
estudié magisterio. Son las cosas en las
que me veo equiparado, y esto puede sonar a prepotencia, pero creo que la
autoformación y la pasión son dos elementos fundamentales en la educación de
cualquier persona. Y no me refiero solamente la reglada. Cuando tienes respeto
por ti, respeto por las cosas que haces, y respeto por aquella persona que va a
consumir el producto que vas a vender, ya tienes mucho camino avanzado
De una manera u otra, vuelve a la enseñanza, ¿no es así?
Ahora que estoy en Pasapalabra enseño como me hubiese
gustado que me enseñaran. La cultura y el entretenimiento no son temas que
debieran estar desligados, se puede disfrutar enseñando y aprendiendo.
Ahora aparece en escena con una
novela sobre Leonardo da Vinci, ¿qué
aspectos inéditos de su personalidad y de su vida, en general, nos revela sobre
él?
Después de cinco años de investigación
le quito la coraza de genio, que es una palabra que tiene una perspectiva de
500 años. Sus coetáneos nunca le vieron así. Nos han contado tantas cosas de Leonardo
que por eso siempre digo que la mejor manera de conocer a alguien es leerlo y
no leer sobre él. Eso pasa con Leonardo. Lo que lo hace brillante es, creo yo,
sus fracasos. Conocemos sus obras maestras, sus éxitos, pero no se conoce al
hombre de verdad. Leonardo era ilegítimo, iletrado, disléxico, bipolar, con déficit
de atención, y a pesar de todo esto, fue una de las mentes más brillantes. Lo
bonito de Leonardo es que fue un hombre que se hizo a sí mismo.
¿En qué momento nace su afición, o mejor sería decir, su pasión por
Leonardo da Vinci? ¿Cuál fue el hecho o
situación que le motivó a investigar sobre él o entregar parte de su tiempo en
su búsqueda?
Te diré que fue una situación muy
especial. Se dio en Santa María de las Gracias (Milán). No tenía cupo para
visitar al cenáculo, donde se halla La
última cena, pero llegué a entrar gracias a un grupo de niños con Síndrome
de Down. Fue una experiencia kármica.
Una apuesta lo condujo a escribir |
¿Por qué dice eso?
Creo que todo lo que haces, bueno
o malo, se ve recompensado.
¿De veras?
Absolutamente. No creo en la
suerte pero sí en las buenas acciones.
¿Cuánto invierte en revisar
bibliografía y en el trabajo de campo, por decirlo de alguna forma?
¡Mucho tiempo! He vivido a
caballo entre Madrid y La
Toscana. Cierta gente piensa que cuando me traslado es para
pasarlo bien. Me voy a currar. Sobre todo para conocer los itinerarios que se
describen de la Florencia
del siglo XV. Para situarte es ese entonces, debes conocer la Florencia actual; tienes
que estar allí y vivirlo.
¿Qué diferencias sustanciales ha encontrado entre preparar material para
sus conferencias y recopilar información para su novela? ¿Es riguroso y
exhaustivo en ambos casos?
Hay una diferencia entre el ídolo
y el referente. El ídolo no tiene fallos. Se supone que no los tiene, y si existen
se los tapas. El referente tiene fallos y,
sin embargo, le admiras o le amas. Es una relación de pareja. Como cuando
dices: “Te amo a pesar de ellos, y acepto estar contigo en este viaje que es la
vida”. Yo quiero a Leonardo con sus fallos.
¿Cuánto tiempo ha invertido en investigar y redactar su novela? ¿En qué
momento lo hacía teniendo en cuenta sus compromisos laborales en la televisión,
con su productora, entre otras actividades?
Hay mucho de perseverancia,
sacrificio y pasión. Hago lo que me encanta, y la gente lo podrá ver y respirar
en cada página. Lógicamente tengo que dejar de lado algunas cosas. La
televisión me demanda muchas horas. Mi mujer quiere que me ocupe de ella. Leonardo me emplea ‘mogollón’ de tiempo.
Tengo que sacrificar otras cosas. No recuerdo la última vez que salí a tomar
unos tragos por la noche. Prefiero esto, no porque sea ‘cultureta’, sino porque
generalmente escribo por las noches, y ya te digo, es algo que me apasiona.
Con Pasalabra ha hallado una forma divertida de enseñar Foto cortesía: 20 minutos |
¿En su investigación hubo algún hecho o personaje que le impresionó
descubrir?
He descubierto a través de la
investigación que hay dos tipos de inteligencia cuando se trata de las grandes
mentes de la historia de la humanidad. Están la inteligencia expansiva y la concentrada.
Sus máximos exponentes son Leonardo y Miguel Ángel respectivamente. ¿Cual de
ellas es la mejor? Ninguna. Las dos son
válidas. Mientras Miguel Ángel sabe de muchas cosas y se concentra en una, como
cuando, por ejemplo, exalta la fortaleza en el David; la inteligencia expansiva de Leonardo busca
la sincronía de los elementos, por eso, estudiaba los movimientos de las olas
para expresarlo en la forma y caída de los cabellos de sus personajes. Yo me
decanto por la expansiva, aunque resalto la concentrada, porque es también una buena
forma para alcanzar logros. Ahí ves a
Miguel Ángel.
¿Fue sencillo escribir la novela? ¿Cómo planteó su redacción?
A la hora de enfrentarte a
un referente y no a un ídolo es, qué no voy a contar Creo que la mejor
manera de expresar a mi Leonardo es mediante una novela. A través de un mundo
ficticio inspirado en hechos reales.
¿Ha respetado el marco histórico? ¿Cuál ha sido el tratamiento que le
ha dado? ¿Más ficción que realidad o viceversa? O quizá, ¿se ha permitido una
serie de licencias?
Me he tomado alguna licencia en
cuanto a que soy consumidor de literatura histórica. Entonces me gusta pensar
que quienes consumen este tipo de obra son gente exigente y siempre busca
aprender algo. Leonardo no es un personaje, es una persona que nació y murió en
fechas precisas, por lo que no se puede forzar nada.
Una obra que le dio muchas satisfacciones |
En estos tiempos que corren
¿cuál es valor que se le da al talento y la autoformación?
Desgraciadamente hace 500 años
Leonardo fue también una victima de la fuga de cerebros. Vivió 67 años y a los
64 parte a Francia a la corte de Francisco I. Y allí es donde, por primera vez
es tratado como un genio, como un gran maestro de la historia del arte. Hasta
ese momento no lo habían tratado así. Como ves, tuvo que salir de su país para
ser reconocido y ahora pasa lo mismo. La fuga de cerebros es una obligación y
no una opción. Recuerdo en la época de estudiante cuando me decían mis padres “estudia
una carrera porque tendrás el futuro asegurado”. Finalmente, nos hemos dado cuenta que era una
mentira; no es una vergüenza, pero tener
una carrera no te asegura absolutamente nada.
Poco o nada ha cambiado el pensamiento y la conducta humana, en otras
palabras, la sociedad, ¿estamos muy lejos aún de mejorar en todo sentido?
Mucho. Hablemos de nuestro país,
la multidisciplina no está aceptada. Nos hace falta el renacimiento de las
ideas. Esa vieja manera de pensar de que un fotógrafo pueda pintar o que un
presentador pueda escribir una novela, o que un exdeportista, que se ha
retirado a los 33 años, pueda dedicarse a otra cosa. A esa edad no puede jubilarse
ni él ni nadie. Estamos acostumbrados a aquello de que ‘tal persona hace eso y no puede hacer otra cosa’. Yo creo que
pasamos muchas horas criticando y limitando a los demás. Desperdiciamos ese
tiempo y esa energía en otros por no pensar en nosotros mismos.
¿La gente ha criticado su incursión en la literatura?
Dentro de la literatura me
consideran advenedizo, es decir, que saco provecho de mi situación. En todo
caso si es así, me aprovecho de mi tiempo, de mi pasión. Y si alguien me puede
echar en cara de que me estoy aprovechando de algo o de alguien, ese es
Leonardo que en paz descanse. ¿Por qué no puedo escribir? El que tiene la última palabra es el lector.
Él será, al fin de cuentas, quien me
dirá si lo he respetado como tal. Porque como presentador de televisión, me
aprueba pulsando un botón u otro. Sé que hay, y no te digo
nombres, quienes han criticado a los escritores mediáticos. Si estamos, ¿no será porque el público es quien demanda este tipo
de escritores? En cuanto a mí, si he llegado a publicar el cuarto libro por algo será.
¿Quieres que te diga lo que en
verdad siento? Me resbala absolutamente. Siempre digo que los profesionales de
la literatura o no antes de perder el tiempo
criticando sin tomarse el mínimo esfuerzo de leer la novela, deberían estar
pensando en la siguiente trama de su obra.
Según sus investigaciones, ¿cómo era Leonardo? ¿Dónde radicaba
realmente su genialidad?
Yo antes que genio, lo veo como un gran hombre.
Destaco en él su observación, curiosidad, pasión y perseverancia. Nos han
enseñado de Leonardo solo sus éxitos y
no sus fracasos. Él aprendió de los suyos. Por esa razón, deberían enseñarnos el arte del fracaso. El
arte del aprendizaje.
Pero duele mucho fracasar, Christian…
Porque nos han enseñado que
fracasar es malo. Yo aprendí de él, cuando años atrás tuve que dejar la
televisión, después de ganar premios, y
tener eso que llaman éxito. De repente
llegó un día en que nadie me llamó. Hasta ese entonces, pensaba que tenía el futuro asegurado, y tuve
que cambiar de vida. Nos tienen que enseñar los fracasos. No son malos. Tampoco
el irse fuera. En los países nórdicos, y en otros tantos, el hecho de que salgas
a trabajar al extranjero es sinónimo de éxito porque la gente da por hecho que
vas a triunfar. Salen en busca de sus
sueños, luchan por ellos. Sin embargo, en España solo el 20 por ciento está
dispuesto a irse. Lo contrario ocurre en
Estados Unidos donde un 80 por ciento de su gente se desplaza de costa a costa
con tal de conseguir su sueño. Nos sacan muchos años de ventaja. Y
únicamente tienen 300
¿Considera que alguien como Leonardo da Vinci sería aceptado en este
siglo?
Lo extraordinario es peligroso.
Leonardo sería un incomprendido.
Si tuviera la oportunidad de viajar al pasado y hablar con Leonardo,
¿qué le preguntaría y qué le contaría sobre nuestro mundo?
De contarle nada. Le diría: ¡Lo
conseguimos! Volamos. Tú fuiste el primero en hacerlo. Volaste con la
imaginación.
¿Con qué sueña, Christian?
Yo vivo mis sueños.
"si volviera a nacer repetiría todo de igual forma porque así es como conseguí a mi mujer". Romántico. Y merecido, Almudena Cid, sin conocerla, me parece una mujer extraordinaria.
ResponderEliminarFelicidades como siempre, Elga.
Gracias, Ricardo. Celebro que te haya gustado. Un abrazo.
ResponderEliminarPreciosa entrevista.Enhorabuena!!
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario. Saludos.
ResponderEliminarEnhorabuena !! Querida Elga
ResponderEliminarCelebro que haya sido de tu agrado. Muchas gracias. Saludos.
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